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viernes, 29 de mayo de 2020

TRAS LA PISTA DE LOS TIBURONES (I)




Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este artículo se publicó en la Revista Acusub nº 204: http://acusub.com/?p=3542

Desde los inicios de la oceanografía la toma de muestras de todo tipo de organismos marinos fue la clave para el estudio de la distribución de las especies en los océanos. Es increíble saber que con la recogida de miles de organismos por parte de los barcos que hacían las expediciones, se podía, por un lado, dar nombre a las especies, y por otro saber dónde vivían. Y con mucho tesón, personajes como Linneo o Darwin, entre otros, aprendieron a clasificar la fauna marina en base a sus características físicas, y a situarla geográficamente.

Hoy en día todo esto ha evolucionado mucho. Si bien el método de recogida de muestras de vida marina sigue siendo la principal forma de conocimiento de los organismos marinos, la aparición de la genética como herramienta ha revolucionado la clasificación de los animales.

Los científicos siguen recurriendo a los censos pesqueros o a los barcos de recopilación de especies para saber que una determinada especie se puede encontrar en una u otra zona del planeta. Se trata de un método un tanto limitado, especialmente porque el estudio se centra mucho en las especies comerciales en el primer caso, y requiere de la captura y muerte de ejemplares.

¿Qué se hace cuando se quiere saber dónde vive o por dónde viaja un tiburón? Hay muchos de ellos que se capturan, accidental o intencionadamente por los pescadores, y se sigue recurriendo a sus reportes, pero los científicos ahora ya utilizan sistemas de etiquetado para poder ampliar su campo de estudio. Además, no solo se quiere saber dónde están, sino qué comen, qué hacen, cómo se mueven…hay un mundo por descubrir en el estudio de los tiburones que sin duda nos deparará asombrosos conocimientos en un futuro no tan lejano.


Gráficos que explican la migración del tiburón blanco en el Pacífico. Obtenidos a partir de etiquetado de ejemplares. Fuente: sfbaywildlife.info

Los inicios. Etiquetas simples

Lo más sencillo para poder monitorizar a un tiburón es ponerle una marca, es decir, una etiqueta en su parte dorsal, con unos datos muy sencillos, como un número de serie. Se trata de que cuando se capture de nuevo al animal, bien en la misma zona, o en cualquier lugar del mundo, se envíe la etiqueta al centro de investigación responsable de su implantación. El número de serie estará asociado a una ficha donde están los datos del tiburón cuando se capturó por primera y por segunda vez.

Esto no es nuevo, de hecho, el etiquetado de animales se ha utilizado desde el siglo XIII, cuando los halconeros ponían a sus propios animales unas anillas en las patas, para diferenciarlos de los del resto. Durante siglos se ha utilizado el sistema de anillas para monitorizar los movimientos migratorios de las aves.

A principios del siglo XX hubo una serie de expediciones científicas para poder conocer la biología de las ballenas en el Antártico. Idearon un sistema de etiquetado mediante un tubo de acero inoxidable con un número de serie, que se insertaba en la grasa del animal mediante un arpón. Se ofrecía una recompensa a aquel ballenero que devolviera la etiqueta cuando capturaba al animal. En las décadas siguientes se ha ido utilizando este sistema para todo tipo de animales marinos.


El RRS Discovery fue un barco de investigación que entre 1923 y 1931 viajó por aguas antárticas, donde se etiquetaron ballenas.

Como os podéis imaginar, para el caso de los tiburones el sistema tiene muchas lagunas, dado que para que se complete el proceso el animal debe ser capturado dos veces, y a menudo haber muerto. La mayoría de las veces las etiquetas se pierden para siempre pues el animal no vuelve a ser capturado de nuevo, o porque se desprende la etiqueta y se pierde el rastro. Es por ello que las etiquetas implantadas por este sistema deben ser muy sencillas y baratas, dado el poco éxito de recapturas. Una de las etiquetas más populares de este tipo es la tipo espagueti, una de las más sencillas, que contiene solo un número de serie.

En algunos casos, cuando la captura del animal no es tan sencilla, se implantan las etiquetas a distancia, mediante arpones o fusiles de aire comprimido, que son capaces de lanzar un dardo con la etiqueta. Esto se ha utilizado mucho en grandes tiburones, como el blanco (Carcharodon carcharias).
Como curiosidad de este sistema, que es uno de los más utilizados, destacar que el récord de tiempo entre capturas lo tiene un tiburón trozo (Carcharhinus plumbeus), que vivió con la etiqueta durante casi 28 años.


Etiqueta tipo espagueti. Fuente: Hallprint.com

El resultado de conseguir los datos con este sistema es muy pobre para los científicos, pues tan solo da idea de dónde y cuándo estaba el animal en dos momentos determinados, sin saber qué ocurre entremedias. Sin embargo es el sistema de etiquetado más barato, que lleva proporcionando datos desde los años 60.

Las etiquetas PIT de Bimini

En 1990 el doctor Gruber fundó la Estación Biológica de Campo de Bimini (Bahamas), con la idea de realizar un censo de tiburones limón dos veces al año, con el objetivo de etiquetar todos los tiburones limón de la laguna donde estaba situada la estación.

Eran los inicios de la investigación de tiburones mediante etiquetado y los dispositivos de fijación de las etiquetas eran muy arcaicos, se colocaban mal, se desprendían y provocaban heridas a los animales. Se sabía, por ejemplo, que la etiqueta-dardo de la NOAA (Administración Oceánica y Atmosférica Nacional) había matado al menos al 10% de los tiburones jóvenes etiquetados hasta el momento, y además afectaba seriamente al crecimiento de los que sobrevivían. Por otro lado, se había hecho un estudio sobre el desprendimiento de varios modelos de etiquetas, llegando a la conclusión de que la mayoría de las etiquetas se desprendían en porcentajes cercanos al 90%.

Bimini fue pionera en el desarrollo de dispositivos más fiables y seguros, dado que en 1988, dos años antes de la fundación de la estación, encontraron una etiqueta con una tasa de pérdida muy baja y que no tenía efectos nocivos sobre los pequeños tiburones. Se llamaba etiqueta pasiva con traspondedor integrado (PIT), y consistía en una cápsula de vidrio del tamaño de un grano de arroz, que se inyectaba bajo la piel en la base de la aleta dorsal, y quedaba allí de por vida. No necesitaba fuente de alimentación, por ser un sistema pasivo: cuando el cuerpo del tiburón se escanea con un pequeño lector de mano, las microondas excitan el PIT previamente implantado y muestra su número de código de barras. El sistema requería de capturas cada cierto tiempo, para el escaneado de las etiquetas y solo servía para el estudio de las poblaciones de tiburones limón que entraban y salían de la laguna.


Las etiquetas tipo PIT son similares a las que se ponen a las mascotas para identificarlas. Fuente: Shark Angels

Telemetría satelital

En los años 90, el desarrollo de baterías y componentes electrónicos cada vez más pequeños y fiables permitió almacenar una importante cantidad de datos en unas etiquetas mucho más complejas que permitían conocer más datos entre las capturas del animal, haciendo un seguimiento más o menos completo de sus rutas. Había nacido la telemetría satelital, el sistema más utilizado actualmente.

El proceso comienza con la captura inicial del animal. En ese momento se rellena una ficha con las principales características biométricas y se le coloca un elemento transmisor en la zona de la aleta dorsal, la cual almacena diferentes datos a lo largo de la ruta seguida por el mismo (presión, profundidad, temperatura, nivel de luz…). Cuando el tiburón sale a la superficie, el transmisor se pone en contacto con el satélite, al cual trasmite los datos almacenados y la posición geográfica del animal.

Existen dos tipos de etiquetas, el tipo SPOT, que marca la posición del animal, y el tipo PAT, que almacena datos de profundidad, temperatura e intensidad de luz. Se le pueden poner las dos, (cuando el estudio es más completo y se requieren más datos) o tan solo la que marca la posición (cuando el estudio es más sencillo o el presupuesto es más ajustado).


Etiqueta satelital tipo SPOT en un tiburón tigre. La imagen muestra un modelo cuya fijación a la aleta dorsal no es muy dañina para la aleta porque no se le hacen taladros. Fuente: Hawaii Institute of Marine Biology. Fabricante: Wildlife Computers USA


Etiqueta tipo PAT en un tiburón tigre. Fuente: Hawaii Institute of Marine Biology. Fabricante: Wildlife Computers USA

 
  
Etiqueta tipo Vemco, que combina un receptor acústico y un transmisor en un solo aparato (Business card tag). Permite almacenar información de la interacción entre dos individuos etiquetados. Fuente: Hawaii Institute of Marine Biology

También existe un tipo de etiquetas tipo POP UP, que se despegan del animal al cabo de un tiempo. Se colocan, recogen toda la información y cuando se despegan y salen a la superficie, transmiten todos los datos al satélite.

Con toda esta información aportada por estos sistemas se pueden conocer las rutas migratorias, el tipo de inmersión, si es superficial o profunda, o la temperatura del agua donde ha estado el animal. Aunque lo ideal es poder seguirlos durante años, para poder conocer bien su distribución espacial, especialmente en especies muy migratorias, el rastreo suele finalizar cuando el animal pierde la etiqueta o cuando se le acaba la batería.

Mejorando lo anterior hay que destacar un nuevo sistema europeo de telemetría, desarrollado por la Sociedad Holandesa de Elasmobranquios en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA), que utiliza el sistema de satélites europeos Argos. La novedad de este sistema es que la ESA tiene el objetivo de producir etiquetas a un precio considerablemente más bajo que las etiquetas del mercado. Además, son más eficientes, dado que una vez que la etiqueta reconoce que he enviado su información al satélite, deja de retransmitir, con lo que la batería dura más, hasta cinco veces.

Telemetría acústica

En este sistema se coloca una etiqueta al animal que emite señales acústicas (pings), que son “escuchadas” por receptores acústicos también llamados hidrófonos, situados en diferentes lugares de una determinada zona, y que archivan los datos de profundidad, temperatura y velocidad del animal. El tiburón debe pasar a no más de 300/350 metros del receptor (a veces más), para que se pueda capturar la señal.

Para recuperar los datos del receptor hay varias formas, o bien un buzo baja cada varios meses al lugar del mismo, o bien se colocan los receptores en boyas “inteligentes”, que permiten la emisión en tiempo real vía satélite.

Este sistema permite el rastreo de tiburones en zonas concretas donde se sabe que pasan o se congregan y puede hacerse mediante receptores situados en un barco.

Es interesante conocer que se ha usado este sistema en las actividades de buceo con jaula con el tiburón blanco en Australia. Con hidrófonos situados en la propia jaula y en el entorno se han realizado numerosos estudios sobre el comportamiento de los tiburones blancos en las Islas Neptuno en Australia. Algunos de ellos muestran que este tipo de actividades pudieran dar lugar a cambios a largo plazo en la conducta de los animales.

 
Tiburón blanco con etiqueta acústica en Islas Neptuno (Australia). Fuente: Bay Charters

Acelerómetros

Son dispositivos que miden aceleraciones en tres dimensiones, proporcionando datos de alta resolución de los movimientos del animal, lo que ha dado mucha información sobre la conducta de los tiburones. A menudo el paquete lleva también una cámara que permite el análisis “a vista de tiburón” de sus movimientos. Es un dispositivo que se les pone cuando se les captura para otro tipo de etiquetado, y luego se desprende al cabo de un par de días, siendo localizado y recuperado por los científicos vía la emisión de una señal VHF.

 
Acelerómetro adherido a la aleta dorsal de un tiburón tigre. Fuente: Hawaii Institute of Marine Biology.

Etiquetas de pH

En los últimos años los científicos han aprendido mucho sobre a donde viajan los tiburones, pero en la mayoría de los casos no se sabe cuándo y cuanto se alimentan. Las etiquetas de pH son una valiosa herramienta nueva para poder cuantificar su alimentación. Estos dispositivos se colocan en el estómago del animal, donde miden cambios de acidez a lo largo del tiempo. El estómago del tiburón suele ser muy ácido, pero el pH cambia radicalmente en cuanto el animal ingiere alimento.

El dispositivo tiene un transmisor que emite la señal con sus datos, los cuales se reciben mediante un hidrófono que “escucha” la señal.

 Una cápsula de pH que se introduce en el estómago del tiburón. Fuente: Hawaii Institute of Marine Biology. Fabricante: Vemco


Científicos insertan un calamar con una cápsula de pH en el estómago de un tiburón. Fuente: Hawaii Institute of Marine Biology

Isótopos estables

Otra forma de saber qué comen los tiburones es el análisis de isótopos estables a partir de muestras de tejido muscular del tiburón. El nitrógeno y el carbono poseen diferentes formas de agrupación de sus nucleones (protones o neutrones) y cada una de ellas se llama isótopo. Son estables cuando no se desintegran en el tiempo.

Los diferentes isótopos estables están presentes en los tejidos de todos los animales y plantas del planeta, pero el número de isótopos de un elemento varía en función de la zona donde vive el animal. Los científicos son capaces de analizar la diferencia en el número de isótopos de una muestra y determinar el área donde el animal ha comido en los últimos meses.

Etiquetas hidrófono o bioacústicas

En algunos casos se utiliza a los tiburones no para estudiar su comportamiento sino como medio para analizar el entorno que les rodea. Un ejemplo de este tipo de análisis lo tenemos cuando en zonas confinadas en arrecifes de coral se han realizado estudios de grabación de sonidos subacuáticos. Para ello capturan a un tiburón y le insertan una cápsula hidrófono, que “escucha” el sonido del arrecife. 

Con estos experimentos se han podido analizar conductas de alimentación o apareamiento de los peces del arrecife. Tras recapturar al animal, le extirpan la cápsula y gracias a su gran capacidad de curación, se incorpora a la vida normal del arrecife. Plantean poder implantar en el futuro dispositivos más pequeños y así tener monitorizadas zonas a base de depredadores etiquetados.


