sábado, 19 de agosto de 2017

MOBY DOLL: LA PRIMERA ORCA EN CAUTIVIDAD

Este artículo se publicó en la revista escápate, en el número 23: 
http://www.cluboceanides.org/escapate.html

Texto: Mónica Alonso Ruiz
Fotos: web de SIMRES, con permiso 
http://saturnamarineresearch.ca/projects-mobydollsymposium.html


Hace unos meses murió Tilikum, la orca que llevaba 36 años en cautividad en un delfinario, y que se hizo famosa por la película Blackfish. Esta nos abrió los ojos para contarnos lo mal que viven estos enormes animales en cautividad. Dicha película se hizo a raíz de un incidente con su entrenadora, a la que le causó la muerte. Investigando un poco sobre el tema de la cautividad de las orcas, tan discutido y denostado por el daño que las provoca, he podido conocer que en 1964 se capturó la primera orca que se tuvo en cautividad. Fue un hecho singular, que por un lado ayudó a modificar la idea que se tenía de animal asesino, y por otro lado contribuyó a que desde ese momento se capturaran más orcas para tenerlas en cautividad.

Antes de relatar este hecho, comenzamos con unas pequeñas aclaraciones, dado que aún existe mucha confusión en el público en general sobre estos animales. Primera aclaración: las orcas no son ballenas, son los delfines más grandes. Segunda aclaración: aunque en inglés se llamen killer whales no son asesinas, dado que su conducta frente a los humanos no ha sido nunca de ataque.

En 1964 al Acuario de Vancouver, dirigido por Murray Newman, quería tener un modelo a escala real de una orca, como animal representativo de las aguas de de la Columbia Británica, que rodean Vancouver. Creían que las orcas eran demasiado peligrosas para tenerlas en cautividad y por ello querían un modelo a escala real. Y para ello necesitaban el cadáver de una, para poder hacer el modelo. Como las orcas no tenían interés comercial para los balleneros no había la posibilidad de que éstos capturaran alguna, por lo que se decidió instalar un arpón mecánico en la costa, en un lugar por donde pasaban estos animales.

Tras unas semanas de espera pudieron arponear un ejemplar joven de un grupo de orcas que pasaban.  Pero en vez de morir, el animal, de unos 4,5 m de longitud, se enganchó en el cabo del arpón. Cuentan que dos miembros de su familia le ayudaron a salir a la superficie a respirar. Cuando se dieron cuenta de que el animal no iba a morir rápidamente, llamaron rápidamente a los científicos del acuario. Una vez Newman llegó y vio el animal ya solo, sin su familia, e indefenso, vio la oportunidad de poder estudiar a una orca viva. Consiguieron remolcarla hasta un astillero, donde alojarla en el recinto inundado de un dique seco. Se sorprendieron pues el animal los seguía dócilmente y la operación no fue nada arriesgada. Le quitaron el arpón y le inyectaron penicilina y unos pocos días después la orca parecía recuperarse.

Mientras tanto el interés del público en la orca creció y más de 20.000 personas visitaron al animal. Hubo ofertas de compra, de hasta 25.000$, que fueron rechazadas, dado que ya se pensó en tenerla en el acuario para su exhibición.  Incluso se hizo un concurso radiofónico para poner nombre a la orca. No se sabía si era macho o hembra, y dado que la aleta dorsal no era grande se pensó que era una hembra. El nombre elegido popularmente fue Moby Doll, sin duda en recuerdo del mítico cachalote cazador de hombres Moby Dick (hay que aclarar que los cachalotes tampoco son ballenas, ni tampoco agresivos). Es de destacar que por primera vez la prensa, asombrada por la docilidad del animal, hablaba de manera positiva sobre las “ballenas asesinas”.


El siguiente problema fue saber qué comía el animal. Newman había oído que las orcas mataban ballenas grises para comerse su lengua y por ello le trajeron una, para horror de Moby Doll, que no parecía querer alimentarse de ella. Probaron todo tipo de alimentos, otras carnes, de foca, de otras ballenas y de pulpo, sin resultado. Durante dos meses no probó bocado hasta que le ofrecieron bacalao, que fue inmediatamente ingerido. En aquella época aún no se sabía que las orcas residentes no se alimentan de mamíferos marinos sino de pescado.

Se estudiaron sus vocalizaciones, sus juegos, y debido a su juventud, su docilidad e incluso la curiosidad que mostraba. La prensa estaba enloquecida: las orcas no son violentas. También se dieron cuenta de que no era hembra, sino macho, pero decidieron mantener el nombre.

Pensaban que el animal iba a mejorar su estado de salud dado que se alimentaba, pero ocurrió todo lo contrario y murió 87 días después de su captura, debido a una infección de la piel, posiblemente debido a las malas condiciones del agua poco salina del puerto donde se la mantenía cautiva. 


La popularidad de este caso creció y se cambió la idea de que las orcas no son ballenas asesinas, y más de 30 acuarios se lanzaron a  capturar orcas: se había iniciado una industria muy lucrativa que aún hoy en día se mantiene. Algunas poblaciones de orcas de la zona fueron muy afectadas por una década de capturas indiscriminadas en la Columbia Británica, aunque ya se había comenzado a matarlas dado que capturaban los peces de las redes de los pescadores. Solo en 1964 se mataron 864 orcas y así es como se dieron cuenta de que la población de orcas residentes en la zona era de unas cientos y no de miles, como se pensaba en el inicio. Cesaron las matanzas pero se inició la captura para su cautiverio.

Con Moby Doll se inició la “orcamanía” y numerosas personas se aficionaron a estos animales, iniciándose numerosos estudios científicos sobre la especie. En 2013, en Vancouver tuvo lugar un simposium sobre la orca Moby Doll y cómo su captura revolucionó el estudio de esta especie.

Por otro lado el cautiverio de numerosos ejemplares y la industria de las orcas en delfinarios comenzaron a desarrollarse, hasta hoy. Quizá ya sea hora de comprender que estos enormes e inteligentes animales no merecen el atroz cautiverio al que se les somete. 

jueves, 20 de julio de 2017

OCÉANOS, LA EXPOSICIÓN: EL ÚLTIMO TERRITORIO SALVAJE

Texto: Mónica Alonso Ruiz
Fotos: Mónica Alonso Ruiz y web oficial de océanos

Hacía tiempo que quería visitar la exposición Océanos en Madrid y un domingo de este mes de junio me pareció el día perfecto para visitarla en compañía de mi sobrino de 4 años. Inaugurada con motivo del Día Mundial del Agua (22 de marzo) y abierta al público desde el 25 de marzo, la muestra Océanos: la exposición. El último territorio salvaje, ubicada en el Museo de Ciencias Naturales, está enfocada fundamentalmente a los más pequeños, y nos muestra tanto las maravillas del mar como la parte más fea del mismo y sus problemas de conservación. Para ello utiliza parte del material de rodaje del documental “Oceans” de Jacques Perrin, que pudimos ver en la gran pantalla hace ya algunos años.

Esta muestra ya ha visitado más ciudades españolas, como Alicante, Gijón y Murcia, y en Madrid ya ha recibido la visita de más de 30.000 personas.

Lo más significativo a los ojos del visitante son sin duda las representaciones a escala natural de diversos animales,  el enorme esqueleto del rorcual colgado del techo, la gran calidad de las imágenes proyectadas en las numerosas pantallas de alta definición del recorrido, la proyección 3D (que a mi sobrino le encantó porque decía que parecía que estaba dentro del agua) y la enorme pantalla envolvente del documental de 15 minutos que se exhibe en la sala de proyecciones.


Los numerosos niños que visitaban la exposición estaban emocionados con las imágenes de medusas, las de grandes cardúmenes de peces o de tortugas recién nacidas y proyectadas en las pantallas, pero también recibía mucha atención el cangrejo gigante de la entrada, el tiburón blanco de tamaño natural, y el pez luna gigante del fondo.

Sin embargo para el visitante buceador y conservacionista la exposición tiene otro valor mucho más importante a mi juicio, dado que permite remover las conciencias. Es impresionante ver una reproducción de un tiburón agonizante (con movimiento real) al que le han cortado las aletas y que se utiliza para explicar las prácticas del finning (estos detalles se los suavicé ligeramente a mi infante acompañante cuando directamente me preguntó qué le pasaba al tiburón). También llaman la atención los paneles explicando el falso mito del tiburón devorador de hombres.



Tanto ha debido calar este mensaje del finning que en la zona de exposición donde se exponen los dibujos que pintan los niños pude encontrar un cartel en contra del finning. Quizá este tipo de muestras sean un lugar idóneo para llamar la atención sobre los problemas del océano, además de ser un gran escaparate de la fascinante vida marina que podemos apreciar los buceadores.

La película original fue en su momento muy apreciada por el público, aunque a mi juicio la reducida distribución comercial no permitió que fuera vista por suficientes personas ajenas al mundo marino. A mí me fascinó por su espectacularidad, al mismo nivel que las grandes superproducciones de la BBC.

Para su filmación fueron necesarios 7 años de trabajo, 75 expediciones científicas, más de 500 personas y un presupuesto de 50 millones de euros. En el rodaje se emplearon cámaras y equipos especialmente diseñados para captar imágenes espectaculares de más de 200 especies marinas en 54 localizaciones a lo largo de los cinco continentes. El resultado de este titánico esfuerzo se materializó en más de 480 horas de material grabado, de las que el mundo tan sólo ha visto una pequeña parte y que sin duda justificaban esta exposición.

Quizá la imagen del buceador con equipo estilo “retro” al lado del tiburón blanco sin jaula es la imagen de la película que más me impactó en su momento. Ahora he podido experimentar una nueva sensación en los ojos de un niño que no se sorprende de que se nade junto a ese tiburón tan grande: el niño ya está muy acostumbrado a que le muestren tantas imágenes de buceadores y tiburones, animales tan necesarios para la vida de los océanos. Es maravilloso ver que él los ve como animales fascinantes, sin mitos falsos y no necesita leer el panel donde se desmonta dicho mito, y que está convencido de que algún día podrá verlos en persona cuando sea suficientemente mayor y pueda bucear.

Aún queda esperanza para los océanos: sin duda son los niños el mejor público para este tipo de muestras. Los niños aprenden, y también dan lecciones a sus mayores cuando estos dicen cosas que a ellos no les encajan por haberlas aprendido de forma diferente a nosotros, como eso de que los tiburones son dañinos.

La experiencia de la visita a la exposición mereció la pena, y sabe a poco. Sobre todo lo que más me encantó fue el poder percibir las sensaciones que experimenta un niño tan pequeño cuando ve todas estas cosas. Me imagino lo que les habrá contado a sus compañeros del cole al día siguiente….

martes, 27 de junio de 2017

EL TIBURÓN BALLENA: DE VULNERABLE A AMENAZADO


Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este artículo se publicó en el número 162 de la Revista Acusub

Como activa conservacionista e incansable curiosa del mundo de los tiburones que soy, estoy siempre atenta a todas las publicaciones que salen, con el objetivo de tener el mayor conocimiento posible en materia de tiburones, su estado de conservación y las noticias más recientes en cuanto a investigación. Por ello hace un tiempo llegaron a mis manos dos noticias sobre los tiburones ballena, estos gigantes amables que tanto admiramos los buceadores, la primera de ellas indicando que la clasificación de esta especie pasa de ser vulnerable a amenazado (un paso más hacia la extinción), y la segunda el descubrimiento de  nuevas conductas en poblaciones de tiburones ballena, hasta ahora impensables. Terriblemente preocupada, mi impresión es que en el caso de muchas especies de tiburones, entre las que se encuentra el tiburón ballena, se avanza irremisiblemente hacia la extinción sin antes haber tenido la oportunidad de conocer bien a estas especies.


De vulnerable a amenazado

Como ya hemos comentado en otros artículos el organismo internacional encargado de establecer la cuantificación del estado de conservación de cada una de las especies de seres vivos del reino animal y vegetal, es la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). La IUCN elabora la Lista Roja de Especies amenazadas y las clasifica en orden creciente de amenaza, en:
  •          Baja preocupación
  •          Casi amenazada
  •          Vulnerable
  •          Amenazada
  •          Críticamente amenazada
  •          Extinta en la naturaleza
  •          Extinta



Pues bien, cuando llega a mis manos la noticia de que el tiburón ballena ha pasado recientemente de tener consideración de vulnerable a amenazado, me hace pensar si todos los esfuerzos que hacemos los conservacionistas (y muy especialmente los buceadores) para salvar a determinadas especies de la extinción, son suficientes….Parece que no. Por ello, una vez más, y a riesgo de que se me considere especialmente insistente en el tema de la conservación de los tiburones, vuelvo a utilizar este blog como medio activo de movimiento de conciencias.

Simon Pierce, científico de Marine Megafauna Foundation, miembro de un grupo de especialistas de la IUCN, encargado de informar sobre la situación de estos escualos nos explica que “cada aproximadamente 10 años se trata de recalificar el estado de conservación de las especies, y ahora le ha tocado el turno al tiburón ballena. Previamente estaba clasificado como vulnerable a la extinción, lo que significa que se había enfrentado a un descenso de más del 30% en sus poblaciones en los últimos años. Ahora se ha actualizado su  clasificación hacia amenazado, lo que supone que su población ha experimentado aproximadamente un descenso 50 % en los últimos años. Sus mayores amenazas, de las que hemos tenido conocimiento se producen en el sur de China, donde hay una comunidad pesquera muy grande con pesca de tiburones ballena como especie objetivo.”


Simon también explica que “en Filipinas llevamos tomando muestras de muchos ejemplares en varios lugares y hemos encontrado que la población en este archipiélago está muy fuertemente conectada entre sí y que también se mueven en otros mares internacionales”.


Gonzalo Araujo, español en la organización filipina Lamave (Large Marine Vertebrate Project) nos explica su trabajo junto con Marine Megafauna Foundation: “comenzamos una colaboración para intentar buscar la conectividad entre los tiburones ballena de Filipinas y cómo las pesquerías de China pudieran estar influenciando a esta población”….”Las etiquetas de seguimiento satelital pueden decirnos un poco más sobre si se quedan por aquí o se mueven por otros lados, si se dirigen al Pacífico o a Taiwan, o al sur de China. Sabemos que hay pesquerías activas de tiburones ballena funcionando en el sur de China, y si los tiburones de Filipinas están visitando esta zona, están bajo grave amenaza.”



Y nosotros, ¿qué podemos hacer?

Simon Pierce nos responde: “lo mejor que puede hacer la gente para involucrarse en la conservación del tiburón ballena, es nadar con ellos, por medio de los negocios ecoturísticos desarrollados de forma sostenible: es una buena forma de contribuir para que el tiburón ballena sea protegido en esos países”…”En cuanto a otras amenazas sobre el tiburón ballena, hay que destacar las pesquerías no sostenibles de atún, particularmente la de redes de cerco, por lo que el consumidor debe ser consciente de su elección a la hora de elegir el pescado que come, y quizá la captura con línea pueda ser más sostenible que la de red de cerco.”



El propio Simon Pierce hace un llamamiento en su facebook, y nos anima a que apoyemos sus iniciativas. Transcribo una parte de su mensaje, el que yo leí y que ha sido el detonante de este artículo:

Con los últimos datos científicos disponibles, somos capaces de asegurar que los tiburones ballena, en sus dos principales subpoblaciones: la del Atlántico, donde los tiburones ballena continúan como vulnerables a la extinción, y la del Indo Pacífico, donde los tiburones ballena han pasado a ser catalogados como amenazados. En general, los tiburones ballena están en serio declive, hacia la extinción”

Y es que la población global (atlántica + indopacífica) ya ha sido catalogada como amenazada, por lo que yo misma he podido apreciar en la página de la IUCN, para el tiburón ballena.

Y nos cuenta Simon en su mensaje: “¿Qué estamos haciendo para salvarlos? Pues mucho. Tenemos un activo programa de investigación y conservación en Marine Megafauna Foundation, y seguiremos poniendo actualizaciones sobre ese trabajo. Tenemos suerte de tener un gran número de colaboradores en todo el mundo, y hay otros grupos trabajando para salvaguardar a los tiburones ballena y al medio ambiente marino. Obviamente necesitamos el apoyo de todo el mundo para asegurarnos de los éxitos de nuestras iniciativas.”…”Nuestros amigos y colaboradores en Lanave, en Filipinas han preparado un vídeo en el que se cuenta todo esto.”…”Por favor tened la libertad de compartirlo y preguntar cualquier cosa que se os ocurra”

Mientras tanto los científicos siguen investigando

La segunda publicación sobre el tiburón ballena que pasó por mis manos recientemente se refiere a una investigación sobre tiburones ballena en la Bahía de Cenderawasih en Indonesia, llevada a cabo por la organización Conservation International. El trabajo se basa en campañas de etiquetado de tiburones ballena en la zona, con el objetivo de conocer mejor la conducta del mayor pez del océano.

Un año después de estas campañas, se ha analizado información sobre la localización de los individuos etiquetados. Las primeras conclusiones son un poco sorprendentes: parece que, al igual que las mantas oceánicas, los tiburones ballena son menos viajeros de lo que se creía hasta ahora. Eso quiere decir que no realizan grandes migraciones y se quedan alimentándose por la zona donde viven.


Y sin embargo algunos ejemplares realizan ciertos viajes más largos. El Doctor Mark Erdmann explica que “no tenemos ni idea de por qué se van tan lejos, pues un ejemplar recorrió 4.000 km antes de volver a la bahía donde residía. Sospechamos que los viajes de algunos de los machos más grandes pueden estar relacionados con el apareamiento, aunque algunos de estos ejemplares viajeros eran juveniles  de menos de 4.5 m, lo que nos tiene perplejos y continuamos dándole vueltas.”

Por otro lado el descubrimiento más chocante sobre estos gigantes tiene que ver con la profundidad. Los tiburones ballena tienden a permanecer por encima de los 100 m de profundidad, donde está su comida. Sin embargo los científicos han observado que algunos de los ejemplares etiquetados buceaban hasta 2000 m de profundidad, y no tienen idea de por qué.


Estos dos descubrimientos tan sorprendentes, obtenidos para una sola investigación de una población local, nos dan una idea de lo mucho que hace falta por aprender sobre los tiburones ballena, incluyendo dónde están las madres y las crías correspondientes a esa población que han estudiado. Afortunadamente las etiquetas seguirán operativas un año más y los científicos podrán recoger más datos que quizá añadan un poco de luz a los interrogantes planteados en este primer año de etiquetado. Parece claro que cuanto más aprendan de ellos estarán mejor preparados para poder proteger a esta población, que está precisamente en la zona caliente de la que nos ha hablado Simon Pierce.


Por otro lado, en Galápagos, los científicos de Galapagos Whale Shark Project, están realizando investigaciones sobre poblaciones de tiburones ballena hembras en la zona de Galápagos, que presumiblemente hacen migraciones muy grandes en el Pacífico.

Mi reflexión, tras todas estas informaciones que han llegado a mis manos en un periodo muy corto de tiempo, es que quizá no les dé tiempo a los científicos a concluir sus investigaciones…porque la especie acabe extinguiéndose. Estaremos atentos a todas las investigaciones que se realicen…y haremos un seguimiento del estado de conservación de este gigante del mar.

Referencias:
Vídeo de Lamave: https://vimeo.com/173916268
Texto completo del nuevo reajuste del estado de conservación del tiburón ballena: http://www.iucnredlist.org/details/full/19488/0
Artículo sobre la investigación de Conservation International:
El video de Galapagos Whale Shark Project:


martes, 30 de mayo de 2017

BABOSAS DE MAR: TODO UN MUNDO DE COLOR Y APARIENCIA

Texto: Mónica Alonso Ruiz
Fotos: Luis Abad y Pilar Muñiz
Este artículo se publicó en la revista AcuSub nº 167 www.acusub.net

La Madre Naturaleza nos muestra sus bellezas de una manera sorpresiva y espectacular. El buceo con escafandra autónoma nos ha permitido disfrutar de la biodiversidad marina, y también de la parte de la belleza sumergida que nos era ajena antes de que el hombre pudiera bucear, resultando que la  sumergida es quizá más impresionante que la emergida, por el variadísimo catálogo de colores y formas que nos encontramos bajo el agua. Y cuando hacemos alusión al mundo del color y de las formas del mundo subacuático siempre nos acordamos de los camaleones del mar, los opistobranquios, con sus variadísimas formas y colores: es como si el mar hubiera querido sembrar sus fondos de coloridos tesoros para el disfrute de los humanos curiosos. En el mar nada es lo que parece, todos los organismos juegan a algo: mientras que algunos se muestran ostentosos, con su riqueza colorida, otros juegan al disimulo.

Opistobranquios y nudibranquios

Primeramente vamos a aclarar la diferencia ente babosas de mar u opistobranquios y los nudibranquios, dado que entre los buceadores no siempre está muy claro. Pues es muy sencillo, las babosas de mar u opistobranquios son un grupo amplio de más de 5000 especies, dentro de los cuales están los nudibranquios, con cerca de unas 2000 especies, siendo el grupo más evolucionado.

El nombre de opistobranquio deriva del griego ophisten, que significa detrás, por lo que un opistobranquio es un animal con las branquias hacia atrás. Estos animales tienen la característica de que tan solo algunos de ellos han conservado la concha típica de los moluscos (y si la conservan es muy reducida), tienen colores y formas llamativas, y su tamaño no suele ser muy grande.

La palabra nudibranquio es muy conocida entre los buceadores y seguro que todos sabemos que significa “branquias desnudas”.


Unas nociones de su anatomía

En cuanto a la anatomía de los opistobranquios, la variedad de formas y colores son su característica principal. Sin embargo presentan órganos comunes a casi todas las especies que nos permiten identificarlos: los “rinóforos” (o “cuernecitos”) con función sensitiva, junto a la cabeza; la boca, en la parte delantera del animal, que a veces presenta tentáculos orales; el manto o masa principal del animal; la “corona branquial” (o “penacho”) en la parte trasera; el pie o parte trasera del manto; y los “cerata” (o “pelillos”), que sobresalen del manto y que tienen función respiratoria, defensiva y que también son extensiones del sistema digestivo.

Fotos: Luis Abad

Las estrategias defensivas 

Una de las características de estos moluscos, y que los diferencia significativamente de los moluscos tradicionales, es la ausencia más o menos total de concha protectora, y cuando la tienen, es interna y está recubierta de tejido. Perder la concha defensora presenta inconvenientes: en principio son más vulnerables. Y sin embargo estos maravillosos seres han convertido nudismo en un arte, o lo que es lo mismo, presentan su piel desnuda pero decorada de manera artística y colorida, con el objetivo último de no ser depredados. Este arte que tienen, les permite una segunda función, la de ser las estrellas de los fotógrafos marinos. Quizá no es una función muy biológica, pero sí curiosa y entretenida.

En el juego del disimulo y de la apariencia equívoca las babosas marinas u opistobranquios son sin duda unas estrellas. El nombre de babosa nos recuerda a algún ser arrastrado y con poco glamour: nada más lejos de la realidad. Estas estrellas de la fotografía subacuática son muy ciertamente ambiguas: o colores llamativos, sorprendentes, o bien mimetismo y camuflaje. O me exhibo o me escondo…o soy lo que soy, o aparento ser otra cosa.

El camuflaje es la primera de las técnicas que utiliza un ser desnudo para no ser depredado. Hacerse invisible adoptando la forma y el color de los que te rodea es una táctica muy frecuente en la naturaleza, y se denomina coloración críptica. Los opistobranquios comen de todo, desde algas, esponjas a anémonas, corales blandos, ascidias, etc. Las especies suelen ser muy selectivas en cuanto a su alimentación e incluso pueden alimentarse solo de una sola especie. Muchos nudibranquios se alimentan de esponjas o briozoos, a veces de coloridos llamativos, y como viven literalmente encima de su alimento, pues adquieren los pigmentos del mismo, resultando un aspecto exterior muy similar, también llamativo. Algunos se alimentan de algas verdes (como Elysia viridis, que recoge los cloroplastos que incluso utiliza con funciones fotosintéticas para obtener una fuente de alimento alternativa) y así pasa a tener el mismo color verde del alga.
Otra forma radicalmente diferente de defensa es la coloración de advertencia, llamada aposemática, con colores muy llamativos, que indican al posible depredador que el animal es venenoso. Se llegó a pensar que estos colores tenían alguna función de llamar la atención con objetivo reproductivo, pero no es el caso, dado que los opistobranquios no pueden ver los colores: sus sensores situados en los rinóforos son detectores químicos o de presión y no ojos. Y en esta forma hay dos variantes, los opistobranquios que no son tóxicos y que intentan engañar a los depredadores adoptando los colores de una especie venenosa, en lo que se denomina mimetismo batesiano, y los que lo son realmente y esto ocurre cuando especies tóxicas que tienen colores diferentes evolucionan hacia el mismo color, para facilitar al depredador la identificación de la presa tóxica, en lo que se denomina mimetismo mulleriano. 
En algunos casos muchas de las presas de las que se alimentan son tóxicas, y pueden utilizar los metabolitos tóxicos de sus presas para defenderse. Es el caso de los nudibranquios que se alimentan de cnidarios (pólipos, hidrozoos, anémonas) y que al comer sus células urticantes (los cnidocitos) sin sufrir daño alguno, los transfieren a las cerata (los pelillos que tienen los aeólidos) usándolos como mecanismo propio de defensa. Otros, menos tóxicos, adquieren sustancias tóxicas de las esponjas que comen y las acumulan en el manto, y otros incluso son capaces de segregar sustancias por la presencia de glándulas tóxicas en su manto, incluso algunas especies son capaces de segregar ácido sulfúrico. La presencia de color de advertencia en estos casos está bien justificada.

La reproducción

Pues si estamos sorprendidos por la variedad de formas y colores, y por lo que ello representa en cuanto a estrategias de defensa, otros aspectos también son interesantes, como el caso de su reproducción. Todos estos animales son hermafroditas pues poseen estructuras reproductoras masculinas y femeninas, aunque no son capaces de autofecundarse: necesitan una pareja, e incluso forman cadenas de individuos reproduciéndose. En general tienen el aparato reproductivo a la derecha del cuerpo, por lo que durante la cópula un individuo une su lado derecho con el mismo lado de otro individuo. el resultado de la fecundación es la puesta de muchos huevos, y curiosamente también con formas y colores muy variados.

Dada su ausencia de ojos, sus receptores químicos permiten la identificación de los otros individuos como de la misma especie o no, y así saber si son individuos compatibles para reproducirse o no.

Algunas babosas de mar

Finalmente vamos a describir algunos tipos de babosas de mar, para poder identificarlas más fácilmente en la inmersión.

Las liebres de mar o anaspideos son un grupo bastante homogéneo de especies, donde podemos encontrar las de mayor tamaño, que llegan a alcanzar los 40 cm. Reciben ese nombre por el gran desarrollo, a modo de orejas, de dos de sus cuatros aprendices cefálicos, presentes en su cabeza, claramente diferenciada del resto del cuerpo. Presentan también dos “alas laterales” o parapodios, que son extensiones del manto, y que pueden extender o recoger en torno a su atrofiada concha interna. Bajo los parapodios se encuentran las branquias, por lo que este tipo de animales no presenta “penacho” branquial. Las liebres de mar son herbívoras y se alimentan de algas y fanerógamas  marinas. En nuestros mares podemos observar fácilmente tres especies Aplysia punctata, Aplysia  fasciata y Aplysia dactylomela, esta última más frecuente en el Atlántico y que podemos verla en Canarias. Su forma de desplazamiento se realiza mediante el deslizamiento sobre su pie musculado, y algunas de ellas son capaces de “nadar” torpemente pequeñas distancias cuando se las intimida. Como curiosidad se puede citar que estos animales poseen un sistema de defensa mediante la expulsión de “tinta”, cuya función es como la del pulpo, proporciona una pantalla líquida para que el animal pueda escapar rápidamente cuando es atacado.

Liebre de mar Aplysia dactilomela , fotografiada en aguas canarias.
 Foto: Luis Abad

Liebre de mar Aplysia punctata , fotografiada en aguas murcianas.
Foto: Luis Abad
Los sacoglossa son un grupo de opistobranquios muy curioso. Son también, en general, herbívoros y su rádula (o lengua raspadora de los moluscos) termina en un saco ciego, de ahí el nombre de este orden. Algunos usan la rádula en forma de estilete para poder absorber las células de las algas, por eso se les llama también chupadores de savia o sap-sucking. Son animales pequeños, que raramente superan los 3 cm, por lo que pasan generalmente desapercibidos al buceador. Su coloración es generalmente verdosa, debido a que la mayoría de ellos son capaces de ingerir los cloroplastos (los órganos celulares encargados de la función clorofílica) de las algas de las que se alimentan, los cuales los depositan en su organismo. Una vez en el cuerpo del “ladrón” (a este fenómeno se le denomina cleptoplastia), los cloroplastos se cree que siguen funcionando y haciendo la fotosíntesis. Se han realizado experimentos con estos animales (con Elysia viridis) y los ejemplares situados a oscuras pierden peso muy rápidamente. Por esta capacidad de utilizar la energía del sol para alimentarse a los sacoglossa también se les llama babosas de mar solares. En nuestros mares la especie más frecuente de ver es Elysia timida sobre fondos ricos de algas verdes, a poca profundidad.

Elysia timida, un sacoglosso habitual en las zonas de algas. De muy pequeño tamaño, esta Elysia timida apenas mide 1 cm. Fotografiada en aguas murcianas. Su zona dorsal, en la que este animal sitúa los cloroplastos que extrae de las algas de las que se alimenta. 
Foto: Luis Abad
Los notaspideos tienen, en general el cuerpo masivo y forma ovoidal. También se les llama babosas con las branquias laterales (pleurobrancaceos = branquia a un lado), pues las tiene al lado derecho de su cuerpo, y no son visibles. Casi todos tienen concha, en algunas especies es externa, en forma de concha de lapa, pero en la mayor parte es interna y de forma oval. En algunos la concha está ausente. Son animales de tamaño mediano a grande, pudiendo superar los 15 cm. Poseen una rádula robusta con la que comen otros invertebrados, como esponjas o ascidias. Muchas especies son capaces de liberar sustancias ácidas a partir de glándulas del manto cuando son molestadas por algún depredador. En el Mediterráneo es posible encontrar a Pleurobranchus forskali, que no es propio de este mar, y que ha penetrado en el mismo por el Canal de Suez. Tylodina perversa, de color amarillo, y con la concha vista, a modo de gorrito chino, es el representante más conocido en el Mediterráneo.

El notaspideo Pleurobranchus forskali, presente en aguas mediterráneas tras su entrada por el Canal de Suez como especie invasora. 
Foto: Luis Abad
 
Tylodina perversa, el notaspideo más conocido. Lo más curioso de este animal es su concha externa, situada en su parte superior y con forma de “gorrito chino”. Siempre asociado a la esponja Aplysina aerophoba, de la que se alimenta y de la que obtiene el pigmento corporal que se denomina uranidina. De esta esponaj también obtiene diversos alcaloides defensivos que son expulsados por el animal cuando se le molesta junto con abundante mucosidad.  
El nombre de tylodina proviene del griego, que significa protuberancia. 
Finalmente, los nudibranquios son los más conocidos y evolucionados de los opistobranquios. Son los que tienen un mayor número de especies y formas y colores más extravagantes. Desde el punto de vista evolutivo han eliminado totalmente la concha en los adultos e incluso en algunos han eliminado incluso las branquias, que son sustituidas por un sistema de respiración cutánea. Casi todos ellos están dotados de rinóforos, que tienen funciones sensoriales, táctiles y quimiorreceptores. Los rinóforos tienen muchas formas diferentes y frecuentemente son retráctiles. En el dorso, pueden tener papilas y algunos tienen apéndices alargados, los “cerata”, que tienen función respiratoria, digestiva (pues contienen ramificaciones del aparato digestivo), y defensiva (con células urticantes).
Son todos depredadores, y se alimentan de otros animales. A veces, como ya hemos comentado, solo se alimentan de un solo animal, una esponja, una anémona, una ascidia… En el Mediterráneo se conocen aproximadamente 250 especies de nudibranquios, de las cuales el 25 % son endémicas, y muchos de ellos, sobre un 40 % se han descrito a partir de 1950.

El nudibranquio más conocido por los buceadores, la vaquita suiza, Discodoris atromaculata, antes denominada Peltodoris atromaculata. El epíteto, “atro-” proviene del latín "ater" que quiere decir “negro”, y “maculata” proviene de "maculatus" que significa “manchado”. Es un nudibranquio se distribuye por el Mediterráneo y las costas atlánticas desde Francia a las Islas Canarias y es inconfundible. Retrae los rinóforos y la corona branquial si se siente amenazado. 
Foto: Luis Abad

Precioso detalle de la zona branquial de Discodoris atromaculata o vaquita suiza.



Platydoris argo es una especie también grande, hasta 100 mm. Tiene el dorso de consistencia coriácea, con coloraciones variables, desde el marrón amarillento, hasta el naranja o rojo. Tiene manchas blancas difusas y se alimenta de esponjas.
Foto: Luis Abad

Flabelina affinis, es el nudibranquio aeólido (de los que tienen cerata o “pelillos”) más conocido para los buceadores. Longitud máxima 30 mm. Es muy común en el Mediterráneo. 
Foto: Luis Abad

El nombre de flabellina proviene del latín flabellum, que significa abanico.
Cratena peregrina. Se diferencia de Flabelina por los cerata de color marrón y azulados en la punta. 
Foto: Luis Abad
Dos Cratenas, una de ellas con su puesta. 
Chromodoris quadricolor. Esta nudibranquio dórido se puede ver en el Índico, el Mar Rojo y el Mediterráneo. 
 
Hypselodoris picta, o con el nuevo nombre Felimare picta. Este nudibranquio, de tamaño hasta 200 mm,  presenta enorme variabilidad en color y patrón de coloración. Por ello se han descrito distintas subespecies. 
Fotos : Luis Abad
Podríamos seguir hablando de estos animales sin parar, y si analizáramos cada una de las especies, podríamos describir un montón de curiosidades, a cual más llamativa. Nos reservamos pues para futuras ocasiones, donde hablaremos de algunas especies llamativas o curiosas. Espero que este primer acercamiento a estas glamurosas babosas os haya sido agradable y os haya permitido aprender algunas singularidades de estos espectaculares animales.

Para finalizar, un vídeo de curiosidades de los nudibranquios: