Este artículo se publicó por Mónica Alonso Ruiz en la Revista Escápate Num 14
https://issuu.com/oceanides/docs/escapate-14-2015?e=0
Hoy vamos a hablar de peces extraños y a la vez muy atractivos. Si le preguntamos a un niño de corta edad cuando ve un caballito de mar ¿es un pez?, probablemente nos diga que no, que es un caballito. Y es que estos peces tienen personalidad propia, tanta que nos apasionan y son el sueño de todo buceador: absolutamente todos nos emocionamos y nos encanta verlos en las inmersiones.
Los signátidos son
una familia de peces que incluyen los caballitos de mar, los peces pipa, y los
dragones de agua. El origen griego de la palabra signátido se refiere a que
tienen las mandíbulas unidas, es decir, que ese hocico alargado es, que me
perdonen los biólogos, una especie de tubo a través del cual el animal succiona
a sus presas. Y es que estos preciosos animalitos se alimentan de plancton y de
pequeños organismos. Se mantienen inmóviles junto a sus presas, y en un
instante dado se activan y van absorbiéndolos. Tragan enteras a sus presas, al
no disponer de dientes, y se ven obligados a consumir grandes cantidades de
comida, ya que prácticamente carecen de estómago.
Dejando un lado a los barrocos dragones marinos, de más
difícil encuentro por parte de los buceadores, vamos a hablar tan solo de los
caballitos de mar y de los peces pipa. La característica común, aparte de la
mandíbula fusionada es que tienen un exoesqueleto formado por placas o anillos
óseos, siendo los únicos peces que lo tienen. No tienen escamas y tienen la
piel estirada sobre las placas óseas. Esta armadura les protege físicamente de
los depredadores, aunque en realidad tienen pocos, lo cual no quiere decir que
no sean muy sensibles a múltiples amenazas.
Este Hippocampus hippocampus fue fotografiado en Mazarrón, Murcia, en
julio de 2012. Se aprecia en la fotografía el gran mimetismo que presenta con
su entorno.
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Lo más extraño de la forma los caballitos es que tienen la
cabeza en ángulo recto con el cuerpo, con mucha similitud a la forma de la
cabeza del caballo. Tienen el cuerpo comprimido lateralmente y una cola prensil
que se puede enroscar en torno a cualquier elemento del fondo, que les permite
no ser arrastrado por las corrientes. Los peces pipa, por el contrario, tienen
la cabeza en prolongación de su cuerpo y la cola también es recta, presentando
una aleta caudal redondeada. A estos peces les faltan las aletas caudal (la
cola), aunque a los pipa no, y la ventral. Las pectorales y la dorsal son muy
tenues y tienen forma de abanico. La dorsal impulsa al animal, que en el caso
del caballito se mueve con el cuerpo vertical, está situada a su espalda y la
agitan unas tres veces y media por segundo. Las pectorales impulsan los
movimientos verticales. Son pobres nadadores: se mueven muy poco y se desplazan
distancias muy pequeñas. Viven cerca del fondo o de las paredes marinas y
generalmente son territoriales. Por eso cuando en una zona de buceo se descubre
un caballito de mar, habitualmente se le puede volver a visitar innumerables
veces en la misma temporada.
Este ejemplar hembra de Hippocampus kuda reposa en el fondo
arenoso de los fondos de Dumaguete, Filipinas.
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En las costas españolas se pueden encontrar al menos dos
especies de caballitos: Hippocampus
hippocampus y también Hippocampus
guttulatus, de mayor tamaño que el primero. En cuanto a los peces pipa,
aunque no lo creamos en el Mediterráneo tenemos un representante muy
desconocido para el buceador, el pez pipa mula, Sygnathus thyple, que habita en las praderas de Posidonia oceánica, y se mimetiza tanto
con las hojas de esta planta, que es muy difícil reconocerlo.
Tanto los caballitos como los pipa presentan diferentes
formas, colores y tamaños, y se mimetizan con el entorno, variando algunos de
ellos su coloración para pasar desapercibidos. Un ejemplo muy claro es el
caballito de mar pigmeo, Hippocampus
bargibanti, que se encuentra en la zona del indopacífico. Este animal vive
entre las ramas de las gorgonias y se mimetiza con ellas. Son muy difíciles de
ver y para poder apreciarlos, generalmente hay que recurrir al guía
experimentado que conoce perfectamente la gorgonia en la que viven uno o más
ejemplares, y es capaz de encontrarlos y mostrarlos al asombrado buceador. Es
una experiencia fascinante cuando consigues verlos, y al ser tan pequeño, es
muy difícil de fotografiar para el fotógrafo amateur.
Como curiosidad, hay que destacar la estrategia reproductiva,
en la que el macho es quien se ocupa del desarrollo de los huevos. La hembra
usa su ovopositor para insertar los huevos maduros dentro de la bolsa
incubadora del macho, donde son fertilizados. Esta bolsa, denominada marsupium,
la cual permite diferenciar visualmente los sexos, se transforma, facilitando
nutrientes a los embriones. Tanto la entrada de los huevos en el saco como su
incubación ocurren en un proceso extraordinariamente rápido (apenas 6
segundos). Esta estrategia es una manera más de asegurar que los huevos
proceden exclusivamente de una sola hembra, con lo que se asegura la monogamia
genética para ese lote de huevos. Las especies de caballitos suelen ser
monógamas, mostrando extremada fidelidad hacia su pareja.
Los embriones engordan en el marsupium y, en general, en unas
tres semanas estarán preparados para afrontar por sí mismos la aventura de su
vida. Pasado el plazo de incubación, el macho deja salir las crías del interior
de su bolsa, a veces durante varias horas, contrayendo su cuerpo para hacer
presión en forma de espasmo. Las crías son réplicas en miniatura de sus padres,
y miden entre unos siete a once milímetros de largo. Son totalmente
independientes y no vuelven a la bolsa después del nacimiento. El macho llega a
tener cada vez entre 200 y 300 crías, dependiendo del número de apareamientos
realizados con la hembra. El cortejo del macho y de la hembra es estéticamente
maravilloso: los dos animales entrelazan sus colas, se colocan uno frente al
otro y nadan juntos simultáneamente, en una danza nupcial.
Este es una caballito de mar
común del Indopacífico, Hippocampus
taniopterus. Reposa sobre el fondo arenoso de los fondos de Puerto Galera,
Filipinas.
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El pipa mula, Sygnathus typhle . Licencia CC. Roberto
Pillon
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Primer plano de un pipa mula, Sygnathus typhle, donde se puede
apreciar la característica forma de su boca,
común para todos los signátidos.
Licencia CC. Gilles San Martin
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Estos
peces pipa fantasma robustos (Solenostomus
cyanopterus)
se camuflan con el entorno pareciéndose a hojas. Dumaguete.
Filipinas
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Un
pez pipa fantasma ornado (Solenostomus
paradoxus) camuflado entre látigos de coral.
Dumaguete. Filipinas
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Hembra de pipa fantasma ornado. Dumaguete. Filipinas |
Este colorido caballito es un
macho, posiblemente
preñado, se denomina caballito de mar espinoso
Hippocampus histrix. En Puerto Galera,
Filipinas.
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