Texto: Mónica Alonso Ruiz
Fotos: Luis Abad y Pilar Muñiz
Fotos: Luis Abad y Pilar Muñiz
Este artículo se publicó en la revista AcuSub nº 167 www.acusub.net
La Madre Naturaleza nos muestra
sus bellezas de una manera sorpresiva y espectacular. El buceo con escafandra
autónoma nos ha permitido disfrutar de la biodiversidad marina, y también de la
parte de la belleza sumergida que nos era ajena antes de que el hombre pudiera
bucear, resultando que la sumergida es
quizá más impresionante que la emergida, por el variadísimo catálogo de colores
y formas que nos encontramos bajo el agua. Y cuando hacemos alusión al mundo
del color y de las formas del mundo subacuático siempre nos acordamos de los
camaleones del mar, los opistobranquios, con sus variadísimas formas y colores:
es como si el mar hubiera querido sembrar sus fondos de coloridos tesoros para
el disfrute de los humanos curiosos. En el mar nada es lo que parece, todos los
organismos juegan a algo: mientras que algunos se muestran ostentosos, con su
riqueza colorida, otros juegan al disimulo.
Opistobranquios y nudibranquios
Primeramente vamos a aclarar la diferencia
ente babosas de mar u opistobranquios y los nudibranquios, dado que entre los
buceadores no siempre está muy claro. Pues es muy sencillo, las babosas de mar
u opistobranquios son un grupo amplio de más de 5000 especies, dentro de los
cuales están los nudibranquios, con cerca de unas 2000 especies, siendo el
grupo más evolucionado.
El nombre de opistobranquio deriva
del griego ophisten, que significa detrás, por lo que un opistobranquio es
un animal con las branquias hacia atrás. Estos animales tienen la
característica de que tan solo algunos de ellos han conservado la concha típica
de los moluscos (y si la conservan es muy reducida), tienen colores y formas
llamativas, y su tamaño no suele ser muy grande.
La palabra nudibranquio es muy
conocida entre los buceadores y seguro que todos sabemos que significa “branquias desnudas”.
Unas nociones de su anatomía
En cuanto a la anatomía de los
opistobranquios, la variedad de formas y colores son su característica
principal. Sin embargo presentan órganos comunes a casi todas las especies que
nos permiten identificarlos: los “rinóforos”
(o “cuernecitos”) con función sensitiva, junto a la cabeza; la boca, en la parte delantera del animal,
que a veces presenta tentáculos orales;
el manto o masa principal del animal; la “corona
branquial” (o “penacho”) en la parte trasera; el pie o parte trasera del
manto; y los “cerata” (o
“pelillos”), que sobresalen del manto y que tienen función respiratoria,
defensiva y que también son extensiones del sistema digestivo.
Las estrategias defensivas
Una de las características de
estos moluscos, y que los diferencia significativamente de los moluscos
tradicionales, es la ausencia más o menos total de concha protectora, y cuando
la tienen, es interna y está recubierta de tejido. Perder la concha defensora
presenta inconvenientes: en principio son más vulnerables. Y sin embargo estos
maravillosos seres han convertido nudismo en un arte, o lo que es lo mismo,
presentan su piel desnuda pero decorada de manera artística y colorida, con el
objetivo último de no ser depredados. Este arte que tienen, les permite una
segunda función, la de ser las estrellas de los fotógrafos marinos. Quizá no es
una función muy biológica, pero sí curiosa y entretenida.
En el juego del disimulo y de la
apariencia equívoca las babosas marinas u opistobranquios son sin duda unas
estrellas. El nombre de babosa nos recuerda a algún ser arrastrado y con poco
glamour: nada más lejos de la realidad. Estas estrellas de la fotografía
subacuática son muy ciertamente ambiguas: o colores llamativos, sorprendentes,
o bien mimetismo y camuflaje. O me exhibo o me escondo…o soy lo que soy, o
aparento ser otra cosa.
El camuflaje es la primera de las técnicas que utiliza un ser desnudo
para no ser depredado. Hacerse invisible adoptando la forma y el color de los
que te rodea es una táctica muy frecuente en la naturaleza, y se denomina coloración críptica. Los
opistobranquios comen de todo, desde algas, esponjas a anémonas, corales
blandos, ascidias, etc. Las especies suelen ser muy selectivas en cuanto a su
alimentación e incluso pueden alimentarse solo de una sola especie. Muchos
nudibranquios se alimentan de esponjas o briozoos, a veces de coloridos
llamativos, y como viven literalmente encima de su alimento, pues adquieren los
pigmentos del mismo, resultando un aspecto exterior muy similar, también
llamativo. Algunos se alimentan de algas verdes (como Elysia viridis, que recoge los cloroplastos que incluso utiliza con
funciones fotosintéticas para obtener una fuente de alimento alternativa) y así
pasa a tener el mismo color verde del alga.
Otra forma radicalmente diferente
de defensa es la coloración de
advertencia, llamada aposemática,
con colores muy llamativos, que indican al posible depredador que el animal es
venenoso. Se llegó a pensar que estos colores tenían alguna función de llamar
la atención con objetivo reproductivo, pero no es el caso, dado que los
opistobranquios no pueden ver los colores: sus sensores situados en los
rinóforos son detectores químicos o de presión y no ojos. Y en esta forma hay
dos variantes, los opistobranquios que no son tóxicos y que intentan engañar a
los depredadores adoptando los colores de una especie venenosa, en lo que se
denomina mimetismo batesiano, y los
que lo son realmente y esto ocurre cuando especies tóxicas que tienen colores
diferentes evolucionan hacia el mismo color, para facilitar al depredador la
identificación de la presa tóxica, en lo que se denomina mimetismo mulleriano.
En algunos casos muchas de las presas
de las que se alimentan son tóxicas, y pueden utilizar los metabolitos tóxicos
de sus presas para defenderse. Es el caso de los nudibranquios que se alimentan
de cnidarios (pólipos, hidrozoos, anémonas) y que al comer sus células
urticantes (los cnidocitos) sin sufrir daño alguno, los transfieren a las
cerata (los pelillos que tienen los aeólidos) usándolos como mecanismo propio
de defensa. Otros, menos tóxicos, adquieren sustancias tóxicas de las esponjas
que comen y las acumulan en el manto, y otros incluso son capaces de segregar
sustancias por la presencia de glándulas tóxicas en su manto, incluso algunas
especies son capaces de segregar ácido sulfúrico. La presencia de color de
advertencia en estos casos está bien justificada.
La reproducción
Pues si estamos sorprendidos por
la variedad de formas y colores, y por lo que ello representa en cuanto a
estrategias de defensa, otros aspectos también son interesantes, como el caso
de su reproducción. Todos estos animales son hermafroditas pues poseen estructuras
reproductoras masculinas y femeninas, aunque no son capaces de autofecundarse:
necesitan una pareja, e incluso forman cadenas de individuos reproduciéndose. En
general tienen el aparato reproductivo a la derecha del cuerpo, por lo que
durante la cópula un individuo une su lado derecho con el mismo lado de otro
individuo. el resultado de la fecundación es la puesta de muchos huevos, y
curiosamente también con formas y colores muy variados.
Dada su ausencia de ojos, sus
receptores químicos permiten la identificación de los otros individuos como de
la misma especie o no, y así saber si son individuos compatibles para
reproducirse o no.
Algunas babosas de mar
Finalmente vamos a describir
algunos tipos de babosas de mar, para poder identificarlas más fácilmente en la
inmersión.
Las liebres de mar o anaspideos son un grupo bastante homogéneo de
especies, donde podemos encontrar las de mayor tamaño, que llegan a alcanzar
los 40 cm. Reciben ese nombre por el gran desarrollo, a modo de orejas, de dos
de sus cuatros aprendices cefálicos, presentes en su cabeza, claramente
diferenciada del resto del cuerpo. Presentan también dos “alas laterales” o
parapodios, que son extensiones del manto, y que pueden extender o recoger en
torno a su atrofiada concha interna. Bajo los parapodios se encuentran las
branquias, por lo que este tipo de animales no presenta “penacho” branquial.
Las liebres de mar son herbívoras y se alimentan de algas y fanerógamas marinas. En nuestros mares podemos observar
fácilmente tres especies Aplysia
punctata, Aplysia fasciata y Aplysia
dactylomela, esta última más frecuente en el Atlántico y que podemos verla
en Canarias. Su forma de desplazamiento se realiza mediante el deslizamiento
sobre su pie musculado, y algunas de ellas son capaces de “nadar” torpemente
pequeñas distancias cuando se las intimida. Como curiosidad se puede citar que
estos animales poseen un sistema de defensa mediante la expulsión de “tinta”,
cuya función es como la del pulpo, proporciona una pantalla líquida para que el
animal pueda escapar rápidamente cuando es atacado.
Los sacoglossa son un grupo de opistobranquios muy curioso. Son
también, en general, herbívoros y su rádula (o lengua raspadora de los
moluscos) termina en un saco ciego, de ahí el nombre de este orden. Algunos
usan la rádula en forma de estilete para poder absorber las células de las
algas, por eso se les llama también chupadores de savia o sap-sucking. Son
animales pequeños, que raramente superan los 3 cm, por lo que pasan
generalmente desapercibidos al buceador. Su coloración es generalmente verdosa,
debido a que la mayoría de ellos son capaces de ingerir los cloroplastos (los
órganos celulares encargados de la función clorofílica) de las algas de las que
se alimentan, los cuales los depositan en su organismo. Una vez en el cuerpo
del “ladrón” (a este fenómeno se le denomina cleptoplastia), los cloroplastos
se cree que siguen funcionando y haciendo la fotosíntesis. Se han realizado
experimentos con estos animales (con Elysia
viridis) y los ejemplares situados a oscuras pierden peso muy rápidamente.
Por esta capacidad de utilizar la energía del sol para alimentarse a los
sacoglossa también se les llama babosas de mar solares. En nuestros mares la
especie más frecuente de ver es Elysia
timida sobre fondos ricos de algas verdes, a poca profundidad.
Elysia timida, un sacoglosso habitual en las zonas de algas. De muy pequeño tamaño, esta Elysia timida apenas mide 1 cm. Fotografiada en aguas murcianas. Su zona dorsal, en la que este animal sitúa los cloroplastos que extrae de las algas de las que se alimenta.
Foto: Luis Abad
Los notaspideos tienen, en general el cuerpo masivo y forma ovoidal.
También se les llama babosas con las branquias laterales (pleurobrancaceos =
branquia a un lado), pues las tiene al lado derecho de su cuerpo, y no son
visibles. Casi todos tienen concha, en algunas especies es externa, en forma de
concha de lapa, pero en la mayor parte es interna y de forma oval. En algunos
la concha está ausente. Son animales de tamaño mediano a grande, pudiendo
superar los 15 cm. Poseen una rádula robusta con la que comen otros invertebrados,
como esponjas o ascidias. Muchas especies son capaces de liberar sustancias
ácidas a partir de glándulas del manto cuando son molestadas por algún
depredador. En el Mediterráneo es posible encontrar a Pleurobranchus forskali,
que no es propio de este mar, y que ha penetrado en el mismo por el Canal de
Suez. Tylodina perversa, de color
amarillo, y con la concha vista, a modo de gorrito chino, es el representante
más conocido en el Mediterráneo.
El notaspideo Pleurobranchus forskali, presente en aguas mediterráneas tras su entrada por el Canal de Suez como especie invasora.
Foto: Luis Abad
Tylodina perversa, el notaspideo más conocido. Lo más curioso de este
animal es su concha externa, situada en su parte superior y con forma de
“gorrito chino”. Siempre asociado a la esponja Aplysina aerophoba, de la que se alimenta y de la que obtiene el
pigmento corporal que se denomina uranidina. De esta esponaj también obtiene
diversos alcaloides defensivos que son expulsados por el animal cuando se le
molesta junto con abundante mucosidad.
El nombre de tylodina proviene del griego, que significa protuberancia.
Finalmente,
los nudibranquios son los más
conocidos y evolucionados de los opistobranquios. Son los que tienen un mayor
número de especies y formas y colores más extravagantes. Desde el punto de
vista evolutivo han eliminado totalmente la concha en los adultos e incluso en
algunos han eliminado incluso las branquias, que son sustituidas por un sistema
de respiración cutánea. Casi todos ellos están dotados de rinóforos, que tienen
funciones sensoriales, táctiles y quimiorreceptores. Los rinóforos tienen
muchas formas diferentes y frecuentemente son retráctiles. En el dorso, pueden
tener papilas y algunos tienen apéndices alargados, los “cerata”, que tienen
función respiratoria, digestiva (pues contienen ramificaciones del aparato
digestivo), y defensiva (con células urticantes).
Son todos depredadores, y se
alimentan de otros animales. A veces, como ya hemos comentado, solo se
alimentan de un solo animal, una esponja, una anémona, una ascidia… En el
Mediterráneo se conocen aproximadamente 250 especies de nudibranquios, de las
cuales el 25 % son endémicas, y muchos de ellos, sobre un 40 % se han descrito
a partir de 1950.
El nudibranquio más conocido por los buceadores, la vaquita suiza, Discodoris atromaculata, antes denominada Peltodoris atromaculata. El epíteto, “atro-” proviene del latín "ater" que quiere decir “negro”, y “maculata” proviene de "maculatus" que significa “manchado”. Es un nudibranquio se distribuye por el Mediterráneo y las costas atlánticas desde Francia a las Islas Canarias y es inconfundible. Retrae los rinóforos y la corona branquial si se siente amenazado.
Foto: Luis Abad
Platydoris argo es una especie también grande, hasta 100 mm. Tiene el dorso de consistencia coriácea, con coloraciones variables, desde el marrón amarillento, hasta el naranja o rojo. Tiene manchas blancas difusas y se alimenta de esponjas.
Foto: Luis Abad
Flabelina affinis, es el nudibranquio aeólido (de los que tienen cerata o “pelillos”) más conocido para los buceadores. Longitud máxima 30 mm. Es muy común en el Mediterráneo.
Foto: Luis Abad
Cratena peregrina. Se diferencia de Flabelina
por los cerata de color marrón y azulados en la punta.
Foto: Luis Abad
Foto: Luis Abad
Chromodoris quadricolor. Esta nudibranquio dórido se puede ver en el Índico,
el Mar Rojo y el Mediterráneo.
Hypselodoris picta, o con el nuevo nombre Felimare picta. Este nudibranquio, de tamaño hasta 200
mm, presenta enorme variabilidad en color y patrón de coloración. Por
ello se han descrito distintas subespecies.
Fotos : Luis Abad
Fotos : Luis Abad
Podríamos seguir hablando de
estos animales sin parar, y si analizáramos cada una de las especies, podríamos
describir un montón de curiosidades, a cual más llamativa. Nos reservamos pues
para futuras ocasiones, donde hablaremos de algunas especies llamativas o
curiosas. Espero que este primer acercamiento a estas glamurosas babosas os
haya sido agradable y os haya permitido aprender algunas singularidades de
estos espectaculares animales.
Para finalizar, un vídeo de curiosidades de los nudibranquios:
Para finalizar, un vídeo de curiosidades de los nudibranquios: