Este artículo se publicó en la revista escápate, en el número 23: http://www.cluboceanides.org/escapate.html Texto: Mónica Alonso Ruiz Fotos: web de SIMRES, con permiso http://saturnamarineresearch.ca/projects-mobydollsymposium.html
Hace unos meses murió Tilikum, la orca
que llevaba 36 años en cautividad en un delfinario, y que se hizo famosa por la
película Blackfish. Esta nos abrió los ojos para contarnos lo mal que viven
estos enormes animales en cautividad. Dicha película se hizo a raíz de un
incidente con su entrenadora, a la que le causó la muerte. Investigando un poco
sobre el tema de la cautividad de las orcas, tan discutido y denostado por el
daño que las provoca, he podido conocer que en 1964 se capturó la primera orca
que se tuvo en cautividad. Fue un hecho singular, que por un lado ayudó a
modificar la idea que se tenía de animal asesino, y por otro lado contribuyó a
que desde ese momento se capturaran más orcas para tenerlas en cautividad.
Antes de relatar este hecho,
comenzamos con unas pequeñas aclaraciones, dado que aún existe mucha confusión
en el público en general sobre estos animales. Primera aclaración: las orcas no
son ballenas, son los delfines más grandes. Segunda aclaración: aunque en
inglés se llamen killer whales no son
asesinas, dado que su conducta frente a los humanos no ha sido nunca de ataque.
En 1964 al Acuario de Vancouver,
dirigido por Murray Newman, quería tener un modelo a escala real de una orca,
como animal representativo de las aguas de de la Columbia Británica, que rodean
Vancouver. Creían que las orcas eran demasiado peligrosas para tenerlas en
cautividad y por ello querían un modelo a escala real. Y para ello necesitaban
el cadáver de una, para poder hacer el modelo. Como las orcas no tenían interés
comercial para los balleneros no había la posibilidad de que éstos capturaran
alguna, por lo que se decidió instalar un arpón mecánico en la costa, en un
lugar por donde pasaban estos animales.
Tras unas semanas de espera
pudieron arponear un ejemplar joven de un grupo de orcas que pasaban. Pero en vez de morir, el animal, de unos 4,5 m
de longitud, se enganchó en el cabo del arpón. Cuentan que dos miembros de su
familia le ayudaron a salir a la superficie a respirar. Cuando se dieron cuenta
de que el animal no iba a morir rápidamente, llamaron rápidamente a los
científicos del acuario. Una vez Newman llegó y vio el animal ya solo, sin su
familia, e indefenso, vio la oportunidad de poder estudiar a una orca viva.
Consiguieron remolcarla hasta un astillero, donde alojarla en el recinto
inundado de un dique seco. Se sorprendieron pues el animal los seguía
dócilmente y la operación no fue nada arriesgada. Le quitaron el arpón y le
inyectaron penicilina y unos pocos días después la orca parecía recuperarse.
Mientras tanto el interés del
público en la orca creció y más de 20.000 personas visitaron al animal. Hubo
ofertas de compra, de hasta 25.000$, que fueron rechazadas, dado que ya se
pensó en tenerla en el acuario para su exhibición. Incluso se hizo un concurso radiofónico para
poner nombre a la orca. No se sabía si era macho o hembra, y dado que la aleta
dorsal no era grande se pensó que era una hembra. El nombre elegido
popularmente fue Moby Doll, sin duda en recuerdo del mítico cachalote cazador
de hombres Moby Dick (hay que aclarar que los cachalotes tampoco son ballenas,
ni tampoco agresivos). Es de destacar que por primera vez la prensa, asombrada
por la docilidad del animal, hablaba de manera positiva sobre las “ballenas
asesinas”.
El siguiente problema fue saber
qué comía el animal. Newman había oído que las orcas mataban ballenas grises
para comerse su lengua y por ello le trajeron una, para horror de Moby Doll,
que no parecía querer alimentarse de ella. Probaron todo tipo de alimentos,
otras carnes, de foca, de otras ballenas y de pulpo, sin resultado. Durante dos
meses no probó bocado hasta que le ofrecieron bacalao, que fue inmediatamente
ingerido. En aquella época aún no se sabía que las orcas residentes no se alimentan
de mamíferos marinos sino de pescado.
Se estudiaron sus vocalizaciones,
sus juegos, y debido a su juventud, su docilidad e incluso la curiosidad que
mostraba. La prensa estaba enloquecida: las orcas no son violentas. También se
dieron cuenta de que no era hembra, sino macho, pero decidieron mantener el
nombre.
Pensaban que el animal iba a
mejorar su estado de salud dado que se alimentaba, pero ocurrió todo lo
contrario y murió 87 días después de su captura, debido a una infección de la
piel, posiblemente debido a las malas condiciones del agua poco salina del
puerto donde se la mantenía cautiva.
La popularidad de este caso
creció y se cambió la idea de que las orcas no son ballenas asesinas, y más de
30 acuarios se lanzaron a capturar
orcas: se había iniciado una industria muy lucrativa que aún hoy en día se
mantiene. Algunas poblaciones de orcas de la zona fueron muy afectadas por una
década de capturas indiscriminadas en la Columbia Británica, aunque ya se había
comenzado a matarlas dado que capturaban los peces de las redes de los
pescadores. Solo en 1964 se mataron 864 orcas y así es como se dieron cuenta de
que la población de orcas residentes en la zona era de unas cientos y no de
miles, como se pensaba en el inicio. Cesaron las matanzas pero se inició la
captura para su cautiverio.
Con Moby Doll se inició la
“orcamanía” y numerosas personas se aficionaron a estos animales, iniciándose
numerosos estudios científicos sobre la especie. En 2013, en Vancouver tuvo
lugar un simposium sobre la orca Moby Doll y cómo su captura revolucionó el
estudio de esta especie.
Por otro lado el cautiverio de
numerosos ejemplares y la industria de las orcas en delfinarios comenzaron a
desarrollarse, hasta hoy. Quizá ya sea hora de comprender que estos enormes e
inteligentes animales no merecen el atroz cautiverio al que se les somete.
Texto: Mónica Alonso Ruiz
Fotos: Mónica Alonso Ruiz y web oficial de océanos
Hacía tiempo que quería visitar
la exposición Océanos en Madrid y un domingo de este mes de junio me pareció el
día perfecto para visitarla en compañía de mi sobrino de 4 años. Inaugurada con
motivo del Día Mundial del Agua (22 de marzo) y abierta al público desde el 25
de marzo, la muestra Océanos: la
exposición. El último territorio salvaje, ubicada en el Museo de Ciencias
Naturales, está enfocada fundamentalmente a los más pequeños, y nos muestra
tanto las maravillas del mar como la parte más fea del mismo y sus problemas de
conservación. Para ello utiliza parte del material de rodaje del documental
“Oceans” de Jacques Perrin, que pudimos ver en la gran pantalla hace ya algunos
años.
Esta muestra ya ha visitado más
ciudades españolas, como Alicante, Gijón y Murcia, y en Madrid ya ha recibido
la visita de más de 30.000 personas.
Lo más significativo a los ojos
del visitante son sin duda las representaciones a escala natural de diversos
animales, el enorme esqueleto del
rorcual colgado del techo, la gran calidad de las imágenes proyectadas en las
numerosas pantallas de alta definición del recorrido, la proyección 3D (que a
mi sobrino le encantó porque decía que parecía que estaba dentro del agua) y la
enorme pantalla envolvente del documental de 15 minutos que se exhibe en la
sala de proyecciones.
Los numerosos niños que visitaban
la exposición estaban emocionados con las imágenes de medusas, las de grandes
cardúmenes de peces o de tortugas recién nacidas y proyectadas en las
pantallas, pero también recibía mucha atención el cangrejo gigante de la
entrada, el tiburón blanco de tamaño natural, y el pez luna gigante del fondo.
Sin embargo para el visitante
buceador y conservacionista la exposición tiene otro valor mucho más importante
a mi juicio, dado que permite remover las conciencias. Es impresionante ver una
reproducción de un tiburón agonizante (con movimiento real) al que le han cortado
las aletas y que se utiliza para explicar las prácticas del finning (estos
detalles se los suavicé ligeramente a mi infante acompañante cuando directamente
me preguntó qué le pasaba al tiburón). También llaman la atención los paneles
explicando el falso mito del tiburón devorador de hombres.
Tanto ha debido calar este
mensaje del finning que en la zona de exposición donde se exponen los dibujos
que pintan los niños pude encontrar un cartel en contra del finning. Quizá este
tipo de muestras sean un lugar idóneo para llamar la atención sobre los
problemas del océano, además de ser un gran escaparate de la fascinante vida
marina que podemos apreciar los buceadores.
