Este artículo se publicó en la revista Acusub en el número 172: www.acusub.com
(Parte de este artículo se publicó en este blog)
Texto: Mónica Alonso Ruiz
Fotos: autores indicados
Hace un tiempo escribí en este blog dos artículos sobre mantas: uno general y descriptivo sobre ellas y
otro sobre cómo y dónde bucear con ellas. Estos animales me fascinan y de nuevo
he tenido la oportunidad de bucear con ellas en Maldivas, en los atolones de
Rashdoo y en el de Ari Sur. Tuvimos la suerte de contemplar una de las dos
especies de mantas, la de arrecife (Manta
alfredi). Sin duda Maldivas es el lugar perfecto para poder bucear con
estos animales tan atractivos.
En este artículo vamos a incidir
en las características de las dos especies de mantas, en sus diferencias con
las mobulas, y vamos a describir la experiencia del buceo con ellas en las
estaciones de limpieza de Maldivas.
Foto: Luis Abad |
Los mobúlidos
Los mobúlidos son una subfamilia
de elasmobranquios (grupo que engloba tiburones y rayas), de esqueleto
cartilaginoso y pertenecen al orden de las rayas. Pertenecen a la familia de
los miliobátidos, dentro de los cuales se encuentran también las águilas
marinas, y se caracterizan por ser especies pelágicas, a diferencia del resto
de rayas, que son bentónicas o de fondo. Esta subfamilia presenta dos géneros:
Mobula, con 9 especies, también llamadas mantas diablo, y Manta, con dos
especies. La característica distintiva común de los mobulidos es que son peces
filtradores con un sistema de alimentación específico (los peines branquiales)
que utilizan para extraer el plancton del agua. A diferencia de la mayoría del
resto de las rayas no poseen aguijón venenoso en su cola.
Nota: después de la publicación de este artículo en Acusub se ha conocido la existencia de nuevos datos en la filogenética de mantas y mobulas:
Según el artículo publicado en “Zoological Journal of the Linnean Society” el género Manta dejará de existir y la familia Mobulidae tendrá únicamente el género Mobula. Por lo tanto las especies de Mantas o ex-Mantas (Manta alfredi y Manta birostris), desde ahora se llamarán Mobula alfredi y Mobula birostris. Esto sucede porque los autores analizaron la secuencia del DNA desde el genoma mitocondrial y han llegado a la conclusión que los caracteres morfológicos como por ejemplo la boca terminal del ex Género Manta, son derivados del Género Mobula, y están muy emparentadas con M. mobular y cercanos a M. tarapacana. Ocurre pues que ya no hay mantas y sólo hay 8 especies de la Familia Mobulidae y no 11 como se creía anteriormente.
Estos animales dejaron de habitar
los fondos marinos al desarrollar sus potentes aletas pectorales para
permitirles nadar largas distancias y sumergirse a grandes profundidades. Se
cree que aparecieron hace unos 5 millones de años, muy poco tiempo si se
compara con la aparición de sus primos, los tiburones, hace 400 millones de
años.
Mobulas y mantas
Aunque parezcan animales
similares, las diferencias entre mantas y mobulas son muy evidentes. En primer
lugar está la posición de la boca, en la parte frontal en las mantas y en la
parte ventral en las mobulas. Con esto ya somos capaces de diferenciar una
manta de una mobula a simple vista. Pero hay más diferencias: los lóbulos
cefálicos, esos apéndices que utilizan para encauzar el plancton en su camino
hacia la boca son mayores en las mantas que en las mobulas. Además las mobulas
tienen una cola más larga pero el tamaño máximo de su cuerpo es más pequeño en
las mobulas en general, pudiendo llegar la especie mayor (Mobula mobular) hasta 5 m de envergadura y la más pequeña (Mobula egoodootenke) hasta
1,1 m, y pudiendo alcanzar las mantas, las de arrecife unos 3 o 4,5 m y las
gigantes hasta 7 m de envergadura medidos como distancia entre las puntas de
sus alas.
