DELFINES ROBÓTICOS: ¿ALTERNATIVA AL CAUTIVERIO?
Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este artículo se publico en la revista Escápate, en el numero 36 http://www.cluboceanides.org/recursos/escapate-36-2020.pdf
Hace
un tiempo pudimos ver en algunos periódicos una noticia de que se
había diseñado un delfín robótico con el objetivo de sustituir a
los que viven en cautiverio en los delfinarios. Se podía
ver un vídeo del delfín en una piscina, interactuando con un
entrenador y con varias personas en el agua, del mismo modo a como si
se tratara de una actividad comercial de nado con delfines. Hay que
decir también que el realismo del robot es impresionante, que está
muy bien logrado, y salvo para el ojo experto, cualquiera de
nosotros diríamos que es un delfín vivo.
El realismo del delfín es impresionante. Fuente: Captura de Pantalla del vídeo de Edge Innovations
Juegos del delfín robótico en piscina. Fuente: Captura de Pantalla del vídeo de Edge Innovations
El
prototipo ha sido creado por EDGE INNOVATIONS, una empresa americana
especializada en efectos especiales para películas y espectáculos.
La
razón para justificar su creación que figuraba en los artículos,
se expresaba en la siguiente frase: “Forzar a los animales a
vivir en zoos o en acuarios en cautividad y fuera de su hábitat está
siendo una actividad poco aplaudida por los humanos. Y se está
pensando utilizar a estos animales robóticos para evitar usar
animales vivos”. Definitivamente los delfinarios y los zoos
empiezan a tener mala imagen.
Se
ha creado este animal piloto para un delfinario de China,
precisamente donde menos mala imagen tienen estas instalaciones y
donde hay más delfinarios en el mundo, cada vez más. Se ha llegado
a decir que la situación de parón de actividades provocado por el
confinamiento por el Covid 19 no ha permitido a alguna de estas
instalaciones poder obtener delfines del medio natural y han pensado
en sustituirlos por robots.
Una nadadora realiza una actividad con el delfín robótico. Fuente: Captura de Pantalla del vídeo de Edge Innovations
Los
delfines mueren mucho en cautividad y su tasa de subsistencia para
los que nacen allí es bastante baja, por lo que estas instalaciones
pagan mucho dinero a las empresas y a los países que se dedican a su
captura. Esta se lleva a cabo a base de acciones sangrientas en las
que se masacra a una gran cantidad de individuos de una manada para
capturar a los más jóvenes. Lo hemos visto cada año en Taiji, en
Japón o en Rusia, donde hace un tiempo salió a la luz la captura y
posterior liberación por causa de la presión social de un grupo de
10 orcas y más de 100 belugas que habían sido capturadas para su
venta en delfinarios chinos.
El
robot pesa unos 250 kg, su batería dura unas 10 horas, y se mueve
por control remoto a distancia. Además puede sobrevivir más de 10
años en un ambiente de agua salada. Llama la atención esta última
característica, porque muchos de los delfinarios tienen tanques de
agua no salada, lo que ha venido provocando a los animales que viven
en ella graves problemas dermatológicos y de salud en general.
Para
los creadores de este prototipo esto es un “sueño hecho realidad”,
porque según ellos, les importa la preservación de los animales
marinos. Y literalmente dicen que “les permite reimaginar el
potencial de entretenimiento, educación y negocios” de estas
instalaciones.
Precisamente
estas tres palabras: ENTRETENIMIENTO, EDUCACIÓN Y NEGOCIOS, son las
claves para entender la actividad de estas instalaciones con
animales.
ENTRETENIMIENTO
Quizá
uno de los fenómenos sociológicos más estudiado sea el modelo de
entretenimiento de la población que vive en las ciudades. El derecho
al ocio y a tener una serie de “servicios de entretenimiento a
disposición del ciudadano” son elementos cada vez más a tener en
cuenta en el diseño de nuestras ciudades. Todo espectáculo novedoso
y llamativo es bienvenido. Las nuevas urbes construyen edificios cada
vez más llamativos, y también grandes instalaciones comerciales y
de ocio que incluyen cada vez más la presencia de un gran acuario o
de una instalación con animales cautivos.
La
cuestión es: ¿es necesario que los humanos nos entretengamos a
costa de los animales? ¿Necesitamos animales actuando como monos de
feria? Son preguntas que nos deberíamos hacer cuando analizamos
nuestro modelo de ocio urbano. ¿Por qué requerimos de la vida
natural para satisfacer las carencias de nuestra vida urbana? Y lo
que es peor ¿debemos hacer daño a la vida natural para satisfacer
ese capricho?
EDUCACIÓN
Todas
las instalaciones de delfinarios supuestamente realizan labores de
educación ambiental. Cierto es que muchas de ellas dedican mucho
dinero a la investigación de la vida natural, que a la larga puede
ayudar en las labores de conservación y a la concienciación de la
sociedad en la necesidad de preservar los valores naturales. Pero,
¿esta “educación” debe realizarse a costa de hacer un daño
irreparable a los animales que se arrancan de manera cruel de la
naturaleza?
Cierto
es que, presumiblemente ayudan a acercar a los animales salvajes a
los niños que viven en las ciudades y que realizan tareas de
concienciación para proteger las especies y la naturaleza. Pero, ¿no
sería mejor realizar actividades en el campo con los niños, en los
ecosistemas naturales más cercanos a cada ciudad? ¿Es preciso
traernos el arrecife de coral a la ciudad cuando dicho ecosistema lo
tenemos a miles de kilómetros de distancia? Precisamente para poder
apreciar la naturaleza más lejana a nuestra cuidad tenemos los
documentales, que realizan una labor educativa impresionante y menos
dañina.
NEGOCIO
Mantener
entretenida a la gente que vive en las ciudades es una gran fuente de
negocio. Los parques marinos, acuarios y delfinarios producen grandes
ingresos a las multinacionales que los gestionan. Y sin embargo los
delfinarios en Europa y en otros países están viendo cómo
descienden sus ingresos, o cómo muchos países prohíben incluso su
actividad.
Recientemente
pasó por mis manos un informe de Animal World Protection, llamado
“Behind the smile, the multibillion dollar dolphin entertaining
industry” (Detrás de la sonrisa, la industria multibillonaria
del entretenimiento). En este informe se recopilaban datos de este
tipo de instalaciones por todo el mundo, a fecha de 2018.
Según
el mismo, existen 355 instalaciones de uso público (las hay privadas
también, pero quedan fuera del estudio), en 58 países, y de ellas
336 exhiben delfines. Aproximadamente hay 3603 cetáceos en
cautividad, y el 80% son delfines, la mayoría de ellos delfines
mulares (como el de la película de Flipper).
El mapa de la miseria. Número de delfines cautivos por países. Fuente: “Behind the smile, the multibillion dollar dolphin entertaining industry” Animal World Protection.
De los 3603 cetáceos identificados en esas instalaciones 3029 son delfines. Fuente: “Behind the smile, the multibillion dollar dolphin entertaining industry” Animal World Protection.
El
60% de los delfines cautivos se concentran en 5 países: China con el
23%, Japón con el 16%, Estados Unidos con el 13%, México con el 8%
y Rusia con el 5%. España se encuentra en décimo lugar de la lista.
El
93% de las instalaciones ofrecen espectáculos con delfines, el 60%
ofrecen nado con ellos, el 75% ofrecen hacerse un selfie con el
animal y el 23% ofrecen terapia asistida por delfines.
Los
espectáculos muestran delfines llevando a sus entrenadores cogidos
por sus aletas, o surfeando en su lomo. Se les colocan disfraces,
hacen piruetas, y sufren de realizar todo esto mientras suena una
música muy alta, varias veces al día. ¿Realmente esto encaja
dentro de los motivos educacionales que justifican estas actividades?
Actividades ofrecidas por las instalaciones. Fuente: “Behind the smile, the multibillion dollar dolphin entertaining industry” Animal World Protection.
Actividades ofrecidas por las instalaciones. Fuente: “Behind the smile, the multibillion dollar dolphin entertaining industry” Animal World Protection.
Tampoco
podemos olvidar que en Asia existen circos ambulantes con defines,
donde las condiciones sanitarias de estos animales son horribles. En
sus espectáculos se pueden ver delfines que pasan aterrorizados a
través de aros en llamas, mientras viven y son transportados en
bañeras movidas en grandes camiones.
Los delfines de circos ambulantes en el mundo son terribles. Fuente South West News Service. Vía The Sun.
Fuente: The Dolphin Project
En
el informe, para estimar el volumen de negocio, se ha considerado el
pago de una entrada media a estas instalaciones de unos 34 dólares,
para un espectáculo estándar, sin interacción con el animal. El
precio medio de la actividad de nado con delfines es de unos 178
dólares.
Los
ingresos que genera un delfín oscilan entre los 400.000 y los dos
millones de dólares por año, en función de la frecuencia de uso
del animal. El volumen total de ingresos de toda la industria oscila
entre 1.1 y 5.5 billones de dólares (recordemos que un billón de
dólares equivale a mil millones). Eso sin contar los ingresos
adicionales generados por la venta de merchandising, la comida y el
alojamiento que ofrecen muchas de estas instalaciones. Se puede decir
que es una industria multibillonaria.
ENCUESTA
SOBRE LA ACEPTABILIDAD DE LA INDUSTRIA DE LOS DELFINARIOS
En
el estudio anterior, entre los datos que aporta, se muestran los
resultados de una encuesta realizada entre los usuarios de estas
instalaciones. El 55 % de ellos no ven nada malo a ir a un
espectáculo con delfines, frente al otro 45 % a los que no les
parece bien, y sin embargo acuden a este tipo de instalaciones. Se
indica también que el nivel de aceptabilidad de estas instalaciones
desciende cuando aumenta el nivel de interacción con el animal,
mostrando que realmente no nos gusta que estos animales naden con
nosotros o podamos jugar con ellos.
No
estoy muy de acuerdo con esta última afirmación: a todos nos
encantaría poder nadar con delfines, y seguramente es uno de los
sueños que muchas personas querrían cumplir. Personalmente creo
que debe ser una sensación muy bonita, pero lo es mucho más si el
animal no está adiestrado para hacer monerías junto a nosotros.
Posiblemente sea mucho más satisfactorio poder nadar con un delfín
salvaje, en su medio, y que decide, como muchas veces hacen,
acercarse e interactuar con los humanos.
Los
encuestados revelan datos muy interesantes cuando se les hacen
preguntas más concretas, como por ejemplo si les preocupa la calidad
de la vida de los animales en cautividad. En ese caso el 53% piensan
que los animales sufren tanto física como emocionalmente, el 47%
piensa que ningún delfín realizaría piruetas, o daría “besos”
de forma natural, por voluntad propia, y el 80% preferiría verlos en
libertad, en la naturaleza.
Lo
que parece claro es que esta “no tan buena percepción” de la
imagen de los delfinarios es cada vez mayor y va cambiando
lentamente hacia la “no aceptación” de estas instalaciones. Y
ello es así gracias a varias películas, como Blackfish o The Cove,
que mostraron al mundo la cara b de estas instalaciones, con animales
frustrados, con conductas erráticas u hostiles hacia sus
entrenadores, enfermedades y gran mortalidad. Prueba de ello es que
las instalaciones de Sea World cada año tienen más pérdidas por la
reducción del número de visitantes.
Quizá
el modelo de instalación con delfines cautivos pueda sobrevivir a la
larga si utiliza delfines robóticos y deja de maltratar animales que
deberían estar viviendo libres en sus grupos familiares en el
océano. El futuro nos lo dirá.
Lo
que está claro es que las actividades de observación de cetáceos
en la naturaleza son la alternativa a este tipo de
instalaciones, siempre que se hagan de forma controlada y respetando
la tranquilidad de las poblaciones avistadas. Tenemos el ejemplo de
Tenerife, donde los calderones residentes de la zona del canal de la
Gomera están sufriendo por la presencia de demasiadas embarcaciones
de avistamiento, algunas de ellas ilegales.
Y lo
que siempre tendremos serán los documentales, que cada vez nos
presentan mejores imágenes de comportamientos naturales de todas las
especies de cetáceos, no solo las que se acercan a los humanos o las
que se dejan capturar y son capaces de vivir en una piscina.
Unas últimas preguntas:
¿Es necesario que veamos delfines o ballenas?
¿Tan
importante es para nuestras vidas?,
¿O es una necesidad creada por
esta sociedad consumista que demanda hacer cada vez más y más cosas
diferentes?.
Referencias:
Informe:
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