La película original fue en su
momento muy apreciada por el público, aunque a mi juicio la reducida
distribución comercial no permitió que fuera vista por suficientes personas
ajenas al mundo marino. A mí me fascinó por su espectacularidad, al mismo nivel
que las grandes superproducciones de la BBC.
Para su filmación fueron
necesarios 7 años de trabajo, 75 expediciones científicas, más de 500 personas
y un presupuesto de 50 millones de euros. En el rodaje se emplearon cámaras y
equipos especialmente diseñados para captar imágenes espectaculares de más de
200 especies marinas en 54 localizaciones a lo largo de los cinco continentes.
El resultado de este titánico esfuerzo se materializó en más de 480 horas de
material grabado, de las que el mundo tan sólo ha visto una pequeña parte y que
sin duda justificaban esta exposición.
Quizá la imagen del buceador con
equipo estilo “retro” al lado del tiburón blanco sin jaula es la imagen de la
película que más me impactó en su momento. Ahora he podido experimentar una
nueva sensación en los ojos de un niño que no se sorprende de que se nade junto
a ese tiburón tan grande: el niño ya está muy acostumbrado a que le muestren
tantas imágenes de buceadores y tiburones, animales tan necesarios para la vida
de los océanos. Es maravilloso ver que él los ve como animales fascinantes, sin
mitos falsos y no necesita leer el panel donde se desmonta dicho mito, y que está
convencido de que algún día podrá verlos en persona cuando sea suficientemente
mayor y pueda bucear.
Aún queda esperanza para los
océanos: sin duda son los niños el mejor público para este tipo de muestras.
Los niños aprenden, y también dan lecciones a sus mayores cuando estos dicen
cosas que a ellos no les encajan por haberlas aprendido de forma diferente a
nosotros, como eso de que los tiburones son dañinos.
La experiencia de la visita a la exposición
mereció la pena, y sabe a poco. Sobre todo lo que más me encantó fue el poder
percibir las sensaciones que experimenta un niño tan pequeño cuando ve todas
estas cosas. Me imagino lo que les habrá contado a sus compañeros del cole al
día siguiente….
Como activa conservacionista e incansable curiosa del mundo de los
tiburones que soy, estoy siempre atenta a todas las publicaciones que salen,
con el objetivo de tener el mayor conocimiento posible en materia de tiburones,
su estado de conservación y las noticias más recientes en cuanto a
investigación. Por ello hace un tiempo llegaron a mis manos dos
noticias sobre los tiburones ballena, estos gigantes amables que tanto
admiramos los buceadores, la primera de ellas indicando que la clasificación de
esta especie pasa de ser vulnerable a amenazado (un paso más hacia la
extinción), y la segunda el descubrimiento de
nuevas conductas en poblaciones de tiburones ballena, hasta ahora
impensables. Terriblemente preocupada, mi impresión es que en el caso de muchas
especies de tiburones, entre las que se encuentra el tiburón ballena, se avanza
irremisiblemente hacia la extinción sin antes haber tenido la oportunidad de
conocer bien a estas especies.
De vulnerable a
amenazado
Como ya hemos comentado en otros
artículos el organismo internacional encargado de establecer la cuantificación
del estado de conservación de cada una de las especies de seres vivos del reino
animal y vegetal, es la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza). La IUCN elabora la Lista Roja de Especies amenazadas y las
clasifica en orden creciente de amenaza, en:
Baja preocupación
Casi amenazada
Vulnerable
Amenazada
Críticamente amenazada
Extinta en la naturaleza
Extinta
Pues bien, cuando llega a mis manos
la noticia de que el tiburón ballena ha pasado recientemente de tener consideración
de vulnerable a amenazado, me hace pensar si todos los esfuerzos que hacemos
los conservacionistas (y muy especialmente los buceadores) para salvar a
determinadas especies de la extinción, son suficientes….Parece que no. Por
ello, una vez más, y a riesgo de que se me considere especialmente insistente
en el tema de la conservación de los tiburones, vuelvo a utilizar este blog como medio activo de movimiento de conciencias.
Simon Pierce, científico de
Marine Megafauna Foundation, miembro de un grupo de especialistas de la IUCN,
encargado de informar sobre la situación de estos escualos nos explica que “cada aproximadamente 10 años se trata de
recalificar el estado de conservación de las especies, y ahora le ha tocado el
turno al tiburón ballena. Previamente estaba clasificado como vulnerable a la
extinción, lo que significa que se había enfrentado a un descenso de más del
30% en sus poblaciones en los últimos años. Ahora se ha actualizado su clasificación hacia amenazado, lo que supone
que su población ha experimentado aproximadamente un descenso 50 % en los
últimos años. Sus mayores amenazas, de las que hemos tenido conocimiento se
producen en el sur de China, donde hay una comunidad pesquera muy grande con
pesca de tiburones ballena como especie objetivo.”
Simon también explica que “en Filipinas llevamos tomando muestras de
muchos ejemplares en varios lugares y hemos encontrado que la población en este
archipiélago está muy fuertemente conectada entre sí y que también se mueven en
otros mares internacionales”.
Gonzalo Araujo, español en la
organización filipina Lamave (Large Marine Vertebrate Project) nos explica su
trabajo junto con Marine Megafauna Foundation: “comenzamos una colaboración para intentar buscar la conectividad entre
los tiburones ballena de Filipinas y cómo las pesquerías de China pudieran
estar influenciando a esta población”….”Las
etiquetas de seguimiento satelital pueden decirnos un poco más sobre si se
quedan por aquí o se mueven por otros lados, si se dirigen al Pacífico o a
Taiwan, o al sur de China. Sabemos que hay pesquerías activas de tiburones
ballena funcionando en el sur de China, y si los tiburones de Filipinas están
visitando esta zona, están bajo grave amenaza.”
Y nosotros, ¿qué
podemos hacer?
Simon Pierce nos responde: “lo mejor que puede hacer la gente para
involucrarse en la conservación del tiburón ballena, es nadar con ellos, por
medio de los negocios ecoturísticos desarrollados de forma sostenible: es una
buena forma de contribuir para que el tiburón ballena sea protegido en esos
países”…”En cuanto a otras amenazas
sobre el tiburón ballena, hay que destacar las pesquerías no sostenibles de
atún, particularmente la de redes de cerco, por lo que el consumidor debe ser
consciente de su elección a la hora de elegir el pescado que come, y quizá la
captura con línea pueda ser más sostenible que la de red de cerco.”
El propio Simon Pierce hace un
llamamiento en su facebook, y nos anima a que apoyemos sus iniciativas.
Transcribo una parte de su mensaje, el que yo leí y que ha sido el detonante de
este artículo:
“Con los últimos datos científicos disponibles, somos capaces de
asegurar que los tiburones ballena, en sus dos principales subpoblaciones: la
del Atlántico, donde los tiburones ballena continúan como vulnerables a la
extinción, y la del Indo Pacífico, donde los tiburones ballena han pasado a ser
catalogados como amenazados. En general, los tiburones ballena están en serio
declive, hacia la extinción”
Y es que la población global (atlántica
+ indopacífica) ya ha sido catalogada como amenazada, por lo que yo misma he
podido apreciar en la página de la IUCN, para el tiburón ballena.
Y nos cuenta Simon en su mensaje:
“¿Qué estamos haciendo para salvarlos?
Pues mucho. Tenemos un activo programa de investigación y conservación en
Marine Megafauna Foundation, y seguiremos poniendo actualizaciones sobre ese
trabajo. Tenemos suerte de tener un gran número de colaboradores en todo el
mundo, y hay otros grupos trabajando para salvaguardar a los tiburones ballena
y al medio ambiente marino. Obviamente necesitamos el apoyo de todo el mundo
para asegurarnos de los éxitos de nuestras iniciativas.”…”Nuestros amigos y
colaboradores en Lanave, en Filipinas han preparado un vídeo en el que se cuenta
todo esto.”…”Por favor tened la libertad de compartirlo y preguntar cualquier
cosa que se os ocurra”
Mientras tanto los científicos siguen investigando
La segunda publicación sobre el
tiburón ballena que pasó por mis manos recientemente se refiere a una
investigación sobre tiburones ballena en la Bahía de Cenderawasih en Indonesia,
llevada a cabo por la organización Conservation International. El trabajo se
basa en campañas de etiquetado de tiburones ballena en la zona, con el objetivo
de conocer mejor la conducta del mayor pez del océano.
Un año después de estas campañas,
se ha analizado información sobre la localización de los individuos
etiquetados. Las primeras conclusiones son un poco sorprendentes: parece que,
al igual que las mantas oceánicas, los tiburones ballena son menos viajeros de
lo que se creía hasta ahora. Eso quiere decir que no realizan grandes
migraciones y se quedan alimentándose por la zona donde viven.
Y sin embargo algunos ejemplares
realizan ciertos viajes más largos. El Doctor Mark Erdmann explica que “no tenemos ni idea de por qué se van tan
lejos, pues un ejemplar recorrió 4.000 km antes de volver a la bahía donde
residía. Sospechamos que los viajes de algunos de los machos más grandes pueden
estar relacionados con el apareamiento, aunque algunos de estos ejemplares
viajeros eran juveniles de menos de 4.5 m, lo que nos tiene perplejos y
continuamos dándole vueltas.”
Por otro lado el descubrimiento
más chocante sobre estos gigantes tiene que ver con la profundidad. Los
tiburones ballena tienden a permanecer por encima de los 100 m de profundidad,
donde está su comida. Sin embargo los científicos han observado que algunos de
los ejemplares etiquetados buceaban hasta 2000 m de profundidad, y no tienen
idea de por qué.
Estos dos descubrimientos tan sorprendentes, obtenidos para una sola investigación de una población local, nos
dan una idea de lo mucho que hace falta por aprender sobre los tiburones
ballena, incluyendo dónde están las madres y las crías correspondientes a esa
población que han estudiado. Afortunadamente las etiquetas seguirán operativas
un año más y los científicos podrán recoger más datos que quizá añadan un poco
de luz a los interrogantes planteados en este primer año de etiquetado. Parece
claro que cuanto más aprendan de ellos estarán mejor preparados para poder
proteger a esta población, que está precisamente en la zona caliente de la que
nos ha hablado Simon Pierce.
Por otro lado, en Galápagos, los
científicos de Galapagos Whale Shark Project, están realizando investigaciones
sobre poblaciones de tiburones ballena hembras en la zona de Galápagos, que
presumiblemente hacen migraciones muy grandes en el Pacífico.
Mi reflexión, tras todas estas
informaciones que han llegado a mis manos en un periodo muy corto de tiempo, es
que quizá no les dé tiempo a los científicos a concluir sus
investigaciones…porque la especie acabe extinguiéndose. Estaremos atentos a
todas las investigaciones que se realicen…y haremos un seguimiento del estado
de conservación de este gigante del mar.
Texto: Mónica Alonso Ruiz Fotos: Luis Abad y Pilar Muñiz
Este artículo se publicó en la revista AcuSub nº 167 www.acusub.net
La Madre Naturaleza nos muestra
sus bellezas de una manera sorpresiva y espectacular. El buceo con escafandra
autónoma nos ha permitido disfrutar de la biodiversidad marina, y también de la
parte de la belleza sumergida que nos era ajena antes de que el hombre pudiera
bucear, resultando que la sumergida es
quizá más impresionante que la emergida, por el variadísimo catálogo de colores
y formas que nos encontramos bajo el agua. Y cuando hacemos alusión al mundo
del color y de las formas del mundo subacuático siempre nos acordamos de los
camaleones del mar, los opistobranquios, con sus variadísimas formas y colores:
es como si el mar hubiera querido sembrar sus fondos de coloridos tesoros para
el disfrute de los humanos curiosos. En el mar nada es lo que parece, todos los
organismos juegan a algo: mientras que algunos se muestran ostentosos, con su
riqueza colorida, otros juegan al disimulo.
Opistobranquios y nudibranquios
Primeramente vamos a aclarar la diferencia
ente babosas de mar u opistobranquios y los nudibranquios, dado que entre los
buceadores no siempre está muy claro. Pues es muy sencillo, las babosas de mar
u opistobranquios son un grupo amplio de más de 5000 especies, dentro de los
cuales están los nudibranquios, con cerca de unas 2000 especies, siendo el
grupo más evolucionado.
El nombre de opistobranquio deriva
del griego ophisten, que significa detrás, por lo que un opistobranquio es
un animal con las branquias hacia atrás. Estos animales tienen la
característica de que tan solo algunos de ellos han conservado la concha típica
de los moluscos (y si la conservan es muy reducida), tienen colores y formas
llamativas, y su tamaño no suele ser muy grande.
La palabra nudibranquio es muy
conocida entre los buceadores y seguro que todos sabemos que significa “branquias desnudas”.
Unas nociones de su anatomía
En cuanto a la anatomía de los
opistobranquios, la variedad de formas y colores son su característica
principal. Sin embargo presentan órganos comunes a casi todas las especies que
nos permiten identificarlos: los “rinóforos”
(o “cuernecitos”) con función sensitiva, junto a la cabeza; la boca, en la parte delantera del animal,
que a veces presenta tentáculos orales;
el manto o masa principal del animal; la “corona
branquial” (o “penacho”) en la parte trasera; el pie o parte trasera del
manto; y los “cerata” (o
“pelillos”), que sobresalen del manto y que tienen función respiratoria,
defensiva y que también son extensiones del sistema digestivo.
Fotos: Luis Abad
Las estrategias defensivas
Una de las características de
estos moluscos, y que los diferencia significativamente de los moluscos
tradicionales, es la ausencia más o menos total de concha protectora, y cuando
la tienen, es interna y está recubierta de tejido. Perder la concha defensora
presenta inconvenientes: en principio son más vulnerables. Y sin embargo estos
maravillosos seres han convertido nudismo en un arte, o lo que es lo mismo,
presentan su piel desnuda pero decorada de manera artística y colorida, con el
objetivo último de no ser depredados. Este arte que tienen, les permite una
segunda función, la de ser las estrellas de los fotógrafos marinos. Quizá no es
una función muy biológica, pero sí curiosa y entretenida.
En el juego del disimulo y de la
apariencia equívoca las babosas marinas u opistobranquios son sin duda unas
estrellas. El nombre de babosa nos recuerda a algún ser arrastrado y con poco
glamour: nada más lejos de la realidad. Estas estrellas de la fotografía
subacuática son muy ciertamente ambiguas: o colores llamativos, sorprendentes,
o bien mimetismo y camuflaje. O me exhibo o me escondo…o soy lo que soy, o
aparento ser otra cosa.
El camuflaje es la primera de las técnicas que utiliza un ser desnudo
para no ser depredado. Hacerse invisible adoptando la forma y el color de los
que te rodea es una táctica muy frecuente en la naturaleza, y se denomina coloración críptica. Los
opistobranquios comen de todo, desde algas, esponjas a anémonas, corales
blandos, ascidias, etc. Las especies suelen ser muy selectivas en cuanto a su
alimentación e incluso pueden alimentarse solo de una sola especie. Muchos
nudibranquios se alimentan de esponjas o briozoos, a veces de coloridos
llamativos, y como viven literalmente encima de su alimento, pues adquieren los
pigmentos del mismo, resultando un aspecto exterior muy similar, también
llamativo. Algunos se alimentan de algas verdes (como Elysia viridis, que recoge los cloroplastos que incluso utiliza con
funciones fotosintéticas para obtener una fuente de alimento alternativa) y así
pasa a tener el mismo color verde del alga.
Otra forma radicalmente diferente
de defensa es la coloración de
advertencia, llamada aposemática,
con colores muy llamativos, que indican al posible depredador que el animal es
venenoso. Se llegó a pensar que estos colores tenían alguna función de llamar
la atención con objetivo reproductivo, pero no es el caso, dado que los
opistobranquios no pueden ver los colores: sus sensores situados en los
rinóforos son detectores químicos o de presión y no ojos. Y en esta forma hay
dos variantes, los opistobranquios que no son tóxicos y que intentan engañar a
los depredadores adoptando los colores de una especie venenosa, en lo que se
denomina mimetismo batesiano, y los
que lo son realmente y esto ocurre cuando especies tóxicas que tienen colores
diferentes evolucionan hacia el mismo color, para facilitar al depredador la
identificación de la presa tóxica, en lo que se denomina mimetismo mulleriano.
En algunos casos muchas de las presas
de las que se alimentan son tóxicas, y pueden utilizar los metabolitos tóxicos
de sus presas para defenderse. Es el caso de los nudibranquios que se alimentan
de cnidarios (pólipos, hidrozoos, anémonas) y que al comer sus células
urticantes (los cnidocitos) sin sufrir daño alguno, los transfieren a las
cerata (los pelillos que tienen los aeólidos) usándolos como mecanismo propio
de defensa. Otros, menos tóxicos, adquieren sustancias tóxicas de las esponjas
que comen y las acumulan en el manto, y otros incluso son capaces de segregar
sustancias por la presencia de glándulas tóxicas en su manto, incluso algunas
especies son capaces de segregar ácido sulfúrico. La presencia de color de
advertencia en estos casos está bien justificada.
La reproducción
Pues si estamos sorprendidos por
la variedad de formas y colores, y por lo que ello representa en cuanto a
estrategias de defensa, otros aspectos también son interesantes, como el caso
de su reproducción. Todos estos animales son hermafroditas pues poseen estructuras
reproductoras masculinas y femeninas, aunque no son capaces de autofecundarse:
necesitan una pareja, e incluso forman cadenas de individuos reproduciéndose. En
general tienen el aparato reproductivo a la derecha del cuerpo, por lo que
durante la cópula un individuo une su lado derecho con el mismo lado de otro
individuo. el resultado de la fecundación es la puesta de muchos huevos, y
curiosamente también con formas y colores muy variados.
Dada su ausencia de ojos, sus
receptores químicos permiten la identificación de los otros individuos como de
la misma especie o no, y así saber si son individuos compatibles para
reproducirse o no.
Algunas babosas de mar
Finalmente vamos a describir
algunos tipos de babosas de mar, para poder identificarlas más fácilmente en la
inmersión.
Las liebres de mar o anaspideos son un grupo bastante homogéneo de
especies, donde podemos encontrar las de mayor tamaño, que llegan a alcanzar
los 40 cm. Reciben ese nombre por el gran desarrollo, a modo de orejas, de dos
de sus cuatros aprendices cefálicos, presentes en su cabeza, claramente
diferenciada del resto del cuerpo. Presentan también dos “alas laterales” o
parapodios, que son extensiones del manto, y que pueden extender o recoger en
torno a su atrofiada concha interna. Bajo los parapodios se encuentran las
branquias, por lo que este tipo de animales no presenta “penacho” branquial.
Las liebres de mar son herbívoras y se alimentan de algas y fanerógamas marinas. En nuestros mares podemos observar
fácilmente tres especies Aplysia
punctata, Aplysia fasciata y Aplysia
dactylomela, esta última más frecuente en el Atlántico y que podemos verla
en Canarias. Su forma de desplazamiento se realiza mediante el deslizamiento
sobre su pie musculado, y algunas de ellas son capaces de “nadar” torpemente
pequeñas distancias cuando se las intimida. Como curiosidad se puede citar que
estos animales poseen un sistema de defensa mediante la expulsión de “tinta”,
cuya función es como la del pulpo, proporciona una pantalla líquida para que el
animal pueda escapar rápidamente cuando es atacado.
Liebre de mar Aplysia dactilomela
, fotografiada en aguas canarias. Foto: Luis Abad
Liebre de mar Aplysia punctata
, fotografiada en aguas murcianas. Foto: Luis Abad
Los sacoglossa son un grupo de opistobranquios muy curioso. Son
también, en general, herbívoros y su rádula (o lengua raspadora de los
moluscos) termina en un saco ciego, de ahí el nombre de este orden. Algunos
usan la rádula en forma de estilete para poder absorber las células de las
algas, por eso se les llama también chupadores de savia o sap-sucking. Son
animales pequeños, que raramente superan los 3 cm, por lo que pasan
generalmente desapercibidos al buceador. Su coloración es generalmente verdosa,
debido a que la mayoría de ellos son capaces de ingerir los cloroplastos (los
órganos celulares encargados de la función clorofílica) de las algas de las que
se alimentan, los cuales los depositan en su organismo. Una vez en el cuerpo
del “ladrón” (a este fenómeno se le denomina cleptoplastia), los cloroplastos
se cree que siguen funcionando y haciendo la fotosíntesis. Se han realizado
experimentos con estos animales (con Elysia
viridis) y los ejemplares situados a oscuras pierden peso muy rápidamente.
Por esta capacidad de utilizar la energía del sol para alimentarse a los
sacoglossa también se les llama babosas de mar solares. En nuestros mares la
especie más frecuente de ver es Elysia
timida sobre fondos ricos de algas verdes, a poca profundidad.
Elysia timida, un sacoglosso habitual en las zonas de algas. De muy
pequeño tamaño, esta Elysia timida
apenas mide 1 cm. Fotografiada en aguas murcianas. Su zona dorsal, en la que
este animal sitúa los cloroplastos que extrae de las algas de las que se
alimenta. Foto: Luis Abad
Los notaspideos tienen, en general el cuerpo masivo y forma ovoidal.
También se les llama babosas con las branquias laterales (pleurobrancaceos =
branquia a un lado), pues las tiene al lado derecho de su cuerpo, y no son
visibles. Casi todos tienen concha, en algunas especies es externa, en forma de
concha de lapa, pero en la mayor parte es interna y de forma oval. En algunos
la concha está ausente. Son animales de tamaño mediano a grande, pudiendo
superar los 15 cm. Poseen una rádula robusta con la que comen otros invertebrados,
como esponjas o ascidias. Muchas especies son capaces de liberar sustancias
ácidas a partir de glándulas del manto cuando son molestadas por algún
depredador. En el Mediterráneo es posible encontrar a Pleurobranchusforskali,
que no es propio de este mar, y que ha penetrado en el mismo por el Canal de
Suez. Tylodina perversa, de color
amarillo, y con la concha vista, a modo de gorrito chino, es el representante
más conocido en el Mediterráneo.
El notaspideo Pleurobranchus
forskali, presente en aguas mediterráneas tras su entrada por el Canal de
Suez como especie invasora. Foto: Luis Abad
Tylodina perversa, el notaspideo más conocido. Lo más curioso de este
animal es su concha externa, situada en su parte superior y con forma de
“gorrito chino”. Siempre asociado a la esponja Aplysina aerophoba, de la que se alimenta y de la que obtiene el
pigmento corporal que se denomina uranidina. De esta esponaj también obtiene
diversos alcaloides defensivos que son expulsados por el animal cuando se le
molesta junto con abundante mucosidad.
El nombre de tylodina proviene del griego, que significa protuberancia.
Finalmente,
los nudibranquios son los más
conocidos y evolucionados de los opistobranquios. Son los que tienen un mayor
número de especies y formas y colores más extravagantes. Desde el punto de
vista evolutivo han eliminado totalmente la concha en los adultos e incluso en
algunos han eliminado incluso las branquias, que son sustituidas por un sistema
de respiración cutánea. Casi todos ellos están dotados de rinóforos, que tienen
funciones sensoriales, táctiles y quimiorreceptores. Los rinóforos tienen
muchas formas diferentes y frecuentemente son retráctiles. En el dorso, pueden
tener papilas y algunos tienen apéndices alargados, los “cerata”, que tienen
función respiratoria, digestiva (pues contienen ramificaciones del aparato
digestivo), y defensiva (con células urticantes).
Son todos depredadores, y se
alimentan de otros animales. A veces, como ya hemos comentado, solo se
alimentan de un solo animal, una esponja, una anémona, una ascidia… En el
Mediterráneo se conocen aproximadamente 250 especies de nudibranquios, de las
cuales el 25 % son endémicas, y muchos de ellos, sobre un 40 % se han descrito
a partir de 1950.
El nudibranquio más conocido por los buceadores, la vaquita suiza, Discodoris atromaculata, antes
denominada Peltodoris atromaculata. El
epíteto, “atro-” proviene del latín "ater" que quiere decir “negro”,
y “maculata” proviene de "maculatus" que significa “manchado”. Es un
nudibranquio se distribuye por el Mediterráneo y las costas atlánticas desde
Francia a las Islas Canarias y es inconfundible. Retrae los rinóforos y la
corona branquial si se siente amenazado. Foto: Luis Abad
Precioso detalle de la zona branquial de Discodoris atromaculata o vaquita suiza.
Platydoris argo es una especie también grande, hasta 100 mm. Tiene el
dorso de consistencia coriácea, con coloraciones variables, desde el marrón
amarillento, hasta el naranja o rojo. Tiene manchas blancas difusas y se
alimenta de esponjas. Foto: Luis Abad
Flabelina affinis, es el nudibranquio aeólido (de los que tienen cerata
o “pelillos”) más conocido para los buceadores. Longitud máxima 30 mm. Es muy
común en el Mediterráneo. Foto: Luis Abad
El nombre de flabellina proviene del latín flabellum, que significa
abanico.
Cratena peregrina. Se diferencia de Flabelina
por los cerata de color marrón y azulados en la punta. Foto: Luis Abad
Dos Cratenas, una de ellas con su puesta.
Chromodoris quadricolor. Esta nudibranquio dórido se puede ver en el Índico,
el Mar Rojo y el Mediterráneo.
Hypselodoris picta, o con el nuevo nombre Felimare picta. Este nudibranquio, de tamaño hasta 200
mm, presenta enorme variabilidad en color y patrón de coloración. Por
ello se han descrito distintas subespecies. Fotos : Luis Abad
Podríamos seguir hablando de
estos animales sin parar, y si analizáramos cada una de las especies, podríamos
describir un montón de curiosidades, a cual más llamativa. Nos reservamos pues
para futuras ocasiones, donde hablaremos de algunas especies llamativas o
curiosas. Espero que este primer acercamiento a estas glamurosas babosas os
haya sido agradable y os haya permitido aprender algunas singularidades de
estos espectaculares animales.
Para finalizar, un vídeo de curiosidades de los nudibranquios: