jueves, 10 de diciembre de 2015

ETIQUETANDO TIBURONES EN BIMINI

Texto: Mónica Alonso Ruiz

En enero de 2014 salió a la luz un pionero y complejo estudio sobre tiburones limón, como culminación de una investigación que se inició en 1961. Dicho estudio, liderado por el Dr. Samuel Gruber, de la Estación Biológica de Campo de Bimini, constituye el mayor estudio de etiquetado de una sola especie de tiburón, y con él se ha obtenido una gran cantidad de información muy valiosa sobre la biología del tiburón limón.


El Dr. Gruber, pionero de la investigación

El Dr. Gruber se graduó en la universidad de Miami, en la disciplina de conducta animal, conocida técnicamente como etología. Su especialidad fue el aprendizaje, la psicofísica y la biología sensorial, particularizando gran parte de sus estudios en la visión de los tiburones. Tras 15 años de laboratorio investigando la visión de los tiburones, consiguió una beca de desarrollo profesional de la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, y entre 1979 y 1989 se embarcó a bordo de buques de investigación oceanográfica. En el primer crucero se buscaron lugares apropiados para el estudio de los tiburones limón en Bahamas. Bimini resultó el mejor lugar para establecer un centro de investigación, por la abundancia de tiburones limón en su laguna, que se mostraba como zona de cría o guardería, por sus aguas cristalinas, y por la proximidad con Florida.

En 1988 tuvo que luchar contra un cáncer, que superó, y tras esta nueva oportunidad de vida, se trasladó a Bimini, y en marzo de 1990 abrió las puertas de la Estación Biológica de Campo de Bimini, con la idea de crear un lugar donde los estudiantes con pasión por los tiburones pudieran ir a estudiarlos in situ. En el inicio se planteó realizar un censo de tiburones limón dos veces al año, con idea de etiquetar todos los tiburones limón de la laguna.

El tipo de etiqueta y los inicios de los estudios de la Estación de Bimini

La elección del tipo de etiqueta fue muy importante en los inicios de la estación, e incluso en los estudios anteriores a ella, dado que se sabía, por ejemplo que la etiqueta-dardo de la NOAA (Administración Oceánica y Atmosférica Nacional) había matado al menos al 10% de los tiburones jóvenes etiquetados hasta el momento, y demás afectaba seriamente al crecimiento de los que sobrevivían. Por otro lado uno de sus estudiantes había hecho un estudio sobre el desprendimiento de varios modelos de etiquetas, llegando a la conclusión de que la mayoría de las etiquetas se desprendían en porcentajes cercanos al 90%. Finalmente, en 1988 encontraron una etiqueta con una tasa de pérdida muy baja y que no tenía efectos nocivos sobre los pequeños tiburones. Se llamaba etiqueta pasiva con traspondedor integrado (PIT), y consiste en una cápsula de vidrio del tamaño de un grano de arroz, que se inyectaba bajo la piel en la base de la aleta dorsal, y quedaba allí de por vida. No necesitaba fuente de alimentación, dado que es un sistema pasivo:   cuando el cuerpo del tiburón se escanea con un pequeño lector de mano, las microondas excitan el PIT previamente implantado y muestra su número de código de barras como un escáner en un supermercado.

Tampoco los inicios de los estudios de la estación fueron fáciles. Debido a la especie elegida (el tiburón limón) y las condiciones ecológicas únicas (más parecido a un lago que a un medioambiente marino abierto, infinito), se pensó que se podían llevar a cabo una serie única de estudios exhaustivos y detallados sobre la dinámica poblacional. El objetivo era obtener los parámetros de la historia de vida del animal, como el crecimiento, la supervivencia y selección de hábitat. Pero había que hacer algunos supuestos. Por ejemplo, se asumió que los pequeños tiburones limón de Bimini no emigraban o que al menos no abandonaban la guardería de tiburón durante tres años, y que tampoco había mortalidad por pesca, considerando sólo la mortalidad natural.
Imagen: Bimini Shark Lab
En ese contexto crearon una gran jaula y pescaban en grandes sectores de la guardería a la vez. Al anochecer establecían redes de enmalle de 180 metros de largo en tres lugares en las zonas poco profundas de guardería y caminaban por toda su longitud cada 15 minutos durante la noche veraniega de 12 horas de duración. Cuando se encontraban con un tiburón enredado, lo sacaban y lo llevan por barco a la jaula grande, donde la tripulación de etiquetado lo pesaba, medía, establecía su sexo y etiquetada cada tiburón que entraba. Con este extraordinario esfuerzo se marcaron alrededor de 90 juveniles de tiburones limón durante esa primera temporada. El plan era regresar seis meses más tarde y hacerlo todo de nuevo para que poder mantener el control sobre aquellos pequeños tiburones. Pero el experimento no funcionó, dado que siguiente mes de noviembre sólo fueron capaces de capturar dos tiburones, lo que por supuesto detuvo su proyecto, al no cumplirse los supuestos iniciales de mantenimiento de la población.

El nuevo proyecto

Tuvieron que pasar otros cinco años para considerar la puesta en marcha de nuevo del proyecto. En ese momento, el enfoque, los medios y las metas estaban mucho mejor enfocadas y se organizó la campaña que todavía continúa hoy, dos décadas más tarde. Se ha convertido en el estudio más largo de etiquetado de la misma especie y la pieza central de la investigación en Bimini. Basado en el éxito de esta campaña, avanzaron sus objetivos para llegar a monitorizar todos los tiburones limón nacidos a Bimini desde el nacimiento hasta la edad adulta y más allá. Esta vez aplicaron  técnicas innovadoras de investigación genética sobre tiburones. El interés era comprender muchos de los rasgos de historia de vida de los tiburones limón utilizando biología reproductiva como el foco del proyecto.
Imagen: Bimini Shark Lab

En 2014 tras el etiquetado más de 3.500 tiburones limón durante los últimos 20 años y la tras la producción de un catálogo genético de todos y cada uno de ellos, han creado un pedigrí de todas las familias de tiburones limón presentes en la laguna de Bimini. Es importante señalar que mediante el uso de técnicas moleculares han sido capaces de identificar los padres de cada cría de tiburón mediante el examen de las contribuciones maternas y paternas a su genoma.
Además, con el método que utilizaron han sido capaces de obtener la huella digital genética de cada tiburón, por lo que si alguna vez se atrapa a ese ejemplar de nuevo, se podría identificarlo definitivamente sin necesidad de etiquetarlo o marcarlo. Por eso tuvieron toda a la población de tiburones limón de Bimini bajo escrutinio durante dos décadas. Han tenido una gran cantidad de hallazgos nuevos, publicaciones, tesis de posgrado y tesis fruto de este estudio. Los avances en nuestro conocimiento de la biología de tiburones limón han sido significativos y serán objeto de numerosos artículos futuros.

Regreso a los orígenes

Muchos biólogos de tiburones en el pasado creyeron que muchas especies de tiburones, como el salmón, regresaban a su lugar de nacimiento para reproducirse. Estos biólogos utilizaban estadísticas y cálculos que sugería que este comportamiento reproductivo, conocido como filopatría o homing natal, era un hecho. Sin embargo, nadie había observado realmente homing natal. Teniendo en cuenta que un tiburón limón tarda entre 12 y 15 años en alcanzar su madurez reproductiva, ¿quién iba a esperar tanto tiempo para averiguarlo? La respuesta: ¡los fanáticos de tiburones de la Estación Biológica de Campo de Bimini!
Imagen: Bimini Shark Lab

Después de esperar una docena de años, y con gran expectación, se analizó genéticamente un grupo de tiburones nacidos en 2010 para ver si alguno de sus padres había nacido en 1995 y había regresado a Bimini para dar a luz. Quedaron encantados de encontrar que varios tiburones de hecho se habían acordado de su lugar de nacimiento y volvían a dar a luz.
Pero eso no fue suficiente. Los editores de la revista a la que presentaron su trabajo querían pruebas y les pidieron capturar un tiburón limón madre y directamente identificarla como haber nacido en Bimini. Habían desarrollado técnicas para encontrar y capturar a mano (sin anzuelos ni arpones) tiburones limón adultos que entran en la laguna (esa es una hazaña que merece, sin duda otro artículo). Ello les permitió leer con éxito una marca PIT que había sido colocada bajo la piel de un solo tiburón madre hacía varios años.

Las lecciones aprendidas tras este estudio

El Dr. Gruber explica que “Hemos aprendido muchas lecciones de este estudio a largo plazo. Uno de los más importantes es que es muy fácil de conducir una población local a la extinción. Esto se puede hacer ya sea mediante la destrucción del hábitat de crianza de la población o bien matando a la población reproductora de las madres que regresan a la guardería donde nacieron, para dar a luz. Comprender a estas poblaciones locales y donde están sus hábitats más importantes es imprescindible para su conservación y para los planes de gestión, y medidas de protección especial tales como las áreas marinas protegidas, para estos depredadores de la cumbre.”

Para los que desde el otro lado del océano observamos el fabuloso estudio realizado durante tantos años, no podemos más que maravillarnos por el cuidado con el que se ha realizado. Desde el inicio de la investigación ha primado el objetivo de salvaguardar y no afectar gravemente a la guardería de tiburones en estudio, sobre la inmediatez de los resultados. No podemos valorar de igual manera otros estudios más mediáticos, que se realizan actualmente, con grandes medios económicos, y con poco cuidado en evitar el daño a la población en estudio. En la retina tenemos esas imágenes de aletas deterioradas por dispositivos satelitales tan grandes y dañinos para al animal, y que están suponiendo una gran fuente de críticas por parte de los sectores conservacionistas. Está claro que no es bueno querer obtener la trayectoria de los grandes tiburones blancos, y seguirlos mediante apps desde el móvil, a toda costa, sin tener en cuenta la cantidad de ejemplares dañados, quién sabe con qué consecuencias.

Imagen:White Shark Video


Referencias:








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