martes, 3 de septiembre de 2024

EL PEZ MÁS GRANDE (II)

 

El pez más grande (II): reproducción, investigación, estado de conservación y turismo de observación  

Texto: Mónica Alonso Ruiz

En el artículo anterior hablamos de las características más llamativas del tiburón ballena, el pez más grande de todos, que es el que se alimenta de los organismos más pequeños. Sin embargo, existen muchas cuestiones relacionadas con esta especie que son un misterio. En este artículo intentaremos analizar algunos aspectos, como su reproducción, las investigaciones que se están llevando a cabo actualmente, su estado de conservación y las actividades de avistamiento y nado que pueden realizarse con él.


Tiburón ballena con la boca abierta en La Paz, México. Fuente: Wikipedia. Autor: Mattew T Rader

Reproducción

A pesar de ser un animal tan grande, no existe mucha información del proceso de reproducción del tiburón ballena (Ryncodon typus). Su cópula no se ha podido filmar nunca, aunque sí algunos intentos. Se sabe poco de sus crías, muy pequeñas, que miden entre 50 y 60 centímetros, porque es muy raro verlas.


Un tiburón macho de 9 metros intenta aparearse con una hembra sin conseguirlo. Foto tomada en el arrecife de Ningaloo en Australia. Se considera la primera observación del ritual de apareamiento de esta especie. Foto: Tiffany Klein/Ningaloo Aviation.


Tiburón ballena recién nacido. Fuente: Aquaworld

​Probablemente alcance la madurez sexual cuando mide más de 9 metros, aproximadamente a la edad de 30 años ya que vive unos 100 años de media (incluso más), aunque se cree que tan solo el 10 % de los ejemplares alcanzan la edad máxima.

Hasta 1995 se sabía muy poco de la reproducción de esta especie y se pensaba que era ovípara, como el 40% de las especies de tiburón, que producía huevos que, tras la fertilización, se expulsaban del cuerpo y se desarrollaban a partir de la yema.

Fue entonces cuando se capturó una hembra preñada en Taiwán que tenía un útero enorme, lleno de huevos. Aparentemente parecía que la hembra retenía los huevos hasta que los embriones estaban suficientemente desarrollados para eclosionar, y salir de su cuerpo. Por lo tanto, desde entonces se entiende que esta especie es ovovivípara, y que genera huevos que se mantienen internamente hasta su eclosión.

Los descubrimientos que se hicieron con esta captura fueron más allá del ovoviviparismo de la especie. La hembra capturada tenía alrededor de 300 huevos en su útero, el mayor número de todas las especies de tiburón. Muchos de los embriones estaban dentro de su huevo y otros habían salido ya de él. Encontraron tres niveles de madurez de los embriones, los más grandes aparentemente listos para salir de la madre. Por ello los científicos creen que las crías de tiburón ballena no nacen todas a la vez, y la hembra retiene el esperma tras el apareamiento y produce un flujo constante de crías durante un determinado período.

Nunca se ha observado a una hembra alumbrando a sus crías. Además, es un misterio dónde acuden las hembras a dar a luz y también dónde viven y crecen los juveniles.

Investigaciones realizadas

Los científicos realizan labores de investigación utilizando seguimiento satelital, aparatos de sonar y fotoidentificación, y tratan de rellenar las lagunas de conocimiento que existen sobre esta especie, tan difícil de manejar y tan migratoria. Además, en muchos casos el objetivo de esta investigación es la conservación de la especie.

Así se ha conseguido conocer que es muy migradora, más de lo esperado, y que sus ejemplares pasan menos tiempo en la superficie de lo que se creía. Además, se ha sabido que se ha producido mucha mortalidad de sus ejemplares por choque contra barcos.

Una investigación relativamente reciente (2016), que utilizó análisis de ADN mitocondrial y seguimiento por satélite, demostró que existen dos subpoblaciones de tiburones ballena, una en el Indopacífico (el 75% de los ejemplares), y otra en el Atlántico (el 25% restante). En la subpoblación atlántica parece que se producen congregaciones en zonas de alimentación de un número mayor de ejemplares que en la del Indopacífico.


Mapa mostrando las localizaciones del tiburón ballena según diferentes estudios. Fuente: iDNA at Sea: Recovery of Whale Shark (Rhincodon typus) Mitochondrial DNA Sequences from the Whale Shark Copepod (Pandarus rhincodonicus) Confirms Global Population Structure (2017).

En 2018, en las Islas Galápagos, algunos investigadores consiguieron utilizar un dispositivo de ultrasonidos (ecógrafo) y aplicarlo al vientre de varias hembras mientras nadaban. Hacer una ecografía a un animal de este tamaño y con una piel muy gruesa es toda una proeza, dado el peso del equipo. Además, tuvieron que utilizar “scooters” para poder mantener el ritmo de natación del animal.


El Dr. Rui Matsumoto utilizando un ecógrafo. Fuente: ScubaDiverLife. Foto: Simon J. Pierce

Los resultados de esas pruebas les permitieron ver e identificar sus órganos reproductivos. Creen que con esa tecnología podrán avanzar en resolver el misterio de conocer las zonas de cría de esta especie en las islas Galápagos, porque son de los pocos lugares del mundo donde cada año pueden observarse hembras adultas de gran tamaño (aparentemente con embriones en su vientre).

Pesquerías y estado de conservación

Aparentemente el interés pesquero por esta especie es pequeño, aunque el daño que la pesca ha producido sobre su supervivencia ha sido enorme.

Se la capturaba con arpones en Pakistán, India, China o Senegal, donde se consume en fresco o en salazón.  Tradicionalmente se capturaba en Bohol, Filipinas, para comer su carne y utilizar su piel y sus aletas. También se capturaba en Maldivas para obtener aceites. Afortunadamente, tanto en Filipinas como en Maldivas su captura ya está prohibida.

En 2014 organizaciones conservacionistas sacaron a la luz una gran pesquería ilegal en China (algunos la llamaron la casa de los horrores), cuya actividad era ciertamente insostenible, porque capturaban alrededor de 600 tiburones al año. En ese momento se consideró la amenaza más grande para la recuperación de las poblaciones del tiburón ballena en el Indo-Pacífico. Desconocemos si continuó sus actividades porque no se ha vuelto a publicar nada más sobre ella.


Imagen de la gran factoría ilegal de tiburones ballena en China, descubierta en 2014. Foto: WildLifeRisk

En Taiwán, la carne de tiburón ballena alcanza un alto precio en los mercados, y sus enormes aletas se venden en determinadas zonas de Asia, especialmente en Hong Kong. Se sabe que una aleta dorsal puede alcanzar un precio de 20.000 dólares.

La única pesquería del Atlántico estaba en Cuba, donde se capturaban alrededor de 9 ejemplares cada año, aunque se cerró y se prohibió su captura en 1991.

La mayoría de las pesquerías comerciales de tiburón ballena han dejado de capturarlos, fundamentalmente porque las poblaciones se han reducido drásticamente.

La Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la conservación de la Naturaleza) considera a esta especie como Amenazada a nivel global, entre otras cosas por el descenso continuado de sus poblaciones, aunque actualmente los tiburones ballena tienen prohibida su pesca en muchos lugares. Estos animales son muy longevos y tienen una madurez sexual muy tardía, por lo que cualquier captura, por pocos ejemplares que sean, amenaza a la especie entera.


La convención CITES incluyó el tiburón ballena en su apéndice II en 2002. El comercio internacional de individuos de especies de este apéndice II puede autorizarse concediendo un permiso de exportación o un certificado de reexportación. Sólo deben concederse los permisos o certificados si las autoridades competentes han determinado que se han cumplido que el comercio no será perjudicial para la supervivencia de estas en el medio silvestre. Por eso la Unión Europea prohíbe la captura de tiburón ballena en todas sus aguas.

En diferentes lugares del mundo se protegen zonas de alimentación o zonas de migración, como en Australia (Arrecife de Ningaloo), Belice (Gladden Spit), Costa Rica (Isla del Coco), Ecuador (Islas Galápagos), México (reserva de la Biosfera de Yum-Balam), Panamá (Isla de Coiba) y en el Reino Unido (Isla de sante Helena).

Según las recomendaciones de la UICN es necesaria su protección en algunos lugares que presentan altas densidades de estos animales, dado que la presión humana desproporcionada puede provocar impactos y descensos en las poblaciones. Es el caso de México, Mozambique y Catar. Además, en zonas donde de forma habitual se produce alimentación en superficie, como en Quintana Roo en México, se deberían gestionar esas zonas para reducir los accidentes con las embarcaciones de las rutas de navegación cercanas. También sería de mucha ayuda para la especie la gestión eficaz de las congregaciones de peces que les sirven de alimento en esas zonas.

El ecoturismo con tiburones ballena

El hecho de que este tiburón tenga un carácter dócil y nada agresivo y que sea posible encontrarlo en algunas zonas en determinadas épocas del año ha provocado un crecimiento enorme de las actividades turísticas, en las que se pueden realizar avistamientos y nado con algunos ejemplares.

El Doctor Geoff Taylor comenzó estas actividades a finales de los años 80 en el arrecife de Ningaloo, en Australia Occidental. Posteriormente se fueron estableciendo nuevos lugares donde se realizaban estas actividades en todo el mundo, en Sudáfrica, Maldivas, Belice, Filipinas, Seychelles, etc., donde se trata de hacer valer la expresión de que “un tiburón vivo vale más que uno muerto”.

En esos lugares, donde la presencia de tiburones ballena es bastante predecible, se aprovechan los hábitos de alimentación en superficie para poder verlo y nadar con él. De hecho, la observación de tiburones ballena es una de las actividades más importantes del turismo basado en tiburones, aportando millones de dólares anuales a la economía mundial. Además, se suele aprovechar la actividad turística para realizar acciones de investigación y de conservación de la especie.

Sin embargo, el turismo con el tiburón ballena puede amenazar a la especie cuando se modifica su comportamiento, se interrumpe su alimentación y, sobre todo, cuando algunos ejemplares resultan heridos con las hélices de los barcos.

Por eso, pronto se encontró la necesidad de regular estas actividades. Lo habitual es que las autoridades concedan autorizaciones a ciertos operadores, que deben observar un código de conducta basado principalmente en no acercarse a menos de 3 metros del animal, no tocarlo, y dejar siempre libre su cabeza para no entorpecer su marcha.


Normas para observación y nado con tiburones ballena

 


Código de conducta para el buceo y el esnórquel con el tiburón ballena.


Normas para el nado con tiburón ballena. Fuente: WWF México

Sin embargo, aún existen algunas dudas sobre si estas medidas de precaución son suficientes, dado que el número de ejemplares de las zonas de avistamiento sigue decreciendo. Se cree que la causa de este descenso no está totalmente relacionada con estas actividades, sino con el deterioro de los hábitats en los que este animal vive y se alimenta, y con su pesca descontrolada, aunque ya prohibida.

Otra forma de observar tiburones es verlos en acuarios de todo el mundo. En Japón, China y en el Georgia Aquarium de Estados Unidos han conseguido tener tiburones ballena en enormes tanques especializados, pero dado su gran tamaño y dieta, no es nada sencillo garantizar su supervivencia. Tampoco parece muy lógico retener a este animal tan grande y migratorio en un tanque de reducidas dimensiones en relación con su tamaño.

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El tiburón ballena es un animal fascinante, no solo por su gran tamaño, sino por lo especial que es a la hora de alimentarse, y por lo diferente que es al resto de tiburones. Observarlos, ver lo grandes que son, cómo nadan y cómo se mueven es todo un espectáculo. Sin embargo, estos gigantes del océano aún son muy desconocidos para los científicos, que intentan conocer cada vez más aspectos de ellos, a la vez que tratan de conservar la especie.

 

 

Referencias

https://www.livescience.com/65781-attempted-whale-shark-mating-world-first.html

https://scubadiverlife.com/first-ever-whale-shark-ultrasound/

https://galapagosconservation.org.uk/projects/whale-shark-monitoring/

iDNA at Sea: Recovery of Whale Shark (Rhincodon typus) Mitochondrial DNA Sequences from the Whale Shark Copepod (Pandarus rhincodonicus) Confirms Global Population Structure (2017):

https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmars.2017.00420/full

https://galapagosconservation.org.uk/first-ever-wild-whale-shark-ultrasound-galapagos-baby-board/

https://www.fao.org/fishery/en/aqspecies/2801

https://www.boe.es/doue/2022/021/L00001-00164.pdf

Freya C. Womersley et al. 2022. “Global collision-risk hotspots of marine traffic and the world’s largest fish, the whale shark” https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2117440119

https://www.redsea-project.com/post/el-tibur%C3%B3n-ballena-rhincodon-typus

David Rowat 2010. Whale Sharks: An Introduction to the World's Largest Fish from One of the World's Smallest Nations, the Seychelles. ISBN 9993117005, 9789993117001

https://saveourseas.com/worldofsharks/species/whale-shark

https://www.nationalgeographic.es/animales/2018/08/el-caotico-mundo-del-turismo-para-ver-tiburones-ballena

 

 

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