Las mobulas reciben varios
nombres, rayas diablo, mobulas voladoras o rayas voladoras, por su propensión a
saltar fuera del agua, a veces de manera espectacular. A pesar de ello son muy
poco conocidas por los científicos. Las mantas están también poco estudiadas,
pero gracias a los estudios de Marine Megafauna Foundation, algo más se sabe de
ellas.
En cuanto al tamaño de su cerebro
y a la posible correlación con su inteligencia hay un estudio reciente que ha
descubierto que las mantas y mobulas tienen la mayor relación entre la masa
cefálica y el tamaño del cuerpo de todos los elasmobranquios, comparable a
algunos peces y mamíferos. De ello parece derivarse que tienen gran
maniobrabilidad y habilidades cognitivas y sociales. Algunos buceadores han
descrito situaciones de mantas cooperando y que aceptan o incluso piden ayuda
de los buceadores para ser rescatadas de redes.
Mantas gigantes y de arrecife
Dejando aparte las mobulas, que
como ya hemos dicho son más desconocidas que las mantas, vamos a explicar ahora
algunas características de las dos especies de mantas. Hasta 2009 se creía que
eran la misma especie Manta birrostris,
y fue precisamente Andrea Marshall, la mayor experta de mantas y líder de
Marine Megafauna Foundation, la que dio las claves para la separación en dos
especies: la manta gigante (Manta birrostris) y la manta de arrecife (Manta alfredi).
Se pueden encontrar ambas
especies en aguas tropicales y cálidas del mundo: sus distribuciones son
parecidas pero las mantas de arrecife se suelen encontrar en aguas
superficiales y costeras, y se cree que realizan pocas migraciones (aunque se
siguen haciendo estudios que incluso muestran migraciones más largas de lo que
se creía). Las mantas gigantes son mucho más migratorias, y se acercan a las
costas cuando se producen surgencias de plancton desde el fondo marino. Se las
conoce menos pues se tarda muchos años en volver a ver ejemplares registrados
en un punto, y por su naturaleza esquiva y migratoria.
Hay varios aspectos externos que
las diferencian, aparte del tamaño mucho más grande de las gigantes, que pueden
alcanzar hasta 7 m de envergadura. La primera diferencia reseñable es la
presencia de una espina caudal en el inicio de la cola en la especie gigante y
que no está presente en la de arrecife.
Espina tras la aleta
dorsal en mantas oceánicas y ausencia en las de arrecife
Foto: cortesía de Emperor
Divers
La coloración dorsal también es diferenciadora
de ambas especies, teniendo la manta gigante una línea ancha grande y marcada
longitudinal, que no es ten marcada en la manta de arrecife.
Variaciones en la
coloración dorsal en Manta birrostris
Foto: cortesía de Emperor
Divers
Variaciones en la
coloración dorsal de manta de arrecife
Foto: cortesía de Emperor
Divers
También la coloración ventral,
más clara que la dorsal (salvo los morfotipos totalmente negros) presenta
diferencia entre ambas especies. Parece que las manchas se concentran más en la
última hendidura branquial, siendo más grandes en las mantas gigantes. Y
también las mantas gigantes tienen una coloración más oscura en la parte posterior
del rombo de su cuerpo.
Variaciones en la
coloración ventral en ambos tipos de mantas
Foto: cortesía de Emperor
Divers
Y ya finalmente, vamos a explicar
cómo se distinguen los ejemplares machos y hembras, no solo de mantas, sino en
todas las rayas y tiburones. Los elasmobranquios tienen dos penes, que se
llaman claspers o pterigopodios, y que son modificaciones de las aletas anales.
Por ello, distinguir el macho de la hembra es tan sencillo como mirar las
aletas anales y ver los claspers. Tratar de distinguir el sexo es una actividad
divertida que podemos realizar cuando disfrutamos de la presencia de estos
animales en las estaciones de limpieza.
Manta hembra
Foto: cortesía de Emperor
Divers
Manta macho
Foto: cortesía de Emperor
Divers
Buceo con mantas en Maldivas
Las dos especies de mantas (Manta birrostris o gigante y M. Alfredi o de arrecife) suelen
frecuentar las estaciones de limpieza de los arrecifes. Estas “estaciones de
servicio” son partes del arrecife donde viven peces limpiadores, que
literalmente se ocupan de la limpieza de tiburones, rayas y peces óseos. ¿Cómo
lo hacen? Pues eliminando los parásitos, piel muerta, bacterias y mucosidad de
la piel y de las branquias de estos animales: incluso se internan en sus bocas
para realizar esa labor. Este proceso de limpieza es un ejemplo de simbiosis o mutualismo: lo que
significa que ambas partes (la manta y el pez limpiador) se benefician de la
interacción. La limpieza ayuda a mantener la salud de las mantas pues los peces
limpiadores eliminan los parásitos que viven en su piel y limpian la piel
dañada de sus heridas. A la vez, el pez limpiador se beneficia por la obtención
de alimento gratis.
Foto: Luis Abad
Hay una gran variedad de peces
limpiadores: los más conocidos son los lábridos, pero también los mariposas,
las damiselas, los gobios y los peces ángel. Según estudios de Marine Megafauna
Foundation para evitar la competencia entre especies, los peces limpiadores se
especializan en diferentes zonas del cuerpo de la manta. Por ello los lábridos Labroides dimidatus y Labroides bicolor suelen limpiar el
interior de sus bocas y alrededor de las hendiduras branquiales, mientras que
otro lábrido, Thalasoma lunare se ha
especializado en eliminar los copépodos de la parte ventral de las mantas.
Labroides dimidatus
CC Karelj
CC Karelj
Labroides bicolor
CC Rainer Kreetberg
CC Rainer Kreetberg
Thalasoma luna
CC Leonard Low
CC Leonard Low
Las mantas exhiben unos
comportamientos específicos cuando visitan las estaciones de limpieza. Según se
acercan, reducen su velocidad y cuando están en la zona de limpieza pueden
mantenerse apenas sin movimiento o nadar en forma de lazo (loop) por encima del
arrecife. Suelen tener la boca ligeramente abierta, con las hendiduras
branquiales abiertas y los apéndices cefálicos desplegados, facilitando la
entrada de los peces limpiadores. Estas posturas específicas indican el deseo
de la manta de ser limpiada. Las mantas hacen una serie de pasadas consecutivas
por encima de la estación de limpieza.
Se ha observado que las mantas
pasan periodos relativamente largos en las estaciones de limpieza. Los estudios
de Marine Megafauna Foundation indican que una manta puede pasar al menos 2
horas en dichos lugares, habiendo visto ejemplares que pasan allí casi 8 horas.
Las mantas muestran lo que se denomina “fidelidad a cierta estación de
limpieza”, lo cual significa que un mismo ejemplar vuelve sistemáticamente al
lugar de limpieza preferido durante largos periodos de tiempo.
Debido a que son lugares fijos en
el arrecife, las estaciones de limpieza son lugares predecibles para el
encuentro con mantas por parte de científicos y buceadores, tanto con equipo
autónomo como con tubo y aletas. En estos lugares los buceadores deben seguir
un cierto código de conducta, que se
diseña para evitar alteraciones en la conducta natural de las mantas,
sin interrumpir el proceso de limpieza. La idea es mantenerse inmóvil en la
parte baja del arrecife, sin nadar alrededor de las mantas, y lo
suficientemente alejados para no afectar a los peces limpiadores.
Recientemente he podido asistir a
un par de estaciones en Maldivas, ambas eran dos pináculos en un arrecife,
donde se situaban los limpiadores y las mantas (M. Alfredi) acudían grácilmente al encuentro de sus pequeños
cuidadores. El primer lugar, llamado Madi Gaa, se trataba de un pináculo en el
centro de un canal en el atolón de Rashdoo. Las condiciones eran ideales: sin
corriente, con buena visibilidad y un fondo de arena a unos 12-14 m de
profundidad. Acudieron 8 ejemplares, casi todos hembras y el espectáculo fue inmejorable,
con una inmersión de casi 70 minutos enteramente con los buzoa situados de
rodillas en la arena.
Foto: Luis Abad
Foto: cortesía de Emperor
Divers
El segundo lugar, en Moofushi
Thila, se trataba también de un canal de un atolón, con un promontorio en una
curva del canal, donde estaban las mantas. La profundidad del fondo era mayor y
estaba recubierta de coral, por lo que la observación de las mantas se hacía
más complicada. Nos indicaron la prohibición de apoyarnos en el coral y utilizamos
nuestros ganchos de corriente para posicionarnos en el arrecife. La visibilidad
no era tan buena y lo que es peor, había varios barcos de buceo, por lo que la
zona estaba atestada de buceadores. Aún así pudimos disfrutar del espectáculo
de varias mantas enormes y alguna pequeña. Una de las mantas tenía un enorme
bocado de un tiburón en su aleta.
Foto: cortesía de Emperor
Divers
Según Manta Trust, en Maldivas
las mantas tienen pocos depredadores y suelen mostrar ocasionalmente algún
bocado de algún tiburón tigre y un estudio de la población revela que solamente
el 10 % de los ejemplares mostraban marcas de depredación. En otros lugares
como en Mozambique la presencia mayor de tiburones grandes hace que las mantas
tengan más marcas de bocados que en Maldivas.
En la foto se aprecia el
gran bocado de un tiburón que presenta esta manta
Foto: Jordi Centell
Foto: Jordi Centell
También se ha observado la
asombrosa capacidad de regeneración de las aletas que han sido mordidas. Sin
embargo, los mordiscos más graves que afectan al cuerpo de las mantas o a los
extremos de sus aletas, no permiten la regeneración de la parte cartilaginosa
de las mismas. Se ha observado también que las mantas afectadas por mordiscos
pasan más tiempo en estas estaciones de limpieza, posiblemente para ayudar en
su proceso de regeneración.
Foto: Luis Abad
Lo que más me llamó la atención
de este segundo lugar de limpieza que visitamos fue sin duda la gran afluencia
de buceadores, algunos muy poco respetuosos con el arrecife. La gran presencia
de barcos pasando y buceadores en el agua sin duda afectaban claramente a estos
animales en sus momentos de delicados cuidados. Es claro que si estas
actividades de buceo en estaciones de limpieza no se realizan con cuidado no
será posible en el futuro conservarlas y
poder disfrutar de ellas, y lo que es peor, posiblemente empobrecerá la salud
de las mantas de la zona.
La gran afluencia de
buceadores y su mal posicionamiento dañan el arrecife
Foto: Jacobo Pérez
Foto: Jacobo Pérez
No es fácil bucear con mantas
gigantes en Maldivas, al menos en los circuitos habituales. Parece que el
atolón de Hanifaru es un punto de concentración de mantas gigantes. Allí
trabaja Guy Stevens con estos animales, y ha podido identificar más de 2000
ejemplares diferentes. Este es uno de los lugares donde Andrea Marshall pudo
identificar esta especie, que ya había podido ver en Mozambique, e incluso pudo
etiquetar alguno de los ejemplares y así descubrir la migración de estos
animales por todo el Índico, identificando individuos de Mozambique en Hanifaru.
Sin duda Maldivas es un lugar
especial para el avistamiento de mantas de ambas especies, aunque haya que
salirse de los circuitos comerciales habituales para poder avistar mantas
gigantes. Es una experiencia espectacular poder disfrutar de sus gráciles movimientos
y de una cierta interacción con los buceadores. Yo ya sueño con volver, e
incluso acercarme a Hanifaru.
REFERENCIAS: