miércoles, 30 de diciembre de 2020

DELFINES ROBÓTICOS: ¿ALTERNATIVA AL CAUTIVERIO?




DELFINES ROBÓTICOS: ¿ALTERNATIVA AL CAUTIVERIO?
Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este artículo se publico en la revista Escápate, en el numero 36 http://www.cluboceanides.org/recursos/escapate-36-2020.pdf



Hace un tiempo pudimos ver en algunos periódicos una noticia de que se había diseñado un delfín robótico con el objetivo de sustituir a los que viven en cautiverio en los delfinarios. Se podía ver un vídeo del delfín en una piscina, interactuando con un entrenador y con varias personas en el agua, del mismo modo a como si se tratara de una actividad comercial de nado con delfines. Hay que decir también que el realismo del robot es impresionante, que está muy bien logrado, y salvo para el ojo experto, cualquiera de nosotros diríamos que es un delfín vivo.


El realismo del delfín es impresionante. Fuente: Captura de Pantalla del vídeo de Edge Innovations


 Juegos del delfín robótico en piscina. Fuente: Captura de Pantalla del vídeo de Edge Innovations


El prototipo ha sido creado por EDGE INNOVATIONS, una empresa americana especializada en efectos especiales para películas y espectáculos.

La razón para justificar su creación que figuraba en los artículos, se expresaba en la siguiente frase: “Forzar a los animales a vivir en zoos o en acuarios en cautividad y fuera de su hábitat está siendo una actividad poco aplaudida por los humanos. Y se está pensando utilizar a estos animales robóticos para evitar usar animales vivos”. Definitivamente los delfinarios y los zoos empiezan a tener mala imagen.

Se ha creado este animal piloto para un delfinario de China, precisamente donde menos mala imagen tienen estas instalaciones y donde hay más delfinarios en el mundo, cada vez más. Se ha llegado a decir que la situación de parón de actividades provocado por el confinamiento por el Covid 19 no ha permitido a alguna de estas instalaciones poder obtener delfines del medio natural y han pensado en sustituirlos por robots.

Una nadadora realiza una actividad con el delfín robótico. Fuente: Captura de Pantalla del vídeo de Edge Innovations

Los delfines mueren mucho en cautividad y su tasa de subsistencia para los que nacen allí es bastante baja, por lo que estas instalaciones pagan mucho dinero a las empresas y a los países que se dedican a su captura. Esta se lleva a cabo a base de acciones sangrientas en las que se masacra a una gran cantidad de individuos de una manada para capturar a los más jóvenes. Lo hemos visto cada año en Taiji, en Japón o en Rusia, donde hace un tiempo salió a la luz la captura y posterior liberación por causa de la presión social de un grupo de 10 orcas y más de 100 belugas que habían sido capturadas para su venta en delfinarios chinos.

El robot pesa unos 250 kg, su batería dura unas 10 horas, y se mueve por control remoto a distancia. Además puede sobrevivir más de 10 años en un ambiente de agua salada. Llama la atención esta última característica, porque muchos de los delfinarios tienen tanques de agua no salada, lo que ha venido provocando a los animales que viven en ella graves problemas dermatológicos y de salud en general.

Para los creadores de este prototipo esto es un “sueño hecho realidad”, porque según ellos, les importa la preservación de los animales marinos. Y literalmente dicen que “les permite reimaginar el potencial de entretenimiento, educación y negocios” de estas instalaciones.

Precisamente estas tres palabras: ENTRETENIMIENTO, EDUCACIÓN Y NEGOCIOS, son las claves para entender la actividad de estas instalaciones con animales.

ENTRETENIMIENTO

Quizá uno de los fenómenos sociológicos más estudiado sea el modelo de entretenimiento de la población que vive en las ciudades. El derecho al ocio y a tener una serie de “servicios de entretenimiento a disposición del ciudadano” son elementos cada vez más a tener en cuenta en el diseño de nuestras ciudades. Todo espectáculo novedoso y llamativo es bienvenido. Las nuevas urbes construyen edificios cada vez más llamativos, y también grandes instalaciones comerciales y de ocio que incluyen cada vez más la presencia de un gran acuario o de una instalación con animales cautivos.

La cuestión es: ¿es necesario que los humanos nos entretengamos a costa de los animales? ¿Necesitamos animales actuando como monos de feria? Son preguntas que nos deberíamos hacer cuando analizamos nuestro modelo de ocio urbano. ¿Por qué requerimos de la vida natural para satisfacer las carencias de nuestra vida urbana? Y lo que es peor ¿debemos hacer daño a la vida natural para satisfacer ese capricho?

EDUCACIÓN

Todas las instalaciones de delfinarios supuestamente realizan labores de educación ambiental. Cierto es que muchas de ellas dedican mucho dinero a la investigación de la vida natural, que a la larga puede ayudar en las labores de conservación y a la concienciación de la sociedad en la necesidad de preservar los valores naturales. Pero, ¿esta “educación” debe realizarse a costa de hacer un daño irreparable a los animales que se arrancan de manera cruel de la naturaleza?

Cierto es que, presumiblemente ayudan a acercar a los animales salvajes a los niños que viven en las ciudades y que realizan tareas de concienciación para proteger las especies y la naturaleza. Pero, ¿no sería mejor realizar actividades en el campo con los niños, en los ecosistemas naturales más cercanos a cada ciudad? ¿Es preciso traernos el arrecife de coral a la ciudad cuando dicho ecosistema lo tenemos a miles de kilómetros de distancia? Precisamente para poder apreciar la naturaleza más lejana a nuestra cuidad tenemos los documentales, que realizan una labor educativa impresionante y menos dañina.

NEGOCIO

Mantener entretenida a la gente que vive en las ciudades es una gran fuente de negocio. Los parques marinos, acuarios y delfinarios producen grandes ingresos a las multinacionales que los gestionan. Y sin embargo los delfinarios en Europa y en otros países están viendo cómo descienden sus ingresos, o cómo muchos países prohíben incluso su actividad.

Recientemente pasó por mis manos un informe de Animal World Protection, llamado “Behind the smile, the multibillion dollar dolphin entertaining industry” (Detrás de la sonrisa, la industria multibillonaria del entretenimiento). En este informe se recopilaban datos de este tipo de instalaciones por todo el mundo, a fecha de 2018.

Según el mismo, existen 355 instalaciones de uso público (las hay privadas también, pero quedan fuera del estudio), en 58 países, y de ellas 336 exhiben delfines. Aproximadamente hay 3603 cetáceos en cautividad, y el 80% son delfines, la mayoría de ellos delfines mulares (como el de la película de Flipper).
El mapa de la miseria. Número de delfines cautivos por países. Fuente: “Behind the smile, the multibillion dollar dolphin entertaining industry” Animal World Protection.

De los 3603 cetáceos identificados en esas instalaciones 3029 son delfines. Fuente: “Behind the smile, the multibillion dollar dolphin entertaining industry” Animal World Protection.




El 60% de los delfines cautivos se concentran en 5 países: China con el 23%, Japón con el 16%, Estados Unidos con el 13%, México con el 8% y Rusia con el 5%. España se encuentra en décimo lugar de la lista.

El 93% de las instalaciones ofrecen espectáculos con delfines, el 60% ofrecen nado con ellos, el 75% ofrecen hacerse un selfie con el animal y el 23% ofrecen terapia asistida por delfines.

Los espectáculos muestran delfines llevando a sus entrenadores cogidos por sus aletas, o surfeando en su lomo. Se les colocan disfraces, hacen piruetas, y sufren de realizar todo esto mientras suena una música muy alta, varias veces al día. ¿Realmente esto encaja dentro de los motivos educacionales que justifican estas actividades?
Actividades ofrecidas por las instalaciones. Fuente: “Behind the smile, the multibillion dollar dolphin entertaining industry” Animal World Protection.

Actividades ofrecidas por las instalaciones. Fuente: “Behind the smile, the multibillion dollar dolphin entertaining industry” Animal World Protection.


Tampoco podemos olvidar que en Asia existen circos ambulantes con defines, donde las condiciones sanitarias de estos animales son horribles. En sus espectáculos se pueden ver delfines que pasan aterrorizados a través de aros en llamas, mientras viven y son transportados en bañeras movidas en grandes camiones.
Los delfines de circos ambulantes en el mundo son terribles. Fuente South West News Service. Vía The Sun.





Fuente: The Dolphin Project

En el informe, para estimar el volumen de negocio, se ha considerado el pago de una entrada media a estas instalaciones de unos 34 dólares, para un espectáculo estándar, sin interacción con el animal. El precio medio de la actividad de nado con delfines es de unos 178 dólares.

Los ingresos que genera un delfín oscilan entre los 400.000 y los dos millones de dólares por año, en función de la frecuencia de uso del animal. El volumen total de ingresos de toda la industria oscila entre 1.1 y 5.5 billones de dólares (recordemos que un billón de dólares equivale a mil millones). Eso sin contar los ingresos adicionales generados por la venta de merchandising, la comida y el alojamiento que ofrecen muchas de estas instalaciones. Se puede decir que es una industria multibillonaria.

ENCUESTA SOBRE LA ACEPTABILIDAD DE LA INDUSTRIA DE LOS DELFINARIOS

En el estudio anterior, entre los datos que aporta, se muestran los resultados de una encuesta realizada entre los usuarios de estas instalaciones. El 55 % de ellos no ven nada malo a ir a un espectáculo con delfines, frente al otro 45 % a los que no les parece bien, y sin embargo acuden a este tipo de instalaciones. Se indica también que el nivel de aceptabilidad de estas instalaciones desciende cuando aumenta el nivel de interacción con el animal, mostrando que realmente no nos gusta que estos animales naden con nosotros o podamos jugar con ellos.

No estoy muy de acuerdo con esta última afirmación: a todos nos encantaría poder nadar con delfines, y seguramente es uno de los sueños que muchas personas querrían cumplir. Personalmente creo que debe ser una sensación muy bonita, pero lo es mucho más si el animal no está adiestrado para hacer monerías junto a nosotros. Posiblemente sea mucho más satisfactorio poder nadar con un delfín salvaje, en su medio, y que decide, como muchas veces hacen, acercarse e interactuar con los humanos.

Los encuestados revelan datos muy interesantes cuando se les hacen preguntas más concretas, como por ejemplo si les preocupa la calidad de la vida de los animales en cautividad. En ese caso el 53% piensan que los animales sufren tanto física como emocionalmente, el 47% piensa que ningún delfín realizaría piruetas, o daría “besos” de forma natural, por voluntad propia, y el 80% preferiría verlos en libertad, en la naturaleza.

Lo que parece claro es que esta “no tan buena percepción” de la imagen de los delfinarios es cada vez mayor y va cambiando lentamente hacia la “no aceptación” de estas instalaciones. Y ello es así gracias a varias películas, como Blackfish o The Cove, que mostraron al mundo la cara b de estas instalaciones, con animales frustrados, con conductas erráticas u hostiles hacia sus entrenadores, enfermedades y gran mortalidad. Prueba de ello es que las instalaciones de Sea World cada año tienen más pérdidas por la reducción del número de visitantes.

SOLUCIONES

Quizá el modelo de instalación con delfines cautivos pueda sobrevivir a la larga si utiliza delfines robóticos y deja de maltratar animales que deberían estar viviendo libres en sus grupos familiares en el océano. El futuro nos lo dirá.

Lo que está claro es que las actividades de observación de cetáceos en la naturaleza son la alternativa a este tipo de instalaciones, siempre que se hagan de forma controlada y respetando la tranquilidad de las poblaciones avistadas. Tenemos el ejemplo de Tenerife, donde los calderones residentes de la zona del canal de la Gomera están sufriendo por la presencia de demasiadas embarcaciones de avistamiento, algunas de ellas ilegales.

Y lo que siempre tendremos serán los documentales, que cada vez nos presentan mejores imágenes de comportamientos naturales de todas las especies de cetáceos, no solo las que se acercan a los humanos o las que se dejan capturar y son capaces de vivir en una piscina.

Unas últimas preguntas: 

¿Es necesario que veamos delfines o ballenas? 
¿Tan importante es para nuestras vidas?, 
¿O es una necesidad creada por esta sociedad consumista que demanda hacer cada vez más y más cosas diferentes?.


Referencias:



Informe: