El pez más grande (II): reproducción,
investigación, estado de conservación y turismo de observación
Texto: Mónica Alonso Ruiz
En el artículo anterior hablamos
de las características más llamativas del tiburón ballena, el pez más grande de
todos, que es el que se alimenta de los organismos más pequeños. Sin embargo,
existen muchas cuestiones relacionadas con esta especie que son un misterio. En
este artículo intentaremos analizar algunos aspectos, como su reproducción, las
investigaciones que se están llevando a cabo actualmente, su estado de
conservación y las actividades de avistamiento y nado que pueden realizarse con
él.
Reproducción
A pesar de ser un animal tan
grande, no existe mucha información del proceso de reproducción del tiburón
ballena (Ryncodon typus). Su cópula no se ha podido filmar nunca, aunque
sí algunos intentos. Se sabe poco de sus crías, muy pequeñas, que miden entre
50 y 60 centímetros, porque es muy raro verlas.
Probablemente alcance la madurez
sexual cuando mide más de 9 metros, aproximadamente a la edad de 30 años ya que
vive unos 100 años de media (incluso más), aunque se cree que tan solo el 10 %
de los ejemplares alcanzan la edad máxima.
Hasta 1995 se sabía muy poco de
la reproducción de esta especie y se pensaba que era ovípara, como el 40% de
las especies de tiburón, que producía huevos que, tras la fertilización, se
expulsaban del cuerpo y se desarrollaban a partir de la yema.
Fue entonces cuando se capturó
una hembra preñada en Taiwán que tenía un útero enorme, lleno de huevos. Aparentemente
parecía que la hembra retenía los huevos hasta que los embriones estaban
suficientemente desarrollados para eclosionar, y salir de su cuerpo. Por lo
tanto, desde entonces se entiende que esta especie es ovovivípara, y que
genera huevos que se mantienen internamente hasta su eclosión.
Los descubrimientos que se
hicieron con esta captura fueron más allá del ovoviviparismo de la especie. La hembra
capturada tenía alrededor de 300 huevos en su útero, el mayor número de todas
las especies de tiburón. Muchos de los embriones estaban dentro de su huevo y
otros habían salido ya de él. Encontraron tres niveles de madurez de los
embriones, los más grandes aparentemente listos para salir de la madre. Por
ello los científicos creen que las crías de tiburón ballena no nacen todas a la
vez, y la hembra retiene el esperma tras el apareamiento y produce un flujo
constante de crías durante un determinado período.
Nunca se ha observado a una
hembra alumbrando a sus crías. Además, es un misterio dónde acuden las hembras
a dar a luz y también dónde viven y crecen los juveniles.
Investigaciones realizadas
Los científicos realizan labores
de investigación utilizando seguimiento satelital, aparatos de sonar y
fotoidentificación, y tratan de rellenar las lagunas de conocimiento que
existen sobre esta especie, tan difícil de manejar y tan migratoria. Además, en
muchos casos el objetivo de esta investigación es la conservación de la especie.
Así se ha conseguido conocer que
es muy migradora, más de lo esperado, y que sus ejemplares pasan menos tiempo
en la superficie de lo que se creía. Además, se ha sabido que se ha producido
mucha mortalidad de sus ejemplares por choque contra barcos.
Una investigación relativamente
reciente (2016), que utilizó análisis de ADN mitocondrial y seguimiento por
satélite, demostró que existen dos subpoblaciones de tiburones ballena, una en
el Indopacífico (el 75% de los ejemplares), y otra en el Atlántico (el 25% restante).
En la subpoblación atlántica parece que se producen congregaciones en zonas de
alimentación de un número mayor de ejemplares que en la del Indopacífico.
En 2018, en las Islas Galápagos, algunos
investigadores consiguieron utilizar un dispositivo de ultrasonidos (ecógrafo)
y aplicarlo al vientre de varias hembras mientras nadaban. Hacer una ecografía
a un animal de este tamaño y con una piel muy gruesa es toda una proeza, dado
el peso del equipo. Además, tuvieron que utilizar “scooters” para poder
mantener el ritmo de natación del animal.
Los resultados de esas pruebas
les permitieron ver e identificar sus órganos reproductivos. Creen que con esa
tecnología podrán avanzar en resolver el misterio de conocer las zonas de cría
de esta especie en las islas Galápagos, porque son de los pocos lugares del
mundo donde cada año pueden observarse hembras adultas de gran tamaño (aparentemente
con embriones en su vientre).
Pesquerías y estado de
conservación
Aparentemente el interés pesquero
por esta especie es pequeño, aunque el daño que la pesca ha producido sobre su
supervivencia ha sido enorme.
Se la capturaba con arpones en
Pakistán, India, China o Senegal, donde se consume en fresco o en salazón. Tradicionalmente se capturaba en Bohol,
Filipinas, para comer su carne y utilizar su piel y sus aletas. También se
capturaba en Maldivas para obtener aceites. Afortunadamente, tanto en Filipinas
como en Maldivas su captura ya está prohibida.
En 2014 organizaciones
conservacionistas sacaron a la luz una gran pesquería ilegal en China (algunos
la llamaron la casa de los horrores), cuya actividad era ciertamente
insostenible, porque capturaban alrededor de 600 tiburones al año. En ese
momento se consideró la amenaza más grande para la recuperación de las poblaciones
del tiburón ballena en el Indo-Pacífico. Desconocemos si continuó sus actividades
porque no se ha vuelto a publicar nada más sobre ella.
En Taiwán, la carne de tiburón
ballena alcanza un alto precio en los mercados, y sus enormes aletas se venden
en determinadas zonas de Asia, especialmente en Hong Kong. Se sabe que una
aleta dorsal puede alcanzar un precio de 20.000 dólares.
La única pesquería del Atlántico
estaba en Cuba, donde se capturaban alrededor de 9 ejemplares cada año, aunque
se cerró y se prohibió su captura en 1991.
La mayoría de las pesquerías
comerciales de tiburón ballena han dejado de capturarlos, fundamentalmente
porque las poblaciones se han reducido drásticamente.
La Lista Roja de la UICN (Unión Internacional
para la conservación de la Naturaleza) considera a esta especie como Amenazada
a nivel global, entre otras cosas por el descenso continuado de sus poblaciones,
aunque actualmente los tiburones ballena tienen prohibida su pesca en muchos
lugares. Estos animales son muy longevos y tienen una madurez sexual muy
tardía, por lo que cualquier captura, por pocos ejemplares que sean, amenaza a
la especie entera.
La convención CITES incluyó el tiburón ballena en su apéndice II en 2002. El comercio internacional de individuos de especies de este apéndice II puede autorizarse concediendo un permiso de exportación o un certificado de reexportación. Sólo deben concederse los permisos o certificados si las autoridades competentes han determinado que se han cumplido que el comercio no será perjudicial para la supervivencia de estas en el medio silvestre. Por eso la Unión Europea prohíbe la captura de tiburón ballena en todas sus aguas.
En diferentes lugares del mundo
se protegen zonas de alimentación o zonas de migración, como en Australia (Arrecife
de Ningaloo), Belice (Gladden Spit), Costa Rica (Isla del Coco), Ecuador (Islas
Galápagos), México (reserva de la Biosfera de Yum-Balam), Panamá (Isla de Coiba)
y en el Reino Unido (Isla de sante Helena).
Según las recomendaciones de la
UICN es necesaria su protección en algunos lugares que presentan altas
densidades de estos animales, dado que la presión humana desproporcionada puede
provocar impactos y descensos en las poblaciones. Es el caso de México,
Mozambique y Catar. Además, en zonas donde de forma habitual se produce
alimentación en superficie, como en Quintana Roo en México, se deberían
gestionar esas zonas para reducir los accidentes con las embarcaciones de las
rutas de navegación cercanas. También sería de mucha ayuda para la especie la
gestión eficaz de las congregaciones de peces que les sirven de alimento en
esas zonas.
El ecoturismo con tiburones
ballena
El hecho de que este tiburón tenga
un carácter dócil y nada agresivo y que sea posible encontrarlo en algunas
zonas en determinadas épocas del año ha provocado un crecimiento enorme de las
actividades turísticas, en las que se pueden realizar avistamientos y nado con
algunos ejemplares.
El Doctor Geoff Taylor comenzó estas
actividades a finales de los años 80 en el arrecife de Ningaloo, en Australia
Occidental. Posteriormente se fueron estableciendo nuevos lugares donde se
realizaban estas actividades en todo el mundo, en Sudáfrica, Maldivas, Belice, Filipinas,
Seychelles, etc., donde se trata de hacer valer la expresión de que “un tiburón
vivo vale más que uno muerto”.
En esos lugares, donde la
presencia de tiburones ballena es bastante predecible, se aprovechan los
hábitos de alimentación en superficie para poder verlo y nadar con él. De
hecho, la observación de tiburones ballena es una de las actividades más importantes
del turismo basado en tiburones, aportando millones de dólares anuales a la
economía mundial. Además, se suele aprovechar la actividad turística para realizar
acciones de investigación y de conservación de la especie.
Sin embargo, el turismo con el
tiburón ballena puede amenazar a la especie cuando se modifica su
comportamiento, se interrumpe su alimentación y, sobre todo, cuando algunos
ejemplares resultan heridos con las hélices de los barcos.
Por eso, pronto se encontró la
necesidad de regular estas actividades. Lo habitual es que las autoridades concedan
autorizaciones a ciertos operadores, que deben observar un código de conducta basado
principalmente en no acercarse a menos de 3 metros del animal, no tocarlo, y
dejar siempre libre su cabeza para no entorpecer su marcha.
Normas para observación y nado con
tiburones ballena
Sin embargo, aún existen algunas
dudas sobre si estas medidas de precaución son suficientes, dado que el número
de ejemplares de las zonas de avistamiento sigue decreciendo. Se cree que la
causa de este descenso no está totalmente relacionada con estas actividades,
sino con el deterioro de los hábitats en los que este animal vive y se
alimenta, y con su pesca descontrolada, aunque ya prohibida.
Otra forma de observar tiburones es
verlos en acuarios de todo el mundo. En Japón, China y en el Georgia Aquarium
de Estados Unidos han conseguido tener tiburones ballena en enormes tanques
especializados, pero dado su gran tamaño y dieta, no es nada sencillo garantizar
su supervivencia. Tampoco parece muy lógico retener a este animal tan grande y
migratorio en un tanque de reducidas dimensiones en relación con su tamaño.
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El tiburón ballena es un animal fascinante,
no solo por su gran tamaño, sino por lo especial que es a la hora de
alimentarse, y por lo diferente que es al resto de tiburones. Observarlos, ver
lo grandes que son, cómo nadan y cómo se mueven es todo un espectáculo. Sin
embargo, estos gigantes del océano aún son muy desconocidos para los
científicos, que intentan conocer cada vez más aspectos de ellos, a la vez que
tratan de conservar la especie.
Referencias
https://www.livescience.com/65781-attempted-whale-shark-mating-world-first.html
https://scubadiverlife.com/first-ever-whale-shark-ultrasound/
https://galapagosconservation.org.uk/projects/whale-shark-monitoring/
iDNA at Sea: Recovery of Whale Shark (Rhincodon typus)
Mitochondrial DNA Sequences from the Whale Shark Copepod (Pandarus
rhincodonicus) Confirms Global Population Structure (2017):
https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmars.2017.00420/full
https://galapagosconservation.org.uk/first-ever-wild-whale-shark-ultrasound-galapagos-baby-board/
https://www.fao.org/fishery/en/aqspecies/2801
https://www.boe.es/doue/2022/021/L00001-00164.pdf
Freya C. Womersley et al. 2022. “Global collision-risk
hotspots of marine traffic and the world’s largest fish, the whale shark” https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2117440119
https://www.redsea-project.com/post/el-tibur%C3%B3n-ballena-rhincodon-typus
David Rowat 2010. Whale Sharks: An Introduction to the
World's Largest Fish from One of the World's Smallest Nations, the Seychelles. ISBN 9993117005, 9789993117001
https://saveourseas.com/worldofsharks/species/whale-shark
https://www.nationalgeographic.es/animales/2018/08/el-caotico-mundo-del-turismo-para-ver-tiburones-ballena
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