jueves, 18 de octubre de 2018

Muck diving: Buceando en el fango

Este artículo se publicó en la revista Escápate en el número 29 
http://www.cluboceanides.org/escapate.html
Texto: Mónica Alonso Ruiz




El nombre de “muck diving” o “buceo en el fango” se refiere a las inmersiones que se realizan en determinadas zonas del mundo sobre un sustrato sedimentario, en general oscuro, en zonas de poca profundidad, donde en general las condiciones de visibilidad son malas. Además de sedimento fangoso, el sustrato puede consistir en esqueletos de corales muertos, también llamado “cascajo”, materiales de pesca abandonados (redes y cabos), neumáticos y basura humana.

No parece muy interesante, ¿verdad?. En realidad es un tipo de buceo que todo aquel que lo prueba lo suele amar apasionadamente, o no lo vuelve a practicar nunca más. Si eres fan de las criaturas raras, el muck diving te va a encantar.

Los animales que habitan estos lugares generalmente han evolucionado a través de técnicas de camuflaje o hacia estrategias defensivas, bien mediante veneno, o bien con coloraciones llamativas que desaniman a los depredadores a atacarles. El sustrato de “lodo” suele ser el hábitat de organismos juveniles, exóticos e inusuales que hacen del fango y del detritus su casa, y aprovechan las difíciles condiciones de visibilidad para camuflarse. La presencia de “basura humana” en forma de objetos diversos ofrece grandes oportunidades de refugio para los animales que habitan allí.

Sin embargo no debemos confundir muck diving con la fotografía macro. Puedes hacer fotos macro de organismos pequeños en zonas bien iluminadas y aireadas, y no practicar muck diving. Para esto necesitas de malas condiciones de visibilidad y de aireación del agua, es decir, condiciones especiales y difíciles para la vida marina, que hayan obligado a los organismos que viven en esa zona a adaptarse al medio hostil.

Las criaturas

En medio del fondo fangoso, suelen aparecer numerosos oasis de vida, formadas por anémonas de todos los colores, que son el refugio de peces-payaso de todas clases. En las anémonas pueden vivir también gambas comensales, que no aportan nada a la anémona y se benefician de su seguridad. Lo habitual es que se puedan encontrar gambas por todos los rincones a los que nos asomemos y la variedad de anémonas y pólipos solitarios habitando esas islas de vida es sorprendente.



Podemos observar anguilas marinas, generalmente enterradas en el fondo asomando su cabeza, algunas con amenazadores dientes. Otras tienen coloraciones de advertencia, con rayas que asemejan a las de las serpientes marinas.

Posiblemente los reyes del mundo del fango sean los caballitos de mar, que gustan de estar prendidos en cualquier elemento del fondo, como los cabos y los neumáticos. Es sorprendente ver en algunas de estas inmersiones más de una docena de estos animales en un espacio reducido.

Los peces pipa son parientes de los caballitos de mar (todos son de la familia de los signátidos), y están también muy presentes en estas zonas. Los hay de todas las formas y colores, algunas muy curiosas, como la de los peces pipa fantasma, que suelen verse en parejas, muy camuflados.


 
Las polillas de mar son posiblemente los animales más extraños que podemos encontrar en estos fondos. Están relacionadas con los caballitos de mar, por su hocico alargado, aunque estas tienen la boca por debajo, y por su esqueleto de placas externo, el cual mudan cada cierto tiempo. Se suelen ver en parejas, a la que no suelen abandonar nunca, y es curioso su incesante movimiento al caminar sobre las aletas pélvicas.



Los peces rana son otros expertos en el camuflaje y habitan cerca de esponjas, ascidias, algas y objetos abandonados. Se mimetizan tanto con las esponjas junto a las que viven, que adoptan la coloración y texturas de las mismas. En las zonas de muck diving es frecuente verlos por el fondo e incluso se pueden observar ejemplares juveniles diminutos de pocos milímetros de tamaño.



Este es también el reino de los escorpénidos y peces demonio, que se entierran en el sustrato, por lo que no es fácil poder observarlos con tanta variedad como en otros ambientes. Son cazadores de emboscada, y por ello se sepultan bajo la arena al acecho de sus presas. Por eso es peligroso posar las rodillas en el fondo de estas zonas sin antes comprobar donde nos apoyamos.



El fango es el hogar de especies de gran valor biológico, como la sepia flamboyante, que es capaz de andar sobre al sustrato. Es un ejemplo de coloración aposemática, avisando de la toxicidad de su cuerpo a posibles depredadores. La verdad es que su manto presenta un espectáculo cromático increíble cuando se la molesta con nuestra presencia.



Destacar finalmente que una enorme y fascinante variedad de babosas marinas hacen de estas inmersiones el paraíso para los buscadores de nudibranquios.



Precauciones y recomendaciones

Para bucear en este tipo de entornos hay que ser muy cuidadoso, pues muchos de los animales que vemos son muy sensibles, o muy venenosos, o estamos tan cerca del fondo que podemos levantar el sedimento y arruinar todas las posibilidades de poder ver algo.

Por ello, recomendamos no tocar nada. Los animales de estos ambientes suelen ser venenosos o muy sensibles a la acción humana, y podemos arruinar su estrategia de defensa o camuflaje.

No te apoyes en el fondo. El sustrato en estos ambientes es el hogar de muchas especies, por lo que con nuestras manos o rodillas podemos molestar a algún inquilino, que incluso puede hacerte daño. Si tienes una varilla metálica utilízala para estabilizarte en el fondo.

Recoge bien tus accesorios de buceo. Un latiguillo u otro accesorio suelto puede levantar el sedimento y estropear la visibilidad, o engancharse en elementos del fondo, o arrasar la vida de algún organismo.

No abuses del flash. Los habitantes de este mundo oscuro no toleran bien la luz potente por su falta de párpados protectores.

Aprende sobre las “criaturas” de la zona. Si no las conoces muchas de ellas pueden pasar desapercibidas.

Asegúrate de tener un buen guía de la zona que te muestre los secretos ocultos y que te aconseje la mejor hora del día para ver determinados organismos.

Instrúyete antes de sumergirte en estas aguas leyendo sobre las posibles criaturas a encontrar para sacar el máximo partido a tus inmersiones. En ocasiones en los propios resort se dan charlas sobre biología local básica.

Las mejores zonas del mundo

La región más popular para practicar el “muck diving” es el sudeste Asiático, conocido por su biodiversidad marina, en particular en el llamado “Triángulo de coral”, que incluye el este de Malasia, las Islas Filipinas, parte de Indonesia y Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomon.



Lugares como Mabul y Kapalai en Malasia, Anilao y Dumaguete en Filipinas, el Estrecho de Lembeh en Manado, Indonesia, y Bali, son los más conocidos.

Las personas que más disfrutan de esta modalidad de buceo suelen ser los fotógrafos de macro, o los buceadores recolectores de imágenes de especies raras. Las aguas calmadas y poco profundas permiten obtener grandes oportunidades para fotografiar criaturas de lo más extraño. Si eres uno de ellos anímate a probarlo, no te defraudará.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Posidonia oceánica, la pradera sumergida



Este artículo se publicón en la revista Acusub en el número 182: http://acusub.com/?p=2804
Texto: Mónica Alonso Ruiz

Nuestro Mar Mediterráneo esconde un tesoro, la pradera de Posidonia oceánica, un hábitat rico en biodiversidad y mucho más valioso para nuestro planeta de lo que imaginamos. Su nombre se asocia al dios Poseidón, el dios de los mares, y quizá refleje mucho de la importancia de esta fanerógama marina.

En todo el mundo se estima que hay unos 600.000 km2 de praderas en los fondos someros marinos. Por su aspecto podrían parecer algas, pero en realidad las fanerógamas marinas son plantas superiores, con raíces, tallo y hojas, e incluso tienen flores en algunas épocas del año. Son el resultado de que hace algo más de 100 millones de años un tipo de plantas terrestres invadieron el mar, adaptándose a las nuevas condiciones. Forman verdaderas praderas de hierba marina y son responsables de alrededor del 15% de la absorción de CO2 de todos los organismos marinos, y de una alta producción de oxígeno. Por todo ello contribuyen de forma natural a minimizar los efectos del cambio climático. Estas plantas marinas contribuyen a que extensos fondos sedimentarios o bancos de arena dejen de ser grandes desiertos y no queden desprovistos de vegetación.


Foto: Luis Abad

La característica común de todas estas “superplantas” es que todas tienen un aspecto parecido, con hojas planas y acintadas, y con un sistema de rizomas y raíces muy bien desarrollado. Necesitan luz para desarrollar la fotosíntesis, y por ello viven cerca de la superficie en zonas relativamente someras, no superando en general los 40 metros de profundidad.

Las fanerógamas marinas del Mediterráneo

En la región mediterránea, podemos encontrar cinco especies de fanerógamas marinas: Posidonia oceánica,   Cymodocea nodosa o sebadal, Zostera noltii, Zostera marina y recientemente Halophila stipulacea, especie invasora introducida por el Canal de Suez.

Distribución de Posidonia oceanica

Aunque su aspecto externo es poco diferente de unas especies a otras, las praderas de las diversas especies difieren considerablemente entre sí en biomasa y producción, destacando entre todas ellas nuestra Posidonia oceánica, verdadera estrella de las praderas, por su gran producción biológica.
Estas extensiones herbáceas tan valiosas presentan muchas facetas curiosas, una de ellas es su sistema reproductivo que es doble. Su primer y principal mecanismo de expansión es el crecimiento clónico o asexual, a través del cual los haces de hojas van generando más y más haces y extendiéndose por el sustrato arenoso. Esto le permite a la planta ocupar nuevos espacios y extenderse. La tasa de crecimiento mediante este tipo de reproducción varía de unas especies a otras, desde pocos centímetros por año en las especies más lentas, hasta más de 5 metros por año en las más rápidas. Las especies más rápidas, como C. nodosa pueden generar una pradera en un año, mientras que P. oceanica puede tardar cientos de años.

El segundo mecanismo reproductivo es el habitual en las plantas superiores, generando flores y frutos. Se trata de la reproducción sexual que nos enseñaron en el colegio. P. oceánica florece fundamentalmente en otoño aunque no lo hace todos los años y por eso es muy raro que alguno de nosotros la haya visto  en flor. Las semillas se esparcen de enero a marzo, pero la producción de semillas y la supervivencia de las plántulas son escasas, por lo que el futuro de las praderas se basa fundamentalmente en la reproducción asexual o clonal.

   
El fruto de Posidonia oceanica. Fotos: Murcia Enclave Ambiental

Las principales condiciones naturales que deben darse en un determinado lugar para la presencia de fanerógamas marinas son en primer lugar una salinidad apropiada, aunque se adaptan bien a zonas menos salinas en estuarios de los ríos, o zonas más salinas en lagunas costeras someras y de alta evaporación. También deben recibir una radiación lumínica adecuada para realizar la fotosíntesis, requiriendo para ello de una gran calidad del  agua, porque la turbidez es un efecto muy negativo que limita la cantidad de luz que entra, y por tanto perturba la función clorofílica. El oleaje y las corrientes pueden limitar el establecimiento y mantenimiento de estas plantas marinas, cuando la inestabilidad del sustrato no permite o desestabiliza su enraizamiento.

Como hemos visto, exigen unas condiciones naturales apropiadas, pero a cambio proporcionan muchos beneficios al ecosistema. Un ejemplo de ello es que la estructura de los rizomas de la planta forma un sistema de tallos subterráneo que crece de forma horizontal, generando un entramado de raíces y brotes herbáceos. Este efecto fija el suelo arenoso y lo protege frente a la erosión de los temporales, y  con el paso del tiempo puede cementar y formar arrecifes.

Los beneficios de las praderas marinas. Dibujo: Junta de Andalucía

Posidonia oceánica: la reina de las praderas y la abuela de los mares

Todos hemos observado sus espesos bosques de hojas acintadas meciéndose bajo el efecto del movimiento del mar. Esta planta tan característica lo es por múltiples razones, porque es una especie endémica (no se encuentra en ningún otro lugar) del Mediterráneo, y porque cubre aproximadamente el 60 % del fondo marino hasta los 40 m de profundidad.

Otra razón de su importancia es que se trata de uno de los ecosistemas más productivos de la biosfera, que incluye desde comunidades de microalgas asociadas, invertebrados, peces, y hasta bacterias que contribuyen de forma decisiva a la producción biológica.

Sin embargo toda esta “potencia productiva” tiene una gran fragilidad en comparación con otras praderas, por ser especialmente sensible a determinadas acciones humanas. Es un organismo de longevidad milenaria, que forma enormes extensiones con edades entre 2000 y 5000 años de antigüedad, puesto que los tallos individuales pueden vivir más de 50 años. Aún así, todo ello puede verse destruido en unas pocas décadas por causa de la acción humana.

Los arribazones o pelotas de hojas de posidonia contribuyen a estabilizar la arena de la playa y protegerla frente a temporales. Foto: Murcia Enclave Ambiental

Seguro que muchos de vosotros estáis sorprendidos porque sin darnos cuenta estamos buceando en un bosque milenario. Y ello es porque Posidonia oceánica es posiblemente el organismo marino más longevo del planeta.

Pero claro, esta “abuela de los mares” necesita para vivir tanto luz como aguas transparentes, lo que se traduce en que cualquier alteración persistente de la cantidad de luz que recibe puede significar cambios drásticos en su crecimiento, e incluso provocar su muerte.



P. oceánica es la especie posiblemente de más lento crecimiento de todas, con aproximadamente 5 cm al año de crecimiento horizontal, y 1 cm al año de crecimiento vertical de sus hojas. Si crece muy poco, también se reproduce muy poco de manera clonal. Además, como hemos visto, su reproducción sexual tiene muy poca eficiencia.


La flor de Posidonia oceánica. Foto: Murcia enclave ambiental

Es una planta muy resistente, y puede soportar sin problemas agresiones importantes, como las producidas por los temporales, durante meses. Sin embargo no soporta erosiones muy persistentes, dado que si le falta el sustrato arenoso porque este se haya erosionado, los rizomas y las raíces quedan expuestos. Así, las corrientes tienden a arrancar la planta, los organismos incrustantes colonizan rápidamente estas raíces expuestas y la planta acaba muriendo.

Es pues evidente que por resistente que sea esta planta la acción humana siempre es mucho más persistente, y cuando una planta recibe una agresión continua durante años, su crecimiento se verá afectado significativamente. Pensemos en los fondeos de las embarcaciones recreativas, que una y otra vez maltratan a estas plantas con sus anclas. Por ello es tan importante situar fondeos fijos, a los que las embarcaciones puedan amarrarse, para evitar la caída y arrastre de las anclas por la pradera. En Baleares, un aparente paraíso para estas praderas por la claridad de sus aguas, los colectivos conservacionistas trabajan junto con la administración en el establecimiento de limitaciones al fondeo de embarcaciones recreativas.

En resumen, esta planta lo tiene todo para ser  víctima de la agresión humana: gran longevidad y baja tasa de crecimiento, baja tasa de reproducción, sensibilidad a los cambios de salinidad, a la erosión y a la agresión permanente. Por ello en los últimos tiempos es objeto de una gran protección por parte de las administraciones públicas, al menos sobre el papel.

Los habitantes de la pradera

Son miles de especies marinas las que, directa o indirectamente, se benefician de estos auténticos “bosques sumergidos”, que, al igual que los bosques terrestres, son cuna, guardería, despensa y refugio de una enorme biodiversidad. Estas praderas, además de asegurar la existencia de gran cantidad de peces, moluscos y otros invertebrados de gran valor comercial, suponen también el hogar predilecto de algunas especies protegidas, como por ejemplo las enormes nacras o Pinna nobilis, un extraordinario molusco de gran tamaño, protegido por la legislación nacional e internacional y que seguramente alguna vez hayáis observado.


Posidonia oceánica es el hábitat de muchas especies como la muy amenazada nacra (Pinna nobilis)
Foto: Kosta Ladas

Incluso las tortugas marinas frecuentan estos ambientes, alimentándose tanto de las hojas directamente,  como de otros organismos que viven entre o sobre ellas. Cabe destacar, además, la presencia de signátidos, entre los que se encuentran los caballitos de mar o los peces pipa, con algunas de sus especies protegidas nacional e internacionalmente y adaptados especialmente a vivir entre las hojas de esta planta, por lo que se la conoce también como “hierba del caballito de mar”.

Protección administrativa

Posidonia oceanica es, de las especies de fanerógamas marinas presentes en el litoral español, la que ostenta mayor grado de protección. Autóctona en aguas mediterráneas, sus praderas están consideradas como “hábitat natural prioritario” por la Directiva Hábitats, relativa a la conservación de los hábitats naturales y de la fauna y flora silvestres, principal herramienta para la conservación de la naturaleza de la Unión Europea. A su vez, el Reglamento de Pesca de la Unión Europea para el Mediterráneo, prohíbe expresamente la pesca de arrastre sobre praderas de fanerógamas marinas.

Espero que con este artículo hayamos aprendido un poco más sobre valor biológico de Posidonia oceanica, y de los tesoros que alberga, así como de los problemas de conservación que presenta. Ya no podemos dejar de verla con otros ojos cada vez que nos sumergimos en ella, y comenzar a valorarla como un bosque marino, tesoro de la biodiversidad. ¿Buceo aburrido en la pradera? Ya nunca más si nos dedicamos a buscar sus secretos escondidos.

Enlaces y referencias:

martes, 24 de julio de 2018

¡¡TIBURON!!


Este artículo se publicó en la revista Acusub, en el número 181 http://acusub.com/?p=2787
Texto: Mónica Alonso Ruiz


Una aleta grande surca la superficie del océano en calma, una inquietante  música de ritmo binario y repetitivo, un bañista solitario en la superficie…Es la escena de película que se nos viene a la mente cuando alguien grita ¡Tiburón! Visualizamos las enormes fauces que se desencajan cuando muerden a su presa y que protagonizaban uno de los carteles más famosos del cine. Es el tiburón blanco, el máximo representante de la potencia depredadora entre todas las especies de tiburones, el icono, el más temido…el más admirado.

El cartel de la película Tiburón

El tiburón blanco es un animal poderoso. Su forma fusiforme o de torpedo le permite una natación veloz. Su potente aleta caudal con los dos lóbulos, superior e inferior, de tamaños semejantes, presenta unas carenas laterales que dan rigidez en al plano horizontal, lo que es fundamental para la propulsión de un cuerpo tan grande. Cuando salta fuera del agua utiliza toda la potencia de su cola, en lo que se considera el ataque característico de esta especie, desde abajo hacia arriba, pudiendo describir saltos enormes con todo el cuerpo fuera del agua, cuando se lanza a por su presa.

Foto: Terry Gross

Su potente salto ha sido fotografiado una y otra vez, especialmente en Sudáfrica, donde esta conducta es muy frecuente. Se trata de una técnica de caza muy especializada para la captura por sorpresa de focas, una de sus presas favoritas. El animal aprovecha la oscuridad de las frías aguas australes para acecharlas cuando están en la superficie. Es entonces cuando el depredador se lanza hacia arriba a una velocidad de vértigo, lo que le permite, además de capturar en la mitad de los casos a la presa, lanzar su cuerpo casi totalmente fuera del agua. El animal puede alcanzar hasta 40 kilómetros por hora y puede sacar su cuerpo hasta tres metros fuera del agua. Es espectacular, y a la vez es una especie de hazaña puesto que se trata de un cuerpo de más de 4 metros de longitud y una tonelada de peso.


Los saltos del tiburón blanco son espectaculares
Foto: Alamy

Características

El gran blanco es un animal ciertamente grande y sobre su tamaño se ha hablado mucho. La longitud máxima habitualmente considerada por los científicos para el Carcharodon carcharias es de aproximadamente 6 - 6.5 metros, y las hembras suelen ser mayores que los machos. Sin embargo, se han publicado crónicas poco fiables de capturas de animales de 8 o 9 metros. Lo que sí parece cierto es que el animal más grande que se capturó en Malta en 1987, medía 7 metros.

El nombre de esta “bestia animal” se debe al color blanco de su vientre. Lo comenzaron a llamar así los pescadores, que veían al animal muerto panza arriba en cubierta, con ese color blanco característico. Y en la actualidad, por ser un tiburón grande y poderoso, se le suele llamar “el gran blanco”.

El nombre científico Carcharodon carcharias viene del griego “carcharos”, que significa irregular y “odon” que significa diente. Carcharias reitera el significado de irregular.
Este animal icónico, esta especie tan mediática, es un digno representante de todas las especies de tiburones. Tiene una forma inconfundible, con su morro cónico y su gran robustez. Es un gran superdepredador, que se alimenta de cetáceos, mamíferos marinos, focas, peces, atunes, carroña, otros tiburones, etc.



Aunque se han realizado muchos estudios sobre este animal, aún queda mucho por conocer de esta especie. Ello es debido a que las densidades de población son bajas y las probabilidades de encontrar más de un individuo en una zona son escasas, salvo en ciertas zonas bien localizadas en el mundo, donde la presencia de su alimento favorito, los leones marinos y las focas, permite que haya una cierta cantidad de tiburones en una zona, y que se hayan podido hacer estudios concretos sobre esas poblaciones.

Origen y evolución

Parece que siempre que se habla de la evolución de los tiburones, que aparecieron en nuestro planeta hace 400 millones de años, se cita al mítico Carcharodon megalodon, como ancestro gigante de nuestro blanco, especialmente porque los dientes triangulares de ambos presentaban numerosas similitudes. Sin embargo, investigadores de la Universidad de Florida publicaron en 2009 que el tiburón blanco evolucionó del tiburón mako de dientes anchos (Isurus hastalis) ya extinto, y no del famoso Carcharodon megalodon, al que se considera el pez carnívoro más grande conocido.

Se cree que el tiburón blanco existe desde el Mioceno y los fósiles más antiguos datan de hace unos dieciséis millones de años.

Distribución y migraciones

Es un animal solitario, de distribución en todos los mares templados del mundo, que se puede encontrar tanto en zonas costeras como oceánicas, pero siempre en la parte superficial de la columna de agua. Las zonas donde se les encuentra de manera habitual son cinco:
  •         Islas Dyer y Seal en Ganssbai, en Sudáfrica
  •         Islas Neptuno en Australia del Sur
  •         Gran Barrera de Coral en Australia
  •         Islas Farallon y Año Nuevo en California. Estados Unidos
  •         Isla de Guadalupe en Baja California, México
Distribución del tiburón blanco

Los científicos hablan de dos o tres poblaciones, la del sur de África, la australiana (pudiendo ser estas dos poblaciones una sola, aunque estudios genéticos recientes apuntan hacia dos poblaciones diferentes), y la del Pacífico.
Se cree que realizan grandes migraciones, habiéndose estudiado, en base a muestras de ADN y etiquetas con balizas seguidas por satélite, dos rutas migratorias fundamentales para esta especie:

  •         Migración entre Australia y Sudáfrica
  •         Migración del Pacífico Oriental


En el Mediterráneo el tiburón blanco está siempre presente, y es considerado un visitante regular, pues es especialmente avistado en el Golfo de Túnez, en Sicilia y en Malta. En 1992 se capturó en Barcelona un ejemplar de 4.75 m de longitud. Se cree que sigue la migración del atún rojo, que acude a nuestro “Mare Nostrum” a reproducirse.

Alimentación

Cada individuo tiene que trabajar mucho para conseguir las escurridizas presas, que a menudo escapan de sus envites. Si acierta con la presa en su envite vertical, suele engullirla entera si esta es pequeña, o si no lo es, arranca grandes trozos (no puede masticar) y la desgarra. Aprovecha bien la luz para cazar, siendo más frecuentes los ataques al anochecer o al amanecer, que es cuando la falta de luz les hace menos perceptibles.

