Este artículo fue escrito por Mónica Alonso Ruiz y publicado en la Revista Acusub en noviembre de 2020. www.acusub.net
Texto: Mónica Alonso Ruiz
Hoy en día la cautividad de los cetáceos es difícil de entender para todo aquel que haya podido verlos en libertad en su medio natural. En los delfinarios, estos animales tan inteligentes sufren un confinamiento cruel, como consecuencia del capricho humano.
El siglo XX pasó a la historia como aquel en el que se luchaba porque las ballenas dejaran de ser cazadas. El siglo XXI debe ser recordado como aquel en el que el hombre empieza a pensar en que sus acciones y necesidades tienen mucha trascendencia en el mundo que le rodea (era antropocénica). Por eso los ciudadanos estamos dejando de usar papel, nos preocupamos por las emisiones contaminantes de CO2, por los alimentos ecológicos, por los hábitos saludables, por no usar plásticos o reducirlos a lo mínimo…
La preocupación por nuestro planeta es evidente en este siglo. Fuente: laestrella.com
Hemos empezado a preocuparnos por lo que nos rodea, por la preservar la Naturaleza (o lo poco que queda de ella). Nos damos cuenta de que si no cuidamos nuestro entorno nuestros descendientes lo van a tener crudo para sobrevivir en un planeta cada vez más hostil.
Nos preocupan los animales, lo que sienten y lo que padecen por nuestra culpa. Y por ello los zoos y los delfinarios son cada vez más denostados por nuestra sociedad: no queremos que la vida natural se vea tan afectada por nuestro estilo de vida irresponsable. Capturar animales en su entorno silvestre y condenarlos de por vida a un confinamiento en condiciones que dejan mucho que desear, sin arraigo familiar, sin poder manifestar sus habilidades sociales, está cada vez peor visto.
Y por ello en muchos casos nos preguntamos ¿y yo qué puedo hacer para conocer a estos seres tan maravillosos que viven libres?. La respuesta es clara, verlos allí, en su medio ambiente. Ello solo puede conseguirse de dos maneras; por un lado, ver documentales, los cuales en ocasiones son muy buenos y nos permiten aprender mucho, y por otro, ver los animales en su contexto, en su mundo natural.
Por esa segunda opción, las actividades de avistamiento de animales en su medio son cada vez más frecuentes. Esta idea no es nueva: ya a inicios del siglo XX, un puñado de ricos y afortunados pudieron ver y fotografiar animales en las zonas de reserva de África. Allí los humanos hicimos tales barbaridades, que nos dimos cuenta de que o creábamos estas reservas y las explotábamos como safaris fotográficos, o nos olvidábamos de verlos de manera fortuita, en libertad tal y como las vieron nuestros mayores.
Ahora que hemos esquilmado de animales silvestres la zona terrestre y se ha visto la necesidad de protegerlos en su medio con estas reservas, nos damos cuenta que el océano tiene el mismo problema, muy magnificado por su falta de conocimiento. Estamos extinguiendo las especies de los océanos antes incluso de conocerlas.
Por eso en un mundo como el nuestro no deben caber los zoos y los delfinarios, al menos como se planteaban “antiguamente”, como lugares de explotación para cubrir nuestras necesidades de entretenimiento. Ver cetáceos en libertad es una forma de hacer que nos sintamos más cercanos a ellos y con más ganas de amarlos y protegerlos en su propio medio.
Este año extraño de no saber qué hacer en vacaciones y de turismo nacional, surgió la oportunidad de aprovechar nuestros muchos kilómetros de costa y acercarnos a ver cetáceos. Y nada mejor que el Estrecho, lugar de gran variedad de animales, para poder cumplir nuestro deseo. Sin embargo, no había sido nuestro primer contacto con una expedición de avistamiento, ya que el año pasado habíamos estado viendo tiburones azules en el Cantábrico.
Y para ello nos fuimos a Tarifa, acompañados por varias amigas biólogas. La idea era poder ver lo que tantas veces contábamos en nuestras charlas: los cetáceos deben estar libres, fuera del yugo del cautiverio.
Los amigos en el avistamiento de cetáceos. Véase la embarcación semirrígida usada y el sistema que tiene de acoger a los que viajan en ella, para facilitar su comodidad. Foto: M. Alonso
Personalmente había tenido la oportunidad de encontrarme con una ballena en Maldivas en un viaje de buceo, que iba de paso, así como numerosos delfines que jugaban con las olas generadas por nuestro barco. También en algunas ocasiones en Tenerife habíamos podido ir a ver los calderones o ballenas piloto, al canal de la Gomera. Pero nos sabía a poco, habíamos probado las mieles de velos en directo y el Estrecho era un buen sitio para ello.
Un gran día de avistamiento
Tras el traslado a Tarifa, quedamos con la empresa de avistamientos en una avenida de la misma localidad, desde donde nos acercamos al puerto, nos dieron las indicaciones y nos quedamos con el piloto de la embarcación, en total 8 personas, los cuales fuimos en una semirrígida adaptada para este tipo de actividad. Habíamos escogido este tipo de embarcación porque las más pequeñas, si bien tienen menos cabida en número de personas, permiten una mejor maniobrabilidad y cercanía a los animales. En Tarifa existe oferta de embarcaciones de todo tipo, algunas muy cómodas.
Nos dijeron que las condiciones del mar no eran muy buenas y que nos agarráramos fuerte, que se movería mucho. Casi todos éramos buceadores, por lo que las condiciones del mar no nos asustaban. Teníamos que abrigarnos, a pesar de que era mitad de agosto, porque podía hacer fresco, en medio del mar, en una zona de fuertes vientos. El mareo es otra de las cuestiones que tuvimos que tener en cuenta por que algunos lo sufrimos habitualmente.
La idea era pasar la mañana en el agua, aproximadamente tres horas, para ver el máximo posible de especies. Nuestra intención era ver orcas, por lo que fuimos donde faenaban los pescadores marroquíes el atún, y por ello estaba prohibido hacer fotos a esos barcos.
Fue un día maravilloso, por la navegación, aunque fue dura al final por el empeoramiento de las condiciones del mar, y por el resto de día que pasamos por las callecitas de Tarifa, con una visita a sus playas.
Lo que vimos y la magnitud del estrecho
Pudimos ver varios tipos de delfines, comunes, mulares y listados, que se movían generalmente en grandes grupos que íbamos interceptando en nuestra búsqueda de orcas, cerca de los pescadores marroquíes. Éstos esa mañana no eran muchos porque la situación de COVID no le permitía a la mayoría salir a faenar. Incluso pudimos ver la captura de un gran atún y su elevación manual a la embarcación que lo había pescado.
Delfines libres en el Estrecho. Autor: M. Alonso
Delfines libres en su medio. Autor: M. Alonso
Ir en una semirrígida en el Estrecho es espectacular, es como navegar en un enorme río de agua salada en el que las dos orillas están al alcance de la vista (recordemos que la separación mínima de las dos orillas es del orden de unos 14 kilómetros). Pudimos ver enormes cargueros de contenedores, que parecía que se desplazaban muy despacio, pero que en realidad lo hacían a gran velocidad. Y eso que la zona está declarada como zona de Dispositivo de Separación del Tráfico, en la que los barcos deben extremar sus precauciones tanto respecto a otros barcos más pequeños, como respecto a la presencia de cetáceos.
Los delfines jugaban en la proa del gran transbordador que pasaba. Foto: M. Alonso
El Dispositivo tiene como objetivo principal la segregación de los tráficos por tipologías de buques, para evitar las colisiones entre embarcaciones de diferentes tamaños. Adicionalmente, en este dispositivo, que se ha implantado también en otras zonas de intenso tráfico marino, se establece un área de precaución por la presencia estacional de cachalotes, donde se recomienda reducir la velocidad máxima a 13 nudos y navegar en estado de máxima vigilancia.
Los delfines juegan en el Estrecho. Fuente: Secretolivo.com
Delfín en la proa de un carguero. Fuente: Viajes Ionut
Dispositivo de Separación del Tráfico Marítimo en el Estrecho. Fuente: Salvamento Marítimo
Dispositivo de separación de tráfico en el Estrecho. Fuente masmar.net
Zona de precaución definida en el dispositivo de separación de tráfico en el Estrecho. Fuente masmar.net
Y sin embargo tú estás allí, en medio del mar, en tu semirrígida, sabiendo que esos enormes barcos en teoría no van a chocar contigo, ni te pueden abordar, pero sabiendo también que si el patrón de tu embarcación no está listo puedes tener un accidente con ellos. Los barcos grandes ni te ven, y si el patrón no tiene cuidado chocarán contigo irremediablemente. Todo este caos es asumible para las especies que allí viven, y pudimos observar a los delfines jugando con las olas que se forman en la proa de barcos enormes de contenedores. Aun así, se producen accidentes, tal y como explicamos en artículos anteriores.
Rorcual que ha colisionado con un barco. Fuente: WWF Francia
Fuera de todo eso, la navegación por la zona fue apacible, y muy entretenida, pasados los primeros momentos de asombro, por el lugar y la situación. Además de ver delfines, barcos grandes y pequeños, vimos peces luna saltando y un pez espada cazando en superficie. Ni rastro de las orcas ni de los rorcuales. Afortunadamente alguna de nuestras amigas pudo ver un rorcual en una de sus visitas posteriores.
Pudimos ver calderones, gracias a que nuestro patrón los localizó mediante una llamada telefónica que hizo a otra empresa de avistamientos de la zona, que sí los habían encontrado. Pusimos rumbo hacia allí y los pudimos ver bien. Son impresionantes esos delfines grandes, menos juguetones que el resto.
Calderón de aleta larga. Fuente: El Periódico (grupo CIRCE)
La experiencia
Salimos contentísimos por el paseo en semirrígida por una zona singular como esta y por las especies avistadas, a pesar de que no pudimos ver orcas ni rorcuales.
Sin duda volveremos al estrecho para tener la oportunidad de ver las especies que no hemos podido contemplar esta vez, las orcas y los rorcuales. Animamos a todos los que tengan oportunidad de visitar la costa y las numerosas localidades en las que se realizan este tipo de avistamientos, que realicen estas actividades, lo cual es algo ilusionante y garante de que el cautiverio no es la solución para ver los cetáceos.
Referencias:
Protección de las orcas en el estrecho:
https://www.miteco.gob.es/es/ceneam/carpeta-informativa-del-ceneam/novedades/proteccion-orcas.aspx
https://www.boe.es/boe/dias/2017/05/17/pdfs/BOE-A-2017-5474.pdf
https://www.actualidadjuridicaambiental.com/wp-content/uploads/2017/07/2017_07_10_Gomez_Orden-APM-Orcas.pdf
I Plan de Desarrollo Sostenible del Parque Natural del Estrecho
http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal_web/web/temas_ambientales/espacios_protegidos/04_planificacion/pds/I_PDS_Estrecho/180404_I_PDS_Estrecho.pdf
Orcas:
https://es.wikipedia.org/wiki/Orcinus_orca
https://www.iucnredlist.org/species/15421/50368125
El Estrecho. Dispositivos de Separación del Tráfico:
http://www.salvamentomaritimo.es/mejora-tu-seguridad/control-y-servicios-en-la-mar/dispositivos-de-separacion-de-trafico
file:///C:/Users/34658/Downloads/Separacion_estrecho.pdf
https://www.practicosdepuerto.es/colegio-federacion/publicaciones/12-preguntas-clave-sobre-la-navegaci%C3%B3n-en-un-dispositivo
El Campo de Gibraltar Reserva de la Biosfera:
https://www.europasur.es/campo-de-gibraltar/espacio-unico-mundo_0_524648137.html
Cetáceos en el Estrecho:
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2361116.pdf