Etiqueta bioacústica. Fuente: Hawaii Institute of Marine Biology

Genética de poblaciones

Los científicos siempre han querido saber la procedencia de diversos individuos que se congregan o pasan por una zona. Tomando una muestra de su tejido, utilizando arpones, o bien cuando se les captura, pueden analizarla genéticamente y saber si dos individuos están emparentados.
Con esta técnica pueden correlacionar los resultados genéticos de una zona con otros recogidos en otras partes del mundo, para saber si diversas poblaciones distantes en el espacio están emparentadas y se relacionan entre sí.


El científico Chris Rohner tomando una muestra de tejido de un tiburón ballena. Fuente: Marine Megafauna Foundation

Cámaras Bruvs.

Los sistemas remotos de vídeos subacuáticos estéreo con carnada (Baited remote underwater video systems o BRUVs) son muy utilizados actualmente para muestrear peces en todo el mundo.
Se coloca un cebo para atraer a los animales dentro del campo de visión de las cámaras, de tal manera que puedan ser grabados, identificados y contados. Es un sistema de muestreo no destructivo, ideal para investigaciones en zonas por debajo de las profundidades adecuadas para el buceo con escafandra. La utilización de dos cámaras, situadas en el extremo de una barra permite la medición de los animales que se acercan sin necesidad de su captura.





Sistemas Bruvs pelágicos y de fondo. Fuente: Tiburones de la Reserva Marina de Galápagos. Daniel Unda



Ejemplo de imagen de un tiburón blanco detectado y medido por un Bruv en Australia. 
Fuente: Use of stereo baited remote underwater video systems (stereo-BRUVs) to estimate presence and size of white sharks Carcharodon carcharias. David Harasti and Kate Asha Lee

Sistema de vídeo estéreo operado por un buzo (DOV)

Cuando se trata de zonas de alta densidad de animales, donde no es posible su conteo manual se utiliza este sistema. Un buzo recorre una distancia fija a velocidad constante y el sistema de dos cámaras va registrando el número de ejemplares que pasan por su campo de visión.



Buzos con varios sistemas de DOVs. Sistema de vídeo estéreo operado por un buzo. Fuente: Coral Reef Research Foundation.

Conocer la densidad de animales de una zona permite hacer comparativas en diferentes épocas del año, o en diferentes años, y así, por ejemplo, poder cuantificar el volumen de una migración o de una agregación estacional.

Conteo aéreo

Cuando las agregaciones de tiburones son grandes y pueden apreciarse a simple vista desde el cielo se utilizan avionetas o drones para analizar su trayectoria si se trata de una agrupación que migra, y para saber la densidad de individuos. El conteo suele hacerse de forma manual sobre los fotogramas de la película o sobre la fotografía.

Este sistema lo utiliza el profesor Kajiura para el estudio de la migración anual de los tiburones puntas negras (Carcharhinus limbatus) en las costas de Florida.


Gran aglomeración de tiburones punta negra en las costas de Florida. Fuente: Fau Elasmolab


Ciencia ciudadana 

Como podemos ver, los científicos han avanzado mucho en el desarrollo de técnicas de rastreo investigación de tiburones, las cuales, en muchos casos requieren de una amplia red de operadores en una extensa zona o por todo el mundo. Cuando los recursos de los científicos son escasos y no es posible disponer de operadores en todo el ámbito de estudio, en muchas ocasiones se recurre a los ciudadanos, buceadores, pescadores y todo aquel que pueda estar en contacto con estos animales para que aporten datos. Se vuelve a los inicios de la investigación científica, cuando se recurría a los datos aportados por el sector pesquero, pero de una forma ya más estructurada, en lo que se denomina ciencia ciudadana, que es aquella investigación científica llevada a cabo por una suma de colaboradores, científicos y profesionales junto a gente común.

Se aplica este término cuando el ciudadano se involucra en las actividades de investigación científica utilizando su esfuerzo intelectual o sus medios y recursos. Por un lado, los voluntarios aportan un valor a la investigación, con sus acciones o medios, y por otro lado aprenden habilidades y conocimiento de los científicos a los que asisten.



La participación de los ciudadanos en la investigación científica ayuda a crear conciencia sobre la protección del medio ambiente. Fuente: Conabio

En el caso del medio marino, se trata de aprovechar un valor que tienen las comunidades locales que tratan a diario con el medio, los pescadores, los buceadores, los usuarios de las playas, y utilizar la gran capacidad recolectora de datos de estos colectivos, a la vez que éstos aprenden el valor ambiental del medio marino y sus criaturas. En muchos casos también se trata de crear conciencia de la necesidad de proteger determinadas especies o de cambiar conductas que ayuden a la preservación del medio.


Fuente: Intef.es

La ciencia ciudadana se promueve como una alternativa poco costosa a los sistemas de monitorización de fauna marina. Sin embargo, no siempre ha sido posible de valorar la fiabilidad de los datos recogidos por personas que no son científicos.

Un ejemplo: en Palau se han realizado estudios de correlaciones de datos de tiburones grises (Carcharhinus amblyrhinchos) recogidos por dive masters en arrecifes de coral y los obtenidos por telemetría acústica y el ajuste es muy bueno, lo que ha permitido validar el método de ciencia ciudadana en ese ámbito. Y además se ha podido conocer que el número de estos tiburones no se veía afectada por la presencia de los buceadores.


Con este repaso de todos los dispositivos y técnicas de rastreo espero haberos ilustrado un poco sobre las técnicas que utilizan los científicos para recolectar datos sobre los tiburones. 


No os perdáis el próximo artículo sobre la utilización de todas estas técnicas en casos concretos, en diversas partes del mundo, para incrementar el conocimiento sobre diversas especies de tiburones.

Y mientras tanto, en este vídeo podéis ver un ejemplo de estudio de tiburones tigre en Galápagos:






jueves, 20 de junio de 2019

La migración del puntas negras


Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este artículo se publicó en la revista Acusub num 193 http://acusub.com/?p=3401 
También se publicó en la revista Espacio Profundo http://www.espacioprofundo.com.mx/revistadigital/169/

Cada invierno las costas del sureste de Florida viven uno de los fenómenos más espectaculares de la naturaleza, miles de tiburones de puntas negras (Carcharhinus limbatus) se concentran en las aguas someras de la costa. El espectáculo visto desde el cielo es impresionante: miles de sombras negras móviles destacan en las aguas cristalinas que cubren los fondos arenosos. Actualmente, con la posibilidad de captar estas imágenes mediante drones, los noticiarios de la zona no dudan en mostrar al mundo más y más imágenes de este espectáculo.

Desde hace varios años estas concentraciones estacionales son objeto de investigación por parte de los científicos y se cree que forman parte de la migración anual de esta especie a lo largo de la costa Este de Estados Unidos. Estos tiburones pasan el invierno en Florida y vuelven hacia el norte en marzo. En mayo y junio se les puede ver en las costas de Carolina del Norte, y no se les suele ver mucho más al norte. Se sabe que los tiburones pasan el verano en estas zonas, fundamentalmente por los estudios de etiquetado de ejemplares, aunque allí aparentemente no se concentran tanto en la costa como en Florida.



La migración del tiburón puntas negras (Carcharhinus limbatus) a lo largo de la costa este de Estados Unidos

El fenómeno no es solo llamativo por la presencia de tantísimos ejemplares de puntas negras, sino porque este hecho atrae a otros tiburones más grandes, que eventualmente los cazan, como son el martillo gigante (Sphyrna mokarran), el tigre (Galeocerdo cuvier), o incluso el tiburón blanco (Carcharodon carcharias). Históricamente parece que fue fuente de accidentes con los bañistas, aunque a pesar de la cantidad de tiburones, los incidentes con humanos han sido muy poco frecuentes en comparación con el número de animales presentes en las aguas. Como Florida es una zona de playas concurridas, éstas se suelen cerrar al baño para evitar problemas, lo que causa mucha expectación mediática.
Un tiburón martillo, Sphyrna mokarran, trata de cazar a “los puntas negras”

La especie

El tiburón de puntas negras (Carcharhinus limbatus), también llamado tiburón macuira, es un tiburón mediano, que puede llegar a los 2,70 m, de color gris con unas manchas negras en las puntas de todas sus aletas. Es una especie que se encuentra frecuentemente en las costas templadas de todo el mundo, y se caracteriza por vivir en zonas de poca profundidad, por lo que es muy conocido por las comunidades locales costeras, no siendo considerado como peligroso para los humanos. No hay que confundirlo con Carcharhinus melanopterus, que es otra especie de tiburones también llamados de puntas negras de arrecife, presente en los arrecifes de coral del Índico y Pacífico, mucho más conocido por los buceadores.



Fuente: Catálogo Digital de Especies de elasmobranquios asociadas a las pesquerías del Archipiélago de San Andrés

Rango de distribución de Carcharhinus limbatus



Esta ficha nos permite distinguir el tiburón puntas negras o macuira (Carcharhinus limbatus) del tiburón puntas negras de arrecifa (Carcharhinus melanopterus)

La migración a Florida

Tanta abundancia estacional en Florida ha llamado desde antiguo la atención de los aficionados a la pesca deportiva y durante la época en que están en la zona se convocan concursos de pesca en la modalidad de captura y suelta. Es precisamente la abundancia de capturas en la zona en esta época la que evidenció una acumulación importante de tiburones, la cual es mucho más evidente cuando se han empezado a tener medios aéreos para la toma de imágenes.

Se han realizado estudios de fotoconteo a partir de las fotografías aéreas y los resultados muestran grandes agregaciones de miles de individuos. Tal concentración en Florida tiene varios factores que la explican. Se cree que la causa determinante por la cual se acercan tanto a la costa es la batimetría del fondo. En esta zona la plataforma somera se estrecha mucho, y al estar esta especie asociada a fondos poco profundos, los individuos se concentran en una banda muy estrecha cerca de la costa. Más al norte, hacia Carolina del Norte, la plataforma marina se ensancha mucho y permite a los individuos estar distribuidos en una banda más ancha del océano, lo que explica que haya concentraciones menos densas.

Batimetría en la zona de concentración de tiburones puntas negras. La plataforma somera se estrecha muchísimo. Fuente: Quantification of massive seasonal aggregations of blacktip sharks (Carcharhinus limbatus) in Southeast Florida (Kajiura, Tellman)

Además de la batimetría, son también las condiciones hidrológicas las que favorecen la circulación tan cercana a la costa, dado que parece que esta especie aprovecha esta zona somera especialmente cuando se desplazan de norte a sur, para separarse de la fuerte corriente del Golfo, que fluye de sur a norte un poco más mar a dentro, con velocidades de hasta 2,5 m/s.

La corriente del golfo pasa junto a Florida justo por fuera de la plataforma somera, de sur a norte. Los tiburones aprovechan la plataforma somera para compensar la corriente cuando circulan de norte a sur. Cuando lo hacen en sentido contrario simplemente aprovechan la corriente.

Aunque los científicos no han observado conductas de caza por parte de “los puntas negras”, se cree que se alimentan en la zona, donde abundan grandes bancos de peces. La presencia, a su vez de tiburones más grandes, depredadores de esta especie, hace que traten de acercarse al máximo a la costa para protegerse.


Las grandes aglomeraciones de tiburones son apreciables a simple vista desde el cielo. fuente: Fau Elasmolab

Una vez explicado el por qué de tanta concentración en Florida, los científicos han establecido que forma parte de una migración que comprende parte de la costa este de Estados Unidos y estudian las causas de la misma. Hace años, cuando no se etiquetaban los tiburones, no se conocía casi nada de su distribución y movimientos migratorios, pero actualmente se ha avanzado mucho en este campo y se han podido establecer patrones migratorios en determinadas especies.

Migraciones de tiburones en el Atlántico Noroccidental

En relación con los hábitos migratorios de los tiburones, algunos científicos distinguen tres grupos de tiburones, los locales, los pelágicos costeros, y los altamente pelágicos. Los tiburones locales no migran y se mueven en una misma zona. Ejemplos de especies locales son los tiburones nodriza o los bentónicos, como el tiburón ángel.

Los tiburones pelágicos costeros migran a lo largo de aguas someras de la costa, en recorridos de hasta 1.500 km o más. Es el caso de “los puntas negras” o “los tigre”. Finalmente, en el grupo de los tiburones altamente pelágicos podemos encontrar las tintoreras o los marrajos, así como el tiburón blanco, capaces de recorrer miles de kilómetros.

¿Cuáles son las principales razones por las cuales los tiburones migran? 

La primera razón es la reproducción. Muchas especies migran anualmente hacia sus zonas de apareamiento y reproducción, que suelen estar en zonas protegidas y costeras, con el objetivo de que las crías puedan sobrevivir a los depredadores.

Otra razón es la disponibilidad de comida. Muchos peces son migratorios, y también lo son sus depredadores, como los tiburones. A menudo la migración de los peces presa se debe a la mayor o menor cantidad de plancton presente en las aguas, que a su vez depende de la temperatura del agua.
En el caso que nos ocupa, los tiburones puntas negras migran por causa de la temperatura del agua. Con el cambio de estación los tiburones van hacia donde las aguas tienen una temperatura más favorable para su desarrollo vital. En este caso “los puntas negras” migran para poder estar en las cálidas aguas de Florida en invierno. Son tiburones de sangre fría y su temperatura corporal es la misma que la del entorno en el que viven.

Otros tiburones, como la familia de los lámnidos, donde se encuentran el blanco o el marrajo, tienen una tasa metabólica mayor, lo que les permite generar calor y poder estar en aguas mucho más frías que la temperatura de su cuerpo.

¿Cómo se las arreglan para seguir una ruta determinada?

Esta es una cuestión muy estudiada por los biólogos: ¿cómo saben en qué dirección migrar, cómo saben que hay más presas en determinadas aguas y cómo localizan las zonas de mejor temperatura para su desarrollo? Es muy interesante el estudio de la migración animal, cómo algunos son capaces de navegar grandes distancias en medio del océano sin tener referencias geográficas para orientarse. Uno de los patrones más sencillos y habituales es seguir la costa, incluso ayudándose por el sol o responder al campo magnético de la tierra. Los tiburones migran fundamentalmente utilizando la electrorrecepción, dado que tienen en su morro un sistema extremadamente sensible formado por receptores bioeléctricos, que responden al campo magnético del planeta y las corrientes marinas. Son las ampollas de Lorenzini, que consisten en unos poros rellenos de una sustancia gelatinosa, que detectan campos electromagnéticos, y son capaces de funcionar como una brújula que les permite orientarse respecto al eje norte sur, que es el de mayor campo magnético. La línea lateral, presente en todos los peces, constituida por unos canales llenos de fluido, es muy sensible a cambios de presión, vibración, movimientos y sonido, y les permite navegar en grupos de individuos muy juntos, que reaccionan a los mínimos cambios que realizan el resto de integrantes del grupo.


Las ampollas de lorenzini forman una red de poros electro receptores conectados a terminaciones nerviosas. El sistema de línea lateral está constituido por unos órganos sensoriales situados a lo largo del animal que detectan variaciones de presión y vibraciones en el agua. Fuente: Pepermint Narwal

El Atlántico Norte es una de las zonas oceánicas más estudiadas en cuanto a migraciones de tiburones. Los científicos nos dan algunas pistas de migraciones de otras especies. El marrajo (Isurus oxyrinchus) prefiere aguas entre 17 y 22 ºC y se encuentra desde junio a octubre entre Carolina del Norte y Massachusetts, en la zona norte de Estados Unidos, donde las aguas son mucho más frías que en el sur. Esta zona se cree que es el área de alimentación para los juveniles. Sin embargo, en noviembre y diciembre se desplazan mucho más al sur, hasta el Mar de los Sargazos y el Golfo de México.



La migración del marrajo en el Atlántico Occidental

Los tiburones nodriza (Ginglymostoma cirratum) siempre se ha creído que no eran migratorios, porque son animales bentónicos que se encuentran en aguas con temperaturas entre 20 y 30 ºC. Los biólogos se encontraron con un misterio cuando localizaron ejemplares en Nueva Inglaterra donde las aguas tienen temperaturas por debajo de 20 ºC, mucho más al norte de las zonas habituales. Nadie sabe la razón de encontrar estas especies en determinadas épocas del año en aguas tan frías, donde se les ve en una actitud parecida a la hibernación, alimentándose muy poco, una vez cada dos semanas.

La presencia tan al norte del tiburón nodriza en la costa este de Estados Unidos llama la atención de los científicos.

El tiburón “sandbar” (Carcharhinus plumbeus) tiene una migración mucho más estudiada. En el verano se sitúan más al norte, a la altura de Massachusetts, mientras que en el invierno se les puede ver en el Golfo de México. En primavera los sexos se separan cuando las hembras van a dar a luz en las aguas someras de Cape Cod, mientras que los machos se van a aguas más profundas. Se cree que la presencia de tiburones toro y la de los propios machos que pueden comerse a las crías, obliga a las hembras a desplazarse a aguas poco profundas.



La migración del “sandbar”, Carcharhinus plumbeus, en el Atlántico Norte Occidental

Los estudios de Kajiura

La migración de “los puntas negras” ha sido estudiada por el Doctor Stephen Kajiura, de la Florida Atlantic University. Es la migración más llamativa, por la enorme cantidad de ejemplares que se desplazan. Lleva más de ocho años observándola utilizando aviones, drones y dispositivos acústicos. El año pasado (2018) pudieron observar un descenso brusco en el número de ejemplares desplazados a Florida. Tan brusco fue que tan solo contaron un tercio de los ejemplares que se desplazan en un año medio, lo cual era alarmante. Parece que este año (2019) el número de ejemplares es el habitual.

Nota: en 2020, por ser un año cálido ha habido menos tiburones en la zona, simplemente porque no requieren de bajar tanto al sur para obtener la temperatura adecuada. 

Las labores de búsqueda de los tiburones en su migración comienzan con el rastreo con una avioneta en la que tienen instaladas una serie de cámaras. Fundamentalmente esta primera labor, volando a 400 pies (unos 120 m de altura), sirve para localizar los grandes grupos de tiburones.

 
El Doctor Kajiura pilotando la avioneta de rastreo. Fuente: Blue World
Cámaras instaladas en la avioneta de rastreo. Fuente: Fau Elasmolab
Imágenes de los tiburones en la costa, desde la avioneta. Fuente: Blue World

La zona de estudio del conteo por avión. fuente: Stephen Kajiura Zoom Webinar 

Más tarde, se acercan a las playas más cercanas a la zona donde se han avistado a los tiburones, para desplegar el dron, el cual vuela mucho más bajo que el avión y las imágenes que obtiene son mejores para realizar el conteo de los tiburones. Además, desplegándolo desde la embarcación da mucha información sobre la situación de los tiburones.

El dron que se despliega para realizar el conteo. Fuente: Fau Elasmolab

Las imágenes de vídeo de los tiburones desde el dron, son más cercanas y permiten el conteo de los tiburones. Fuente Blue World.
A continuación, las imágenes se trasladan al laboratorio en la Florida Atlantic University (FAU). El objetivo es realizar un conteo de los tiburones que migran. En el laboratorio, los estudiantes se dedican a ir fotograma a fotograma contando el número de animales, para hacer una estimación de los que se encuentran en cada grupo.


También se realizan campañas de captura y marcado de animales. Se disponen líneas de palangre para capturar a los tiburones. Una vez capturados, se toman medidas del animal, se le coloca un transmisor del tamaño de un spaguetti, le retiran el anzuelo y lo devuelven al mar.

Les colocan también a algunos ejemplares emisores acústicos insertados en el vientre del animal, mediante una pequeñísima intervención y aprovechan el sistema de receptores acústicos situados a lo largo de toda la costa, para monitorizar sus movimentos. También se colocan etiquetas satelitales que informan de la situación del animal vía satélite, cuando salen a superficie.


El equipo de Kajiura se desplaza para una campaña de marcado de los tiburones. Fuente: Fau Elasmolab


Una vez capturados los tiburones mediante líneas de anzuelos, se les mide y se les marca. Fuente: Fau Elasmolab


Mapa con las señales vía satélite de los tiburones etiquetados. Fuente: Fau Elasmolab

El sistema de receptores acústicos.



El sistema de receptores acústicos.

El sistema de marcas satelitales.


Con su estudio, Kajiura ha descubierto más cosas que afectan a esta población. Al parecer no todos los ejemplares de puntas negras encontrados en Florida migran, algunos de ellos son locales y se quedan en la zona durante todo el año. Se trata de hembras que no se reproducen ese año (no lo hacen todos los años) y ejemplares de una subpoblación que tiene una tolerancia térmica mayor.

También recientemente han sabido que la migración que realizan cada año sube más al norte de las costas americanas, posiblemente debido a la modificación de las temperaturas del agua y considerando que el rango de temperaturas en las que se mueven no es muy amplio.


Su próximo paso es colocar una nueva generación de transmisores que dan más información y se despegan del animal al cabo de un tiempo.


Otro sistema de monitorización es el uso de BUVS, que son cámaras sumergidas que recogen imágenes cuando pasan los tiburones, sin perturbarles.



Estado de conservación y ataques

En los artículos en los que describe sus estudios, Kajiura explica que la conducta fácilmente previsible de migración de “los puntas negras” los hace más vulnerables a su explotación comercial pesquera. Por ello en Florida tan solo se permite la pesca de un tiburón por persona y día, o dos tiburones por barco y día. Así se protege a esta población en una franja cercana a la costa, de 3 millas náuticas. Fuera de esa franja se pueden pescar muchos más ejemplares por barco y día. Kajiura también explica que dado lo espectacular de esta migración, se puede utilizar su tirón mediático para informar al público del impacto de la sobrepesca, de la acidificación de los océanos y el calentamiento global en estos ecosistemas locales, para poder promocionar la conservación de esos depredadores marinos.

El tiburón puntas negras es objeto de pesca comercial en Estados Unidos, y es la segunda especie de tiburón capturada en la zona, tras la del ”sandbar”. Su captura constituye el 9% de las capturas de tiburón en la costa sureste de Estados Unidos. Se les captura mediante redes de fondo y arrastreros. La carne se usa para alimento de otros peces en acuicultura y también para el consumo humano en el mercado local. Las aletas se venden en el mercado asiático y su piel se también se usa.

El ISAF, registro de ataques de tiburones, indica que desde que hay registros, “los puntas negras” son responsables de 29 ataques no provocados en humanos en todo el mundo, en Florida, en el resto de la costa este de Estados Unidos, el Caribe y Sudáfrica. Tan solo uno de esos ataques fue mortal.

Kajiura asegura que en las playas de Florida conviven muy bien los bañistas y los tiburones, teniendo en cuenta la buena visibilidad de las aguas, y sabiendo que se está en su medio y nos metemos en el mar para sabiendo que están allí. Considerando la gran cantidad de tiburones que hay en el agua, no hay apenas accidentes.

La IUCN cataloga esta especie como casi amenazada, siendo muy desconocidas sus poblaciones en todo el mundo.

Si quieres aprender más sobre los estudios de Kajiura, puedes ver este vídeo de una de sus charlas:


Otro vídeo de una charla de Stephen Kajiura:



En este vídeo puedes ver un documental que un programa norteamericano realizó sobre Kajiura:



Referencias:
http://oceanofk.org/tag/Tagmigrate/bhowmigrate.html