Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este artículo se publicó en la Revista Escápate. Num 32
Ver aparecer un animal varado en la playa es un espectáculo muy triste, especialmente si se trata de una gran ballena o un cachalote. La primera pregunta que se hacen los científicos cuando esto ocurre es ¿por qué? Las causas pueden ser muy variadas, que el animal esté enfermo, que se haya desorientado, o que tenga graves heridas producidas por la colisión con un barco.
Ver aparecer un animal varado en la playa es un espectáculo muy triste, especialmente si se trata de una gran ballena o un cachalote. La primera pregunta que se hacen los científicos cuando esto ocurre es ¿por qué? Las causas pueden ser muy variadas, que el animal esté enfermo, que se haya desorientado, o que tenga graves heridas producidas por la colisión con un barco.
Es cierto que cuando un barco colisiona con una ballena y se producen
daños en el mismo, se suele saber, y a veces se correlaciona el varamiento con el
accidente. Pero cetáceos en el océano hay de muchos tamaños. Cuando el animal
no es tan grande, o el tamaño del barco es mucho mayor que la ballena, por
grande que sea esta, es frecuente que las colisiones no se noten, o no se
reporten.
Imagen de un cachalote muerto por la colisión con un
ferry. Fuente: Eldiario.es
Hay poblaciones de ballenas que son especialmente sensibles a estos
accidentes, en muchos casos porque su población es muy pequeña, como es el caso
de la ballena franca del Atlántico Norte. Vive en las costas de Estados Unidos
y Canadá, y la mortalidad provocada por estos accidentes podría representar la
diferencia ente la extinción y la supervivencia de esta especie. Ocurre lo
mismo con los rorcuales comunes en el Mediterráneo, un mar que tiene un tráfico
de buques muy elevado, y en el cual las poblaciones de esta especie son poco conocidas.
Una ballena jorobada exhibe unas terribles marcas de
una hélice de un barco en su lomo. Fuente NOAA, HIHWNMS
La manera más eficaz para reducir el riesgo de colisión es separar las
ballenas de los barcos, y ello es muy difícil de conseguir, porque requiere
conocer muy bien las distribuciones de cetáceos, tratando de diseñar rutas
alternativas para los barcos.
Hay zonas donde no es posible modificar las rutas de navegación y hay
que considerar soluciones más complejas, como la reducción de la velocidad de
los barcos en zonas sensibles, dado que la probabilidad de colisión y la
gravedad de los atropellos aumentan con la velocidad.
En el Estrecho de Gibraltar se ha implantado el Dispositivo de Separación
del Tráfico, que tiene como objetivo principal la segregación de los tráficos
de los diferentes tipos de buques para evitar las colisiones entre embarcaciones
de diferentes tamaños. Adicionalmente, en este dispositivo, que se ha
implantado también en otras zonas de intenso tráfico marino, se establece una
zona de precaución por la presencia estacional de cachalotes, donde se
recomienda reducir la velocidad máxima a 13 nudos y navegar en estado de máxima
vigilancia.
Dispositivo
de separación de tráfico en el Estrecho. Fuente masmar.net
Zona de precaución definida en el dispositivo de
separación de tráfico en el Estrecho. Fuente masmar.net
Las medidas para regular la navegación, como modificar los canales
obligatorios o establecer áreas que se deben evitar, las toma la Organización
Marítima Internacional (OMI). En 2009, el Comité de Protección del Medio
Ambiente Marino de la OMI desarrolló un Documento Guía para minimizar el riesgo
de colisión de embarcaciones con cetáceos.
La Comisión Ballenera Internacional ha desarrollado una base de datos
a nivel mundial para reportar las colisiones, con el fin de identificar zonas
problemáticas de alto riesgo.
En España, a nivel estatal, en relación con esta grave amenaza para
los cetáceos, el Secretario de Estado de Medio Ambiente en funciones, anunció en
la Conferencia Internacional “Our Oceans”, que se celebró en octubre de 2019 en Oslo,
que se invertirá un millón de euros en los próximos cuatro años para analizar
el impacto de las colisiones de buques con cetáceos en Canarias y Baleares,
cuyas aguas tienen una gran biodiversidad marina y son hogar de especies de
cetáceos cada vez más amenazadas.
Un
cachalote presenta una terrible amputación en su aleta caudal por los efectos de
un choque con una embarcación. Fuente: Tenerife Ahora. Autor: Francis Pérez
El caso de las Islas Canarias
El tráfico de ferrys entre las Islas Canarias es intenso, existiendo
en la actualidad tres compañías operando entre las diversas islas, además del
tráfico que se realiza entre la península y las islas. Según el Instituto
Canario de Estadística, más de 5 millones de personas utilizaron en 2018 el
transporte marítimo. Recientemente, hemos podido ver en los medios de
comunicación cada vez más noticias de colisiones mortales entre cetáceos y
ferrys. Según estos medios en los últimos 20 años han aparecido en Canarias 81
grandes cetáceos muertos por accidentes con barcos.
Líneas de Ferrys en Canarias. Fuente: Spanish-web.com
La tasa media de mortandad de cachalotes por esta causa en Canarias es
de 2,5 al año, y durante los cuatro primeros meses de este año, vararon cinco
cachalotes y rorcuales con signos de colisión, lo que supone un riesgo serio
para la supervivencia de unos 224 ejemplares residentes en la zona. En julio de
2019 salió a la luz un estudio de la ULPGC (Universidad de las Palmas de Gran
Canaria), en el que se constataba que en este último año había habido un
incremento de estos sucesos, debido fundamentalmente a los ferrys que realizan
el traslado entre islas.
Se analizó si esto respondía a incremento en la mortalidad de los
cetáceos, cuyos cadáveres son arrollados por los barcos, o se debía
expresamente a la colisión en vida. El resultado fue que al menos el 80 % de
las colisiones se produjo cuando el animal estaba vivo, lo que indica que el
tráfico de ferrys es el mayor responsable de estas muertes, de las cuales el
cachalote es una de las especies más afectadas (el 60 %).
Este es uno de tantos estudios que, sobre este tipo de accidentes, se
vienen realizando en las últimas décadas. Los conservacionistas canarios llevan
denunciando estos hechos, a la vez que se iban realizando estos estudios. Al
parecer el gran incremento de colisiones se ha producido con la proliferación
de los barcos que circulan a gran velocidad. Organizaciones como la WWF y la
SECAC (Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario) han
venido denunciando que estos barcos, que circulan a 36 nudos (67 km/h), tienen
un tonelaje y dimensiones tales que les permiten sobrellevar el choque con un
cetáceo sin incidencias. Denuncian que hay rutas especialmente sensibles, por
la presencia más frecuente de cetáceos, como es el caso del canal entre
Tenerife y Gran Canaria, o el canal entre Tenerife y La Gomera.
Un ferry rápido de Canarias
La explicación de el por qué se producen más colisiones con el
cachalote que con el resto es porque es un animal que realiza inmersiones de
hasta 2000 metros, y que pueden durar hasta una hora. Cuando el animal sube a
superficie, lo hace para recuperarse de su larga apnea y del esfuerzo
realizado, por lo que en ese momento es muy vulnerable.
A pesar de que Canarias ha sido reconocida por la OMI como uno de los
cinco puntos calientes a nivel mundial donde es urgente tomar medidas, las
navieras llevan negando que se produjeran estas colisiones durante años, y sin
embargo este año la compañía Fred Olsen y la Universidad de la Laguna han firmado
un convenio para optimizar la detección de cetáceos en la ZEC Teno-Rasca (Zona
de Especial Conservación, figura de protección territorial de la Red Natura
2000).
Se retoma así parte del trabajo que ya en 2015 se realizó por un grupo
de investigación de colisiones, formado por los Ministerios de Fomento y Medio
Ambiente, el Gobierno de Canarias y las tres navieras presentes en ese momento:
Fred Olsen, Naviera Armas y Transmediterránea. En ese estudio se analizaron una
serie de medidas que ya habían tenido éxito en otras zonas del mundo. Un
ejemplo reseñable es el de Estados Unidos, que consiguió recuperar en dos
décadas la población de ballena franca o vasca al disminuir las colisiones.
La primera medida tomada como consecuencia del convenio firmado este
año ha sido modificar las rutas de navegación entre el Puerto de los Cristianos
(Tenerife) hacia La Palma y La Gomera, para reducir el número de millas en las
que se navega por la zona ZEC, reducir los cambios de rumbo en la zona ZEC, e
inclusión de la extensión de dichas zonas en las cartas de navegación de los
puentes de mando. Además, se ha comenzado a formar a las tripulaciones de los
barcos en el reconocimiento de los cetáceos, para poder interpretar su
comportamiento, básicamente saber la dirección que lleva el animal por su
movimiento de la aleta caudal o por el chorro.
Localización ZEC Teno-Rasca: fuente: Poster Ministerio
para la Transición Ecológica
Rutas modificadas por Fred Olsen en Canarias. Fuente:
Fred Olsen
Otra medida consiste en la incorporación de cámaras térmicas en los
ferrys, que tienen un alcance de 1 km, y que podrían detectar al animal. Esta
última medida se ha puesto en marcha de manera experimental con un periodo de
prueba. La compañía se ha comprometido que si funciona bien pondrán una en cada
barco.
Las cámaras utilizadas en este estudio son de alta definición, y
graban video térmico incluso en condiciones de total oscuridad, tienen un zoom
de 30X y un foco Led de haz estrecho, que permiten mejorar la identificación
del objetivo con mayor seguridad. Habitualmente las utilizan los barcos para
detección de hielo, objetos flotantes y otras embarcaciones, presencia de
personas en el agua, etc.
Es la primera vez que se utiliza este tipo de cámaras para detectar
cetáceos, especialmente en barcos de alta velocidad. Para calibrarlas se
trabaja en las configuraciones más favorables para identificarlos, grabando el
mayor número de imágenes posibles y examinándolas con un sistema de
reconocimiento de imágenes. Así se pretende crear una herramienta informática
que detecte la presencia de cetáceos en la imagen. La herramienta se entrenará
con imágenes reales, y con diversas velocidades del barco, con la idea de
establecer un sistema de detección seguro. La siguiente fase del estudio sería
la programación de detectores automatizados que den alarma a la tripulación
cuando se detecte la presencia de estos animales.
Hay esperanza de que los accidentes por colisión de cetáceos con los
barcos puedan reducirse si se toman las medidas que se están estudiando. El
tiempo dirá si se está haciendo un esfuerzo suficiente o no. Lo importante es
que se está tomando conciencia del problema, y ese siempre es el primer paso.
Referencias:
https://www.eldia.es/sociedad/2019/08/01/instalaran-camaras-termicas-buques-evitar/997328.html
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