Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este artículo se publicó en la revista AcuSub, en su número 151 www.acusub.net
El gran incremento
que ha experimentado nuestro país en cuanto al consumo de pescado durante el
pasado siglo nos ha convertido, después de Japón, en uno de los países donde
más se consumen los productos del mar, posiblemente porque nuestra flota pesquera
es una de las más potentes del mundo.
Llega la temporada de buceo y el verano. Nos
acercamos a la costa o simplemente salimos a las terracitas: pescadito frito,
boquerones en vinagre, sepia a la plancha, etc. Lo que no se nos ocurre pensar
es que hay probabilidades de de sufrir una intoxicación alimentaria por
presencia de anisakis, pues este parásito y sus consecuencias, a pesar de que
el nombre no nos es desconocido, seguimos sin saber nada de él.
Sin embargo no debemos alarmarnos en exceso
pues con unas nociones básicas sobre cómo se desarrolla la parasitación por
Anisakis, podemos ser precavidos y desconfiar de todos aquellos alimentos, que
no estén preparados por nosotros mismos, y que pudieran no estar
suficientemente cocinados o tratados para evitar este parásito. No nos debemos
asustar ente esta amenaza pues es muy sencillo
evitar sus consecuencias y por lo tanto podremos seguir disfrutando de
estos maravillosos manjares. Además, muchos establecimientos que proporcionan
pescado fresco, o los bares, con sus boquerones en vinagre, ya tienen toda la
información adecuada para prevenir la intoxicación.
Anisakis en arenques Foto: toxicotravail-commons wiki |
foto: Petruss |
El ser humano, según algunos autores, parece que es un hospedador accidental y poco adecuado para el desarrollo de la larva, pero por su similitud con los mamíferos marinos, otros autores indican de la facilidad con la que este gusano se aloja en su tubo digestivo. En cualquier caso, sino nos comemos un alimento parasitado, la larva bien puede discurrir por el aparato digestivo eliminándose con las heces con normalidad y no producir ninguna patología, o bien puede implantarse en las paredes del tubo digestivo, e incluso perforar la capa superficial y penetrar en la mucosa gastrointestinal.
La boca del gusano al microscopio electrónico foto: toxicotravail-commonswiki |
La
segunda patología supone una reacción alérgica aguda (en 1995 se describió en
España el primer caso de alergia grave al parásito), que se manifiesta en forma
de urticaria generalizada, acompañada en algunos casos de hinchazón, y a veces
puede desembocar en un shock anafiláctico. En algún caso estos síntomas se
prolongan incluso cuando el individuo ha expulsado totalmente las larvas a
través de las heces, o cuando se producen posteriores ingestiones de la larva,
tras la primera reacción alérgica.
foto: Toxicotravail-commonswiki |
Dado que el hombre no es el hospedador definitivo de este parásito, los gusanos mueren en nuestro organismo. Por ello en la gran mayoría de los casos el tratamiento es sintomático y solo cuando se producen obstrucciones intestinales debidas a la larva de anisakis, se necesita de cirugía de urgencia.
Pero,
¿cuáles son las posibilidades reales de toparnos con este gusano en nuestra
alimentación? Debido a que se desarrolla exclusivamente en el medio marino, las
especies de agua dulce están libres del parásito. Entre el 40 y el 80% de las
piezas de peces y cefalópodos que se capturan actualmente se encuentran
parasitados, siendo las piezas más afectadas las provenientes del Mar del
Norte, Pacífico Sur y del Atlántico Norte. Para que el parásito se transmita al
ser humano es preciso y fundamental que la larva esté viva, y esto ocurre
cuando se ha cocido de manera insuficiente el pescado. Por este motivo, los
primeros casos de anisakiasis fueron registrados en Japón y en los países
nórdicos, por su gran tradición en el consumo de pescado crudo. En España, la
incidencia de casos es bastante baja, principalmente debido a que habitualmente
el pescado se consume cocinado. Posiblemente el mayor riesgo que corremos es
cuando consumimos boquerón en vinagre, pero como ya hemos dicho, es muy
habitual encontrarnos el cartelito en el bar donde nos ponen los boquerones en
vinagre, diciendo que han sido congelados antes de su preparación, lo cual,
como veremos a continuación, elimina el riesgo de intoxicación.
Las larvas de Anisakis simplex resisten vivas 50 días en el pescado guardado a
2ºC, 2 horas a –20ºC, 2 minutos a 60ºC y 2 meses en vinagre. Por lo tanto es
recomendable seguir las siguientes normas básicas para el consumo de los
alimentos del mar, para poder asegurarse de que se produce la muerte de las
larvas:
El ahumado de pescados debe realizarse a una temperatura de 60º C durante más de 10 minutos.
Por
lo tanto, si nos surge alguna duda de que lo que comemos pueda estar afectado
por el parásito, porque se encuentre entre los alimentos poco o nada cocinados,
o porque no confiemos en que se ha cumplido la ley, o incluso porque somos
buceadores viajeros y nos encontramos en países donde posiblemente no existan
estas leyes de protección al consumidor, pues lo mejor es cambiar de menú. Es seguro
que en las cartas de los chiringuitos, freidurías, y bares de tapas existen
suficientes alternativas igualmente sabrosas y de menos riesgo.
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