Este artículo se publicó en la Revista Acusub, en el número 173 http://acusub.com/?p=2600
Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este texto contiene enlaces a clips de vídeo. Para disfrutar de ellos pincha en los textos resaltados
Hace ya más de 15 años que la serie documental Planeta Azul se emitió en televisión. Para mí fue un hito en mi labor de aprendizaje porque recibí el empujón definitivo a mi curiosidad por el medio marino. Hacía pocos años que había descubierto el buceo recreativo y por entonces empezaba a hacer cursos de biología en ZOEA y a colaborar con este centro de buceo y biología en tareas de documentación. Todavía quedaban restos en mi memoria del mundo submarino de Cousteau que se iban refrescando con algunos documentales que podía ver en la 2 de TVE.
Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este texto contiene enlaces a clips de vídeo. Para disfrutar de ellos pincha en los textos resaltados
Hace ya más de 15 años que la serie documental Planeta Azul se emitió en televisión. Para mí fue un hito en mi labor de aprendizaje porque recibí el empujón definitivo a mi curiosidad por el medio marino. Hacía pocos años que había descubierto el buceo recreativo y por entonces empezaba a hacer cursos de biología en ZOEA y a colaborar con este centro de buceo y biología en tareas de documentación. Todavía quedaban restos en mi memoria del mundo submarino de Cousteau que se iban refrescando con algunos documentales que podía ver en la 2 de TVE.
Recuerdo el primer capítulo de la
serie, que comenzaba de manera grandiosa. Una ballena azul de 30 m de largo y
más de 200 toneladas de peso: su lengua
tan grande como un elefante y su corazón del tamaño de un coche, y algunos de
sus vasos sanguíneos tan grandes que se podría nadar dentro de ellos; la
anchura de su cola tan grande como un pequeño avión…y mientras la preciosa voz
de David Attemborough nos relataba todo esto con su particular y grandilocuente
locución, la imagen
de la poderosa cola del animal más grande del planeta se sumergía de manera majestuosa
en las aguas con la potente banda sonora de la serie de fondo. Este comienzo de
episodio lo he visto muchas veces y no deja de emocionarme y hacerme ser
realmente consciente de lo imponente que es esta ballena y el mundo marino en
general.
La sensación de poder contemplar
la maravilla de la vida del océano no acababa más que empezar. Reconozco que
incluso para una irrefrenable curiosa como yo los documentales submarinos son a
veces soporíferos. Y sin embargo, Planeta Azul es diferente, con escenas nunca
antes vistas casi más propias de una película de acción que de de un documental
de naturaleza. Quizá alguno recuerde que fue en esta serie la primera vez que
se vieron imágenes de enormes
bancos de sardinas moviéndose de manera convulsiva y serpenteante mientras
que grupos de leones marinos rodeaban a la masa ondulante. Esto hacía literalmente
hervir la superficie del mar por la presencia de tantos peces juntos acosados
por los depredadores. Mientras tanto llegaban desde abajo los voraces atunes
que se lanzaban como torpedos contra la masa cada vez más compacta y apretada. A
su vez, la agitación de la superficie atraía a los araos, que se lanzan a por
las sardinas dejándonos boquiabiertos con su capacidad de buceo. A
continuación, aparecen más depredadores, los tiburones cobre, que colaboran con
el resto para apretar y acorralar la masa. Sin escapatoria, las sardinas son
devoradas por leones marinos, atunes, araos y tiburones que sorprendentemente
colaboran entre sí y no se atacan entre ellos. Llegan los delfines comunes y se
suman a la fiesta: una ya no sabe si respirar por la emoción de la acción de la
escena. Cuando ya no puedes dejar de maravillarte de lo que estás viendo,
aparece una enorme ballena rorcual que devora de una sola engullida una gran
parte del banco. En menos de una hora, decenas de toneladas de sardinas son
devoradas y no queda nada de ellas.
Recuerdo muchas de las escenas,
las he visto una y otra vez. Cada episodio siempre contenía imágenes de la vida
natural muy poco conocidas. Vimos el abismo
de las profundidades, cuando se apagaban las luces de los sumergibles y nos
explicaron el fenómeno de la bioluminiscencia. Siniestros peces de amenazador
aspecto, con mandíbulas imposibles de cerrar llenas de dientes que sobresalían
como espadas afiladas, mostraban señuelos luminosos para atraer la atención de
sus presas. Extrañas masas gelatinosas que se contoneaban ante la cámara
submarina, y ctenóforos con tentáculos de extraña luz tililante. Como si fuera
la observación de un extraño planeta desde una nave espacial las imágenes de
los sumergibles marinos
nos encandilaron mostrándonos visiones sorprendentes, como la del extraño pulpo
dumbo, nadando con sus apéndices cefálicos a modo de orejas gigantes. Y
mientras tanto se sucedían escenas de acción y depredación, y la voz en off de
Attemborough explicaba que el mundo del abismo es tan desconocido como el del
espacio exterior, y que cada día se siguen descubriendo nuevas y sorprendentes
especies y formas de vida.
Creo que todos nos sentimos algo
sobrecogidos por las asombrosas formas de vida en las fumarolas
marinas de las dorsales oceánicas donde se forma la corteza terrestre.
Increíblemente allí viven unas bacterias que son capaces de alimentarse de
compuestos de azufre en lugar de oxígeno. Y alimentándose de estas bacterias
millones de crustáceos se agrupaban en masa. Enormes gusanos tubícolas viven en
un ambiente sulfuroso en el que se podría pensar que la vida no podría existir.
Es con muchas de estas imágenes de las cuales Planeta Azul nos mostró una inolvidable
selección, con las que los científicos han cambiado su percepción sobre los
orígenes de la vida, llegando a la
conclusión de que la vida se desarrolla de maneras que nunca hubiéramos
conocido de no ser por el descubrimiento de la vida en estos ambientes
extremos.
Pero la vida en el océano no
siempre se desarrolla en el azul o en las profundidades marinas abisales. Los
ecosistemas costeros son zonas de variaciones extremas en cuanto a las
condiciones del oleaje y de la presencia o ausencia de agua debido a las mareas. El origen de la
marea no es de este planeta, dado que es debida a la fuerza gravitacional de la
Luna y del Sol, que mueve las masas de agua de la Tierra. Los animales que
viven en las zonas intermareales han aprendido a adaptarse a estas condiciones tan
cambiantes. Pudimos ver maravillosas imágenes de cangrejos que se alimentaban
de los organismos del sustrato arenoso en las horas en las que las aguas se
retiran y que llenaban la superficie de la playa de pequeñas bolitas de arena con
los restos de su festín.
Los arrecifes de coral también
tuvieron su lugar protagonista en la serie. Quizá lo más novedoso fue la
filmación de la liberación
de esperma y huevos por parte de los arrecifes coralinos en determinadas
noches del año. Un maravilloso espectáculo que nos mostraba la génesis de
nuevos corales como nunca lo habíamos visto hasta entonces.
Podría continuar horas y horas describiendo
las innumerables escenas espectaculares del mundo submarino de nuestro planeta
azul que contaba esta serie en sus 10 episodios. También se incluyó un episodio
sobre conservación, para mostrar al mundo que las maravillas del océano están
en peligro por la avaricia humana y por la falta de respeto por el medio.
Cinco años de rodaje
magistralmente mostrados al mundo en esta serie documental que sorprendió y nos
emocionó, siendo el referente para todos los que amamos el medio marino. Se vendió
a más de 50 países y se hizo una edición de 90 minutos para los cines.
Y ahora, más de 15 años después,
volvemos a vibrar con los nuevos episodios. Sorprende que casi la mitad de los
espectadores británicos vieran el episodio que se emitió el pasado 29 de
octubre. Logró un increíble 41,4% de cuota de pantalla, una audiencia media de
10,3 millones de personas y un máximo de 10,6 millones según los datos
publicados por The Independent. Asombrosas cifras para un documental de
naturaleza, pero que a mi juicio están plenamente justificadas por su calidad.
En nuestro país no será lo mismo
dado que se emite por una emisora de pago y tendremos que conformarnos con ir
viendo los episodios cuando ya no sean novedad y los emitan los canales
nacionales.
Lo que está claro es que esta
nueva entrega está sorprendiendo tanto como la primera y los pocos afortunados
que hemos podido ver los primeros episodios estamos impresionados del nivel de
las escenas que han elegido para enseñarnos el mundo natural. Sin duda la BBC
no tiene límite en cuanto a su poder de recopilar las imágenes más novedosas e
impresionantes del momento y mostrarlas de manera tan espectacular al público
en general.
Take a deep breath (Respira
profundamente) es el título de la nueva serie. Seguiremos aprendiendo del mundo
marino con la BBC.
Los capítulos de Planeta
Azul los puedes ver en:
Y pequeños clips de
vídeo de la nueva serie Planeta Azul II en:
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