Texto: Mónica Alonso Ruiz
¿Sabías que la ballena azul es el
animal más grande que existe en la Tierra?
¿Sabías que puede alcanzar hasta
27 metros de longitud y pesar hasta 170 toneladas? Aunque lo más habitual es
que no supere los 23 metros y que no pese más de 140 kg en la edad adulta.
Todo en ella es realmente
impresionante, ¿sabías que puede tener una lengua tan pesada como un elefante
(casi 3 toneladas) y un corazón del tamaño de un automóvil?
¡Es increíble que un animal tan
grande viva en nuestros océanos!
Este coloso de los mares, la
ballena azul, Balaenoptera musculus, el rorcual más grande que existe, es
el rey de los océanos.
Cartel con características de la
ballena azul. Fuente: Fundación Biodiversidad
Características de la ballena azul. Fuente: Comisión
Ballenera Internacional. Ficha. (traducción propia)
Hasta mediados de 2023 los
científicos estaban convencidos de que la ballena azul era el animal más grande
que jamás había habitado en nuestro planeta. Fue entonces cuando en una
investigación arqueológica de Perú se encontraron los huesos de la ballena Perucetus
colossus, una nueva especie que podría ser la más grande que se ha
registrado, con un peso estimado entre 85 y 340 toneladas. Según esto, la
ballena azul pasaría a ser tan solo el animal vivo más grande de la Tierra. Sin
embargo, los restos encontrados de esta nueva especie hasta la fecha son muy
pocos por lo que todavía es muy pronto para destronar a la ballena azul como el
animal más grande de la historia.
El nombre de ballena azul viene
del color azul pálido de su piel visto desde la superficie cuando se sumerge,
aunque en realidad tiene un tono gris azulado.
A pesar de su enorme tamaño, se
alimenta casi exclusivamente de krill, unos camarones pequeños, llamados
eufasiácidos. En el hemisferio sur se alimenta de Euphausia superba, un crustáceo
planctónico muy abundante, llamado krill antártico, mientras que en el
hemisferio norte se alimenta de Thysanoessa inermis y Meganyctiphanes
norvegica.
En ciertas épocas del año, una
ballena azul adulta puede comer más de 3,5 toneladas de krill al día. Cada vez
que abre su enorme boca engulle grandes cantidades de agua que filtra en sus
barbas y como todos los rorcuales, para poder hacerlo, tiene pliegues en la
parte inferior de ella, que le permiten expandirla como si fuera una bolsa
gigante.
Los pliegues de la parte inferior de
la boca de la ballena azul. Foto: Hiroya Minakuchi. Fuente: National Geographic
Una ballena azul abre su enorme boca
para alimentarse de plancton en la costa de California. Autor: Matthew Savoca
Fuente: SINC
Este coloso marino puede vivir
entre 80 y 90 años, una edad parecida a la de los humanos. Alcanza la madurez
sexual cuando tiene una edad de alrededor de 10 años, y se cree que las hembras
tienen una gestación de 10 a 12 meses, con crías cada 2 o 3 años, que al nacer
miden 8 metros y pesan cerca de 3 toneladas.
Soplo y secuencia de inmersión de la
ballena azul. Fuente: Comisión Ballenera Internacional
El corazón más grande del
reino animal
Todo en ellas es enorme y su corazón es gigantesco, tan grande como un
coche pequeño. Este puede alcanzar 1,5 metros de altura, pesar más de 200 kg y
sus arterias tienen un diámetro tan grande que casi cabe una persona dentro.
En 2017 se hizo una exposición mostrando un corazón de
una ballena azul. Existen réplicas de este órgano a tamaño natural en diversos
museos. Fuente: Smithsonian Magazine. Cortesía del Royal Ontario Museum
El corazón de la ballena azul
tiene una frecuencia cardíaca mucho más baja que la humana. Cuando se sumerge,
su corazón entra en “bradicardia” (brady significa lento en griego y kardia
significa corazón) latiendo entre 2 y 10 veces por minuto, cuando en la
superficie lo hace entre 25 y 37 veces. Como todos los cetáceos, utiliza esta
habilidad de modificar su ritmo cardíaco que reduce al máximo en las
inmersiones profundas, con el objetivo de conservar oxígeno y mantener sus
órganos vitales funcionando.
Los investigadores creen que la ballena azul ahorra energía cuando está
sumergida gracias a que su aorta es “de contracción lenta”, lo que permite que
la sangre fluya entre latidos. Aún queda mucho por investigar sobre cómo
funciona esto, pero lo que se sabe hasta ahora es fascinante.
Una especie cosmopolita que
viaja en contacto con otros ejemplares
Las ballenas azules viven en
todos los océanos del mundo y actualmente se conocen cuatro subespecies
diferentes: la que vive en el Atlántico Norte y el Pacífico Norte (B. musculus
musculus), otra en el Océano Antártico (B. m. intermedia), otra en
el norte del Océano Índico (B. m. indica), y la más pequeña, llamada
ballena azul pigmea (B. m. brevicauda), que vive en el Océano Índico y
el Pacífico Sur. Además, se cree que podría existir otra subespecie cerca de
las costas de Chile, aunque todavía no se ha confirmado oficialmente.
Al igual que otros rorcuales como
las ballenas jorobadas, las ballenas azules migran a lo largo de los océanos
para alimentarse y reproducirse, llegando a recorrer hasta 6500 km. Estas
nadadoras ágiles recorren el océano a más de cuatro nudos de velocidad, aunque
pueden alcanzar más de 17 nudos.
Cada subespecie tiene su área de
residencia, con patrones migratorios distintos. Suelen vivir en solitario o en
pareja, y muy rara vez se las puede ver en pequeños grupos. En general, en
verano se alimentan en aguas polares, donde abunda el alimento y, en invierno,
migran hacia el ecuador donde se aparean y dan a luz a sus crías.
Patrones migratorios de la ballena
azul. Fuente: dreamstime.com
Sin embargo, los científicos
piensan que las rutas migratorias de las ballenas azules podrían estar
cambiando más de lo que se creía. Antes se pensaba que siempre se movían entre
zonas frías y cálidas según la estación del año, pero quizá ahora podría no ser
siempre así. El cambio climático está afectando a la temperatura del mar y a la
cantidad de alimento disponible, y eso puede hacer que las ballenas cambien la
forma en que viajan.
Recientemente se ha observado
nuevamente la presencia de ballenas azules en las costas gallegas. Actualmente,
no se sabe si esto implica que su población ha crecido, y por eso se ven más, o
bien que los cambios en las corrientes marinas que han resultado en un aumento
de krill en la zona hacen que les sea más atractiva que otras.
Las ballenas azules utilizan de
manera muy eficaz sus vocalizaciones. Emiten distintos pulsos, gruñidos y
gemidos de baja frecuencia (graves), y se cree que, en condiciones óptimas sin
ruido marino generado por el hombre, pueden comunicarse a más de 1500
kilómetros de distancia. Es más, los científicos están convencidos de que, también
utilizan estos sonidos, junto a su excelente oído, para orientarse en su
navegación por el océano.
Híbridos
Las ballenas azules pueden
cruzarse con los rorcuales comunes (Balaenoptera physalus). El primer
caso registrado fue el de una hembra de 20 metros, encontrada en el Pacífico
Norte y que tenía características de ambas especies. En 1984, se capturó una
ballena en el noroeste de España que resultó ser descendiente de una madre
ballena azul y un padre rorcual común.
En los últimos años se han
documentado dos híbridos vivos en el Golfo de San Lorenzo (Canadá) y en las
Azores (Portugal). En Islandia, las pruebas de ADN que realizaron a una ballena
azul cazada en 2018 indicaron que era hija de un macho rorcual común y una
hembra ballena azul. Sin embargo, algunos resultados aún deben ser
verificados.
En 2024, un estudio genético de
ballenas azules del Atlántico Norte reveló que un 3.5% de su genoma proviene de
rorcuales comunes, con una transferencia genética solamente desde los machos de
rorcuales comunes hacia las hembras de ballena azul. Ello hace pensar que el
comportamiento de cortejo de los machos de rorcual común hacia hembras de
ballena azul no es tan raro. Al parecer, aunque los rorcuales comunes son más
pequeños, tienen velocidades similares a las ballenas azules, lo que les
permite a los machos competir en la persecución de cortejo.
Las caídas de las ballenas
Las ballenas azules, a pesar de
su gran tamaño, se enfrentan al ataque de las orcas,
que las atacan en grupo. Se observó una vez una cacería en la que participaron
una docena de orcas. Tras la caza, las orcas se centraron en la cabeza del
gigante para comerse la lengua.
Las crías son especialmente
vulnerables, por lo que sus madres las protegen durante el primer año de vida
amamantándolas y enseñándolas a sobrevivir, pues son precisamente estas el
principal objetivo de las orcas cuando las atacan.
Si la ballena muere en aguas poco
profundas, los carroñeros la consumen rápidamente. Pero puede ocurrir que su
cuerpo se hunda en las grandes profundidades del océano, convirtiéndose en
alimento y refugio para muchas criaturas que viven sin luz.
Este fenómeno, llamado
"caída de ballena", crea pequeños ecosistemas submarinos que pueden
durar décadas. Este proceso se comenzó a estudiar en los años 70, gracias a la
exploración robótica del fondo marino. Desde entonces, se han observado caídas
de ballenas tanto naturales como experimentales, cuando se ha hundido un
cadáver de ballena a propósito, para estudiar el proceso.
Los animales del fondo marino no desaprovechan el cadáver
de una ballena. Fuente: Univisión
La caza de la ballena azul
Las ballenas azules, por ser tan
grandes, han sido una de las especies más cazadas en el siglo XX. Al principio,
eran difíciles de atrapar porque son muy grandes, rápidas y fuertes. Por eso,
los primeros barcos balleneros preferían cazar otras especies más fáciles, como
los cachalotes o las ballenas francas.
A finales del siglo XIX, los
noruegos empezaron a usar barcos a vapor con arpones especiales para cazar
ballenas grandes. Pronto comenzaron a cazar ballenas azules en lugares como
Islandia, Terranova y en lugares lejanos como el Océano Antártico. En 1925, se
inventaron barcos con rampas que facilitaban subir a bordo a estos enormes
animales, lo que hizo que la efectividad de la caza mejorara mucho. Entre 1930
y 1931, solo en el antártico se mataron casi 30.000 ballenas azules. Al final
de la Segunda Guerra Mundial, la cantidad de ballenas azules había disminuido
mucho.
En 1946 se intentó controlar la
caza de ballenas poniendo unas reglas, pero no funcionaron bien porque no se
diferenciaba entre las distintas especies. Eso permitía cazar igual a las
especies más raras que a las más comunes. En los años 60, se prohibió oficialmente
la caza de ballenas azules, y en los años 70 también se detuvo la caza ilegal
que llevaba haciendo la Unión Soviética desde hacía una década. Para entonces,
ya se habían matado unas 330.000 ballenas azules solo en la Antártida, 33.000
en el resto del hemisferio sur, 8.200 en el Pacífico Norte y 7.000 en el
Atlántico Norte. El grupo más grande, que vivía en la Antártida, quedó reducido
a solo el 0,15 % de su población original.
Desde que se prohibió la caza de
ballenas, los científicos no están seguros de si la población de ballenas
azules en todo el mundo está creciendo o si se ha mantenido igual. En la
Antártida, algunos estudios optimistas dicen que su número ha aumentado un 7,3
% cada año desde que terminó la caza ilegal, aunque todavía hay menos del 1 %
de las ballenas que había antes. También se cree que las poblaciones de
Islandia y California están creciendo, pero no hay suficientes datos para estar
seguros.
En 2002, se estimaba que había
entre 5.000 y 12.000 ballenas azules en todo el mundo, aunque con mucha
incertidumbre. Otros estudios más recientes calculan que hay entre 10.000 y
25.000, lo que sería solo un 10 % de la cantidad que existía antes de que comenzara
la caza comercial.
Estimaciones de las poblaciones de
ballenas azules a lo largo del tiempo
A pesar de las prohibiciones, la
ballena azul sigue en peligro de extinción. Aunque su caza comercial está
prohibida, aún enfrenta muchas amenazas, como choques con barcos, ruido
submarino y cambios por el calentamiento global. Tanto las ballenas azules como
los rorcuales están en riesgo por la falta de alimento debido al agotamiento
del krill y la pesca excesiva.
Proteger a la ballena azul es
esencial para mantener el equilibrio de los océanos y conservar esta especie icónica.
A pesar de los desafíos a los que se enfrenta, podemos ayudar a su
supervivencia, reduciendo el impacto humano y promoviendo la conservación de su
hábitat. Cada acción, por pequeña que sea, contribuye a asegurar que futuras
generaciones puedan seguir maravillándose con la presencia de este impresionante
cetáceo.
Referencias:
https://es.wikipedia.org/wiki/Balaenoptera_musculus
https://es.wikipedia.org/wiki/Perucetus_colossus
https://es.wikipedia.org/wiki/Euphausiacea
https://www.nature.com/articles/s41467-022-33334-5
https://wwhandbook.iwc.int/es/species/blue-whale
https://s3-eu-west-1.amazonaws.com/wwhandbook/files/Blue-whale-A4-fact-sheet.pdf
https://whalescientists.com/blue-whale-heart/
https://www.smithsonianmag.com/travel/painstaking-process-preserving-blue-whales-heart-180964038/
https://es.wikipedia.org/wiki/Ca%C3%ADda_de_ballenas
