Texto: Mónica Alonso Ruiz
También se publicó en la Revista Espacio Profundo: http://www.espacioprofundo.com.mx/revistadigital/168/
Los tiburones son un grupo de peces cartilaginosos que provocan sentimientos encontrados: por un lado nos atraen, ya sea positiva o negativamente, y por otro nos importan muy poco. Nos provocan terror o admiración y a la vez no nos preocupa la supervivencia de sus especies dado es un recurso pesquero del que se capturan cientos de miles de ejemplares cada año.
Las causas de esta capturas
insostenibles son el uso de sus aletas en la sopa de aleta de tiburón, de
origen chino y que se consume por todo el mundo, el uso cosmético que se hace
de sus aceites, o también por el mito de que el cartílago de tiburón tiene un
falso efecto “milagroso” en las dolencias de nuestras articulaciones.
También porque como estamos agotando la fuente de alimento animal marina, con la escasez del pez espada o del atún, necesitamos de nuevas especies con las que complementar nuestro aporte de proteína y nos están introduciendo el tiburón en nuestra dieta a base de ofrecerlo cada vez más en los mercados. Por ello, aparte de las especies más “tradicionales” como el cazón, el marrajo o la pintarroja, ahora ya podemos ver en los mercados otras, como la “caella”, nombre común de la tintorera, que es el tiburón más capturado en España.
En la lonja de Vigo se desembarcan anualmente alrededor de 3 millones de kg
En México la pesca de tiburones y rayas ocupa el undécimo lugar en su producción pesquera, según datos del Gobierno de México, del Instituto Nacional de Pesca, donde destaca la pesca del tiburón martillo, el tiburón sedoso o tunero, los cazones mamones, el tiburón azul, el tiburón volador o puntas, los cazones de ley y el tiburón zorro, entre otros.
También porque como estamos agotando la fuente de alimento animal marina, con la escasez del pez espada o del atún, necesitamos de nuevas especies con las que complementar nuestro aporte de proteína y nos están introduciendo el tiburón en nuestra dieta a base de ofrecerlo cada vez más en los mercados. Por ello, aparte de las especies más “tradicionales” como el cazón, el marrajo o la pintarroja, ahora ya podemos ver en los mercados otras, como la “caella”, nombre común de la tintorera, que es el tiburón más capturado en España.
En la lonja de Vigo se desembarcan anualmente alrededor de 3 millones de kg
En México la pesca de tiburones y rayas ocupa el undécimo lugar en su producción pesquera, según datos del Gobierno de México, del Instituto Nacional de Pesca, donde destaca la pesca del tiburón martillo, el tiburón sedoso o tunero, los cazones mamones, el tiburón azul, el tiburón volador o puntas, los cazones de ley y el tiburón zorro, entre otros.
Es llamativo que el conocimiento
que se tiene de la biología y comportamiento de los tiburones en comparación con
el que se tiene de otras especies comerciales es muy limitado. Debido al
desconocimiento del estado de sus poblaciones es mucho más difícil establecer
políticas eficaces para evitar el agotamiento de las mismas. Total, a quién le preocupa
que se extingan varias especies de tiburones, si se trata de “enemigos de la
especie humana”, voraces depredadores a
los que se está esquilmando de manera similar a como se hizo con el lobo en
tierra.
Miedo a lo desconocido
Miedo a lo desconocido
Pero por otro lado nos sentimos
atraídos por todo aquello que represente una amenaza para nuestra especie. El
ser humano se sitúa por encima de todos los superdepredadores y solo teme a
unas pocas especies de animales peligrosos, entre los que destacan los
tiburones, y por ello todo aquello que suponga un peligro para su especie le llama la atención.
La verdad es que a los humanos
nos gustan los “monstruos”, y si son marinos mucho más. El océano es muy
desconocido aún hoy y nuestra cultura está repleta de leyendas sobre los
peligros que alberga. Nuestro morbo es insaciable y por ello hay algo que
siempre interesa: los “ataques de tiburón”. Siempre que ocurre un desgraciado
incidente de este tipo se publica a lo largo y ancho del planeta, y con ello se
contribuye a aumentar la mala imagen del tiburón despiadado “comehombres” que
llevamos inserta en nuestra imaginación colectiva social desde que vimos la
película “Tiburón” y las posteriores sagas que tan poco han ayudado a mejorar
la imagen de estos campeones de la evolución.
Todo este barullo mediático sobre
los tiburones se agrava cada año con la Shark Week de Discovery Channel, donde
se empeñan en mostrarnos montañas de sesudos documentales pseudocientíficos
donde se nos mezclan datos reales con patrañas inventadas para aumentar el
potente interés que el compulsivo consumidor televidente suele mostrar por los
tiburones. Nos muestran misteriosos “megalodones” que han desafiado la
evolución y han evadido su extinción, escondiéndose en la inmensidad del océano
desconocido, y que surgen de las tinieblas para perseguir de una manera deliberada
y despiadada a las víctimas de naufragios que ocurren en medio de una noche
lluviosa. Además, últimamente todo esto se enriquece con películas de dudoso
gusto en las que llueven tiburones del cielo convirtiéndose en la pesadilla
para la supervivencia del planeta.
Sharknado es una serie de películas en las que hay tiburones que caen del cielo convirtiéndose en asesinos voladores.
Hay demasiado circo alrededor de
estos animales y los peligros del océano. Por ello lo que debería ser un
agradable baño en el océano se puede convertir en algo muy estresante si nos
dejamos llevar por nuestra imaginación y la autosugestión inducida por estas
películas.
Miedo infundado. Estadísticas de ataques de tiburón
¿Realmente debemos tener miedo a
nadar en el océano?
¿Nos puede atacar realmente un tiburón?
La ISAF (International Shark
Attack File) es la base de datos más completa que se tiene sobre “ataques de
tiburón”. Comenzó a funcionar en 1958, administrada por el Departamento de
Historia Natural del Florida Museum y la American Elasmobranch Society. Se
inició a partir de los datos que tenían sobre ataques de tiburones a marines
americanos, cuando comenzaron los estudios sobre “ataques”, con el objetivo
fundamental de conseguir un repelente de tiburones eficaz. Tras décadas de
recolección de datos, en la actualidad esta base de datos es el marco para la
existencia de más de 6.000 investigaciones, que han extendido su rango de análisis
desde mitad del siglo XVI hasta la actualidad, con la colaboración de numerosos
científicos de todo el mundo, que actúan como observadores regionales.
Integra otras bases de datos
regionales, como la Australian Shark Attack File, que recopila datos desde
1984, y que es administrada por la Taronga Conservation Society.
La base de datos es muy extensa
en cuanto a las referencias que recoge, como informes médicos, autopsias, entrevistas
personales, etc, que permiten analizar cada uno de los accidentes. Los
científicos que investigan los ataque tienen acceso a todos los datos, pero el
público general solo tiene acceso a las estadísticas básicas.
La ISAF emite cada año un informe
de los ataques que se han producido en el mismo, analizando las cifras y las
causas de los mismos. De estos informes lo primero que hay que destacar es que
la mayoría de los “ataques de tiburón” son pequeños accidentes, como pudiera
serlo un mordisco de un perro, y que tan solo alrededor de SEIS son mortales,
de los 75 a 100 “ataques no provocados” que se producen cada año.
Los científicos denominan “ataque
no provocado” a cualquier mordisco o casi mordisco de una persona o de la tabla
o elemento flotante sobre el que se sitúe la misma, en ausencia de provocación
humana, es decir, no se le alimenta, se le acosa o se le persigue, y que se
producen en el hábitat natural del tiburón.
Es de destacar que registrar
ataques de tiburón es muy complicado, porque las víctimas no suelen recordar
mucho, y es difícil que vean a su agresor, y mucho menos que identifiquen la
especie. El análisis de la mordedura casi nunca es claro a la hora de
determinar la especie. Por ello la lista de la ISAF está muy condicionada por
la falta de identificación de la especie.
Existen más de 500 especies de
tiburones y de ellas hay 3 especies estadísticamente relevantes en cuanto a
este tipo de ataques. Se trata del tiburón toro (Carcharhinus leucas), el tiburón tigre (Galeocerdo cuvier) y el tiburón blanco (Carcharodon carcharias).
Estas especies son muy interesantes para
los científicos que analizan los ataques de tiburón, porque son animales
grandes, migratorios y con áreas de distribución por todo el planeta; también
son muy conocidos por el público, a causa de las películas, los documentales, y
los informes de ataques de tiburones. Que
estas tres especies sean las más incluidas en la base de datos de accidentes de
la ISAF responde también a que estas son de las más identificables por parte de
las víctimas y los científicos.
Los tiburones que más ataques no provocados producen
Lo que parece que está ocurriendo
es que en determinadas “zonas calientes” del mundo, como Estados Unidos,
Australia y Sudáfrica, se están produciendo un mayor número de accidentes de
este tipo. La causa fundamental es que hay más población en las costas de esas
zonas realizando actividades acuáticas.
Ataques de tiburón en el mundo desde 1580 a 2006
Tendencias en los ataques de tiburones en el mundo
Recientemente se ha publicado un
estudio titulado “Tendencias en los ataques de tiburones en el mundo”, donde se
analizaron 14 países donde se hubieran producido más de 10 ataques de tiburón
desde 1960 y hasta 2015, utilizando la base de datos del ISAF. Para el estudio
se realizó una división del mundo en 7 zonas, y se analizaron las especies de
tiburones dominantes en los ataques, que fundamentalmente resultaron ser el
tiburón blanco, el tigre y el toro.
Fuente: “Tendencias en los ataques de tiburones en el
mundo”. Stephen R. Midway. Tyler Wagner. George H. Burgess.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de “Tendencias en los ataques de tiburones en
el mundo”. Stephen R. Midway. Tyler Wagner. George H. Burgess.
Se analizó el número de ataques y
cuántos de ellos fueron fatales, llegándose a la conclusión de que el 85 % de
los ataques no acaban en muerte. Ello es debido a que el animal muerde para
tantear si se trata de alimento, y no vuelve a morder cuando detecta que no lo
es. Las muertes se producen fundamentalmente por desangramiento antes de tener
atención médica.
Ataques fatales (mortales) y no fatales por países, desde 1960 a 2015. Los no fatales representan en global, el 85 % de los ataques.
Fuente: “Tendencias en los ataques de tiburones en el
mundo”. Stephen R. Midway. Tyler Wagner. George H. Burgess.
También se analizaron las
actividades que estaban realizando las víctimas para valorar el riesgo de cada
una de las actividades que se realizan en el agua. Se llegó a la conclusión de
que el 40 % de los ataques se produjeron a surfistas y actividades de
superficie (kayak, kitesurf..), si bien existe un 50 % adicional en los que se
desconoce la actividad que la víctima estaba realizando. El otro 10 % de
víctimas fueron buceadores, incluyendo dentro de esta actividad la pesca
submarina (que por otro lado es la que más ataques recibe, fundamentalmente
porque el pescador suele llevar a sus víctimas colgadas a la cintura o en una
red, y porque los tiburones son especialmente sensibles a los sonidos
producidos por los animales moribundos).
Proporción de ataques de tiburón en función de la actividad de la víctima.
Fuente: “Tendencias en los ataques de tiburones en el
mundo”. Stephen R. Midway. Tyler Wagner. George H. Burgess.
Las conclusiones del estudio
fueron que globalmente la probabilidad de ataque de tiburón es muy baja (del
orden de una entre 3.800.000), pero en zonas de costa muy pobladas como el Este
de Estados Unidos y el Sur de Australia, los ataques se han duplicado en los
últimos 20 años, aunque las cifras siguen siendo muy bajas.
Riesgo de muerte por tiburón. Fuente: ISAF
Los datos del año pasado
Recientemente se ha dado a
conocer el resumen de la estadística del ISAF para 2018 y en el estupendo blog
Tiburones en Galicia se ha realizado un análisis de estos datos, algunos de los
cuales reproduzco a continuación:
En 2018 se registraron 66 ataques no provocados en todo el mundo, valor muy inferior a la media de los últimos 5 años, que es de 84, y 22 menos que el año anterior.
Hubo 4 víctimas mortales, una menos que en el año anterior.
En Australia. Estados Unidos y Egipto.
Ataques de tiburón en 2018. Fuente: ISAF
Los datos son claros: los
tiburones atacan muy poco al hombre, y si lo hacen, matan muy poco. Así que a
partir de ahora, cada vez que alguien nos diga que los tiburones son peligrosos
siempre podremos rebatirlo por infundado. Son potencialmente peligrosos, pero
la realidad es que la probabilidad de ataque es casi inexistente.
Ataques en España
Muchas veces hemos hablado de que
en las aguas españolas también hay tiburones. No es una zona de grandes
tiburones, salvo en Canarias. Aun así, se han producido algunos accidentes, 18
desde 1908. Accidentes mortales solo se han producido 3, en los inicios del
siglo XX. El resto de accidentes han sido pequeñas mordeduras en extremidades,
fundamentalmente producidas a bañistas y nadadores.
En Canarias se han producido
varios accidentes con tiburones ángel, fundamentalmente debido que estos
animales están enterrados en la arena de las playas y muerden cuando se les
pisa. En cualquier caso, este pacífico animal no provoca heridas muy graves.
Fuente: elaboración propia a partir de los datos del
ISAF
Cómo evitar un ataque de tiburón según la ISAF
La ISAF nos da una serie de
consejos a los buceadores para reducir el riesgo de ataques en diferentes
situaciones:
- Si ves un tiburón, mantén la calma y la posición, permaneciendo lo más quieto posible. Muchos tiburones tan solo son curiosos y no te harán caso. Aprovecha la oportunidad de ver uno de los depredadores más impresionantes de la naturaleza.
- Si has estado realizando pesca submarina y tienes la captura contigo, despréndete de ella y abandona la zona sigilosamente. Lo habitual es que el tiburón haya recibido la llamada, bien por sonido o por olor, de los animales moribundos, y se plantee aprovechar tu captura comiéndosela.
- Si un tiburón se muestra interesado en tu persona, y se acerca demasiado la mejor estrategia es salir del agua, nadando suavemente, pero lo más rápidamente posible, sin perder de vista al animal, con tu compañero de buceo a mano. Los tiburones suelen atacar menos a grupos que a un buceador solitario.
- Si un tiburón se muestra agresivo, con conducta brusca, arqueando su cuerpo, bajando sus aletas pectorales, nadando en zigzag rápido, procura cubrir tu espalda con un arrecife, si es posible, para reducir los ángulos desde los cuales el tiburón puede acercarse a ti. Si estás en el azul ponte espalda contra espalda con tu compañero y gradualmente asciende a la superficie hacia tu barco. Si tu buceo es desde costa desciende poco a poco hacia el refugio que te proporciona el fondo.
- Usa cualquier cosa que tengas a mano (cámara, octopus, palo para alejar la cámara, etc) para mantener alejado al tiburón. Siempre es bueno llevar un palo o stick para este propósito si prevemos que vamos a bucear con tiburones. Genralmente esto suele funcionar y el animal se retira. En ese caso retírate tú también con tu compañero, sin perderlo de vista.
- Si es un animal agresivo y vuelve, golpea su hocico con lo que tengas a mano, incluso con tu mano, pero con cuidado. Le harás sentirse amenazado
- Si te ha mordido, hacerse el muerto no funciona y lo mejor es defenderse lo más agresivamente posible, atácale con lo que puedas, preferiblemente en los ojos o hendiduras branquiales, para que el animal perciba un peligro y te suelte. Una vez que te ha soltado, abandona el agua lo más rápidamente posible.
Parece ser que la primera víctima
de un ataque de tiburón que se tiene registrada es de 1749, cuando Brook
Watson, marino mercante de 14 años, sufrió dos mordeduras de un escualo,
perdiendo una pierna en el incidente, cuando nadaba en el puerto de la Habana.
Se recuperó muy rápidamente y llegó a ser Parlamentario Británico.
Lienzo de
John Singleton Copley
En 1963, Rodney Fox fue atacado
por un tiburón blanco mientras hacía pesca submarina, recibiendo un mordisco en
el pecho y un brazo. Se le considera el superviviente más milagroso de todas
las víctimas, puesto que sus heridas fueron extremadamente graves, recibiendo
más de 400 puntos de sutura. A partir de su recuperación se convirtió en un
defensor de los tiburones y diseñó la primera jaula para observación del
tiburón blanco, dedicando más de 40 años al estudio de este animal.
La terrible herida que sufrió Rodney Fox en su cuerpo.
En 2003, Bethany
Hamilton, una surfista estaba disfrutando de las olas en Hawai, cuando fue
atacada por un tiburón tigre y como consecuencia perdió su brazo izquierdo,
cuando tenía 13 años de edad. Es famosa en el mundo entero por superar esa
grave lesión y volver a practicar el surf, incluso llegando a nivel
profesional.
Bethany Hamilton siguió su carrera como surfista de
manera profesional y fue capaz de ganar campeonatos. Los documentales y
películas sobre su vida son un ejemplo de superación.
Fuente: Web de Bethany Hamilton
Supervivientes conservacionistas
Al contrario de lo que muchos
piensan, muchas de las víctimas de ataques de tiburón defienden a los
tiburones. La mayoría de ellos no culpan al tiburón del ataque, porque tienen
la idea de que a pesar de las terribles heridas que han recibido, reconocen que
estos animales están en peligro, lo que pone al océano y toda la vida marina en
peligro.
Supervivientes de ataques de tiburón que pertenecen al grupo Shark Attack
Survivor for Shark Conservation.
Algunos supervivientes de ataques
de tiburón de todo el mundo se han convertido en conservacionistas defensores
de los tiburones. El grupo Shark Attack Survivor for Shark Conservation está
compuesto por más de una docena de personas, dentro de la organización
internacional Pew. Algunos han perdido brazos o piernas, pero ninguno ha
perdido la determinación de llamar a la acción en la conservación de los
tiburones.
Presionan a los líderes mundiales
para que impongan políticas de protección. Han tenido un papel importante en la
presión realizada contra el Congreso de Estados Unidos para que eliminara las
lagunas en la ley estatal de prohibición del “finning”. Han apoyado a
presidentes de países donde se han establecido santuarios de tiburones e
incluso han llevado el tema a Naciones Unidas.
Son personas excepcionales que
saben decirle al mundo que ellos fueron víctimas casuales de los escasos
ataques de tiburón que se producen en el mundo, y a pesar de sus secuelas, son
amantes del mar y de sus criaturas, y defienden que si no reaccionamos y
evitamos que se sigan matando tiburones al ritmo actual, nos quedaremos sin
ellos, y los ecosistemas marinos quedarán gravemente dañados.
La conclusión a todo esto es que
no debemos tener miedo a los tiburones. Tan solo el respeto que se merece
cualquier animal salvaje que puede reaccionar de manera descontrolada. Buceemos
con ellos y aprendamos a amarlos y a conservarlos.