Este artículo se publicó parcialmente en la revista Escápate, en su número 28
http://www.cluboceanides.org/escapate.html
También se publicó completo en la revista Espacio Profundo
http://www.espacioprofundo.com.mx/revistadigital/171/10/
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Texto: Mónica Alonso Ruiz
Seguramente todos hemos oído
hablar del plancton como una sopa de seres microscópicos que viven en el mar, y
de la que se alimentan algunos animales marinos filtradores, como las ballenas,
las mantas o el tiburón ballena. Pero, ¿sabías que esta sopa es como la poción
mágica y es la mayor fuente de vida del planeta?
Aproximadamente hace tres mil quinientos millones de años aparecieron en el océano los primeros seres microscópicos
unicelulares capaces de utilizar la luz del sol y el agua y fijar el carbono en
su cuerpo mediante la fotosíntesis. Fue la primera explosión de vida que derivó
en los primeros seres marinos, que posteriormente evolucionaron y colonizaron
tierra firme. Mientras tanto, los organismos que constituyen el plancton o la
sopa de la vida, siguieron viviendo en el océano constituyendo la base de la
cadena alimenticia oceánica.
En realidad el término plancton
es algo muy complejo, pues incluye a un extenso grupo de organismos tanto de agua
marina como de agua dulce, que son, en general muy pequeños y que son
arrastrados por las mareas y corrientes. Algunos son visibles a simple vista y
otros requieren de un microscopio para ser vistos.
La palabra plancton proviene del
griego planktós, que significa
errante y por ello cualquier ser viviente que es arrastrado por las corrientes
marinas se clasifica como plancton, incluyendo algas microscópicas, krill o
larvas de pescado. Algunos organismos planctónicos permanecen a la deriva
durante toda su vida, pero otros, como los moluscos o los peces, son solo planctónicos
durante la fase inicial de sus vidas en forma de embriones o larvas. En estos
últimos, su reproducción se produce de manera externa, expulsando al agua los
gametos de ambos sexos, que se combinan formando huevos en una enorme cantidad.
Estos huevos tienen pocas probabilidades de sobrevivir, dado que la mayoría
constituyen el alimento para otros organismos del plancton, pero algunos
sobreviven y se convierten en larvas. Cuando adquieren un cierto tamaño se
asientan en el fondo o nadan libres en función de la especie.
Las cadenas alimentarias de los organismos que viven en el plancton son complejas. Fuente: Vistaalmar.es |
El hecho de que sean organismos
que se desplazan a merced de las corrientes no significa que no tengan
movimiento propio. De hecho, si observamos al microscopio una porción de agua
marina con plancton podremos observar numerosos seres marinos diminutos que se
mueven de un lado para otro. Las medusas son sin duda los animales más
llamativos y grandes del plancton y también son capaces de un cierto
desplazamiento. Con el movimiento de su umbrela, pueden realizar
desplazamientos cortos, pero los recorridos más largos los realizan por efecto
de las corrientes marinas y del viento. Por ello en determinadas épocas viven
lejos del litoral y en otra se acercan más a la costa.
Fitoplancton y zooplancton
Existen muchas formas de
clasificar las criaturas que componen el plancton. La más habitual es clasificarlo
en fitoplancton y zooplancton.
El fitoplancton está compuesto
fundamentalmente por microalgas, que obtienen energía del sol mediante la
fotosíntesis y absorben dióxido de carbono y producen oxígeno, renovando de
manera constante el aire que respiramos. Se calcula que el 50 % del oxígeno que
respiramos proviene del fitoplancton. Además, es el primer eslabón en la cadena
alimenticia de los sistemas acuáticos. Está compuesto, además de microalgas,
por otros organismos, como diatomeas, clorofitas, cianobacterias y
dinoflagelados. Algunas de las algas pueden no ser tan pequeñas, como es el
caso de los sargazos, que pueden vivir libres en el océano, sin sujeción al
fondo, y que también forman parte del fitoplancton.
El zooplancton o plancton animal
está constituido por seres que se alimentan de materia orgánica ya elaborada, y
suponen el siguiente escalón en la cadena alimentaria, por encima del
fitoplancton. Un ejemplo de zooplancton son las medusas y los ctenóforos, pero
también las larvas y los parásitos.
El plancton vegetal está, en general, siempre cerca de la superficie, dado que requiere de luz solar para realizar la fotosíntesis. A veces forman enormes masas que pueden verse a simple vista, dado que la clorofila que poseen es un pigmento verde.
Sin embargo el zooplancton puede
realizar migraciones verticales diarias en la columna de agua, lo que
constituye la mayor migración del mundo animal. Algunas especies de copépodos,
un tipo de crustáceos de pocos milímetros de tamaño, que viven entre los 200 y
400 metros de profundidad, durante la caída del sol suben a la superficie para
alimentarse de las microalgas planctónicas. Una vez que se alimentan vuelven a
los fondos oceánicos y el proceso se repite cada día. La ventaja de vivir a
tanta profundidad es que la falta de luz los hace invisibles a los
depredadores, aumentando su tasa de supervivencia.
Además, existen dos tipos de plancton más pequeños, el bacterioplancton y
el virioplancton, compuestos, respectivamente de bacterias y virus, que flotan en
el océano a la deriva.
Otras clasificaciones
A veces se utiliza el tamaño como criterio de clasificación, y según este podemos encontrar
macroplancton, microplancton y nanoplancton. El macroplancton se puede
capturar con una red gruesa y a simple vista uno es capaz de distinguir los
diversos individuos que lo componen. En general son organismos de tamaño
superior a 1 mm y no suele estar formado por fitoplacton (salvo en el caso de
algas flotantes).
El microplancton, al que también
se le llama plancton de red, está compuesto por organismos de entre 0.05 y 1 mm,
y suele ser una mezcla de fitoplancton y zooplancton. El valor más bajo de su
tamaño se fijó con el criterio de la apertura más pequeña de una red muy fina.
El nanoplancton es capaz de atravesar cualquier red, por fina que sea y su
máximo tamaño es de 0.05 mm. Suele estar formado por organismos del
fitoplancton.
Las redes se utilizan para capturar algunas categorías de plancton. Fuente:
Vistaalmar.es
El krill
La composición del plancton es
diversa en cada punto del océano, dado que varía en función de la época del
año, de la distancia a la costa, de las corrientes, de la hora del día y de la
temperatura del agua. A veces, en determinados lugares se concentra una gran
cantidad de zooplancton, en lo que se conoce coloquialmente como krill. Esta
comunidad tiene envergadura suficiente para permitir la alimentación de animales enormes como las
ballenas o el tiburón ballena.
Anatomía del krill. Esquema: Uwe Kiis
En realidad el krill propiamente
dicho es un grupo de determinados crustáceos (los eufasiáceos), que se
encuentra en todos los océanos del mundo y no comprende todo el zooplancton. Se
le considera una parte importante en la cadena trófica, pues se alimenta de
fitoplancton y por su tamaño es el alimento de especies mucho más grandes. Es
llamativo el krill antártico (Euphasia
superba), que constituye una enorme proporción de la biomasa del planeta.
Mareas verdes y rojas
Es cierto que es necesario tener
una buena población de plancton para asegurar el sustento de los ecosistemas
marinos, pero cuando las concentraciones de plancton aumentan súbitamente el
ecosistema tiene un problema.
Esquema explicativo del fenómeno de la eutrofización. Un fenómeno de eutrofización ha sido el causante de la degradación del Mar Menor (Murcia). Fuente: Greenteach.es
Los mares cerrados son muy propicios para que se produzcan fenómenos de eutrofización. En las imágenes de satélite se aprecia este fenómeno. Fuente: i-ambiente.es
A veces se producen mareas rojas, cuando proliferan de manera natural, por cambios en salinidad o temperatura, determinados organismos tóxicos o nocivos, que constituyen aproximadamente el 2% sobre las 5000 especies del fitoplancton. Es el caso de los dinoflagelados del género Alexandrium y Karenia. En este caso estos organismos suelen tener color marrón o rojizo, aunque pueden no tener color, y por ello reciben el nombre de mareas rojas. Muchos de estos organismos son especialmente nocivos para los bivalvos, y pueden incluso serlo para los humanos, provocando graves consecuencias sanitarias, por lo que este tipo de mareas son especialmente preocupantes cuando se dan en zonas de cultivos marinos.
En octubre de 2018 en las playas de Florida se detectó una marea roja que obligó a prohibir el baño. Fuente: Miami Herald
La crisis del sargazo en México: la marea marrón
Es muy posible que algunos hayáis visitado las playas de la Península de Yucatán en estos últimos años.
Habréis podido observar una capa de alga sargazo que cubría toda la superficie
de la costa y que se acumulaba en las playas. Es la llamada marea marrón que
tantas molestias están generando a los millones de turistas que visitan la zona.
El sargazo pelágico es una
macroalga marina parda del género Sargassum que se ha desplazado desde el Mar
de los Sargazos, situado en el medio del Atlántico, entre las costas de Brasil
y África occidental, hasta las costas mexicanas. Esta alga forma enormes
extensiones vegetales enmarañadas que flotan a la deriva porque tiene unas pequeñas vejigas llenas de aire que le permite flotar. Estas especies
evolucionaron a partir de las que crecían adheridas a las rocas, para hacerse
pelágicas.
El alga sargazo forma parte del plancton. Tiene unas vejigas que le
permiten flotar libremente en la superficie. Fuente: News.culturacolectiva.com
Este “mar
flotante” es un ecosistema que acoge a muchas especies, como el pez dorado, el pez
volador, crustáceos y tortugas marinas, y les da cobijo en medio del Océano
Atlántico. Que se haya desplazado es un desastre ecológico muy grande. Las aguas cristalinas y las
arenas blancas del Caribe son resultado de los bajos niveles de nutrientes de
la zona. El sargazo invasor genera cien veces más nutrientes de los que
requieren estos ecosistemas, por lo que bacterias y otros microorganismos
crecen descontroladamente y afectan a las especies nativas, además de enturbiar las aguas. Los científicos están preocupados porque los efectos pueden ser ya permanentes.
De hecho el sargazo ya está afectando gravemente al
medioambiente local. Al flotar en las aguas cristalinas donde se encuentran
pastos marinos y arrecifes coralinos, bloquea el paso de la luz e impide la
fotosíntesis de las especies locales. Esto es muy grave en el caso de los
arrecifes de coral, los cuales pueden perder sus zooxantelas, o algas que viven
en simbiosis con ellos, y producir la muerte del organismo (blanqueamiento del coral). Además, científicos mexicanos estiman que las altas
concentraciones de amonio y sulfuro de hidrógeno resultado de la descomposición
del alga, junto con condiciones de poco oxígeno o eutróficas, están matando a
las especies nativas.
Los grandes esfuerzos del
Gobierno y las autoridades locales y entidades públicas y privadas han reducido mucho el
impacto de esta invasión, mediante programas de retirada masiva.
El sargazo invade periódicamente las playas caribeñas
mexicanas. Foto: Mónica Alonso
Cuando el plancton escasea el planeta tiene
problemas
La distribución
del plancton no es uniforme en el planeta, y es en las zonas más frías, por su abundancia, donde
las aguas son más productivas. El indicador de
la presencia en el agua de fitoplancton, sin el cual no puede existir
zooplancton, es la clorofila, compuesto necesario para que se pueda realizar la
fotosíntesis. Por eso si observamos el mapa de clorofila de los océanos, que es
equivalente a observar el mapa del fitoplancton y por tanto de todo el plancton,
podemos ver que las zonas más verdes están en los polos. Esta es la razón por
la que los animales planctónicos, como las ballenas, migran hacia los polos
para alimentarse y vuelven a las zonas templadas para reproducirse.
Mapa de distribución de clorofila del planeta. Fuente:
Globalpossibilities.org
No solo los blooms de algas, el exceso de plancton en algunas
zonas del océano, provocan consecuencias negativas. También se producen problemas cuando el plancton escasea. Se sabe que durante los últimos 50 años se
está produciendo un descenso a nivel global del fitoplancton de los océanos y se
estima que la tasa de reducción es de 1% al año.
Para conocer la
importancia planetaria que tienen estos diminutos organismos marinos, y poder
valorar las consecuencias de su reducción es preciso entender bien los procesos
en los que intervienen.
El fitoplancton produce
aerosoles que generan nubes, las cuales reducen la insolación que recibe el
océano. Nuestro planeta no es totalmente azul visto desde el espacio, es un planeta lleno de nubes protectoras, y en realidad los cielos sobre los océanos suelen estar limpios de nubes tan solo un 10 % del tiempo. Si tenemos en cuenta que el océano cubre el 72 % de la superficie del planeta, la reducción en la tasa de plancton del océano significa que se
producen menos nubes en una parte muy importante del mismo, y por lo tanto se contribuye al calentamiento global.
Las nubes producidas por el plancton reflejan
aproximadamente el 25 % de la energía del sol. Fuente: Russ George
Las nubes cubren nuestros océanos, y forman parte de
nuestro paraguas protector contra la radiación solar que calienta sus aguas.
Foto: Russ George
Sin embargo, el fitoplancton
no solamente es vital para mantener la temperatura del planeta, otro beneficio
que nos proporciona es la absorción de CO2 y la generación de
oxígeno, como si fuera un enorme bosque marino. Por ello los científicos están
muy preocupados por este descenso de plancton a nivel global.
Bioluminiscencia nocturna
Posiblemente muchos buceadores hayan podido observar en inmersiones nocturnas que el plancton produce su
propia luz. Ello es debido a organismos diminutos que generan bioluminiscencia,
como es el caso de la chispa de mar o Noctiluca
scintillians, que a veces se concentra de manera importante en determinadas
zonas, generando un verdadero espectáculo luminiscente. En el caso de esta especie, tóxica, su presencia constituye una verdadera marea roja. Otras
especies que producen mareas rojas con bioluminiscencia son Ceratium falcatiforme y Lingulodinium polyedra. Estas dos
últimas son las responsables de las últimas mareas rojas de San Diego en
California.
Julio Verne ya habló de este fenómeno en Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino, y lo llamó “balsa de agua que brilla en la oscuridad”.
Julio Verne ya habló de este fenómeno en Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino, y lo llamó “balsa de agua que brilla en la oscuridad”.
ver video BBC
En México es posible visitar
algunas playas en las que se produce este fenómeno, en algunas épocas, cuando
sube la temperatura del agua. El lugar más conocido para verlo es la Isla de
Holbox, en el Caribe. También es posible verlo en la playa de Xpicob en
Campeche, Bucerías en Nayarit, la isla Espíritu Santo en Baja California Sur y
las lagunas de Chacahua y Manialtepec en Oaxaca.
Foto: Doug Perrin
Bioluminiscencia de una marea roja en San Diego. Foto: Erik Jpesen/UC San
Diego
Fuente: Semarnat
Alimento humano
Aunque ya se investigó el plancton
como alimento humano desde los años cuarenta, cuando se planteó como alimento
para los tripulantes de los submarinos de la II Guerra Mundial, recientemente
se ha empezado a utilizar fitoplancton en la cocina. Se trata de una selección
de microorganismos marinos aptos para el consumo humano, denominada ALPHA3
CMPES. Se le ha llegado a llamar “la leche materna de nuestra madre tierra” (yo
lo hubiera llamado la leche materna del océano), dado que por sí mismo provee
de todo lo necesario para vivir, debido a que su composición nutricional es muy
completa.
Existen granjas marinas donde se
produce este alimento, a base de unas 200 especies de diatomeas, que
proporciona 400 veces más energía que ningún otro vegetal conocido y con alto
poder antioxidante. Algunos chefs lo están incorporando ya a sus recetas,
aprovechando el alto poder nutritivo y su excelente sabor a mar. En el mercado se puede encontrar como liofilizado en polvo.
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