martes, 24 de octubre de 2017

MANTAS EN MALDIVAS

Este artículo se publicó en la revista Acusub en el número 172: www.acusub.com
(Parte de este artículo se publicó en este blog)
Texto: Mónica Alonso Ruiz
Fotos: autores indicados


Hace un tiempo escribí en este blog dos artículos sobre mantas: uno general y descriptivo sobre ellas y otro sobre cómo y dónde bucear con ellas. Estos animales me fascinan y de nuevo he tenido la oportunidad de bucear con ellas en Maldivas, en los atolones de Rashdoo y en el de Ari Sur. Tuvimos la suerte de contemplar una de las dos especies de mantas, la de arrecife (Manta alfredi). Sin duda Maldivas es el lugar perfecto para poder bucear con estos animales tan atractivos.

En este artículo vamos a incidir en las características de las dos especies de mantas, en sus diferencias con las mobulas, y vamos a describir la experiencia del buceo con ellas en las estaciones de limpieza de Maldivas.
Foto: Luis Abad

Los mobúlidos

Los mobúlidos son una subfamilia de elasmobranquios (grupo que engloba tiburones y rayas), de esqueleto cartilaginoso y pertenecen al orden de las rayas. Pertenecen a la familia de los miliobátidos, dentro de los cuales se encuentran también las águilas marinas, y se caracterizan por ser especies pelágicas, a diferencia del resto de rayas, que son bentónicas o de fondo. Esta subfamilia presenta dos géneros: Mobula, con 9 especies, también llamadas mantas diablo, y Manta, con dos especies. La característica distintiva común de los mobulidos es que son peces filtradores con un sistema de alimentación específico (los peines branquiales) que utilizan para extraer el plancton del agua. A diferencia de la mayoría del resto de las rayas no poseen aguijón venenoso en su cola.

Nota: después de la publicación de este artículo en Acusub se ha conocido la existencia de nuevos datos en la filogenética de mantas y mobulas:
Según el artículo publicado en “Zoological Journal of the Linnean Society” el género Manta dejará de existir y la familia Mobulidae tendrá únicamente el género Mobula. Por lo tanto las especies de Mantas o ex-Mantas (Manta alfredi y Manta birostris), desde ahora se llamarán Mobula alfredi y Mobula birostrisEsto sucede porque los autores analizaron la secuencia del DNA desde el genoma mitocondrial  y han llegado a la conclusión que los caracteres morfológicos como por ejemplo la boca terminal del ex Género Manta, son derivados del Género Mobula, y están muy emparentadas con M. mobular y cercanos a M. tarapacanaOcurre pues que ya no hay mantas y sólo hay 8 especies de la Familia Mobulidae y no 11 como se creía anteriormente. 
Estos animales dejaron de habitar los fondos marinos al desarrollar sus potentes aletas pectorales para permitirles nadar largas distancias y sumergirse a grandes profundidades. Se cree que aparecieron hace unos 5 millones de años, muy poco tiempo si se compara con la aparición de sus primos, los tiburones, hace 400 millones de años.

Mobulas y mantas

Aunque parezcan animales similares, las diferencias entre mantas y mobulas son muy evidentes. En primer lugar está la posición de la boca, en la parte frontal en las mantas y en la parte ventral en las mobulas. Con esto ya somos capaces de diferenciar una manta de una mobula a simple vista. Pero hay más diferencias: los lóbulos cefálicos, esos apéndices que utilizan para encauzar el plancton en su camino hacia la boca son mayores en las mantas que en las mobulas. Además las mobulas tienen una cola más larga pero el tamaño máximo de su cuerpo es más pequeño en las mobulas en general, pudiendo llegar la especie mayor (Mobula mobular) hasta 5 m de envergadura  y la más pequeña (Mobula egoodootenke) hasta 1,1 m, y pudiendo alcanzar las mantas, las de arrecife unos 3 o 4,5 m y las gigantes hasta 7 m de envergadura medidos como distancia entre las puntas de sus alas.

Las mobulas reciben varios nombres, rayas diablo, mobulas voladoras o rayas voladoras, por su propensión a saltar fuera del agua, a veces de manera espectacular. A pesar de ello son muy poco conocidas por los científicos. Las mantas están también poco estudiadas, pero gracias a los estudios de Marine Megafauna Foundation, algo más se sabe de ellas.

En cuanto al tamaño de su cerebro y a la posible correlación con su inteligencia hay un estudio reciente que ha descubierto que las mantas y mobulas tienen la mayor relación entre la masa cefálica y el tamaño del cuerpo de todos los elasmobranquios, comparable a algunos peces y mamíferos. De ello parece derivarse que tienen gran maniobrabilidad y habilidades cognitivas y sociales. Algunos buceadores han descrito situaciones de mantas cooperando y que aceptan o incluso piden ayuda de los buceadores para ser rescatadas de redes.

Mantas gigantes y de arrecife

Dejando aparte las mobulas, que como ya hemos dicho son más desconocidas que las mantas, vamos a explicar ahora algunas características de las dos especies de mantas. Hasta 2009 se creía que eran la misma especie Manta birrostris, y fue precisamente Andrea Marshall, la mayor experta de mantas y líder de Marine Megafauna Foundation, la que dio las claves para la separación en dos especies: la manta gigante (Manta birrostris) y la manta de arrecife (Manta alfredi).

Se pueden encontrar ambas especies en aguas tropicales y cálidas del mundo: sus distribuciones son parecidas pero las mantas de arrecife se suelen encontrar en aguas superficiales y costeras, y se cree que realizan pocas migraciones (aunque se siguen haciendo estudios que incluso muestran migraciones más largas de lo que se creía). Las mantas gigantes son mucho más migratorias, y se acercan a las costas cuando se producen surgencias de plancton desde el fondo marino. Se las conoce menos pues se tarda muchos años en volver a ver ejemplares registrados en un punto, y por su naturaleza esquiva y migratoria.

Hay varios aspectos externos que las diferencian, aparte del tamaño mucho más grande de las gigantes, que pueden alcanzar hasta 7 m de envergadura. La primera diferencia reseñable es la presencia de una espina caudal en el inicio de la cola en la especie gigante y que no está presente en la de arrecife.

Espina tras la aleta dorsal en mantas oceánicas y ausencia en las de arrecife
Foto: cortesía de Emperor Divers

La coloración dorsal también es diferenciadora de ambas especies, teniendo la manta gigante una línea ancha grande y marcada longitudinal, que no es ten marcada en la manta de arrecife.

Variaciones en la coloración dorsal en Manta birrostris
Foto: cortesía de Emperor Divers

Variaciones en la coloración dorsal de manta de arrecife
Foto: cortesía de Emperor Divers

También la coloración ventral, más clara que la dorsal (salvo los morfotipos totalmente negros) presenta diferencia entre ambas especies. Parece que las manchas se concentran más en la última hendidura branquial, siendo más grandes en las mantas gigantes. Y también las mantas gigantes tienen una coloración más oscura en la parte posterior del rombo de su cuerpo.

Variaciones en la coloración ventral en ambos tipos de mantas
Foto: cortesía de Emperor Divers

Y ya finalmente, vamos a explicar cómo se distinguen los ejemplares machos y hembras, no solo de mantas, sino en todas las rayas y tiburones. Los elasmobranquios tienen dos penes, que se llaman claspers o pterigopodios, y que son modificaciones de las aletas anales. Por ello, distinguir el macho de la hembra es tan sencillo como mirar las aletas anales y ver los claspers. Tratar de distinguir el sexo es una actividad divertida que podemos realizar cuando disfrutamos de la presencia de estos animales en las estaciones de limpieza.
Manta hembra
Foto: cortesía de Emperor Divers

Manta macho
Foto: cortesía de Emperor Divers

Buceo con mantas en Maldivas

Las dos especies de mantas (Manta birrostris o gigante y M. Alfredi o de arrecife) suelen frecuentar las estaciones de limpieza de los arrecifes. Estas “estaciones de servicio” son partes del arrecife donde viven peces limpiadores, que literalmente se ocupan de la limpieza de tiburones, rayas y peces óseos. ¿Cómo lo hacen? Pues eliminando los parásitos, piel muerta, bacterias y mucosidad de la piel y de las branquias de estos animales: incluso se internan en sus bocas para realizar esa labor. Este proceso de limpieza es un ejemplo de simbiosis o mutualismo: lo que significa que ambas partes (la manta y el pez limpiador) se benefician de la interacción. La limpieza ayuda a mantener la salud de las mantas pues los peces limpiadores eliminan los parásitos que viven en su piel y limpian la piel dañada de sus heridas. A la vez, el pez limpiador se beneficia por la obtención de alimento gratis.

Foto: Luis Abad

Hay una gran variedad de peces limpiadores: los más conocidos son los lábridos, pero también los mariposas, las damiselas, los gobios y los peces ángel. Según estudios de Marine Megafauna Foundation para evitar la competencia entre especies, los peces limpiadores se especializan en diferentes zonas del cuerpo de la manta. Por ello los lábridos Labroides dimidatus y Labroides bicolor suelen limpiar el interior de sus bocas y alrededor de las hendiduras branquiales, mientras que otro lábrido, Thalasoma lunare se ha especializado en eliminar los copépodos de la parte ventral de las mantas.
Labroides dimidatus
CC Karelj

Labroides bicolor
CC Rainer Kreetberg


Thalasoma luna
CC Leonard Low
Las mantas exhiben unos comportamientos específicos cuando visitan las estaciones de limpieza. Según se acercan, reducen su velocidad y cuando están en la zona de limpieza pueden mantenerse apenas sin movimiento o nadar en forma de lazo (loop) por encima del arrecife. Suelen tener la boca ligeramente abierta, con las hendiduras branquiales abiertas y los apéndices cefálicos desplegados, facilitando la entrada de los peces limpiadores. Estas posturas específicas indican el deseo de la manta de ser limpiada. Las mantas hacen una serie de pasadas consecutivas por encima de la estación de limpieza.

Se ha observado que las mantas pasan periodos relativamente largos en las estaciones de limpieza. Los estudios de Marine Megafauna Foundation indican que una manta puede pasar al menos 2 horas en dichos lugares, habiendo visto ejemplares que pasan allí casi 8 horas. Las mantas muestran lo que se denomina “fidelidad a cierta estación de limpieza”, lo cual significa que un mismo ejemplar vuelve sistemáticamente al lugar de limpieza preferido durante largos periodos de tiempo.

Debido a que son lugares fijos en el arrecife, las estaciones de limpieza son lugares predecibles para el encuentro con mantas por parte de científicos y buceadores, tanto con equipo autónomo como con tubo y aletas. En estos lugares los buceadores deben seguir un cierto código de conducta, que se  diseña para evitar alteraciones en la conducta natural de las mantas, sin interrumpir el proceso de limpieza. La idea es mantenerse inmóvil en la parte baja del arrecife, sin nadar alrededor de las mantas, y lo suficientemente alejados para no afectar a los peces limpiadores.

Recientemente he podido asistir a un par de estaciones en Maldivas, ambas eran dos pináculos en un arrecife, donde se situaban los limpiadores y las mantas (M. Alfredi) acudían grácilmente al encuentro de sus pequeños cuidadores. El primer lugar, llamado Madi Gaa, se trataba de un pináculo en el centro de un canal en el atolón de Rashdoo. Las condiciones eran ideales: sin corriente, con buena visibilidad y un fondo de arena a unos 12-14 m de profundidad. Acudieron 8 ejemplares, casi todos hembras y el espectáculo fue inmejorable, con una inmersión de casi 70 minutos enteramente con los buzoa situados de rodillas en la arena.
Foto: Luis Abad

Foto: cortesía de Emperor Divers

El segundo lugar, en Moofushi Thila, se trataba también de un canal de un atolón, con un promontorio en una curva del canal, donde estaban las mantas. La profundidad del fondo era mayor y estaba recubierta de coral, por lo que la observación de las mantas se hacía más complicada. Nos indicaron la prohibición de apoyarnos en el coral y utilizamos nuestros ganchos de corriente para posicionarnos en el arrecife. La visibilidad no era tan buena y lo que es peor, había varios barcos de buceo, por lo que la zona estaba atestada de buceadores. Aún así pudimos disfrutar del espectáculo de varias mantas enormes y alguna pequeña. Una de las mantas tenía un enorme bocado de un tiburón en su aleta.
Foto: cortesía de Emperor Divers

Según Manta Trust, en Maldivas las mantas tienen pocos depredadores y suelen mostrar ocasionalmente algún bocado de algún tiburón tigre y un estudio de la población revela que solamente el 10 % de los ejemplares mostraban marcas de depredación. En otros lugares como en Mozambique la presencia mayor de tiburones grandes hace que las mantas tengan más marcas de bocados que en Maldivas.

En la foto se aprecia el gran bocado de un tiburón que presenta esta manta
Foto: Jordi Centell
También se ha observado la asombrosa capacidad de regeneración de las aletas que han sido mordidas. Sin embargo, los mordiscos más graves que afectan al cuerpo de las mantas o a los extremos de sus aletas, no permiten la regeneración de la parte cartilaginosa de las mismas. Se ha observado también que las mantas afectadas por mordiscos pasan más tiempo en estas estaciones de limpieza, posiblemente para ayudar en su proceso de regeneración.

Foto: Luis Abad


Lo que más me llamó la atención de este segundo lugar de limpieza que visitamos fue sin duda la gran afluencia de buceadores, algunos muy poco respetuosos con el arrecife. La gran presencia de barcos pasando y buceadores en el agua sin duda afectaban claramente a estos animales en sus momentos de delicados cuidados. Es claro que si estas actividades de buceo en estaciones de limpieza no se realizan con cuidado no será posible en el  futuro conservarlas y poder disfrutar de ellas, y lo que es peor, posiblemente empobrecerá la salud de las mantas de la zona.

La gran afluencia de buceadores y su mal posicionamiento dañan el arrecife
Foto: Jacobo Pérez

No es fácil bucear con mantas gigantes en Maldivas, al menos en los circuitos habituales. Parece que el atolón de Hanifaru es un punto de concentración de mantas gigantes. Allí trabaja Guy Stevens con estos animales, y ha podido identificar más de 2000 ejemplares diferentes. Este es uno de los lugares donde Andrea Marshall pudo identificar esta especie, que ya había podido ver en Mozambique, e incluso pudo etiquetar alguno de los ejemplares y así descubrir la migración de estos animales por todo el Índico, identificando individuos de Mozambique en Hanifaru.

Sin duda Maldivas es un lugar especial para el avistamiento de mantas de ambas especies, aunque haya que salirse de los circuitos comerciales habituales para poder avistar mantas gigantes. Es una experiencia espectacular poder disfrutar de sus gráciles movimientos y de una cierta interacción con los buceadores. Yo ya sueño con volver, e incluso acercarme a Hanifaru.   

REFERENCIAS:



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