Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este artículo se pubñicó en la Revista AcuSub num 199 http://acusub.com/?p=3491
El océano es una gran fuente de recursos y adolece de falta de regulación en buena parte de las actividades que allí se realizan. Es un bien común, y fuera de las aguas territoriales de los estados se aplica la ley del más fuerte y la de sálvese quien pueda. En lugar de preservarlo y considerarlo un recurso valioso, los humanos lo estamos poniendo en peligro, utilizándolo como un basurero y esquilmándolo. Analizar esta situación no es fácil, teniendo en cuenta que no es un problema que detecten y denuncien los estados, sino que son las instituciones y convenios internacionales, a menudo sin competencias para regular la explotación del océano, las que analizan sus causas.
Este artículo se pubñicó en la Revista AcuSub num 199 http://acusub.com/?p=3491
El océano es una gran fuente de recursos y adolece de falta de regulación en buena parte de las actividades que allí se realizan. Es un bien común, y fuera de las aguas territoriales de los estados se aplica la ley del más fuerte y la de sálvese quien pueda. En lugar de preservarlo y considerarlo un recurso valioso, los humanos lo estamos poniendo en peligro, utilizándolo como un basurero y esquilmándolo. Analizar esta situación no es fácil, teniendo en cuenta que no es un problema que detecten y denuncien los estados, sino que son las instituciones y convenios internacionales, a menudo sin competencias para regular la explotación del océano, las que analizan sus causas.
Este artículo pretende dar unas breves
pinceladas sobre la situación de la explotación actual de los recursos pesqueros.
El tema es complicado y depende de la suma de muchas voluntades para poder
solucionar sus problemas, poco a poco más conocidos por la sociedad, cada vez
más exigente con la sostenibilidad en la gestión de sus recursos.
En este sentido es bueno escuchar
las reflexiones de los especialistas en cuanto a conocimiento y divulgación del
medio marino. Entre ellos, David Attemborough, el locutor y naturalista, el
cual nos advierte: “Nuestras aguas se
enfrentan a la mayor amenaza de su historia, por causa de la sobrepesca, que
está poniendo en riesgo todo el ecosistema. No solo hay que cuidar la naturaleza,
hay que tratarla con respeto y reverencia. El futuro de ella está en nuestras
manos, en nuestra vida diaria, sin despilfarrar sus recursos, de los que tanto
dependemos. No solo se trata de no malgastar la energía, sino de tratar a la
naturaleza con un gran respeto, porque formamos parte de ella”.
Un problema complejo y global
Los recursos pesqueros son una
fuente importante de proteínas para la alimentación de personas en todo el planeta.
Según Friends of Ocean Action, un
grupo de más de 50 líderes mundiales, convocado por el Foro Económico Mundial y
el Instituto de Recursos Mundiales, estos recursos están en peligro porque casi
el 90 % de las poblaciones de peces marinos del mundo están actualmente
totalmente explotadas, sobreexplotadas o agotadas.
El impacto de la pesca excesiva se
hace sentir en todo el mundo. Provoca la degradación de los ecosistemas, y
afecta el tamaño de los peces que quedan por pescar, así como la forma en que
se reproducen y la velocidad a la que maduran. Cuando se eliminan demasiados
peces de una determinada especie, toda la cadena alimenticia se resiente y los
desequilibrios resultantes pueden ser devastadores para otras especies marinas,
como es el caso de las tortugas marinas y los corales.
El bacalao atlántico sufrió una grave sobreexplotación en el Atlántico Norte, especialmente en los caladeros de Terranova, entre 1970 y 1980, por lo que la población colapsó. Fuente: Wikipedia. Autor: Lamiot
La sobrepesca lleva siempre a la pérdida de biodiversidad. Toda la cadena alimentaria se resiente y solo quedarán algunas especies residuales, como las medusas. Fuente: Wikipedia. Autor: Hans Hillewaert
A la hora de analizar el problema
también hay que considerar el aspecto económico, porque hay muchas empresas y
empleos que dependen de la industria pesquera. Cuando la pesca se resiente, las
economías costeras que dependen de ella también se ponen en riesgo. Un ejemplo,
en Galicia el sector de la pesca representa en torno al 9 % del total de los
sectores productivos. Poner en peligro los caladeros donde operan los
pescadores gallegos por causa de prácticas insostenibles a la larga afectará a
la supervivencia de los propios pescadores, que verán reducida su capacidad de
capturar peces y tendrán que buscar otros caladeros, o reconvertirse a otros
sectores.
Entre el 10 y el 12% de la población mundial depende de la pesca y de la
acuicultura, estando el 84 % en Asia. Fuente: FAO
A toda esta maraña de intereses
se añade un nuevo factor que lo complica todo, las prácticas de pesca ilegales
y no reguladas, las cuales son difíciles de rastrear y que, según los expertos
son la clave del problema. Se define pesca ilegal como aquella que viola las
normas de una pesquería (una zona de pesca con regulación de capturas), por no
declarar las capturas, o bien porque se opera en una pesquería no regulada, que
no está gestionada. Este concepto se conoce también como pesca ilegal no
declarada y no regulada (INDNR, o por sus siglas en inglés IUU).
Este gráfico describe las “múltiples ilegalidades” de la “pesca ilegal”: Uso de artes destructivas, violación de medidas de conservación, cuando existen, pescar en zonas restringidas o sin regular, pescar sin permiso, falsificación de estadísticas de pesca y violar las cuotas, pesca en zonas no autorizadas de alta mar, donde los gobiernos no tienen jurisdicción. Fuente EGF
Este es un problema en el que el
ciudadano poco puede hacer, porque es difícil para los consumidores saber si el
pescado consumido ha sido capturado legalmente. La lucha contra la pesca ilegal
deben liderarla los gobiernos, fundamentalmente estableciendo planes de gestión
de sus pesquerías o caladeros y exigiendo que sus barcos faenen en pesquerías
con planes de gestión. Esto último es difícil de conseguir cuando los barcos
faenan en aguas de países en vías de desarrollo, sin capacidad técnica y
económica para gestionar sus recursos.
Hace años ningún gobierno se
planteaba la gestión eficaz de los recursos pesqueros, pero las alarmas ante la
escasez de los recursos han obligado a muchos a empezar a preocuparse. La buena
noticia es que actualmente la difícil situación del océano está aumentando su
presencia en la agenda de la política internacional y se están empezando a
tomar medidas.
De cara a analizar la situación y
proponer medidas, Friends of Ocean Action trabaja en colaboración con el Centro
de Soluciones Oceánicas de la Universidad de Stanford, y centra sus esfuerzos en
tres frentes: obtener mejores datos para ayudar a detectar y eliminar la pesca
ilegal, aumentar la trazabilidad y la transparencia en todas las cadenas de
suministro y alentar la cooperación internacional para evitar que los barcos
desembarquen capturas ilegales.
La tecnología podría ayudar en
esta cuestión, permitiendo un mejor seguimiento y medición, permitiendo así a
los gobiernos o a la UE establecer sanciones a los incumplidores. Un ejemplo: los
científicos del proyecto National Geographic Pristine Seas han utilizado
satélites para rastrear los buques marinos desde el espacio, siguiendo a los
buques de pesca industrial. Y se dieron cuenta de un dato importante: más del
55% de la superficie del océano se explota para la pesca industrial, más de
cuatro veces el área de tierra cubierta por la agricultura. Estamos explotando
los océanos mucho más intensamente de los que creíamos.
En menos de un año, los líderes
mundiales se reunirán en la 2ª Conferencia Oceánica de la ONU, en Lisboa (2-6
junio 2020), con el objetivo de acordar cómo ampliar la acción por los océanos.
Pesca excesiva, plástico y residuos serán algunas de las amenazas a nuestras
aguas que tendrán que tratar, y con ellas tendrán su agenda repleta.
Las cifras y los hechos en Europa y en el mundo
El público en general es ajeno a
la problemática de los océanos y debe ser informado. Por ello a continuación,
de manera esquemática, citamos algunas cifras y hechos, indicando la fuente de
los datos:
- Casi el 90 % de los stocks de pesca mundiales están explotados al máximo, sobreexplotados o agotados, y un tercio han colapsado ya (FAO);
- El 62% de los stocks pesqueros del Atlántico y el 82 % del Mediterráneo están sobreexplotados (Comisión Europea, 2011);
- La flota de la Unión Europea es capaz de capturar entre dos y tres veces más pescado del que los stocks son capaces de reponer de forma natural (Comisión Europea, 2008);
- Casi una cuarta parte (1,2 millones de toneladas) de las capturas de la UE se pescan en el extranjero, en aguas internacionales y de otros países (Comisión Europea, 2008);
- La UE reconoce que, en la mayoría de países europeos, el coste de subvencionar y administrar el sector pesquero excede al valor de las capturas (Comisión Europea, 2009);
- En gran parte del mundo la sobrepesca se lleva a cabo por flotas que operan ilegalmente en otros países (diferentes a los de su origen). El 22 % de las capturas anuales mundiales proviene de la pesca ilegal, robando a las comunidades y países costeros (The Friends of Ocean Action). Estas cifras son valores medios: WWF indica que el rango oscila entre el 13 y el 31 % de la producción total notificada de productos de la pesca, y en algunas regiones esta cifra puede alcanzar hasta el 40 %;
- La pesca robada (pesca no declarada y no regulada) supone 23,5 miles de millones de dólares cada año, a comunidades y países costeros (FAO);
- A causa de ello todo el océano se pone en riesgo, y se afecta a 3 mil millones de personas que dependen de la pesca en el mundo como fuente primaria de proteínas. (WWF). En algunos de esos países, flotas ilegales roban hasta un tercio de su pesca (Stanford Center for Ocean Solutions). Las flotas ilegales a menudo están controladas por grupos criminales, que también trafican con armas, drogas y personas, y utilizan esclavos como mano de obra en sus barcos.
- Aunque se están realizando esfuerzos para luchar contra la pesca ilegal, se estima que en 2007 las importaciones de pescado en la UE, provenientes de capturas ilegales alcanzaron un valor de 1.100 millones de euros al año. (Comisión Europea, 2007).
La flota pesquera mundial y española
China encabeza la flota pesquera
más potente del mundo. Indonesia, Estados Unidos, Rusia y Perú son los países
que le siguen en cuanto a capturas.
España es una gran potencia
pesquera, la más importante de Europa, con un 15 % de las capturas. Los barcos
de la flota española tienen una enorme capacidad y nuestra industria recibe el
50 % de las subvenciones pesqueras de la Unión Europea (cuatro veces más que
Italia y cinco veces más que Francia). Según Greenpeace, estas subvenciones se
han utilizado para financiar el desarrollo de artes de pesca muy destructivas,
como el arrastre de fondo, e incluso se han financiado barcos cuyos
propietarios están implicados en pesca ilegal.
En su informe “La pesca en España: una lección no aprendida”,
Greenpeace explica que los barcos arrastreros de profundidad, los mayores de la
flota española, pescan en el Atlántico, lo que incluye las costas africanas.
Capturan moluscos (pulpo y calamar), gambas, langostas y especies de
profundidad como el bacalao y la merluza.
Casi la mitad de los barcos están
registrados en Galicia. Andalucía, Cataluña e Islas Canarias acogen otros
puertos importantes. Vigo es el puerto con mayor densidad de barcos mayores de
25 metros de eslora.
Un dato interesante: una parte importante de la flota pesquera
opera bajo armador o empresas españolas, pero sus barcos no tienen bandera
española, y por lo tanto escapan a las estadísticas de nuestro país.
Posibles soluciones
Los conservacionistas europeos
proponen las siguientes soluciones para la sobrepesca en Europa:
- Reducir el tamaño de la flota, eliminado primero las artes más destructivas y poco selectivas;
- Apoyar la creación de una Red de Reservas Marinas donde no se pueda pescar, para proteger los hábitats y especies;
- No establecer cuotas anuales por encima de las recomendaciones científicas;
- Asegurar la transparencia en la toma de decisiones y en las subvenciones.
La Unión Europea está trabajando
mucho en la lucha contra la pesca ilegal no declarada y no regulada (INDNR).
Para ello en 2008 se aprobó un Reglamento (de lucha contra la pesca ilegal no
declarada y no regulada, Reglamento 1005/2008), con los siguientes objetivos:
· Pesca ilegal cero en el mercado europeo;
· Divulgar las buenas prácticas europeas al resto
del mundo.
Al primer objetivo parece que se
apunta con eficacia en Europa, donde se verifica la documentación de capturas
en aguas europeas. En cuanto al control de los lotes que vienen de otros países
es más complicado, especialmente cuando en los países de origen no existe una
verdadera regulación, por lo que el segundo objetivo es esencial y aún hay
mucho camino por recorrer.
Fuente: WWF
Las cuotas de pesca europeas ¿son sostenibles?
Según la UE las cuotas de
capturas en Europa se cumplen bastante bien, aunque ya hemos visto que en
realidad algunos países, incluso el nuestro, pescan por encima de las mismas. Sin
embargo, la cuestión para solucionar el problema de la sobrepesca no es solo
regular cuanto se captura y controlar que se cumple. Lo más importante es que
las cuotas pesqueras atiendan a las indicaciones de los científicos, y ahí es
donde radica el problema: cada año se
aprueban cuotas pesqueras sin considerar las recomendaciones científicas o sin
hacer los estudios pertinentes para saber los límites asumibles. ¿De qué nos
sirve entonces tener un sistema de control tan eficiente y ser muy buenos
cumplidores si las cuotas son tan elevadas que son insostenibles?
El sistema de gestión de pesca de
la UE se basa en planes plurianuales y
límites de capturas anuales (las cuotas de pesca). Cada plan plurianual
recoge los objetivos de gestión de la población de peces y puede también
incluir otras normas específicas de conservación. Desde que la nueva política
pesquera (PAC) entró en vigor el 1 de enero de 2014, los planes plurianuales
incluyen un objetivo de rendimiento
máximo sostenible, que supone la captura máxima que puede extraerse de una
población de peces para mantener el tamaño de la población (es decir, los topes
máximos para que la extracción sea sostenible, en teoría determinados por los
asesores científicos), y un plazo para alcanzar dicho objetivo.
Los límites de capturas anuales,
llamados también TAC, totales admisibles de capturas, o posibilidades de pesca,
son establecidos por la UE para la mayoría de las poblaciones de peces y deben
ser inferiores a los rendimientos máximos sostenibles correspondientes. Los
Estados Miembros se reparten los límites de capturas a través de las cuotas
anuales, que se negocian duramente cada año, y son responsables de velar por
que se respeten los límites de las mismas.
Tras décadas de advertencias por
parte de los científicos y muchas consultas públicas, en 2013 la UE aprobó un
nuevo reglamento (Reglamento 1380/2013), que incluye una decisión histórica que
exige que toda la pesca en aguas de la UE sea sostenible en 2020. Han pasado
seis años y a falta de un año para llegar a la fecha límite es preciso conocer
si la UE va por el buen camino de cumplir con su propia legislación.
Fuente: Unión Europea
Contrastando con las recientes
declaraciones de la Comisión, que afirmaba que casi el 99% de los desembarques
se capturarían de forma sostenible en 2020, el informe más reciente del STECF
(Comité Científico, Técnico y Económico de Pesca) presenta un panorama mucho
más alarmante y de lento avance hacia las metas propuestas. Según este informe
solo el 59% de las poblaciones de peces del Atlántico Noreste que evaluaron se
estaban gestionando de forma sostenible. ¿Por qué hay tanta diferencia de datos
entre lo que dice la Comisión y lo que dice el STECF?
Las diferencias, según los
conservacionistas europeos están, en primer lugar, en que la Comisión se centra
en el volumen de desembarques en lugar de las cifras de los stocks. En segundo
lugar, solo se miden las poblaciones gestionadas exclusivamente por la UE, a
pesar de que la UE comparte muchas de ellas con Noruega, que no es miembro de
la UE. Muy a menudo las poblaciones compartidas con este país están
sobrepescadas, por lo que su exclusión del cómputo hace que la situación parezca
mejor de lo que es.
Además, todas estas cifras sólo
se centran en las poblaciones que tienen ya definido el rendimiento máximo
sostenible, el cual no ha sido posible aún establecerlo en la mayoría de las
poblaciones, porque para ello deben dedicarse más recursos a evaluarlo.
Por lo tanto, vemos que aún hay
mucho trabajo por hacer. No se pueden dar cifras de alta sostenibilidad de la
actividad cuando tan solo se contemplan las pocas poblaciones en las que hay
asesoramiento científico y en ellas se han establecido rendimientos máximos
sostenibles. Parece pues que la UE debe darse prisa en hacer los estudios
necesarios para saber los límites de explotación sostenible y que así las
cuotas sean adecuadas a los mismos.
Este baile de cifras y la
apariencia de que todo se está cumpliendo según lo previsto da rienda suelta a
que los ministros de pesca continúen con el establecimiento de límites de pesca
insostenibles en sus reuniones anuales del Consejo.
¿Qué podemos hacer los consumidores?
Los gobiernos y las
organizaciones internacionales son los que deben hacer un gran esfuerzo para
gestionar bien los recursos pesqueros. Es un problema global que solo se
resolverá cuando exista un consenso mundial en la voluntad de la defensa del océano.
Sin embargo, en nuestra sociedad
orientada hacia el mercado, los consumidores ejercen una cierta influencia
porque la oferta de productos responde a la demanda. Esto significa que todos
podemos contribuir, de una manera u otra, a establecer la dirección que toman
la pesca y la acuicultura hacia un camino sostenible.
Una primera opción consiste en elegir
pescado bien etiquetado, del que se conozca perfectamente su origen, para
evitar que sea proveniente de pesca ilegal, y pedir las marcas de calidad como
Marine Stewardship Council (MSC). En ellas cada pesquería se certifica ante un
organismo independiente y se determina que esa pesquería está bien gestionada
(se regulan las cuotas y estas obedecen a los conocimientos científicos
reconocidos para la misma).
Estas marcas de calidad no son
perfectas, y aún se está lejos de que las recomendaciones científicas estén
perfectamente recogidas en ellas, pero son el camino para, en primer lugar,
evitar la pesca ilegal, y en un futuro poder conjugar ciencia y explotación de
los recursos.
El consumidor también puede
actuar de forma responsable, no pidiendo productos del mar en una época en la
que no son abundantes. De esta forma se dejará de incentivar la pesca en las
temporadas menos idóneas. Para ello puede consultar algunas guías que la
confederación Española de Pesca (Cepesca).
Tabla de temporadas para los diferentes pescados. Nótese que el tiburón (abarca más de 500 especies) también está catalogado como pescado. Fuente: CEPESCA
Otra forma de actuar es
informarse y saber que cuando en las noticias nos dicen que el ministro de
pesca español de turno (Ahora Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación)
ha tenido un gran éxito cuando ha defendido los intereses de nuestro país y ha
conseguido que la cuota del tal o cual pescado no se haya reducido o incluso se
haya aumentado, en realidad no se trata de un éxito para nuestro sector
pesquero, porque continuamos las prácticas que nos han llevado a la sobrepesca.
La potente industria pesquera,
muy subvencionada durante décadas, presiona para que las cuotas sean lo más
altas posibles, en muchos casos sin atender a lo que dicen los científicos. Literalmente
ha llegado a decirse que “existe una obsesión por la sostenibilidad
medioambiental inmediata”, que debe sacrificarse en pro de objetivos sociales,
económicos y de empleo del sector. Claramente esta falta de visión sobre lo que
es sostenible es la que no nos deja avanzar. Cambiar la mentalidad es avanzar
hacia el futuro.
Referencias:
EXCELENTE ARTÍCULO...!!
ResponderEliminarMuchas gracias.
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