La palabra coral se utiliza como
nombre de mujer, como expresión máxima de la belleza de la persona que lleva el
nombre. Etimológicamente, el término proviene del griego korallion, que significa guijarro o pequeña piedra, o del árabe garal, que tiene el mismo significado . En
la antigüedad, se utilizaba para denominar a los corales del Mediterráneo, que
son rojizos, y por ello también se aplica a un determinado tono de rojo. Se
asocia a algo muy valioso, tanto como las piedras y metales preciosos. Es quizá
tanta la belleza asociada al coral, que como suele ocurrir en estos casos, lo
hemos convertido en algo vulnerable y escaso y acabaremos por destruirlo.
Coral rojo Corallum
rubrum.
Podemos observar sus pólipos blancos.
Foto: Rafael Fernandez Jr
El brillo y color del coral rojo han
fascinado desde antiguo. Se ha utilizado como amuleto, como ornamento, y como
supuesta medicina. En la antigüedad este “oro rojo” no se sabía bien qué era, pues
en principio se encontraban fragmentos en las playas y se pensaba que era un
tipo de piedra o mineral. Posteriormente descubrieron que se trataba de un
organismo en forma de árbol e incluso se pensó que era un tipo de planta. Hasta
bien entrado el siglo XVIII no se llegó a la conclusión de que era el esqueleto
de una colonia de organismos animales.
Fuente: wikipedia
En realidad el término
"coral" no tiene ningún significado técnico o taxonómico y es poco
preciso. Se suele usar para designar a un subgrupo indeterminado dentro de los
cnidarios, que está constituido por los pólipos y las medusas. En el coral se
incluyen los denominados antozoos, los cuales generan un esqueleto calcáreo
duro, y particularmente se refiere a los que construyen colonias de forma ramificada,
como las acróporas, es decir, los famosos “cuerno de ciervo” y las “mesas de
coral” que podemos ver cuando visitamos un arrecife de coral.
También es habitual hablar de coral cuando nos referimos a especies con forma compacta como el "coral cerebro" e incluso los que tienen esqueletos córneos y flexibles, como las gorgonias. En el mundo del buceo y en la acuariofilia los corales se dividen en blandos y duros, según tengan esqueleto o no. Y ello es porque también existen “corales blandos” o alcionáceos, que no generan esqueleto y tienen unas espículas de calcio repartidas por su tejido carnoso, que les proporcionan rigidez y consistencia.
También es habitual hablar de coral cuando nos referimos a especies con forma compacta como el "coral cerebro" e incluso los que tienen esqueletos córneos y flexibles, como las gorgonias. En el mundo del buceo y en la acuariofilia los corales se dividen en blandos y duros, según tengan esqueleto o no. Y ello es porque también existen “corales blandos” o alcionáceos, que no generan esqueleto y tienen unas espículas de calcio repartidas por su tejido carnoso, que les proporcionan rigidez y consistencia.
El coral rojo en el Mediterráneo.
Fuente: La Vanguardia
Leptosamia
pruvoti
Foto: Pilar Muñiz
Cerianthus
membranaceus
Foto: José Calderón
Muchas personas piensan que los
corales son plantas, porque en la mayoría de los casos se trata de especies que
viven fijas en el sustrato y porque muchos son ramificados y sus pólipos
parecen verdaderas “florecillas” de colores llamativos. En realidad un coral es
un pólipo, que puede vivir solo o en colonia y recubrirse de un exoesqueleto
duro o blando.
Existen más de 200 especies de
corales en el Mediterráneo, a pesar de que en realidad un buceador profano
jamás diría que ha buceado con corales cuando se ha sumergido en nuestro Mare
Nostrum. Sorprende pues en realidad conocer esta cifra tan alta, incluso para los
que ya conocemos más el ecosistema de nuestro mar, dado que tan solo somos
capaces de nombrar unas pocas especies: gorgonias rojas y amarillas, la anémona
incrustante o Parazoanthus axinellae,
pólipos aislados, como los ceriantos, otras anémonas y para de contar. Casi
nadie ha visto jamás coral rojo, especialmente si no se ha buceado en la costa
catalana o en el Estrecho. Nadie diría que hay tantas especies y resulta que algunas
son endémicas de este mar, mientras que otras pueden tener una distribución más
amplia.
La madrépora mediterránea, Cladocora caespitosa, endémica del Mediterráneo, es uno de los pocos corales masivos que tenemos, y es tan poco llamativo que los buceadores no suelen identificarlo. La gorgonia roja, Paramuricea clavata, mucho más conocida, tiene un rango de distribución muy amplio y se extiende hasta el Atlántico, así como la anémona incrustante. Otras especies endémicas del Mediterráneo pero que pueden encontrarse también en aguas circundantes son Leptogorgia sarmentosa, Maasella edwardsi, Actinia striata, Astroydes calycularis, Balanophylla europaea, Cribrinopsis crassa, Phymanthus pulcher y Corallium rubrum.
Gorgonia roja Paramuriacea
clavata y blanca Eucinella singularis
La gorgonia que tiene tonalidad amarilla es una
variante de la gorgonia roja
Foto: Pilar Muñiz
Parazoanthus
axinellae
Foto: Pilar Muñiz
Corallum rubrum es nombre científico del coral rojo. Tiene forma
ramificada y tamaños de hasta 25 o 30 cm, con color rojo uniforme, aunque se
pueden encontrar distintas tonalidades de rojo. El color de los pólipos es blanco
y por esta característica se diferencia de otros corales como la “mano de
muerto” o Alcyonum palmatum, que
tiene los pólipos de color rojo. Crece en cualquier sustrato firme en
profundidades de hasta 250 m, en aguas tranquilas y limpias, al contrario que
las gorgonias, que viven siempre en zonas de corriente. Se puede encontrar en
las costas mediterráneas occidentales, y requiere de temperaturas entre 10 y 29
grados. Su crecimiento es lento, y se estima que las colonias jóvenes crecen
entre 4 y 8 mm por año. Dado el nivel de presión extractiva al que se ha
sometido a esta especie es posible que en la antigüedad se pudieran encontrar
colonias de tamaños mayores a los que hemos citado.
Coral rojo de tamaño grande extraído recientemente en
las costas argelinas, en El Kala
Foto: Amine Ayadi
En el año 2010, un estudio del
Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) reveló que las
poblaciones de coral rojo del Mediterráneo, antes de comenzar su explotación
hace siglos eran mucho más densas, y con tamaños mucho mayores, especulándose
incluso con que pudiera encontrarse coral rojo en profundidades mucho más
someras de lo que se encuentra actualmente. Todo ello ha salido a la luz en
base al descubrimiento de una colonia inexplotada de coral rojo en una cueva de
Córcega.
La explotación insostenible de este preciado “oro rojo” comenzó hace muchos siglos. En la antigüedad se utilizaba como amuleto y los registros más antiguos de tumbas antiguas lo describen en joyas sumerias y egipcias. Los judíos antiguos le daban el mismo valor que la plata o el oro. En la cultura celta se decía que ninguna maldad, ningún maleficio o fuerza oscura podía atravesar la energía protectora del coral rojo y se le reconocía el valor de proteger a los guerreros en los campos de batalla, que solían llevar colgado de su cuello un coral enhebrado en la piel de una serpiente.
Fuente: wikipedia
Fuente: wikipedia
Plinio el Viejo reportaba que en
el siglo I ya se extraía en el Golfo de León, y en las costas occidentales de
Italia y Sicilia mediante el uso de redes y herramientas cortantes. Aparte del
valor como “piedra preciosa” se le atribuían efectos medicinales como remedio
para la fiebre, los cálculos renales, afecciones oculares y como amuleto
protector contra rayos.
La industria joyera se ha
centrado en la explotación de los llamados “corales preciosos”, aunque el más
popular en nuestras costas ha sido el coral rojo. Entre estos corales preciosos
se incluyen las diferentes especies del género Corallium. Las más codiciadas
son las que se distribuyen por el Mediterráneo y aguas atlánticas adyacentes,
como el coral rojo mediterráneo, Corallium
rubrum, y las del Pacífico como el coral rojo del Pacífico, Corallium regale, los corales rosas, Corallium secundum y C. laauense, y
otros, C. japonicum, C. nobile, C.
elatius, etc. También son utilizados algunos corales negros y recientemente
los corales bambú (géneros Keratosis, Isidella, Lepidis, etc.).
En el Mediterráneo, el coral rojo
ha sido la especie más buscada y ha dado origen a una industria extractiva de
gran impacto tanto para esta especie como para los fondos marinos. Los árabes
inventaron un aparejo de recolección formado por dos travesaños de madera de
cuatro o cinco metros de longitud en forma de cruz, con redes que colgaban de
su centro y de los extremos con un lastre. Con esto se arrastraba desde una
embarcación por los bancos de coral destruyendo todo lo que encontraba a su
paso. Este sistema se ha venido usando desde entonces, y tradicionalmente se ha
llamado Cruz de san Andrés.
Otro sistema es el de la Barra
Italiana, que consiste en una gran barra de metal de más de una tonelada a la
que se unían cadenas y penachos de redes y que se arrastraba por los fondos
marinos rompiendo el coral.
Ilustraciones de la publicación “La barra italiana como arte de pesca del coral rojo en el mar de Alborán” de Agustín Ortiz, Carlos Massó, Oscar Soriano y Juan Limia
En ambos sistemas una pequeña
parte del coral arrancado quedaba enredado en las redes y era recuperado,
mientras que el resto quedaba perdido y muerto sobre el lecho marino. En
algunos momentos ha llegado a haber cerca de 2.000 embarcaciones dedicadas a la
captura de coral rojo en el Mediterráneo, particularmente controladas por
mafias italianas. En 1994, la Unión Europea prohibió el uso de la cruz de San
Andrés y los sistemas de arrastre para la captura de coral rojo.
La fuerte e intensiva explotación
de este recurso ha hecho que su producción se viera reducida casi un 70% en las
últimas décadas del siglo pasado. De las alrededor de 100 toneladas que se
capturaban a finales de los años setenta, se pasó a apenas 30 toneladas en
menos de 20 años. Hoy en día es una especie escasa en nuestro mar pese a que
pudo llegar a tener una densidad de más de 1.000 colonias por metro cuadrado en
las zonas donde se podía encontrar. Estas densidades ya sólo pueden encontrarse
en áreas marinas protegidas o en lugares donde su explotación ha sido más
difícil, especialmente en las Reservas marinas: Cabo de Palos e Islas Hormigas,
Cabo de Creus, Islas Medas, Isla de Alborán, Levante de Mallorca-Cala Rajada,
Norte de Menorca, Ses Negres y Reserva marina de las Islas Columbretes.
Es particularmente alarmante que muchas
de las colonias que pueden encontrarse actualmente sean de pequeño tamaño, con
alturas que no llegan a los 5 cm. Hoy en día la explotación de coral rojo se
realiza principalmente por buceadores, que recolectan corales de forma manual,
aunque en algunas zonas se han utilizando robots articulados para su extracción
en zonas más profundas.
El precio del kilo de coral rojo
oscilaba entre 300 y 1.000 euros, según su calidad, en 2010. En la actualidad
es tan escaso que se pagan hasta 6.000 euros por kilo. Se pueden encontrar páginas
de internet, donde se venden corales procedentes de la “pesca sostenible”.
Me maravillo y me sorprende de que se pueda calificar la extracción de este
maravilloso coral como de sostenible.
Considerando el pequeño tamaño de
la mayoría de las colonias que hoy quedan, en los últimos años se ha puesto en
funcionamiento un nuevo sistema para explotar y comercializar las más pequeñas.
Consiste en fundir los ejemplares que no alcanzarían gran valor en el mercado
por su escaso grosor y generar una pasta maleable con la que realizar diversos
artículos de bisutería. Como vemos, hasta las migajas del “oro rojo” son
valiosas.
La explotación de este recurso en
España se ha venido haciendo bajo autorización administrativa, bien de la
Comunidad Autónoma correspondiente, si se trata de aguas interiores, o bien de
la Administración Central, si se trata de aguas exteriores. Y ha sido en la
costa catalana donde tradicionalmente se ha extraído más coral rojo, aunque
también en Baleares y en el Estrecho.
El coral rojo es una especie
incluida en el Anexo V de la Directiva Hábitat, y también en el Anexo III del
Protocolo sobre Zonas Especialmente Protegidas y la diversidad biológica en el
Mediterráneo (ZEPIM) del Convenio de Barcelona, el cual regula la protección
internacional de las especies del Mediterráneo. Y sin embargo no se ha incluido
dentro del anexo de especies de protección total de este convenio, que incluye
la prohibición de extracción. Sin duda los intereses comerciales y el enorme beneficio
que supone, han seguido primando a la hora de evitar que en este convenio se
prohíba su extracción. Sin prohibición de extracción en este convenio es
difícil que los países apliquen medidas de protección.
Por otra parte, a pesar de que
nos gustaría una prohibición total de captura, la extracción parece muy
regulada. En 2011 un reglamento europeo, de obligado cumplimiento para los
estados miembros, prohíbe la recolección a profundidades inferiores a 50 metros
y la extracción de colonias con un diámetro en la base de menos de 7 mm, medido
a 1 cm de la base. También prohíbe los vehículos teledirigidos (los robots
submarinos) para la prospección de colonias y establece puertos designados para
el desembarque, con la finalidad de controlar la extracción. La normativa
estatal prohíbe los vehículos teledirigidos para la extracción del coral. Por
lo que podemos apreciar, la extracción del coral rojo está pues muy restringida
dado que si solo se puede extraer a más de 50 m de profundidad y no usar
robots, los buzos que lo realizan deben ser ciertamente profesionales, quedando
fuera de los límites del buceo recreativo. Además la legislación estatal
establece un registro de capturas para controlar las cuotas de captura.
En este momento se está
tramitando un reglamento de obligado cumplimiento para los estados miembros en
el Parlamento Europeo, en el que se establece la obligatoriedad de que los
estados prohíban la pesca de coral cuando se llegue al límite de las cuotas.
Desconocemos aún quiénes serán los que establezcan las mismas, puesto que en la
actualidad en las autorizaciones, tanto estatales como autonómicas, ya se
indican unas cuotas permitidas, por encima de las cuales no se puede
recolectar. Vemos pues que el “oro rojo” está sometido en la actualidad a
cambios normativos, pero al parecer sin perspectivas de prohibición total de
extracción.
Dado que la extracción del coral
rojo requiere de permisos y cuotas, difíciles de obtener afortunadamente, uno
de los graves problemas que tiene es la pesca furtiva. En el año 2015, en la
frontera francesa de Cataluña se produjo el mayor decomiso de coral rojo
extraído ilegalmente de la historia. Se incautaron nada menos que casi 100 kg
provenientes de Marruecos, y su destino era Nápoles, lugar donde se encuentran
los principales compradores de este producto. Estos 100 kg equivalían a unas 17.000
colonias de coral rojo. La policía sabe que desde 1998 los coraleros furtivos
saquean las costas gerundenses, desde Begur a Francia, habiendo incautado más
de 180 kg desde entonces.
Fuente: El Mundo
En 2017 el Gobierno Catalán
estableció una moratoria de 10 años, con la prohibición de extracción total en
las aguas interiores. Desafortunadamente ni la Administración Central, ni otras
comunidades autónomas, siguiendo la tendencia internacional, no protegen el
coral rojo, y tanto en las aguas interiores de estas comunidades, como en las
exteriores, se puede extraer con permiso administrativo. Desde el punto de
vista de la conservación de esta especie, parece más razonable establecer una
protección total con prohibición de extracción, dado el declive de las
poblaciones en las últimas décadas. Tampoco parece que una moratoria en su
extracción sea la medida definitiva para acabar con los problemas de esta
especie, aunque es un comienzo. Sin duda detrás de toda esta falta de iniciativa
se esconde la mano de un negocio muy lucrativo.
Recientemente se ha sabido que el
Ministerio de Medio Ambiente (el antiguo MAPAMA y actual Ministerio de
Transición Ecológica), ha concedido 12 licencias más en el tramo entre Arenys
de Mar y Begur, que pertenecen a aguas exteriores. Inmediatamente los grupos
conservacionistas se han opuesto a esta medida, que demuestra una gran falta de
sensibilidad por parte del Ministerio, el cual no parece considerar realizar un
esfuerzo conjunto por conservar este precioso recurso natural.
Fuente: La Vanguardia
En este enlace
se puede acceder a la petición popular realizada. Se ha enviado una carta de
protesta, encabezada por Ecologistas en Acción y firmada por más de 70 organizaciones, entre las que se encuentra Planeta Profundo. En este enlace se
pueden encontrar todos los detalles.
Además la Fiscalía de Barcelona ha remitido una solicitud al Ministerio de Transición Ecológica
para que se establezca una moratoria estatal de no extracción de 20 años
renovable, en las costas catalanas, mayor a la actual de 10 años del Gobierno
Catalán.
A diferencia de Cataluña, otras
comunidades autónomas, siguen la línea estatal de no prohibir su extracción y
recientemente, en julio de 2018, el Gobierno Balear, ha actualizado el decreto
que regula la extracción del coral rojo, manteniendo su extracción mediante
autorización administrativa.
En noviembre de 2018 el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación publicó una orden pro la que se regula la pesca del coral rojo. En ella la extracción del coral rojo se ha reducido considerablemente, pasando a un máximo de 25 kg por coralero y año en Cataluña y a 125 kg en el resto del Estado. A pesar de esta regulación, el Ministerio continúa sin responder a las cartas y alegaciones enviadas. Como el objetivo de esta campaña conservacionista es proteger a esta especie en peligro y que se respete la moratoria de extraer coral rojo en Cataluña, e impulsar la extensión de la moratoria al resto del Estado, se ha vuelto a escribir otra carta a los Ministerios de Agricultura, Pesca y Alimentación y al de Transición Ecológica.
En noviembre de 2018 el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación publicó una orden pro la que se regula la pesca del coral rojo. En ella la extracción del coral rojo se ha reducido considerablemente, pasando a un máximo de 25 kg por coralero y año en Cataluña y a 125 kg en el resto del Estado. A pesar de esta regulación, el Ministerio continúa sin responder a las cartas y alegaciones enviadas. Como el objetivo de esta campaña conservacionista es proteger a esta especie en peligro y que se respete la moratoria de extraer coral rojo en Cataluña, e impulsar la extensión de la moratoria al resto del Estado, se ha vuelto a escribir otra carta a los Ministerios de Agricultura, Pesca y Alimentación y al de Transición Ecológica.
Como hemos podido observar tras
este análisis, el problema del coral rojo, que ha salido recientemente a la luz
en los medios, lleva siendo muy grave desde hace mucho tiempo, quizá siglos. Y
las autoridades europeas, estatales y autonómicas no parecen ponerse de acuerdo
para proteger esta especie.
Creo que aquellos que tengáis la oportunidad de ver coral rojo en la inmersión podréis consideraros afortunados, a la vez que conscientes de lo vulnerable que es este organismo.
ACTUALIZACIÓN MARZO 2020
Recientemente se ha publicado en prensa que el Ministerio de Agricultura prohibirá la extracción de coral rojo. La medida durará el menos dos años, mientras se efectúa una evaluación tras constatarse la grave degradación de este recurso.
El último año (2019) en que estuvo autorizada la pesca sólo aprovecharon su licencia nueve coraleros (cinco en el Mediterráneo y cuatro en la zona atlántica).
¿Por qué será que todo lo “bello y escaso” acaba
por ser finalmente destruido por la avaricia humana?
Creo que aquellos que tengáis la oportunidad de ver coral rojo en la inmersión podréis consideraros afortunados, a la vez que conscientes de lo vulnerable que es este organismo.
ACTUALIZACIÓN MARZO 2020
Recientemente se ha publicado en prensa que el Ministerio de Agricultura prohibirá la extracción de coral rojo. La medida durará el menos dos años, mientras se efectúa una evaluación tras constatarse la grave degradación de este recurso.
El último año (2019) en que estuvo autorizada la pesca sólo aprovecharon su licencia nueve coraleros (cinco en el Mediterráneo y cuatro en la zona atlántica).
Ahora sí que podemos decir que hay esperanza para el coral rojo.
REFERENCIAS:
https://www.lavanguardia.com/natural/20180429/443094773878/furtivismo-coral-rojo-begur.html
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