La sonrisa del tiburón. Transcripción de la charla de Gádor Muntaner en TEDx en marzo de 2022.

Texto: Mónica Alonso Ruiz

Fotos: Captura del víde de la charla

Por su gran interés y por la sencillez y claridad de los conceptos expuestos en relación a las creencias populares sobre los tiburones, realizamos el esfuerzo de transcribir texto e imágenes de esta charla. 

Gádor Muntaner es oceanóloga y experta en el trabajo con tiburones, donde realiza sus investigaciones.

La charla completa podéis verla en:

https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=tkoOY7v1yA0&fbclid=IwAR3MRqr00siOL_wXUEHLkIgk_GrGjynqX03Wyp4DCC-DGOjkSPehqWGqkh0

Muy a menudo me preguntan: eres científica, trabajas con tiburones, pero no me imagino un día en tu vida.

Es que depende de quién lo imagine: de quién lo piense. Por ejemplo, esto es lo que se piensan mis padres que hago todos los días en mi trabajo.

Ellos lo ven muy diferente a como lo ven algunos de mis amigos: “tengo una amiga que trabaja con tiburones” y me ven así:

La realidad pues no es ni una ni la otra. La realidad es que estudio a los tiburones y también para poderlos ayudar mejor intento convivir, coexistir (con ellos) para entenderlos:

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Cuando pensamos en tiburones, a muchos nos vienen a la mente estas imágenes, con esta música. ¿Verdad?

Pues sí, así es porque es lo que hemos ido recibiendo. Pero yo os quiero enseñar hoy otra película parecida, pero a la vez bastante distinta. Con la misma música que puede estar en nuestra mente. Está el tiburón, está la chica también. Todo parece que va a ir como va en la película. Sin embargo, hay un final muy diferente. Como podéis ver es un final de paz de relajación y de coexistencia.

Hoy he venido a enseñaros la otra cara de los tiburones, la sonrisa de los tiburones. Y es que a ver quién se atreve a negarme que esto es una sonrisa. Es una sonrisa en toda regla, lo que pasa es que no nos la enseña y hoy os la voy a enseñar.

Para que veáis que se puede coexistir con ellos de mil maneras... aquí lo veis. Tengo todas las extremidades. Veis son mías: no he perdido ninguna ni estado cerca de ello, ni mucho menos.

Yo más bien quiero que os quedéis con esta imagen. Esto es lo que yo siento cuando nado con ellos. Siento paz siento tranquilidad. Y siento muchísima admiración por un animal que lleva en este planeta 400 millones de años.

Y aquí siguen, han sobrevivido extinciones masivas, han sobrevivido a los dinosaurios: porque son tan perfectos la naturaleza los ha hecho tan bien que han podido con todo hasta ahora.

Porque por primera vez parece que hay una cosa con la que no pueden y es (con) nosotros. Estamos acabando con algunas especies de tiburón. Han llegado a decaer algunas especies hasta en un 99 %.

Esto que veis aquí son tiburones sí, pero son sus aletas el problema de ellos. Es la sobrepesca de los tiburones, y muy en concreto hay mucha demanda de aleta de tiburón en el mercado asiático por la famosa sopa de aleta de tiburón, quien ni siquiera aporta un sabor: solo aporta una textura gelatinosa. Esa sopa que se sirve en eventos tan señalados, en bodas en eventos importantes en según qué zonas de Asia.

Esto que veis aquí, que cuesta un poco de ver, son tiburones pequeñitos. Y ¿por qué tantos tiburones? Estos son los tiburones que mueren cada hora por nuestra culpa.

¿Cuántas personas creéis que mueren, que mata un tiburón, cada hora? ¿o más bien cada día o incluso cada año? ¿qué diríais?

Estas son las personas que mueren al año por ataque de tiburón. Es incluso algunos años menos de 10. Estadísticamente eso es un número súper bajo.

Os lo voy a demostrar con algunos ejemplos: es muchísimo más peligroso hacerse un “selfie” que nadar con un tiburón. ¿Qué dices? ¿Cómo puede ser? La gente se hace selfis en un acantilado, cruzando la calle, conduciendo. Eso es peligrosísimo. Nadar con tiburón no lo es.

Esta es mi comparación favorita: ¿sabéis las máquinas de refrescos (en las) que tú metes tu euro? (Bueno ahora ya seguramente, es más). Lo metes y te cae el refresco. Si tienes suerte, porque hay veces que no te cae. No me vais a negar que más de uno no habéis dado una patadita o pegado un meneo a la máquina para que salga. Hay gente que cuando hace esto se le cae la máquina encima, lo aplasta y lo mata. ¿Qué tan probable es que pase esto? Bueno pues no sé, pero es más probable que que te muerda un tiburón.

Para que veáis, y con esto os dejo muy tranquilos.

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Hay gente que me dice: “oye yo es que la verdad el mar es muy ajeno a mí y vivo muy lejos, y a mí que me importa que los tiburones sobrevivan o no”.

Es algo que a todos nos debería importar, porque el tiburón al ser un depredador está en la cima de las cadenas tróficas y regula el equilibrio de todo el ecosistema marino, de manera que, si yo quito a los tiburones del ecosistema lo que va a pasar es que sus presas van a crecer más, va a haber más que a su vez van a estar depredando más, y todo esto desencadena como un efecto dominó que al final conlleva un ecosistema con el equilibrio roto y un mar totalmente distinto a como lo conocemos ahora.

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Y dentro de estas cadenas tróficas no todo es tan sencillo como este esquema que se ha enseñado. Pasan cosas extrañas, como por ejemplo que el tiburón más grande del mundo, y no sólo eso, el pez más grande del mundo, el tiburón ballena, se alimenta de casi lo más pequeño que hay en el océano, que es el plancton. Y llega a alcanzar este tamaño porque filtra cantidades enormes de plancton.

O, por ejemplo, el tiburón blanco, ¿qué depredador va a tener un tiburón blanco? ¿alguien sabe algún depredador del tiburón blanco? El hombre. Sí, el hombre es el peor, desde luego, y las orcas a nivel de la naturaleza son de los pocos depredadores del tiburón blanco.

No sé si veis que este tiene aquí una marquita extraña como un agujerito. Pues bien, hay otro tiburón muy pequeño, que apenas alcanza los 40 centímetros, que depreda al tiburón blanco. No lo mata, pero se come un trocito. Vive durante el día en las profundidades y por la noche se aprovecha que no le ven, y ¡pum! agarra trocitos de grandes depredadores.

Así que en las cadenas tróficas suceden cosas extrañas que a veces no esperamos.

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Hablando un poco más en general del océano, del planeta, vivimos en un planeta al que le hemos llamado Tierra. Pero yo no estoy muy segura de este nombre, la verdad, porque no sé si sabéis que este planeta Tierra es un 70% de agua.

Este es un ejercicio que me lo hicieron a mí, y me encantó, y lo quiero compartir con vosotros. Vamos a respirar todos juntos: inhalamos, exhalamos. Y lo vamos a hacer otra vez ¡qué bien! De estas dos respiraciones, una nos la ha regalado el mar.  

El océano nos da el 50 por ciento del oxígeno que respiramos y esto está en el olvido. Se habla mucho de los importantísimos bosques del Amazonas, que son muy importantes, pero el océano también es muy importante. Entonces ¿no deberíamos cambiarle el nombre y llamarle planeta agua? Yo creo que sí.

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Volviendo a los tiburones, hay 500 especies conocidas de tiburones en el mundo, que cada vez se van descubriendo más, y unas 600 especies de rayas. Me diréis ¿qué pintan las rayas? Las rayas están muy emparentadas con los tiburones, son la misma familia de peces cartilaginosos. No tienen hueso, sino que tienen cartílago.

Estos depredadores tan perfectos que os estoy contando, ¿por qué son tan débiles? ¿por qué son tan vulnerables a nuestros a nuestros actos?

Los tiburones tienen una madurez sexual muy tardía. En el caso del tiburón blanco las hembras tienen que llegar a medir cuatro metros y medio, los machos tres metros y medio para empezar a ser sexualmente maduros. ¿A qué edad creéis que consiguen esto? ¿qué diríais? un año, cinco…

Es alrededor de 20, o hasta 30 años, cuando un tiburón blanco puede empezar a empezar a generar descendencia. Tienen que sobrevivir todo ese tiempo y se lo ponemos muy difícil. Además, cuando tienen crías tienen muy poquitas, tienen periodos de gestación muy largos. En conclusión, cuesta mucho regenerar las poblaciones de tiburón.

Y esto ¿por qué pasa? ¿por qué los tiburones tardan tanto en reproducirse? pues un poco por lo mismo que hemos dicho antes, pero al revés. Si tuviéramos el mar lleno de tiburones se lo comerían todo y también desestructurarían ese equilibrio del ecosistema. Es la madre naturaleza (la que) los puso ahí en su justa medida, pero no tuvo en cuenta el desastre que íbamos a hacer nosotros con ellos.

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Nosotros tenemos cinco sentidos que compartimos con ellos.

• El oído. Ellos pueden detectar sonidos de muy baja frecuencia que nosotros somos incapaces de escuchar.
•  El olfato. Súper potente. Un tiburón puede detectar una presa a kilómetros de distancia.
•  El gusto. Tienen también papilas gustativas y diferencian entre lo que les gusta y lo que no. Y aquí entra mucho también el tema de los ataques, tan improbables pero que a veces suceden. Si os fijáis, un tiburón muerde a una persona, pero generalmente ya no vuelve a morder porque detecta que ese sabor no está en su menú. Es una buena noticia.
•  Y la vista, (de la que) que siempre se ha dicho que es un poco el punto débil del tiburón. No es del todo cierto, tiene una buena vista. Lo que sí que es cierto es que parece ser que es más eficiente a corta distancia, porque tienen tantas otras maneras de detectar a las presas que la vista es un poco lo último que utilizan, como para apuntar y llevarse a la presa.

Y aquí vienen los superpoderes, que ya nos gustaría tener, pero que de momento sólo tienen ellos. 

•  Electrorrecepción. Estos puntitos que veis aquí, que le he pintado, en verdad los tienen. Son las ampollas de Lorenzini. Con este un tiburón puede percibir campos eléctricos, campos magnéticos, detectar incluso los latidos de corazón de un pez un pez cansado y elegir que se va a comer a ese porque es el que está más cansado, el más débil. En este sentido el tiburón es como un doctor, porque siempre intentan comerse al más débil, de manera que impiden la transmisión de algunas enfermedades. 
•   La línea lateral. Esta zona muscular del tiburón, que es como un sensor de movimiento. Les da orientación evita colisiones.

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¿Qué hacemos en la ciencia con tiburones? Se pueden hacer muchas cosas. Se pueden foto identificar a los tiburones, para controlar las poblaciones, ver cuántos machos y cuantas hembras (hay).

 

Se pueden marcar para saber por dónde se mueven, dónde tienen a sus crías y poder proteger las zonas adecuadamente. Y se pueden sacar biopsias (como las personas), muestras de tejido para estudios genéticos o, en mi caso, lo hice para estudios de contaminantes.

Cuando marcamos un tiburón, con marcaje acústico en este caso, colocamos estos receptores debajo del agua. Marcamos a los tiburones como con un pendiente, y cada vez que un tiburón pasa cerca de uno de estos receptores, el receptor lo detecta, y nosotros luego nos descargamos todo en nuestros ordenadores, y sabemos por dónde se han movido los tiburones.

Todo esto, ¿para qué sirve? Este concretamente fue mi primer estudio con tiburones y contribuyó a la creación de en esta área tan impresionante, en este sitio de explosión de vida que es el archipiélago de Revillagigedo. Se nombró patrimonio mundial de la Unesco:  es el máximo grado de protección con lo cual todos estos estudios, al final, dan unos frutos de este tipo.

 

 

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Hablando de la contaminación, seguro que habéis oído hablar muchísimo a día de hoy del plástico, de que este se hace pequeñito y se convierte en micro plástico.

Os digo que el micro plástico en sí no es el único problema porque por su forma es como un imán de contaminantes, como, por ejemplo, pesticidas, como el DDT, que es un contaminante que hace más de 50 años que no usamos.  está prohibido y aun así es tan persistente que sigue en los océanos, en los tejidos.

Todo esto se va a la cadena trófica hasta los depredadores tope, incluidos nosotros, cuando los consumimos.

 ¿Cómo sacábamos estas muestras para encontrar estos contaminantes en los tiburones? Pues como una imagen vale más que mil palabras, aquí veis como atraemos al tiburón con un pescado y cuando está cerca le clavamos esta punta especial, que retiene un trocito de tejido. Es parecido a como lo hacemos con las personas.

Y eso nos lo llevamos al laboratorio, lo analizamos y encontramos que, incluso los tiburones de esta remota isla mexicana en la isla de Guadalupe, están contaminados por pesticidas como el DDT, que ya no utilizamos, y otros pesticidas que también que son químicos industriales que se utilizan para una gran variedad de cosas.

Con todo esto a mí me gusta lanzar el mensaje de si no dejamos de consumir tiburón o productos que contengan cartílago de tiburón, por ellos, por los tiburones, hagámoslo por nosotros mismos porque cuando lo consumimos estamos consumiendo todos estos contaminantes.

Y ahora pensaréis: sí, sí, pero en China, yo no. 

A ver quién no ha comido alguna vez cazón en adobo, porque igual no lo sabéis pero el cazón es un tiburón y probablemente tenga contaminantes también.

Hagamos una prueba: una persona de unos 60 kilos, como por ejemplo yo, lo típico que se dice “un día al año no hace daño”. ¿Qué pasa si un día digo vas por un día me voy a comer en México unos tacos de tiburón, de uno de los que yo estudié? Pues sólo por ese día ya estaríamos rebasando el límite que las autoridades establecen para el consumo humano de este pesticida DDT.

 

Para que veáis hasta qué punto puede ser peligroso.

 

Y con todo esto os quiero invitar a que difundáis vosotros mismos: “no consumas tiburón”: a que lo difundais y a que también os quedéis con la sonrisa del tiburón, con esta otra cara y con esta paz que se puede llegar a sentir nadando entre tiburones.

 [Aplausos]