Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este artículo se publicó en la Revista AcuSub www.acusub.net
Hay un tiburón que es uno de mis
favoritos, por su forma esbelta y su llamativo color. El tiburón azul o
tintorera es quizá uno de los que tiene una forma de nadar más elegante y un
color intenso, casi metalizado. El mes de septiembre pasado tuve por fin la
oportunidad de nadar con ellos en el Cantábrico y os puedo decir que la primera
impresión cuando metes la cabeza en el agua y los ves es de admiración absoluta
por la perfección de sus formas.
El tiburón azul o tintorera, Prionace glauca, es un tiburón viajero,
siendo posiblemente uno de los que tiene un rango de distribución geográfica
más amplio, dado que se le puede encontrar en las aguas oceánicas de todo el
mundo, tanto en zonas templadas como tropicales. En el Atlántico Oriental desde
Noruega a Sudáfrica, en el Atlántico Occidental desde Newfoundland hasta
Argentina.
Se trata de un tiburón pelágico,
de coloración azul oscura y blanca en la cara ventral, con ojos grandes, morro
largo, cuerpo esbelto y largas aletas pectorales, que nos recuerdan a las alas
de un avión.
Especie muy migratoria
Esta especie se suele segregar
por sexos y tamaños, y recorre grandes distancias en sus migraciones. En el
Atlántico Norte este animal realiza una gran migración, desde el oeste hasta
Europa y vuelta a América. Al parecer las costas del Atlántico Noroccidental en
América del Norte son zonas de apareamiento de tiburones azules, durante la
primavera e inicios del verano, principalmente desde mayo a julio.
Los científicos han estudiado los
tiburones de esta zona y han examinado los tractos reproductivos de ejemplares
capturados en Nueva Inglaterra. Y lo que han encontrado es sorprendente porque
muchas de las hembras que muestran signos de apareamiento reciente,
fundamentalmente mordeduras en sus aletas pectorales, no son aun sexualmente
maduras. Por otro lado, el análisis de
tiburones azules etiquetados en la zona y capturados en el Atlántico
Nororiental, en Europa, revelan que la mayoría de los tiburones migratorios son
hembras. El examen de sus oviductos ha revelado que estas almacenan paquetes de
esperma. Como consecuencia se ha planteado la hipótesis de que en su migración
hacia el Este maduren y sean capaces de autofertilizarse con el esperma
almacenado, aproximadamente de 10 a 20 meses después del apareamiento.
En su migración parece que siguen
la corriente del Golfo, hasta las costas españolas, portuguesas y del
Mediterráneo, donde paren a sus crías. La ruta finaliza cuando estas hembras
retornan de nuevo a las costas occidentales norteamericanas de nuevo desde
Europa, separadas 15.000 km entre sí.
Es muy poca la información
científica que se tiene en general sobre las especies migratorias, y en
particular sobre los tiburones.
En los últimos años se ha
incrementado la presencia de ejemplares juveniles de tintoreras en aguas
gallegas, lo que refuerza la teoría de que esa zona y la cantábrica pudieran ser
lugares de cría y crecimiento de juveniles. La prensa gallega ha reflejado
muchos encuentros con estos tiburones en las playas de la zona, que se adentran
en los puertos, en las rías, incluso en grupos grandes. Son fundamentalmente
crías pequeñas de entre 50 y 80 cm, que en muchos casos han acabado varadas en
la arena. Esto por un lado ha generado alarma entre los bañistas, y por otro
lado ha despertado la curiosidad de otros.
Se ha investigado esta presencia
creciente, desde 2012, y al principio los científicos pensaban que se trataba
de ejemplares capturados accidentalmente por los pesqueros, que los devolvían
al mar y que acababan en las costas. Pero se han dado cuenta de que no es
casual que cada vez lleguen más ejemplares a la costa. En 2018 avistaron 123
ejemplares, frente a 106 entre 2016 y 2017. Es posible que al aumentar la
vigilancia se notifiquen más los avistamientos y no responda este incremento a
que cada vez llegan más.
