La mayoría de nosotros aún
guardamos en la retina las imágenes de Flipper haciendo piruetas en su piscina
del parque acuático Coral Key Park en Florida. Esta cercanía e interacción con
los humanos y en particular con los niños fascina al público, que comienza a
idolatrar al animal de una manera apasionada. La mueca de la cara de los
delfines, que parece una sonrisa, ayuda también a este “amor” por este animal.
La cara amable de los delfines nos hace pensar a menudo que son felices
en nuestra compañía.
Foto Sharyn T, con permiso de WCA
Posters de la película y serie de tv Flipper (1963-64)
La realidad de la película y de
la serie de televisión fue muy diferente. Flipper no era un único animal, sino
que eran en realidad cinco delfines hembra entre las cuales había una llamada
Kathy. Se elegían hembras pues eran más dóciles y en general se usaban las más
dotadas para las piruetas. Kathy murió de agotamiento en brazos de su
entrenador, Rick O’Barry que explicó en su momento: “el delfín decidió
no comer más y se dejó morir de hambre”. La serie de televisión
promovió la captura de delfines para su uso comercial en todos los parques del
mundo. Rick O’Barry desde entonces se convirtió en activista en contra de la
cautividad de estos animales.
Rick O’Barry, el entrenador de los delfines de Flipper
Una de las preguntas que se hacen
los científicos desde entonces, cuando O’Barry planteó la hipótesis del suicidio,
es si los delfines realmente pueden decidir no seguir viviendo. No están muy
convencidos de ello: de lo que sí está convencida la comunidad científica es de
que los animales de este tipo pueden estar deprimidos y pueden llegar a realizar
conductas desesperadas, como dejar de comer o vagar sin rumbo o golpearse con
las paredes de sus tanques. No vamos ahora a determinar cuál fue la causa de la
muerte de Kathy/Flipper. Seguramente fue una combinación de causas, el
agotamiento, la depresión…la cosa es que desde entonces Rick O’Barry no ha
dejado de recordarnos lo infelices que son esos animales con los que trabajaba
en cautividad.
Una de las características de los
cetáceos y de los delfines en particular es sin duda su carácter social, de
convivencia y sus rígidas estructuras sociales familiares y de clanes, con una
gran capacidad de aprendizaje que se transmite de madres a hijos, y con una
habilidad comunicativa entre individuos que asombra a los científicos: cada
clan tiene su dialecto diferente. Son, en general, animales migratorios aunque
hay comunidades que no migran pues establecen su territorio en una amplia zona
en la que viven permanentemente.
Podemos entender pues que
animales con estas características sean infelices en cautividad, al igual que
entendemos que simios encerrados en zoos no lo pueden ser tampoco. En el caso
de las orcas, los mayores delfines, es mucho peor por la sangrante falta de espacio
que tienen en sus piscinas.
Blackfish, o el comienzo de la conciencia popular contra el cautiverio
En 2013 Gabriela Copperthwaite
estrenó su documental Blackfish. La protagonista es una orca llamada Tilikum,
la cual había causado la muerte a tres personas a lo largo de 20 años. El
documental nos explica que jamás se han registrado ataques de orcas en
libertad, al contrario de lo que cada vez con más asiduidad estaba ocurriendo
en cautividad, donde se les obliga a realizar números circenses a cambio de
alimento, y a convivir en espacios muy reducidos con ejemplares ajenos a su
grupo familiar. La película relata también la muerte de Alexis Martínez,
entrenador de orcas del Loro Parque de Tenerife. Fundamentalmente el documental
centra sus críticas hacia Sea World, propietario de las orcas de Tenerife. Seaworld es una compañía estadounidense
dedicada a la captura de animales marinos para su utilización en espectáculos.
Cartel de la película Blackfish (2013)
Tras la muerte de una de las
entrenadoras de Tilikum, y las dos muertes posteriores comenzaron las denuncias
contra esta compañía. Seaworld siguió produciendo espectáculos de orcas en
cautividad, pero esta vez sin personas presentes en los tanques. Trabajadores
destacados de Seaworld, como John Hardgrovee empezaron a denunciar lo que
ocurría en sus instalaciones.
La propia compañía anunció en
2016 un descenso de beneficios de un 33 % desde 2013, el año de la película de
Blackfish, y a la vez anunció también el final de la reproducción de orcas en
cautividad, en lo que parece el inicio del fin programado de este tipo de
espectáculos. Su presidente, Joel Manby, explicó entonces que un creciente
número de personas piensan que las orcas no deben estar en cautividad y que los
animales que tenían iban a ser los últimos. Convencido, o no, de que las orcas
deban estar en cautividad, Manby se ha dado cuenta de que su negocio no es
sostenible.
Las masacres de los delfines de Taiji. El horror anual para abastecer
el mercado de delfines cautivos
Mientras tanto Rick O’Barry no ha
dejado de trabajar a favor de los delfines libres. Creó la Rick O’Barry Dolphin
Project para luchar contra la industria de la cautividad. Ha rescatado y
rehabilitado delfines en muchos países en todo el mundo. Quizá su campaña más
impactante sea la lucha contra la brutal caza de delfines en Taiji, en Japón,
donde oficialmente el propósito de la caza anual autorizada por las autoridades
es proporcionar carne para la alimentación de los japoneses. Sin embargo, la
realidad es que la carne de delfín no es tan apreciada en Japón como la de
ballena. Los propios pescadores explicaron a O’Barry, que pasa todos los años
un tiempo durante la brutal caza en la zona, que el otro objetivo era la vender
ejemplares para la industria de los delfinarios, y además para evitar que estos
animales se comieran el pescado de la zona.
La película The Cove, estrenada
en 2009, es un documental que explica la misión de un equipo de activistas,
videógrafos y apneistas que consiguieron entrar en la zona, en la cala donde se
realizan las matanzas para, utilizando cámaras ocultas y micrófonos, destapar
el horrible crimen que se produce cada año.
En realidad todo lo relacionado
con Taiji es oscuro. La temporada de caza es larga, entre septiembre y abril.
La Prefectura de Investigación de Pesca Japonesa reconoce que el objetivo es el
consumo humano y la reventa a delfinarios. Parece ser que el destino de los
delfines capturados en Taiji y no consumidos son los delfinarios cada vez más numerosos
de Asia y América, mientras que los delfinarios europeos niegan cualquier
relación con Taiji, alegando que sus programas de reproducción en cautividad
les permiten autoabastecerse de ejemplares suficientes.
Las cifras de la cautividad y sus amargas consecuencias
Es creciente la preocupación
internacional por la situación de los delfines y otros cetáceos como las orcas
en cautividad. Países como Chipre, Eslovenia, Croacia, Costa Rica, Chile e
India han prohibido la cautividad en sus fronteras, y otros como Francia y
México han procedido recientemente a tomar medidas para la eliminación de este
tipo de instalaciones. Mientras tanto España es el país europeo con más
delfinarios, y se están construyendo algunos más. Según Word Cetacean Alliance
(WCA), España posee en la actualidad 11
instalaciones con cetáceos cautivos, Italia cuatro y Francia tres, en proceso
de eliminación, aún por concretar, tras
la aprobación de su reciente ley contra el cautiverio.
Las orcas en cautiverio suelen tener los dientes desgastados debido a
conductas anormales tales como el roce con los laterales de los tanques, etc.
Foto: Heather Murphy, con permiso de WCA
Las 32 instalaciones presentes en
la Unión Europea están reguladas con la Directiva de zoos (1999/22), aplicable
desde 2005 en todos los estados miembros. La Directiva proporciona un marco
legal a la legislación de cada Estado Miembro, a partir de una licencia de
funcionamiento y un sistema de inspecciones de las instalaciones. El fin es
mejorar su papel en la conservación de la biodiversidad, intercambiar
información para promocionar la protección y conservación de las especies
animales salvajes, proporcionar un adecuado alojamiento para los animales con
el objetivo de satisfacer sus necesidades biológicas y de conservación,
asegurar el enriquecimiento de las especies y normas de la cría en cautividad y
proporcionar cuidados veterinarios. A la vista de esto, nos preguntamos si
realmente se cumple la Directiva en las instalaciones existentes y se satisfacen
las necesidades biológicas de estos animales.
Tan solo cinco estados miembros
de la Unión Europea, según World Cetacean Alliance, tienen legislación
específica en materia de cetáceos en cautividad: Bélgica, Finlandia, Italia,
Polonia y el Reino Unido. Este último exige unos estándares tan altos que es
imposible cumplirlos y por ello no hay delfinarios. Italia tiene unas
exigencias altas, pero no se cumplen. En trece países europeos (entre ellos el
nuestro) existe absoluta libertad de tener delfinarios si cumplen las
exigencias de la Directiva.
La Word Cetacean Alliance está compuesta por muchas organizaciones de
todo el mundo
Las cifras son muy variables,
pero aproximadamente hay unos 1000 delfines en cautiverio en el mundo, de los cuales
en España hay unos 90 delfines, además de 3 belugas y 6 orcas.
Las principales carencias de los
cetáceos en cautividad, según la WCA, son las reducidas dimensiones de los
tanques en relación con el tamaño de los animales, factor especialmente grave
en el caso de las orcas; un entorno social deficiente (los animales cautivos
están desarraigados y fuera de su grupo o clan); incapacidad para expresar su
comportamiento natural; altos niveles de estrés y uso de tranquilizantes; y
mortalidad temprana. Y además deben realizar exhibiciones diarias a cambio de
comida.
Lolita, la orca del delfinario de Miami. Cuando ocurrió el huracán Irma fue el
único animal no desalojado de la instalación, debido a sus dimensiones. En la
foto se aprecia el tamaño del tanque, muy pequeño en comparación con el tamaño
del animal. Foto: Lincoln O’Barry
En el artículo “Fuentes de estrés
en cautividad” (Morgan y Tromborg, 2007) se explica que los aspectos más
estresantes para los animales cautivos son la iluminación artificial, la
exposición a música muy alta, olores fuertes, temperaturas incómodas,
restricción de movimientos en espacios muy reducidos, el hecho de forzarles a
convivir con humanos, mantenimiento en grupos sociales anormales, así como
restricciones en su desarrollo conductual.
Es muy frecuente que los cetáceos en cautividad estén entrenados para
realizar exhibiciones con números circenses en los que se condiciona su
conducta mediante la privación de alimento. Foto: Jackie Curtis, con permiso de
WCA
La presencia de humanos en los tanques o en los recintos de la denominada
“semicautividad” (recintos cerrados en la naturaleza para el baño con
delfines), provoca en algunos casos infecciones a los animales, de origen
humano. Foto: Sharyn T, con permiso de WCA
Los cetáceos cautivos muestran
conductas que no mostrarían en libertad, como nerviosismo o agresividad,
patrones de conducta repetitivos, apatía y anormales periodos de inactividad.
Además, debido a las condiciones no siempre idóneas del agua de las piscinas,
desarrollan infecciones cutáneas, erosiones en la piel por el rozamiento con
las paredes, reacciones por ingesta de pinturas del revestimiento de los
tanques, etc. Es posible imaginar la dificultad de manejo que tienen
determinadas especies muy grandes, como las orcas, y lo difícil y costoso que
es tener una piscina suficientemente grande como para permitir un mínimo de
movimiento. Hemos visto en algunos casos como los animales reposan en el fondo
de las piscinas cuando los tanques deben vaciarse para ser sometidos a limpieza
profunda. En resumen, por mucho que nos hagan creer que las condiciones de vida
de estos animales, continuamente supervisados por veterinarios, son al menos
aceptables, es imposible creer que un animal de estas características sea feliz
o que, como mínimo, sus condiciones sanitarias sean adecuadas. Por supuesto es
difícil de creerse estos artículos “científicos” que estas instituciones con
delfines publican periódicamente explicando que la calidad de vida de los
animales cautivos es mayor en cautividad que en libertad, porque se les cuida y
se les curan sus enfermedades.
La orca Tylikum en Sea World. Foto: Milan Boers (CC)
Según WCA, se recurre a la captura
de animales salvajes para satisfacer la demanda de población cautiva y no se
cumplen con los requisitos de la Directiva. Pero esta asociación internacional
nos ofrece algo de luz al final de túnel, parece que los europeos cada vez
están más en contra de la cautividad y de los espectáculos con cetáceos y por
ello cada vez más países están aprobando leyes en contra, como es el caso de
Francia. En el caso de Barcelona, el Delfinari ha decidido que en vez de
adaptar las instalaciones a las exigencias de la Directiva, prefiere clausurar
la instalación. Otra cuestión es saber qué se va a hacer con los delfines de
las instalaciones clausuradas.
El último informe de World Animal Protection
El último informe de World Animal Protection
Un nuevo informe del World Animal Protection ha subrayado la magnitud de la industria de entretenimiento con delfines.
A pesar de que la película de 1993 Liberad a Willy dio un gran empujón al movimiento anticautividad, y la película Blackfish ha provocado un golpe muy fuerte a esta industria, el informe aún identifica 3603 cetáceos en cautividad en todo el mundo, de los cuales 3029 son delfines. Cuantifica la actividad entre 1.1 y 5.5 miles de millones de dólares anualmente.
Existen 336 instalaciones de cautividad en 54 paises. El 60% de todos los animales cautivos en el mundo se encuentran en 5 países: China (23%), Japón (16%), Estados Unidos (13%), México (8%) y Rusia (5%). España es el sigueinte con 104 cetáceos cautivos.
Destaca el gran incremento de la industria en China.
Las campañas en contra
Sin duda la campaña que más suena
en todos los medios es “Empty the tanks”, que surgió tras la visita a Taiji por
parte de algunos voluntarios. Según su web, se define como un movimiento no
radical que pide la liberación de todos los mamíferos marinos. Algunos de los
animales pueden ser candidatos a la liberación, pero otros, debido a su
desarraigo e imposibilidad de vivir en libertad, especialmente los nacidos
cautivos, deberán ser incorporados a santuarios marinos.
Pero ¿se pueden liberar los
delfines cautivos? Rick O’Barry ha escrito todo un manual sobre esta cuestión a
partir de su experiencia personal en liberación de muchas ejemplares. No parece
una tarea fácil y los delfinarios se escudan en ello para aseverar que la
reincorporación es casi imposible.
Mientras tanto cada año se
suceden manifestaciones populares en contra de los delfinarios. La realidad es
que pocas personas se manifiestan, sobre todo en nuestro país. Mi reflexión es
que aunque a muchos españoles nos repugne la cautividad, todavía no tenemos la
idea de que es un tema importante: es más, es muy difícil que en nuestro país
alguien se manifieste a favor de la defensa del medioambiente y de los seres
vivos que lo habitan. Hace falta aún mucha educación ambiental y muchas
campañas publicitarias para que los ciudadanos se movilicen. Si los ciudadanos no se movilizan, la Administración
Pública no va a dar ningún paso en contra de la cautividad.
En este pasado mes de agosto
hemos podido ver en televisión un anuncio publicitario de Orange utilizando una
orca cautiva. Ante el sentimiento de repulsa por ver un animal tan maravilloso
enjaulado, algunas asociaciones y grupos, liderados por Planeta Profundo, hemos
decidido actuar y se ha emprendido una campaña en contra de esta anuncio
publicitario, con el argumento de que utilizar la cautividad en la publicidad
es contribuir a “normalizar” o hacer que sea socialmente aceptable una
actividad, la cautividad, que cada vez tiene más detractores. Por ello se ha
solicitado a Orange, mediante una carta firmada por más de 30 organizaciones, que
modifique su campaña y nos hemos han puesto a disposición de la operadora
telefónica para explicar las consecuencias de la cautividad y otras posibles
opciones para expresar el mágico contacto del humano con el animal,
especialmente en libertad. Se propone como alternativa las experiencias de
buceo o natación con cetáceos libres o el avistamiento de animales en libertad.
Queremos con esta iniciativa no solo animar a Orange a que modifique su
campaña, sino dar a conocer también a la población ajena problema de la cautividad y los detalles de
la misma.
El cartel de la campaña de Planeta Profundo en contra del anuncio de
Orange utilizando una orca cautiva.
Dibujo de Inkshark
Otras organizaciones o grupos han
planteado acciones similares con solicitud de firmas, y campañas en las redes
sociales. La idea es que sea quien sea el que lidere una iniciativa es preciso
apoyarla, por el fin de los cetáceos en cautividad, y por el fin de la
normalización de las imágenes de cetáceos cautivos.
En un mundo cada vez más
gobernado por el mundo audiovisual el argumento de que los delfinarios sirven
para que niños/personas que no acceden a la costa puedan tener el contacto con
estos animales no es razonable. Queremos ver imágenes de animales libres. Fueron las imágenes de los documentales de
naturaleza, las de Cousteau y los documentales de la BBC las que llenaron
nuestra imaginación de las criaturas del mundo marino, y nos incitaron a soñar
por ver estos animales en su medio.
Posiblemente sea más razonable y
educativo realizar actividades infantiles con los niños en el mar, avistando
aves y cetáceos libres las que mejor les ayuden a despertar su conciencia
ambiental y de amor por la naturaleza y no digamos si los buceadores les
enseñamos nuestras fotos y vídeos de nuestros encuentros subacuáticos.
Y tú ¿qué puedes hacer?
Si estás leyendo este artículo y
te está removiendo la conciencia, o si ya tenías idea de que la cautividad de
los cetáceos no es admisible hoy en día, puedes hacer muchas cosas. La primera
es contarle a todo el mundo todo esto, explicarles a los niños que los cetáceos
no son felices haciendo piruetas en sus tanques, no ir a los delfinarios y
aprovechar lo extenso de nuestra costa para realizar actividades de
avistamiento. El Cantábrico, la Costa Catalana, Levantina o Balear, el Estrecho
y Canarias son lugares idóneos donde numerosas empresas y organizaciones
realizan actividades de avistamiento, a menudo con charlas educativas y de
identificación. Es cuestión de proponérselo.
Y si te quedan más ganas de hacer
más, asóciate a una de estas organizaciones que luchan por esta causa, apoya
sus iniciativas, y expresa tu repulsa cada vez que veas una expresión gráfica
de un cetáceo cautivo, no difundas fotos de delfines en cautividad y
manifiéstate en contra cada vez que veas una.
Sin duda los buceadores lo
tenemos más fácil, porque si has tenido la enorme suerte de ver cetáceos en
inmersión o en tus traslados en barco, habrás podido experimentar lo
maravilloso que es el contacto con estos animales en su medio, LIBRES.
LIBRES Y NO CAUTIVOS.
Calderones libres
en Tenerife: Desde un barco de avistamiento de cetáceos.
Foto: Mónica
Alonso
Calderones libres en Tenerife: en inmersión cuando se acercaron a donde
nos encontrábamos.
Foto: Luis Abad
REFERENCIAS:
https://dolphinproject.net/campaigns/save-japan-dolphins/frequently-asked-questions/#!prettyphoto/0/
https://ecologiaazul.com/2014/05/05/mamiferos-marinos-en-cautividad/
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