En el Mediterráneo y en las costas atlánticas de África y Europa no se alimentan de focas, siendo el atún rojo su presa favorita. Podemos entender que el gran declive en las poblaciones de atunes rojos haya llevado también a un descenso en las poblaciones de tiburones blancos.

Frente a los que piensan que es un animal voraz, hay que decir que no son animales que se alimenten sin parar, en realidad comen cuando pueden. Se han hecho estudios y se conoce que si se alimentan con 30 kg de carne de foca, tardan mes y medio en volver a alimentarse. Así que el mito de “comedor insaciable” no es para tanto. Posiblemente los individuos con una dieta menos calórica, a base de peces, deban alimentarse más a menudo.

Son también oportunistas y se alimentan de carroña a la deriva, como es el caso de ballenas muertas, alrededor de las cuales sí se ha observado frenesí alimentario, con presencia de varios ejemplares.  


Foto: Pam King

Estudios realizados y conservación

De este animal se desconoce casi todo: no se sabe bien su esperanza de vida, aunque se cree que pudiera vivir más de 50 años, llegando incluso hasta los 70 años. Madura más tarde y crece más lentamente de lo que los investigadores creían anteriormente, de acuerdo con un estudio reciente. Estos es alarmante, ya que esto significaría que el tiburón blanco, ya muy vulnerable, y tardaría más tiempo de lo estimado anteriormente para recuperar sus poblaciones.

El estudio, que analizaba el crecimiento vertebral mostrado en bandas que se podrían contar como los anillos de crecimiento de los árboles, llegó a la conclusión de si bien los machos alcanzan la madurez sexual alrededor de los 26 años las hembras no alcanzan la madurez sexual hasta los 33 años.  Esto es mucho más tarde de lo que se pensaba en estimaciones previas de la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional de Estados Unidos (NOAA), que consideraba que la madurez sexual se alcanzaba para los tiburones blancos entre los 4 y los 10 años para los machos y entre los 7 y los 13 años para las hembras. Aún así todos estos estudios recientes siguen siendo objeto de controversia.

Dada la falta de conocimiento de edades y tallas de madurez sexual, esperanza de vida y tasas de crecimiento, es difícil establecer la situación de conservación de las poblaciones de tiburones blancos. No se les ha visto aparearse nunca. Se han capturado muy pocas hembras preñadas aunque se sabe que son ovovivíparos, es decir que desarrollan los huevos dentro del vientre. Por toda esta carencia de datos, a pesar de ser de los tiburones más estudiados, es imposible saber su número que existen, aunque lo único que se sabe es que es escaso. También se cree que el incremento de la pesca deportiva de este animal, que  ha aumentado mucho en los últimos 50 años, ha conseguido que en algunas zonas se considere a esta especie como amenazada o en peligro de extinción.

En 1990 la Lista Roja de la IUCN incluyó por primera vez a esta especie como insuficientemente conocida, y desde 1996 se le considera como vulnerable. La pesca del este tiburón está prohibida en algunas zonas, como en Europa, California, Golfo de México, Namibia, Sudáfrica, Maldivas, Israel y parte de Australia. El Convenio CITES, que regula el comercio de las especies amenazadas, lo ha incluido en el apéndice II, prohibiendo su comercio internacional.   

Depredadores y enemigos del tiburón blanco

En el mar, la ley de que “el pez grande se come al chico” es especialmente verdad, por lo que un tiburón de este tamaño cuando es adulto tiene pocos depredadores. Se han conocido casos de orcas que han conseguido matar a tiburones blancos inmaduros, pero se cree que es difícil que una orca pueda cazar a un tiburón blanco adulto. Y sin embargo el año pasado se reportaron varios tiburones varados en la costa sudafricana, con enormes mordiscos presumiblemente de orcas, que se comían solamente sus enormes hígados, como fuente de proteínas. Es indudable que la pericia y potencia de los grupos organizados de orcas pueden amenazar incluso a este rey del mar.


Un investigador examina un tiburón muerto por una orca
Foto: Michelle Wcisel

Sorprendentemente las orcas solo se comieron el hígado

Aparte de sus congéneres, que puedan atacar a individuos débiles o heridos, y de los grupos de orcas, se puede decir que el tiburón blanco no tiene depredadores naturales.
Es el ser humano, el mayor depredador que tiene y ha conseguido que las poblaciones de esta especie estén disminuyendo, aún antes de que lleguemos a conocer realmente todo lo relacionado con ella.

Buceo con el tiburón blanco

Hemos hablado con anterioridad en este blog que la mejor aportación que podemos hacer los buceadores a la conservación de las especies, y especialmente a la conservación de los tiburones, es buceando con ellos. Con esta actividad conseguimos dos cosas: por una parte le mostramos al mundo que no son animales tremendamente peligrosos, y que la coexistencia buceador tiburón es posible, y por otro lado hacemos que se desarrolle una industria de buceo con tiburones que genera ingresos a las poblaciones de las zonas donde se encuentran. De esta manera conseguimos que sea cierto y patente aquello de que “vale más un tiburón vivo que muerto” y que se dediquen fondos para su conservación y estudio.

La presencia de zonas en el mundo de agregación de ejemplares, principalmente por la abundancia de alimento, permite realizar actividades de ecoturismo, mediante el buceo desde jaula para su observación. Desde estas regiones del mundo, sus gobiernos  han  establecido de áreas protegidas y legislación para la defensa de esta especie.

En Sudáfrica, se bucea con tiburones blancos en las frías aguas de la costa atlántica. En Ciudad del Cabo se realizan inmersiones en False Bay y en Dyer’s Island. Se realiza esnorkel en jaula, y suele haber en general mala visibilidad, por lo que es necesario tener suerte para poder verlos. En Gansbaai, en la costa Suroeste de Sudáfrica, se puede bucear en el Callejón del Tiburón, junto a Dyer’s Island. Se dice que este lugar es donde pueden observarse los tiburones blancos más grandes del mundo y la zona es famosa por la observación de sus enormes saltos.
 



Fotos: Solmar V

También desde jaula se pueden observar tiburones blancos en el sur de Australia, en Port Lincoln, junto a las Islas Neptuno, de mayo a octubre, cuando las crías de focas se echan al mar. En este lugar, opera el superviviente de ataque de tiburón blanco, Rodney Fox, que es uno de los mayores expertos en el mundo del buceo con tiburones. En sus expediciones se dan charlas sobre la ecología del tiburón y se anima a los participantes en la inmersión a participar en programas de investigación y a disfrutar de la presencia de estos animales.

En la Isla de Guadalupe (Méjico), lugar de paso en su migración en el Pacífico, existe una gran visibilidad para el buceo con los tiburones blancos. Esto ha llevado a que en los últimos años el número de expediciones que operan en esta isla haya aumentado mucho. El buceo normalmente se hace con jaula, desde la cual en algún caso permiten salir al buceador, pero sin dejarle utilizar equipo autónomo, puesto que se utiliza el narguille desde superficie.

De vez en cuando aparecen vídeos de algunos valientes que están buceando sin jaula, con equipo autónomo o en apnea, cuando la buena visibilidad permite tener relativamente controlado al animal. También recientemente se ha podido ver a un gran blanco con buceadores alrededor cuando se estaba alimentando de una ballena muerta. No suele ser una práctica que los operadores permitan a menudo, dado que cualquier problema que ocurra puede ser fatal para el buceador y para su negocio. Y sin embargo con esto se constata que a pesar de su peligrosidad, no estamos en su dieta, y si no se siente amenazado y si ve los buceadores con claridad, no los ataca.

Posiblemente esta “moda” de bucear con el tiburón blanco esté ayudando mucho al estudio, conocimiento y conservación de esta especie, por lo que desde estas páginas os animamos a practicarla, si os podéis permitir viajar a los destinos donde se realiza.


El modelo de la película Tiburón