Las hembras de esta especie son muy prolíficas, a diferencia de lo que ocurre con la mayoría de los tiburones, y paren entre 30 y 40 individuos cada vez, tras una gestación de entre 9 y 12 meses. Quizá el hecho de que sea un animal que tiene tantas crías haya evitado que la fuerte presión pesquera a la que se ha sometido, haya sido fatal para sus poblaciones y resista la especie sin haberse extinguido.
La presión pesquera
La flota pesquera del Cantábrico
y Galicia destaca por la importancia de los palangreros que faenan en el
Atlántico Norte. Si bien en un principio la flota palangrera de superficie
nació para pescar pez espada, a causa de que en los últimos años se han
producido importantes desequilibrios de precios en el mercado internacional de
este pez, cada vez más escaso, las capturas de especies denominadas asociadas o
no objetivo, fundamentalmente tintoreras y marrajos, han ido cobrando una
importancia creciente en la rentabilidad de esta flota.
Así como a mediados de los años
80, las capturas asociadas a la pesquería de palangre española representaban el
10% del valor total, en la actualidad la pesca de tiburones supone un componente
indispensable para la actividad de la flota. En consecuencia, el tiburón azul
se ha ido convirtiendo paulatinamente en especie objetivo e incluso esta
industria ha tratado de certificar la pesquería de tiburones azules.
La tintorera es el tiburón más capturado en nuestro país, fundamentalmente por la industria palangrera. La lonja de Vigo es la que más descargas de esta especie realiza, y en el puerto de Ondarroa tienen base varios palangreros de tintorera. Se captura en España para el consumo de su carne y para la venta legal de sus aletas para el mercado asiático.
El Grupo de Especialistas de
Tiburones de la IUCN (Unión Internacional para la conservación de la
naturaleza) dice que se capturan alrededor de 20 millones de ejemplares de
tintorera cada año, fundamentalmente como “bycatch” o pesca no objetivo, pero
no hay estimaciones sobre su población. Los pocos estudios realizados sobre sus
capturas indican que las poblaciones están en declive. Hay preocupación por la gran
magnitud de captura de tales cantidades de individuos de este depredador clave
para el ecosistema oceánico.
La sobrepesca es una de las
amenazas más importantes para todos los recursos pesqueros en general. Para
combatirla las entidades gestoras de las pesquerías, los gobiernos y las
autoridades de pesca nacionales e internacionales establecen cuotas de pesca,
con el objetivo de que la explotación de estos recursos sea sostenible. La
presión de la sobrepesca la sufren particularmente los tiburones, dado que
tradicionalmente no se han considerado especies de interés pesquero y sí
“bycatch” o pesca accesoria. En los últimos años, ya se empieza a considerar la
pesca de los tiburones, y en particular la del tiburón azul, como pesca
objetivo, y que por lo tanto debe ser objeto de regulación pesquera.
El sistema de gestión de pesca de
la UE se basa en planes plurianuales y límites de capturas anuales (las cuotas
de pesca). Cada plan plurianual recoge los objetivos de gestión de la población
de peces y puede también incluir otras normas específicas de conservación.
Desde que la nueva política pesquera (CFP) entró en vigor el 1 de enero de
2014, los planes plurianuales incluyen un objetivo de rendimiento máximo
sostenible, que significa la captura máxima que puede extraerse de una
población de peces para mantener el tamaño de la población (es decir, los topes
máximos para que la extracción sea sostenible, en teoría determinados por los
asesores científicos), y un plazo para alcanzar dicho objetivo.
Los límites de capturas anuales,
llamados también TAC, las denominadas cuotas de pesca, o totales
admisibles de capturas, o posibilidades de pesca, son establecidos por la UE
para la mayoría de las poblaciones de peces y deben ser inferiores a los
rendimientos máximos sostenibles correspondientes. Los Estados Miembros se
reparten los límites de capturas a través de las cuotas anuales, que se
negocian duramente cada año, y son responsables de velar por que se respeten
los límites de las mismas.
Uno de los objetivos aún no
alcanzados por la UE es el conocimiento de los rendimientos máximos sostenibles
que deben obtenerse a partir de estudios científicos de las poblaciones de las
especies para las que se pretende establecer un TAC. Ello ha provocado un
retraso en la consecución de los objetivos de la CFP, y por tanto en que la
pesca europea aún esté lejos de ser sostenible.
En el Atlántico Norte la
organización regional de pesca que gestiona las especies altamente migratorias,
fundamentalmente túnidos, pero también otras especies, como la tintorera, es el
ICCAT (Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico).
En la Reunión de las Partes del
ICCAT de 2016, se dio un primer paso en el establecimiento de las cuotas de
captura de la tintorera en el Atlántico Norte. En esta reunión se constató que
en 2015 se habían capturado en el Atlántico 60.000 toneladas de esta especie,
de la que España era responsable de alrededor de un 10 %. Las conclusiones de
la reunión fueron que si las capturas en el Atlántico Norte superaban en dos
años consecutivos desde 2017 la media de capturas de 2011-2015 (39.000
toneladas), la ICCAT debería revisar la implementación de medidas. Por ello la UE establece un TAC anual de
39.000 toneladas.
Procedimiento de establecimiento del TAC de la tintorera en la UE. Esquema: Mónica Alonso
Parece pues, evidente que deben
realizarse más estudios sobre las poblaciones de tintorera en el Atlántico
Norte, con el objetivo de conocer el rendimiento máximo admisible y poder establecer
un TAC adecuado, que permita la gestión sostenible del recurso.
Buceo y snorkel con tintoreras
Durante la época estival, en los
meses de julio, agosto y septiembre, en la zona del Cantábrico vasco, desde el
puerto de Bermeo se vienen realizando actividades de observación y snorkel con tiburones azules. Estas
actividades permiten acercar al público a esta especie, así como la observación
y toma de fotografías.
En el pasado mes de septiembre,
tuve la oportunidad de participar en una actividad de este tipo, llevada a cabo
por Mako Pako, un grupo de enamorados de los tiburones que llevan sumergiéndose
con tintoreras siete temporadas.
La actividad consiste en una
navegación en mar abierto hasta llegar a una zona donde se conoce que existen
tiburones, situada a unas cuantas millas de la costa. Con el barco a la deriva,
se lanza sangre de pescado al mar y se ponen dos boyas con cebo. Al cabo de un
tiempo aparecen los tiburones y se realiza avistamiento con los nadadores en
superficie y sumergiéndose en apnea. Para realizar la actividad no es necesario
ser buceador, tan solo ser capar de nadar en superficie con un tubo y unas
aletas.
La organización de los buzos en el agua es fundamental para la seguridad de la actividad. Una vez que aparecen los tiburones se lanza uno de los organizadores de Mako Pako al agua y observa la actitud de los animales. Si estos están tranquilos, se permite la entrada de los nadadores al agua. Para bajar del barco se utiliza una escalera, por la parte contraria a donde está el cabo con las boyas y el cebo, que es por donde se lanza la sangre de pescado. Nunca se debe tirar nadie de golpe ni chapotear fuertemente al agua. Rodeando al barco se llega hacia otro cabo de superficie con boya en su extremo, paralelo al de las boyas con cebo, donde deben permanecer los nadadores. De esta manera se tiene por un lado el cebo, que es al que acuden los tiburones, y por otro los nadadores.
Los nadadores en el agua. Se establece como límite para poder moverse el cabo que flota delante de ellos. Foto: Mónica Alonso
En la foto Isaías Cruz explica cómo se organiza la actividad, entes de embarcar. Se puede ver la pizarra donde se define la posición de los buzos y de los tiburones en el agua.
Los animales suelen estar muy tranquilos en el agua y trazan círculos alrededor de los cebos, que son grandes cabezas de atún, casi sin carne, por lo que los animales no son realmente alimentados en ningún momento. Al cabo de un rato los tiburones van cogiendo confianza y se acercan más. El día que estuvimos nosotros estaban muy tímidos y se acercaron poco. Los nadadores capaces de sumergirse en apnea se podían acercar algo más a los animales, pero ese día cuanto más se sumergían los nadadores en apnea, más profundo se mantenían los tiburones.
