domingo, 20 de octubre de 2019

Cenotes en la Riviera Maya. Viaje al inframundo


Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este artículo se publicó en la Revista AcuSub num 198: http://acusub.com/?p=3484

Recientemente he tenido la oportunidad de bucear en los cenotes de la Riviera Maya, en la península de Yucatán (México). La experiencia ha sido espectacular. Los cenotes son maravillas naturales, sus aguas sagradas constituyen oasis en la jungla maya y realmente ventanas al mundo mágico subacuático de agua dulce. Cuando entras en ellos es como si hicieras un viaje a otro universo paralelo. Sobrecogida por la sensación vivida, entiendes que los antiguos mayas tuvieran veneración por estos lugares.


Qué es un cenote y cómo se formaron

La península de Yucatán es una planicie sin cursos fluviales. Sin embargo, en el entorno de la ciudad de Tulum, bajo la superficie discurren dos de los mayores sistemas de cuevas de agua subterránea del mundo: Sac Actun, de 347 km de longitud, y Ox Bel Ha, de 270 km de longitud, y en ambos sistemas se estima que existen unos 330 cenotes.

Un cenote es un pozo o sumidero natural, creado en la superficie de un macizo calcáreo, a partir de una cueva cuyo techo ha colapsado, y que se ha rellenado de agua, generalmente dulce.


Cenote tipo pozo. Foto: Eduardo Dengra @ejdengra

La palabra cenote se deriva del maya “ts’ono’ot o d’zonot”, y significaba cámara subterránea que contiene agua de manera permanente, y que está abierto al exterior.

Algunos cenotes son pozos totalmente verticales, pero otros son cuevas que contienen lagos y galerías sumergidas en su interior. Atendiendo a su forma se suelen clasificar como a cielo abierto, semiabiertos y subterráneos, y ello está directamente relacionado con la edad del cenote. Los más maduros son los abiertos, a los que se les ha caído el techo de la cueva, y los más jóvenes son los que conservan su bóveda pétrea natural sin colapsar.


Fuente: Los cenotes de la Península de Yucatán. P. Beddows, P. Blanchon, E. Escobar y O. Torres-Talamante

Estas formaciones tan espectaculares se generaron por combinación de sucesivos eventos geológicos y de cambios climáticos durante el Pleistoceno.

Simplificadamente el proceso es el siguiente. Hace millones de años la península del Yucatán era un arrecife gigante sumergido. Durante la última glaciación el nivel de agua bajó unos 100 metros por debajo del nivel actual, por lo que el arrecife quedó expuesto al aire. El coral murió y se desarrolló una jungla por encima de la plataforma calcárea formada por el coral.

Posteriormente se formaron sistemas de cuevas (o kársticos), a causa de la progresiva disolución por el agua de lluvia de la piedra caliza porosa formada por el coral, lo que formó ríos subterráneos. La filtración de esta agua en las cavidades y la saturación de los compuestos disueltos, produjo la formación de estalactitas, que cuelgan de los “techos” de las cuevas y que se generaron a partir del gota a gota del agua saturada de bicarbonato de calcio deslizando sobre ellas. También se formaron estalagmitas cuando la gota que caía del techo, proveniente de una estalactita o no, se iba depositando en el suelo, produciendo una formación que crece de abajo hacia arriba. En ocasiones se formaron columnas, cuando, por el paso del tiempo, se llegaron a juntar en su crecimiento, estalactita y estalagmita. El crecimiento medio de estalactitas y estalagmitas es muy lento, del orden de un par de centímetros cada mil años, aunque con muchas variaciones según las condiciones locales. Los diámetros de las estalactitas y estalagmitas pueden variar entre el de un lápiz, o el de un árbol.

Cuando esta última glaciación finalizó hace 18.000 años, se calentó el clima del planeta y los glaciares se retiraron, y por ello algunas de estas cavernas, llenas de aire, llegaron a colapsar cuando su tamaño era ya muy grande, y su techo se derrumbó.

Hace unos 1.000 años parece que el nivel del mar se estabilizó en la posición actual, quedando el sistema kárstico inundado desde entonces. Los cenotes que se visitan habitualmente están llenos de agua dulce, formando parte de la red fluvial subterránea actual y ocupan la parte superior del macizo. A veces, por penetración de agua marina, pueden tener agua salada a partir de una determinada profundidad, incluso a muchos kilómetros de la costa. La superficie de contacto entre el agua dulce y marina se llama “haloclina” y produce efectos visuales muy curiosos, al ser una zona “turbia” o de mezcla de masas de agua de diferente densidad.

Esquema de un cenote con entrada de agua salina
Fuente: Mayanpeninsula.com

Hace unos 9.000 años, antes de la inundación, se cree que estas cuevas estuvieron habitadas cuando emergieron. Los hallazgos arqueológicos más singulares encontrados en los últimos tiempos consisten en restos fosilizados de camellos, jaguares gigantes, mamuts, perezosos y equinos ancestrales. También se han encontrado esqueletos humanos. El más significativo es el de una mujer de hace 10.000 años, la americana más antigua. Muchos de ellos han sido encontrados por exploradores subacuáticos.

Toda la red de cenotes de Yucatán está protegida por el INAH, Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.

Uso de los cenotes y arqueología maya

La presencia de los cenotes ha condicionado la distribución humana en el territorio a lo largo de 10.000 años, debido a la ausencia de cursos de agua superficiales en la zona. Al no haber ríos los habitantes de la zona utilizaban los cenotes como fuente de agua dulce. Quizá por ello eran considerados sagrados. Además, para los mayas era la entrada al inframundo o “Xibalba”, donde residían sus dioses y espíritus tras la muerte. En los cenotes vivía Chaac, el dios de la lluvia, y por ello allí realizaban rituales de lluvia, muerte y de fertilidad. También vivía Sukan, la serpiente gigante que guarda los mantos acuíferos. Por todo ello se les consideran símbolos de dualidad, dado que representaban la vida (el suministro de agua), y la muerte (lugar de culto a los muertos). Las cavernas eran la ventana al inframundo, el mundo de los muertos…. Xibalbá era el último umbral por el que transitaban las almas de los muertos. Por ello algunos de los cenotes presentan una calzada o “shakbé”, una especie de camino de entrada al cenote, que dirigía directamente hacia el agua sagrada.

Debajo de la pirámide de Chichen Itza se descubrió recientemente un cenote

Se han encontrado en muchos de ellos gran cantidad de esqueletos humanos. Los arqueólogos tratan de saber cuál es la razón de estos depósitos de la época maya.  Se sabe que había rituales en los que se arrojaban víctimas a sus aguas. Durante mucho tiempo se creyó que los sacrificados eran niños y doncellas, pero el análisis de los huesos que se encontraron dio como resultado que la mayoría de las personas sacrificadas no eran mujeres.

Imagen de restos humanos en cenote. Foto: Eduardo Dengra @ejdengra


Aún hay cenotes con restos humanos. Foto: Eduardo Dengra @ejdengra

Los arqueólogos sienten un gran respeto por estos lugares sagrados. Recientemente, cuando comunicaron el hallazgo de una cueva desconocida hasta entonces, por investigadores del INAH, el jefe de la exploración explicó: “El sitio aún es considerado como un espacio sagrado, los encargados de la exploración y rescate de los entierros tuvimos que realizar dos ceremonias para ingresar; al mismo tiempo, los trabajadores realizaron durante todos los días un ritual antes de empezar a trabajar dentro de la cueva. Estas ceremonias fueron hechas para evitar que "el mal viento" afectara a los investigadores que ingresaron a la cueva y al cenote, porque en el lugar se cree que el sitio es un espacio sagrado”.

En algunos lugares aún es posible bucear con restos humanos. Foto: Eduardo Dengra @ejdengra

Vida acuática

Podría parecer que no hay vida en los cenotes, debido a la falta de conectividad de los cursos de agua y sus condiciones de oscuridad en muchos casos. Sin embargo, aunque no es un ecosistema donde podamos observar gran cantidad de fauna, en realidad son fuente de una cierta variedad de especies, que en realidad es poco conocida.

Podemos encontrar cocodrilos (sí, has leído bien), iguanas, tortugas, culebras, ranas y sapos, y en las paredes suelen habitar golondrinas, otras aves y murciélagos. En cuanto a fauna ictiológica (de peces) la diversidad es diferente si se trata de un cenote alejado del mar a si es una cercano a la costa y comunicado con ella. En el primer caso suele haber tan solo dos especies, bagre y guppy. Existen teorías muy diferentes sobre cómo han podido alcanzar esos lugares, el bagre vía subterránea, desde el mar, y el guppy se cree que llegó allí mediante una hembra preñada transportada por un huracán.

En el cenote Angelita pudimos ver este cocodrilo. Foto: Álex Castillo

El bagre es un pez de bigotes característicos, también llamado pez gato que forma parte de los Siluriformes. El guppy es un pez más pequeño, y posiblemente lo conoceréis puesto que es el pez más popular de los acuarios domésticos de agua dulce. Es vivíparo y soporta condiciones extremas, como alta salinidad y cambios bruscos tanto de temperatura como de concentración de oxígeno.

En los cenotes más cercanos a la costa los peces son similares a los que se podrían encontrar en lagunas costeras, como mojarras, guppys y mollis, bagres, y juveniles de especies marinas, como pargos, gobios, agujas y sábalos o tarpones.

Destaca la presencia de dos peces típicamente cavernícolas, como la anguila ciega (Ophisternon infernalis) y la damablanca ciega o pez ciego del Yucatán (Typhliasina pearsei), ambas especies endémicas de los cenotes, y en peligro de extinción. Puede también observarse la anguila americana (Anguilla rostrata), de la cual se sabe que en los cenotes se ha adaptado radicalmente, pasando de su forma de vida original, en el que realizaba su vida adulta en agua dulce y migraba para desovar en el mar, a la vida permanente en un solo lugar.


Guía de identificación de los peces de los cenotes. Fuente: Universidad Nacional Autónoma de México

Buceo en cavernas. Titulación. Medidas de seguridad

Cuando uno se sumerge en los cenotes ha de tener en cuenta que somos invitados a estos lugares y por ello debemos mostrar respeto y ser cuidadosos. Tienen una gran fragilidad biológica y geológica, así como una historia arqueológica impresionante, aún por interpretar en su mayor parte.

Bucear en un cenote es una experiencia inolvidable, y es accesible también a los buceadores recreativos. Para poder ofrecer este tipo de buceo sin tener que ser buceador certificado de cuevas se define lo que se llama buceo en cavernas. La caverna es un espacio amplio por el que entra la luz en algún punto, y el recorrido por la misma no permite exceder los 60 m de distancia a un punto de “open water ”, es decir, donde una pueda acceder a la superficie sin tocar el techo de la cueva. No debe haber pasos estrechos, y por lo menos deben caber dos buceadores en paralelo. Siempre se sigue un cabo guía que te permite realizar el recorrido con seguridad.



Todos los buceadores, con un máximo de cuatro, deben llevar un guía que esté certificado en “full cave” (buceo en cuevas) y que sea como mínimo dive master. El guía debe llevar configuración de su equipo para “full cave”, con tanque doble. Para que el buceo sea seguro, los buceadores deben seguir al guía en fila y muy cerca unos de otros.


Para la gestión del aire se sigue la regla de los tercios. Un tercio del aire de la botella se utiliza para el recorrido de ida, otro tercio para el de vuelta o de salida, y el tercio restante se reserva para emergencias. La verdad es que en muchos de los cenotes se bucea a muy poca profundidad, en el entorno de 5 metros y hasta 10 o 12, por lo que el consumo de aire es muy reducido, lo cual permite realizar la inmersión, que suele durar unos 40 minutos, con mucha reserva de aire.


Es muy importante el control de la flotabilidad, y hay que mantener una posición muy horizontal, evitando que las piernas y las aletas muevan el sedimento. Es por ello que se recomienda el uso de la patada de rana muy suave.


En muchos cenotes se establecen límites entre la zona de caverna, y la de las cuevas (para las que se requiere certificación full cave), mediante una señalización muy clara, usando señales de stop, o con un dibujo de peligro mediante una calavera y las dos tibias cruzadas. Es una señalización muy clara y fácilmente perceptible por lo que no hay peligro de entrar en una zona de cuevas sin darse cuenta.


Bucear en los cenotes es una experiencia inolvidable. Foto: Eduardo Dengra @ejdengra


Algunos de los cenotes a visitar

El cenote Tajma Ha debe su nombre actual al templo indio Taj Mahal, que fue el nombre que le dieron los primeros exploradores, porque les recordaba la enorme belleza del aquel templo. Posteriormente el nombre fue derivando hasta su forma actual, con la palabra maya “ha”, que significa agua, lago o lluvia.

Con una profundidad máxima de 13 m y un perfil en diente de sierra, es un cenote no demasiado complicado, con una cueva abierta por donde se permite la entrada bajando unas escaleras de madera. Tiene una haloclina, donde se puede apreciar la mezcla de aguas y el efecto visual que se produce. Si se visita en las horas centrales del día se pueden observar preciosos rayos de luz entrando en la cueva.

Representación 3D del cenote Tajma Ha

Perfil del recorrido del cenote Tajma Ha

Los rayos de sol entran en el cenote Tajma Ha. Foto: Luis Abad

Uno de los cenotes más populares es el Angelita, y todo el mundo te habla de él cuando vuelve a casa, quizá por lo diferente que es del resto. En realidad, es uno de los más sencillos en cuanto a su forma, dado que es del tipo pozo y cuenta con 60 metros de profundidad, por lo que se requiere un cierto nivel de buceo y realizar una inmersión bien planificada no apta para principiantes. Lo más llamativo es su nube de sulfuro de hidrógeno, de olor fétido, situada en el entorno de los 27 m de profundidad y que no permite el paso de la luz bajo ella. Se formó por la descomposición de los desechos vegetales que han caído al pozo durante años. Rodea una isla central rocosa en la que se acumulan troncos de árboles. Flotar por encima de la espesa capa es una sensación única, por lo espectral de la vista. Atravesar la capa, de varios metros de espesor, también es una experiencia llamativa. En este cenote, por su forma y profundidad también se practica la apnea.

Sección del pozo del cenote Angelita

Las instalaciones que rodean a los cenotes, suelen ser bastante buenas, y permiten equiparse muy bien, a pesar de estar en medio de la selva. Hay carteles indicativos, mesas para equiparse, baños, etc. Foto: Mónica Alonso

Bucear justo por encima de la capa de sulfuro de hidrógeno es una experiencia fantasmagórica. Foto: Berta Marcet

El cenote Manatí (también llamado Casa Cenote o Tankah), recibe su nombre de un manatí que vivió allí durante años. Es uno de los más llamativos en cuanto a la variación de ambientes que podemos encontrar para bucear. Se comienza la inmersión en un pequeño río salobre que desemboca en el mar, se asciende por el mismo viendo numerosos alevines de especies marinas que buscan refugio entre las raíces de los manglares y posteriormente se introduce uno en un cañón entre dos masas pétreas, para entrar en una caverna bajo las raíces de los manglares. Es impresionante el buceo en una cueva que no tiene paredes de piedra sino de tierra, y que parece que se va a derrumbar de un momento a otro. Si se tiene suerte, es posible ver a un cocodrilo que vive en la zona.

Las cristalinas aguas del cenote manatí, son ideales para poder fotografiar los rayos de sol entre las raíces del manglar. Foto: Luis Abad

El cenote manatí tiene muchas zonas para hacer esnorkel y sus aguas desembocan en la costa.

El cenote Dreamgate se encuentra en el sistema Nohoch, entre Tulum y Dos Ojos. La entrada se realiza por un hueco circular casi perfecto del que parten dos cavernas, la que va a favor de corriente (downstream) y la que va en contra de corriente (upstream). Es un buceo sencillo, poco profundo y no muy largo, pero quizá es el cenote más espectacular en cuanto a formaciones rocosas se refiere. Enormes grutas llenas de estalactitas y estalagmitas se abren a nuestro paso y por su fragilidad es preciso tener un cuidado exquisito con la flotabilidad, evitando tocar ninguna de sus formaciones.

La entrada a Dreamgate es realmente cómoda para los buceadores. Foto: Mónica Alonso

Esquema de la entrada a Dreamgate

El nombre del cenote Chac Mool significa Garra de Jaguar. Tiene dos entradas, una principal, que permite acceder a la parte de la caverna que va aguas abajo (downstream), y una entrada pequeña, llamada “Little Brother”. Es una caverna impresionante, por su tamaño y variedad de ambientes y entradas de luz.  
Esquema en planta del cenote Chac Mool

La inmersión en el cenote Pit es una de las mejores experiencias que he podido disfrutar en el buceo. Es uno de los cenotes más profundos, con más de 90 m en la cueva inferior. Se trata de un enorme pozo, parecido al Angelita, de gran diámetro, que se conecta con otro pozo sin salida, mediante una cueva. Por lo tanto, para el buceo en cavernas tan solo podemos estar en la primera parte, que tiene un máximo de 35 m de profundidad. También tiene una capa de sulfuro de hidrógeno, entre los 12 y 18 m, pero de menos concentración y espesor que el Angelita. Lo más impresionante de bucear en este enorme pozo es ver los rayos del sol entrando en el agua y las burbujas de los buceadores.

Esquema del cenote Pit, que pertenece al sistema de cuevas llamado Dos Ojos

Ver los rayos de sol y las burbujas de los buceadores es lo más impresionante de la inmersión en este cenote. Foto: Luis Abad

El cenote Dos Ojos da nombre al sistema de cuevas de la zona. Su nombre viene porque afloran a la superficie dos zonas circulares. Es un sistema formado por los “dos ojos” y una caverna con techo llamada “Bat Cave”, donde se emerge y se pueden observar murciélagos en su interior. Tiene dos rutas, con sus correspondientes líneas a seguir, que se pueden hacer de manera consecutiva si el consumo de aire lo permite, dada la poca profundidad. Es uno de los cenotes más famosos del mundo, por la escasa dificultad y el maravilloso recorrido que presenta.

Esquema en planta del cenote “Dos Ojos”

Bucear en cenotes es una de las experiencias que yo recomiendo a todo aquel que se lo pueda permitir. Viajar a la Riviera Maya no es muy costoso económicamente y por ello es más asequible de lo que pudiera parecer. Salvo los cenotes más profundos, reservados a buceadores avanzados, el resto es asequible a buceadores de todos los niveles. La experiencia de buceo es doblemente satisfactoria: por un lado, el disfrute de las maravillas del inframundo, y por otro vuelves a casa habiendo mejorado mucho la técnica de flotabilidad, esencial para poder moverse en estas maravillosas cuevas.