Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este artículo se publicó en la Revista AcuSub num 198: http://acusub.com/?p=3484
Recientemente he tenido la
oportunidad de bucear en los cenotes de la Riviera Maya, en la península de Yucatán
(México). La experiencia ha sido espectacular. Los cenotes son maravillas
naturales, sus aguas sagradas constituyen
oasis en la jungla maya y realmente ventanas al mundo mágico subacuático de
agua dulce. Cuando entras en ellos es como si hicieras un viaje a otro universo
paralelo. Sobrecogida por la sensación vivida, entiendes que los antiguos mayas
tuvieran veneración por estos lugares.
Qué es un cenote y
cómo se formaron
La península de Yucatán es una
planicie sin cursos fluviales. Sin embargo, en el entorno de la ciudad de
Tulum, bajo la superficie discurren dos de los mayores sistemas de cuevas de agua
subterránea del mundo: Sac Actun, de 347 km de longitud, y Ox Bel Ha, de 270 km
de longitud, y en ambos sistemas se estima que existen unos 330 cenotes.
Un cenote es un pozo o sumidero
natural, creado en la superficie de un macizo calcáreo, a partir de una cueva
cuyo techo ha colapsado, y que se ha rellenado de agua, generalmente dulce.
Cenote tipo pozo. Foto: Eduardo Dengra @ejdengra
La palabra cenote se deriva del
maya “ts’ono’ot o d’zonot”, y significaba cámara
subterránea que contiene agua de manera permanente, y que está abierto al
exterior.
Algunos cenotes son pozos
totalmente verticales, pero otros son cuevas que contienen lagos y galerías
sumergidas en su interior. Atendiendo a su forma se suelen clasificar como a
cielo abierto, semiabiertos y subterráneos, y ello está directamente
relacionado con la edad del cenote. Los más maduros son los abiertos, a los que
se les ha caído el techo de la cueva, y los más jóvenes son los que conservan
su bóveda pétrea natural sin colapsar.
Fuente: Los cenotes de la Península de Yucatán. P. Beddows, P. Blanchon,
E. Escobar y O. Torres-Talamante
Estas formaciones tan
espectaculares se generaron por combinación de sucesivos eventos geológicos y
de cambios climáticos durante el Pleistoceno.
Simplificadamente el proceso es
el siguiente. Hace millones de años la península del Yucatán era un arrecife
gigante sumergido. Durante la última glaciación el nivel de agua bajó unos 100
metros por debajo del nivel actual, por lo que el arrecife quedó expuesto al
aire. El coral murió y se desarrolló una jungla por encima de la plataforma
calcárea formada por el coral.
Posteriormente se formaron
sistemas de cuevas (o kársticos), a causa de la progresiva disolución por el
agua de lluvia de la piedra caliza porosa formada por el coral, lo que formó
ríos subterráneos. La filtración de esta agua en las cavidades y la saturación
de los compuestos disueltos, produjo la formación de estalactitas, que cuelgan
de los “techos” de las cuevas y que se generaron a partir del gota a gota del
agua saturada de bicarbonato de calcio deslizando sobre ellas. También se
formaron estalagmitas cuando la gota que caía del techo, proveniente de una
estalactita o no, se iba depositando en el suelo, produciendo una formación que
crece de abajo hacia arriba. En ocasiones se formaron columnas, cuando, por el
paso del tiempo, se llegaron a juntar en su crecimiento, estalactita y
estalagmita. El crecimiento medio de estalactitas y estalagmitas es muy lento,
del orden de un par de centímetros cada mil años, aunque con muchas variaciones
según las condiciones locales. Los diámetros de las estalactitas y estalagmitas
pueden variar entre el de un lápiz, o el de un árbol.
Cuando esta última glaciación
finalizó hace 18.000 años, se calentó el clima del planeta y los glaciares se
retiraron, y por ello algunas de estas cavernas, llenas de aire, llegaron a
colapsar cuando su tamaño era ya muy grande, y su techo se derrumbó.
Hace unos 1.000 años parece que
el nivel del mar se estabilizó en la posición actual, quedando el sistema
kárstico inundado desde entonces. Los cenotes que se visitan habitualmente están
llenos de agua dulce, formando parte de la red fluvial subterránea actual y ocupan
la parte superior del macizo. A veces, por penetración de agua marina, pueden
tener agua salada a partir de una determinada profundidad, incluso a muchos
kilómetros de la costa. La superficie de contacto entre el agua dulce y marina
se llama “haloclina” y produce efectos visuales muy curiosos, al ser una zona “turbia”
o de mezcla de masas de agua de diferente densidad.
Esquema de un cenote con entrada de agua salina
Fuente: Mayanpeninsula.com
Hace unos 9.000 años, antes de la
inundación, se cree que estas cuevas estuvieron habitadas cuando emergieron.
Los hallazgos arqueológicos más singulares encontrados en los últimos tiempos
consisten en restos fosilizados de camellos, jaguares gigantes, mamuts,
perezosos y equinos ancestrales. También se han encontrado esqueletos humanos.
El más significativo es el de una mujer de hace 10.000 años, la americana más
antigua. Muchos de ellos han sido encontrados por exploradores subacuáticos.
Toda la red de cenotes de Yucatán
está protegida por el INAH, Instituto Nacional de Antropología e Historia de
México.
Uso de los cenotes y arqueología maya
La presencia de los cenotes ha
condicionado la distribución humana en el territorio a lo largo de 10.000 años,
debido a la ausencia de cursos de agua superficiales en la zona. Al no haber
ríos los habitantes de la zona utilizaban los cenotes como fuente de agua
dulce. Quizá por ello eran considerados sagrados. Además, para los mayas era la
entrada al inframundo o “Xibalba”, donde residían sus dioses y espíritus tras
la muerte. En los cenotes vivía Chaac, el dios de la lluvia, y por ello allí
realizaban rituales de lluvia, muerte y de fertilidad. También vivía Sukan, la
serpiente gigante que guarda los mantos acuíferos. Por todo ello se les
consideran símbolos de dualidad, dado que representaban la vida (el suministro
de agua), y la muerte (lugar de culto a los muertos). Las cavernas eran la
ventana al inframundo, el mundo de los muertos…. Xibalbá era el último umbral
por el que transitaban las almas de los muertos. Por ello algunos de los cenotes
presentan una calzada o “shakbé”, una especie de camino de entrada al cenote,
que dirigía directamente hacia el agua sagrada.
Debajo de la pirámide de Chichen Itza se descubrió recientemente un
cenote
Se han encontrado en muchos de
ellos gran cantidad de esqueletos humanos. Los arqueólogos tratan de saber cuál
es la razón de estos depósitos de la época maya. Se sabe que había rituales en los que se
arrojaban víctimas a sus aguas. Durante mucho tiempo se creyó que los
sacrificados eran niños y doncellas, pero el análisis de los huesos que se
encontraron dio como resultado que la mayoría de las personas sacrificadas no
eran mujeres.
Imagen de restos humanos en cenote. Foto: Eduardo Dengra @ejdengra
Aún hay cenotes con restos humanos. Foto: Eduardo Dengra @ejdengra
Los arqueólogos sienten un gran
respeto por estos lugares sagrados. Recientemente, cuando comunicaron el
hallazgo de una cueva desconocida hasta entonces, por investigadores del INAH,
el jefe de la exploración explicó: “El
sitio aún es considerado como un espacio sagrado, los encargados de la
exploración y rescate de los entierros tuvimos que realizar dos ceremonias para
ingresar; al mismo tiempo, los trabajadores realizaron durante todos los días
un ritual antes de empezar a trabajar dentro de la cueva. Estas ceremonias fueron hechas para evitar
que "el mal viento" afectara a los investigadores que ingresaron a
la cueva y al cenote, porque en el lugar se cree que el sitio es un espacio
sagrado”.
En algunos lugares aún es posible bucear con restos humanos. Foto:
Eduardo Dengra @ejdengra
Vida acuática
Podría parecer que no hay vida en
los cenotes, debido a la falta de conectividad de los cursos de agua y sus
condiciones de oscuridad en muchos casos. Sin embargo, aunque no es un
ecosistema donde podamos observar gran cantidad de fauna, en realidad son
fuente de una cierta variedad de especies, que en realidad es poco conocida.
Podemos encontrar cocodrilos (sí,
has leído bien), iguanas, tortugas, culebras, ranas y sapos, y en las paredes
suelen habitar golondrinas, otras aves y murciélagos. En cuanto a fauna
ictiológica (de peces) la diversidad es diferente si se trata de un cenote
alejado del mar a si es una cercano a la costa y comunicado con ella. En el
primer caso suele haber tan solo dos especies, bagre y guppy. Existen teorías
muy diferentes sobre cómo han podido alcanzar esos lugares, el bagre vía
subterránea, desde el mar, y el guppy se cree que llegó allí mediante una
hembra preñada transportada por un huracán.
En el cenote Angelita pudimos ver este cocodrilo. Foto: Álex Castillo
El bagre es un pez de bigotes
característicos, también llamado pez gato que forma parte de los Siluriformes.
El guppy es un pez más pequeño, y posiblemente lo conoceréis puesto que es el pez
más popular de los acuarios domésticos de agua dulce. Es vivíparo y soporta
condiciones extremas, como alta salinidad y cambios bruscos tanto de
temperatura como de concentración de oxígeno.
En los cenotes más cercanos a la
costa los peces son similares a los que se podrían encontrar en lagunas
costeras, como mojarras, guppys y mollis, bagres, y juveniles de especies
marinas, como pargos, gobios, agujas y sábalos o tarpones.
Destaca la presencia de dos peces
típicamente cavernícolas, como la anguila ciega (Ophisternon infernalis) y la damablanca ciega o pez ciego del
Yucatán (Typhliasina pearsei), ambas especies
endémicas de los cenotes, y en peligro de extinción. Puede también observarse
la anguila americana (Anguilla rostrata),
de la cual se sabe que en los cenotes se ha adaptado radicalmente, pasando de
su forma de vida original, en el que realizaba su vida adulta en agua dulce y
migraba para desovar en el mar, a la vida permanente en un solo lugar.
Guía de identificación de los peces de los cenotes. Fuente: Universidad
Nacional Autónoma de México
Buceo en cavernas. Titulación. Medidas de seguridad
Cuando uno se sumerge en los
cenotes ha de tener en cuenta que somos invitados a estos lugares y por ello debemos
mostrar respeto y ser cuidadosos. Tienen una gran fragilidad biológica y geológica,
así como una historia arqueológica impresionante, aún por interpretar en su
mayor parte.
Bucear en un cenote es una
experiencia inolvidable, y es accesible también a los buceadores recreativos.
Para poder ofrecer este tipo de buceo sin tener que ser buceador certificado de
cuevas se define lo que se llama buceo en cavernas. La caverna es un espacio
amplio por el que entra la luz en algún punto, y el recorrido por la misma no
permite exceder los 60 m de distancia a un punto de “open water ”, es decir,
donde una pueda acceder a la superficie sin tocar el techo de la cueva. No debe
haber pasos estrechos, y por lo menos deben caber dos buceadores en paralelo. Siempre
se sigue un cabo guía que te permite realizar el recorrido con seguridad.
Todos los buceadores, con un
máximo de cuatro, deben llevar un guía que esté certificado en “full cave” (buceo
en cuevas) y que sea como mínimo dive master. El guía debe llevar configuración
de su equipo para “full cave”, con tanque doble. Para que el buceo sea seguro,
los buceadores deben seguir al guía en fila y muy cerca unos de otros.
Para la gestión del aire se sigue
la regla de los tercios. Un tercio del aire de la botella se utiliza para el
recorrido de ida, otro tercio para el de vuelta o de salida, y el tercio
restante se reserva para emergencias. La verdad es que en muchos de los cenotes
se bucea a muy poca profundidad, en el entorno de 5 metros y hasta 10 o 12, por
lo que el consumo de aire es muy reducido, lo cual permite realizar la
inmersión, que suele durar unos 40 minutos, con mucha reserva de aire.
Es muy importante el control de
la flotabilidad, y hay que mantener una posición muy horizontal, evitando que
las piernas y las aletas muevan el sedimento. Es por ello que se recomienda el
uso de la patada de rana muy suave.
En muchos cenotes se establecen
límites entre la zona de caverna, y la de las cuevas (para las que se requiere
certificación full cave), mediante una señalización muy clara, usando señales
de stop, o con un dibujo de peligro mediante una calavera y las dos tibias
cruzadas. Es una señalización muy clara y fácilmente perceptible por lo que no
hay peligro de entrar en una zona de cuevas sin darse cuenta.
Bucear en los cenotes es una experiencia inolvidable. Foto: Eduardo
Dengra @ejdengra
Algunos de los cenotes a visitar
El cenote Tajma Ha debe su nombre actual al templo indio Taj Mahal, que fue
el nombre que le dieron los primeros exploradores, porque les recordaba la
enorme belleza del aquel templo. Posteriormente el nombre fue derivando hasta
su forma actual, con la palabra maya “ha”, que significa agua, lago o lluvia.
Con una profundidad máxima de 13
m y un perfil en diente de sierra, es un cenote no demasiado complicado, con
una cueva abierta por donde se permite la entrada bajando unas escaleras de
madera. Tiene una haloclina, donde se puede apreciar la mezcla de aguas y el
efecto visual que se produce. Si se visita en las horas centrales del día se
pueden observar preciosos rayos de luz entrando en la cueva.
Representación 3D del cenote Tajma Ha
Perfil del recorrido del cenote Tajma Ha
Los rayos de sol entran en el cenote Tajma Ha. Foto: Luis Abad
Uno de los cenotes más populares
es el Angelita, y todo el mundo te
habla de él cuando vuelve a casa, quizá por lo diferente que es del resto. En
realidad, es uno de los más sencillos en cuanto a su forma, dado que es del
tipo pozo y cuenta con 60 metros de profundidad, por lo que se requiere un
cierto nivel de buceo y realizar una inmersión bien planificada no apta para
principiantes. Lo más llamativo es su nube de sulfuro de hidrógeno, de olor
fétido, situada en el entorno de los 27 m de profundidad y que no permite el
paso de la luz bajo ella. Se formó por la descomposición de los desechos
vegetales que han caído al pozo durante años. Rodea una isla central rocosa en
la que se acumulan troncos de árboles. Flotar por encima de la espesa capa es
una sensación única, por lo espectral de la vista. Atravesar la capa, de varios
metros de espesor, también es una experiencia llamativa. En este cenote, por su
forma y profundidad también se practica la apnea.
Sección del pozo del cenote Angelita
Las instalaciones que rodean a los cenotes, suelen ser bastante buenas, y
permiten equiparse muy bien, a pesar de estar en medio de la selva. Hay
carteles indicativos, mesas para equiparse, baños, etc. Foto: Mónica Alonso
Bucear justo por encima de la capa de sulfuro de hidrógeno es una
experiencia fantasmagórica. Foto: Berta Marcet
El cenote Manatí (también llamado Casa Cenote o Tankah), recibe su nombre de
un manatí que vivió allí durante años. Es uno de los más llamativos en cuanto a
la variación de ambientes que podemos encontrar para bucear. Se comienza la
inmersión en un pequeño río salobre que desemboca en el mar, se asciende por el
mismo viendo numerosos alevines de especies marinas que buscan refugio entre
las raíces de los manglares y posteriormente se introduce uno en un cañón entre
dos masas pétreas, para entrar en una caverna bajo las raíces de los manglares.
Es impresionante el buceo en una cueva que no tiene paredes de piedra sino de
tierra, y que parece que se va a derrumbar de un momento a otro. Si se tiene
suerte, es posible ver a un cocodrilo que vive en la zona.
Las cristalinas aguas del cenote manatí, son ideales para poder
fotografiar los rayos de sol entre las raíces del manglar. Foto: Luis Abad
El cenote manatí tiene muchas zonas para hacer esnorkel y sus aguas
desembocan en la costa.
El cenote Dreamgate se encuentra en el sistema Nohoch, entre Tulum y Dos
Ojos. La entrada se realiza por un hueco circular casi perfecto del que parten
dos cavernas, la que va a favor de corriente (downstream) y la que va en contra
de corriente (upstream). Es un buceo sencillo, poco profundo y no muy largo,
pero quizá es el cenote más espectacular en cuanto a formaciones rocosas se
refiere. Enormes grutas llenas de estalactitas y estalagmitas se abren a
nuestro paso y por su fragilidad es preciso tener un cuidado exquisito con la
flotabilidad, evitando tocar ninguna de sus formaciones.
La entrada a Dreamgate es realmente cómoda para los buceadores. Foto:
Mónica Alonso
Esquema de la entrada a Dreamgate
El nombre del cenote Chac Mool significa Garra de
Jaguar. Tiene dos entradas, una principal, que permite acceder a la parte de la
caverna que va aguas abajo (downstream), y una entrada pequeña, llamada “Little
Brother”. Es una caverna impresionante, por su tamaño y variedad de ambientes y
entradas de luz.
Esquema en planta del cenote Chac Mool
La inmersión en el cenote Pit es una de las mejores
experiencias que he podido disfrutar en el buceo. Es uno de los cenotes más
profundos, con más de 90 m en la cueva inferior. Se trata de un enorme pozo,
parecido al Angelita, de gran diámetro, que se conecta con otro pozo sin salida,
mediante una cueva. Por lo tanto, para el buceo en cavernas tan solo podemos
estar en la primera parte, que tiene un máximo de 35 m de profundidad. También
tiene una capa de sulfuro de hidrógeno, entre los 12 y 18 m, pero de menos
concentración y espesor que el Angelita. Lo más impresionante de bucear en este
enorme pozo es ver los rayos del sol entrando en el agua y las burbujas de los
buceadores.
Esquema del cenote Pit, que pertenece al sistema de cuevas llamado Dos
Ojos
Ver los rayos de sol y las burbujas de los buceadores es lo más
impresionante de la inmersión en este cenote. Foto: Luis Abad
El cenote Dos Ojos da nombre al sistema de cuevas de la zona. Su nombre
viene porque afloran a la superficie dos zonas circulares. Es un sistema
formado por los “dos ojos” y una caverna con techo llamada “Bat Cave”, donde se
emerge y se pueden observar murciélagos en su interior. Tiene dos rutas, con
sus correspondientes líneas a seguir, que se pueden hacer de manera consecutiva
si el consumo de aire lo permite, dada la poca profundidad. Es uno de los
cenotes más famosos del mundo, por la escasa dificultad y el maravilloso
recorrido que presenta.
Esquema en planta del cenote “Dos Ojos”
Bucear en cenotes es una de las
experiencias que yo recomiendo a todo aquel que se lo pueda permitir. Viajar a
la Riviera Maya no es muy costoso económicamente y por ello es más asequible de
lo que pudiera parecer. Salvo los cenotes más profundos, reservados a
buceadores avanzados, el resto es asequible a buceadores de todos los niveles.
La experiencia de buceo es doblemente satisfactoria: por un lado, el disfrute
de las maravillas del inframundo, y por otro vuelves a casa habiendo mejorado
mucho la técnica de flotabilidad, esencial para poder moverse en estas
maravillosas cuevas.