Ion e Isaías, de MakoPako, echando sangre de atún y otros peces, como señuelo oloroso para atraer a los tiburones. Foto: Mónica Alonso
Llegamos a tener seis ejemplares
a la vez. Eran tiburones jóvenes, de aproximadamente metro y medio de longitud,
y algunos de ellos llevaban anzuelos en sus bocas.
Es una sensación maravillosa
poder ver, tan cerca, a un animal que nada con una elegancia tal que no puedes
dejar de pensar lo ágiles que son, a pesar de que en ese momento están muy
tranquilos y se mueven despacio. El color es también muy llamativo, eléctrico,
tan azul, muy diferente del color plateado que suelen tener todos los peces. Es
como si este tiburón quisiera llamar la atención sobre el resto de los peces
del océano.
Al cabo de más de hora y media se
sale del agua para volver a puerto y se recogen los cebos y los cabos. La
vuelta al puerto, con la puesta de sol, se hace con los clientes felices,
contentos de haber tenido la oportunidad de ver de cerca a estos maravillosos
animales.
La actividad de MakoPako
Aprovechando la calma de la
vuelta tuve la oportunidad de charlar con los responsables de MakoPako, los
cuales me contaron que esta actividad la comenzaron hace 7 años, cuando tras
varios viajes a diferentes lugares del mundo para ver tiburones, empezaron a
pensar que en el Cantábrico también era posible bucear con ellos. Salían a mar
abierto, a cebar y a buscar, gastando muchas horas en su intento de ver las
tintoreras de cerca. Nadie les creía, a pesar de que se sabía que tintoreras
había, y que se pescaban y desembarcaban en los puertos de la zona. Finalmente,
tras muchos meses de perseverancia, encontraron un lugar donde casi siempre que
iban aparecían las tintoreras, y comenzaron a realizar la actividad.
Y así empezó todo. Salen
fundamentalmente los fines de semana, y van siendo conocidos por el “boca a boca”.
Esperan tener más demanda, por ser más conocidos y así poder realizar la
actividad más días que el fin de semana compartiendo y difundiendo su pasión
por estos animales.
Casi siempre que salen encuentran
tiburones, y es rara la salida en la que se vuelven de vacío. Me expresaron su preocupación
por los palangreros de Ondarroa, que faenan por la zona, y que pudieran, con su
presencia reducir la población de tintoreras. Saben que esta especie se pesca
mucho y que las cuotas de pesca son tan elevadas que un buen día pudieran
desaparecer de la zona.
Muchos de sus clientes no son
buceadores, y por tanto es posible que antes de sumergirse con los tiburones no
fueran verdaderos fanáticos de ellos, como sí suelen serlo los buceadores. Esperan que con la actividad que realizan la
población local comience a conocer y amar a los tiburones. Solo así se dejará
de ver a esta especie como un pescado más que capturar y se la vea como un activo valioso de nuestros mares,
que es preciso proteger.
La semana anterior a la que
fuimos nosotros tuvieron la gran suerte de que un marrajo se acercara a los
cebos cuando estaban los nadadores en el agua. Cuentan que fue una experiencia
preciosa, un animal maravilloso, plateado y con una gran potencia nadadora. Y
nos cuentan que ven peces luna, atunes en grandes bancos y las siempre
presentes aves marinas. Sin duda esta actividad merece la pena, como
experiencia de navegación en el Cantábrico y por la enorme suerte de poder
apreciar las maravillas que acoge este mar.
Yo estoy feliz sabiendo que
también en nuestro país podemos nadar con tiburones, y especialmente con la
especie más bonita, y la que más se pesca. Cada vez que un grupo de personas se
sumerja con estos grandiosos animales, sabemos que sucumbirán al hechizo y se
convertirán en verdaderos defensores de su causa.
Una tintorera muerde el cebo. Foto: Isaías Cruz
CAILA, EL DOCUMENTAL
Caila pretende ser un leve toque de atención sobre una realidad del mar Cantábrico y el País Vasco, algo desconocido para la población en general, y de esta comunidad en particular, sobre una fauna muy especial que vive en el, y sobre la que existe un gran negocio de pesca, los tiburones azules.
Referencias: