jueves, 21 de febrero de 2019

Moradores de la Arena (I)



Este artículo se publicó en la Revista AcuSub num 187
Texto: Mónica Alonso Ruiz

Generalmente los fondos de arena a muchos buceadores les parecen aburridos puesto que aparentemente no albergan casi vida marina. Parecen tan solo grandes extensiones por las que pasar lo más deprisa posible hacia zonas más interesantes, como las zonas rocosas. Salvo que nos aparezca algún animal grande como un tiburón, y eso en nuestras costas es raro, no solemos encontrar nada de interés. Incluso las praderas de Posidonia oceanica o el azul nos parecen más llamativas en cuanto a la búsqueda de vida marina o paisaje que fotografiar. En este artículo vamos a intentar mostrar que en las zonas arenosas hay también organismos de interés para el buceador y que constituyen un ambiente ecológico tan valioso como las zonas rocosas, la pradera o el azul.

Según los científicos existen distintos tipos de fondos litorales, entre los que se distinguen los  blandos o arenosos y los duros o rocosos. Dentro de los blandos tenemos las zonas de praderas, y los fondos fangosos o arenosos sin vegetación, que son los que vamos a tratar aquí.

Un fondo arenoso está compuesto por partículas sueltas que pueden tener distintos tamaños, y estas se pueden clasificar, de mayor a menor tamaño en, cascajo, arenas, gravas o fangos. Estos materiales provienen de la acción del viento, la dinámica marina, o la erosión de los materiales costeros. Su característica es que son inestables, porque se mueven constantemente por el oleaje y por las corrientes y por ello apenas crecen algas. También se les conoce como fondos móviles y suelen tener la superficie ondulada.

Fondo arenoso en las costas murcianas
Foto: Juan Carlos Calvín

El hecho de que no haya algas ni organismos arraigados al sustrato no quiere decir que no haya vida. Es en este lugar donde viven los organismos que se entierran en la arena y los que se desplazan por el fondo. Son los “moradores de la arena”. La fauna que podemos encontrar es muy variada y con especies de diverso tamaño. Muchas especies son filtradoras, y se alimentan de partículas orgánicas en suspensión, como el plancton, mientras que otros se alimentan de las partículas que hay en el sedimento. Los primeros son los denominados suspensívoros y los segundos son los detritívoros.

Es muy frecuente ver montículos de arena con un orificio central. Generalmente son bivalvos que están enterrados en la arena y el orificio es por donde sacan sus sifones inhalante y exhalante, por donde respiran, se alimentan y excretan. Es curioso a veces ver que por esos sifones salen burbujas o expulsan arena.


Fuente: Biología 5B

Pasemos revista a algunas de las especies que podemos encontrar fácilmente, aparte de los bivalvos, de los cuales hay innumerables especies y que salvo que queden al descubierto de la arena no es habitual verlos.

En este primer artículo vamos a hablar de los invertebrados y en uno posterior hablaremos de los peces que podemos encontrar en estas zonas. Os vais a sorprender de la gran cantidad de especies que hay.

Cerianthus membranaceus

Se le llama comúnmente anémona tubo mediterránea, aunque en realidad no es una anémona. Es un pólipo solitario, que tiene un pie en forma de tubo membranoso que el animal construye a lo largo de su vida a partir de una mucosa que va excretando. Del tubo salen dos coronas de tentáculos no retraibles, unos más largos y exteriores,  y otros más cortos que rodean la cavidad central que hace a la vez de boca y de órgano excretor. Son animales suspensívoros, que se alimentan de crustáceos muy pequeños, peces y larvas del plancton.


Cerianthus membranaceus
Foto: José Calderón

Su coloración es muy variada, desde negro, blanco, rosa, verde, marrón o con bandas de diferentes colores en el mismo tentáculo. Dado que son muy llamativos, son frecuentemente objeto de atención para los fotógrafos.

 

En esta fotografía de Cerianthus membranaceus se aprecia la variabilidad de sus colores y las dos coronas de tentáculos claramente diferenciados.
Fotos: José Calderón

Puede medir hasta 40 cm de altura, aunque se han encontrado ejemplares de hasta 1 m de altura,  por lo que es fácilmente visible en medio de la arena cuando alcanza ese tamaño. Otras veces son muy pequeños, y con el tubo poco desarrollado, dando la sensación de que los pólipos salen de un hueco en la arena. Como todos los cnidarios (pólipos y medusas) tienen en sus tentáculos células urticantes para atacar y defenderse, por lo que no es recomendable tocarlos.

Alicia mirabilis

Continuando con los pólipos, tenemos en estos fondos la suerte de poder encontrar la anémona Alicia mirabilis, llamada así por la gran belleza de este animal.


Alicia mirabilis con sus tentáculos extendidos en la noche
Foto: Pilar Muñiz

Las “alicias maravillosas” no son fáciles de ver de día, porque es por la noche cuando despliegan tanto su esbelto pie lleno de verrugas como sus tentáculos luminiscentes translúcidos o blanquecinos, de una belleza espectacular. De día pasan desapercibidas porque el animal está retraído. Son tan sensibles a la luz que incluso con la luz de los focos llegan a retraerse.


El cuerpo replegado de Alicia mirabilis puede pasarnos desapercibido.
Foto: Pilar Muñiz

Viven en la arena, pero también en fondos rocosos y en la pradera de Posidonia. Los juveniles, que tienen un aspecto diferente, suelen vivir solo en la pradera de Posidonia. Tienen cierta capacidad de movimiento, y al desplazarse los adultos se mueven a zonas más expuestas, pero también de mayor paso de presas, como la arena o las zonas rocosas. Miden unos 40 cm de longitud, y se alimentan de zooplancton o peces que captura con los tentáculos. Como son cnidarios, sus tentáculos son urticantes y su picadura dolorosa. En caso de amputación de alguno de sus tentáculos tienen una importante capacidad de regenerarlos.


Alicia mirabilis puede presentar varias coloraciones y formas de sus verrugas.
Foto: Pilar Muñiz

Se reproducen, como muchos de los pólipos, por reproducción sexual. Existen individuos machos que expulsan su esperma al medio, e individuos hembras, que liberan sus óvulos. Los huevos fecundados eclosionan dando lugar a una larva, que se integra en el zooplancton y se convierte en pólipo cuando se desarrolla y se deposita en el sustrato. También es posible la reproducción asexual, por división del animal en dos individuos clones idénticos que se desarrollan independientemente.

Gusanos tubícolas o espirógrafos

Otros animales que salen de un tubo y tienen una especie de plumero son los gusanos tubícolas, a los cuales también se les llama plumeros de mar o flores marinas. En realidad el espirógrafo es una sola especie de los posibles gusanos tubícolas que nos podemos encontrar, Spirographis spallanzani, pero el nombre común se ha extendido para denominar a todos los gusanos tubícolas.


Espirógrafos
Foto: Pilar Muñiz
De una manera muy burda, para el que no los conozca bien, la mejor manera de diferenciarlos de los ceriantos es saber que los espirógrafos son capaces de retraerse dentro del tubo y los ceriantos no. De hecho, todos hemos pasado junto a un gusano tubícola e inmediatamente se ha metido dentro del tubo. Si hemos querido hacer una foto ha sido necesario esperar sin movernos hasta que el animal saque su “plumero” de nuevo. Los hay de dos tipos, los serpúlidos, que al retraerse tapan la entrada del tubo con un opérculo o tapa, y los sabélidos, que no disponen de opérculo.

En realidad son organismos muy diferentes a los pólipos, son gusanos que viven dentro de un tubo que sobresale del sustrato y lo que sacan son sus tentáculos que también funcionan como órganos respiratorios. El tubo es de consistencia apergaminada, formado por mucus o barro y partículas pequeñas. Los tentáculos, similares a plumas y de diversos colores, blancos, amarillos, marrones o violetas, pueden formar una o varias espirales. Pueden ser solitarios o estar en grupos.

Se alimentan de materia orgánica en suspensión y sus tentáculos no son urticantes. No solo podemos encontrarlos en los sustratos arenosos, sino también en los rocosos. Como curiosidad, decir que S. spallanzani puede deshacerse de su penacho para regenerarlo en pocos días.

Estrellas de la arena

En general las estrellas de mar se componen de un disco central del que parten 5 brazos (a veces 7) y forman parte de los equinodermos, erizos, holoturias y estrellas de mar, que presentan simetría pentarradial. Se desplazan mediante un sistema de pies que son los extremos de un sistema hidráulico que pueden rellenar de agua y mover a voluntad.

Las estrellas de mar que más nos llaman la atención en los fondos rocosos son las de colores llamativos, generalmente rojizos, como la estrella purpúrea Ophidiaster ophidianus, o la estrella espinosa roja Echinaster sepositus. Estas dos especies es frecuente encontrárnoslas en los fondos rocosos o en la pradera de Posidonia.

Las estrellas que viven en la arena suelen ser del mismo color de la misma para mimetizarse con el fondo, y son más aplanadas que las que viven en otro tipo de sustratos, a la vez que presentan espinas situadas en el plano del animal. Las especies más comunes son: Astropecten bispinosus, Astropecten spinilosus y Astropecten jonstoni entre otras.


Estrella de la arena Astropecten sp. El color rojizo se aprecia por el uso del flash.
Sin él la estrella se mimetiza con el fondo.
Foto: Pilar Muñiz

Erizos irregulares

Todos tenemos en la cabeza lo que es un erizo de mar, dado que los vemos continuamente en la inmersión. Son animales con púas y con simetría pentarradial, dado que pertenecen a los equinodermos, como las estrellas de mar y las holoturias. Los erizos irregulares, son dentro de este grupo los más desconocidos, y quizá nunca hayamos visto uno vivo. Lo normal es haber visto su esqueleto y no saber qué nos hemos encontrado. Popularmente se les llama “dólar de arena”.

Para adaptarse a vivir enterrados en la arena han aplanado mucho su esqueleto de placas calcáreas y tienen simetría bilateral en lugar de la radial de los regulares, y por ello a simple vista son más alargados.

Se alimentan de detritos y partículas de materia orgánica que encuentran entre los granos de arena. Las púas no suelen ser tan rígidas como las de los erizos regulares y parecen pelos en lugar de púas, por lo que la posibilidad de pincharnos con ellas es remota. Ello es debido a que como han desarrollado la estrategia de defensa de enterrarse en la arena, no necesitan ya las púas rígidas.


En la imagen de la izquierda se aprecian las púas del erizo irregular. Las más largas sirven para producir una corriente d agua hacia la boca en la zona central. La imagen de la derecha es la del caparazón del erizo. Ambas fotos de su parte ventral.
Fuente: Destino la naturaleza
Holoturias

Las holoturias o pepinos de mar son unos animales sorprendentes a los que no solemos prestar atención. Son una especie de “pepinos” marrones alargados cubiertos de detritus y una especie de baba. Pertenecen a los equinodermos, estrellas, erizos y holoturias, aunque aparentemente no tienen la simetría pentarradial, característica de este filo. En realidad en este caso como el cuerpo es alargado la simetría se presenta respecto del eje longitudinal del animal. En un extremo del animal se encuentra la boca, rodeada de tentáculos para ayudar a rebuscar en la arena y capturar sus presas, y en el otro extremo el ano.

Foto: A.M. Arias

Su esqueleto se ha reducido al máximo, siendo fundamentalmente tejido muscular dentro del cual se encuentran unos osículos microscópicos que les proporcionan cierta rigidez. Se mueven lentamente mediante el sistema hidráulico de pies ambulacrales como el de los erizos y estrellas, aunque en el caso de las holoturias los utilizan poco para moverse y más para fijarse al sustrato.

Hay muchas especies de holoturias en todos los mares del mundo, algunas de gran longitud y colorido, pero en el Mediterráneo las especies que encontramos suelen tener entre 20 y 30 cm y ser de color marrón.


En algunos lugares de España las holoturias se comen, y se llaman comúnmente esparteñas. Lo que se suele comer son sus gónadas u órganos sexuales, de gran tamaño. En China se consideran un manjar y se come todo el animal,  y por ello se las está esquilmando.

Cangrejo real Calappa granulata

¿Habéis visto alguna vez un cangrejo que cuando se asusta en vez de andar hacia atrás, se gira continuamente no dejándonos ver bien cuál es su parte delantera y cuál la trasera? Es la calappa o cangrejo real, un inquieto cangrejo de caparazón globoso, de unos 8 cm de longitud y 11 cm de anchura.


Foto: A. M.Arias

Es un animal carnívoro, que se alimenta de moluscos que viven en la arena, cuyas conchas consigue abrir mediante unas modificaciones de sus potentes pinzas delanteras, que pueden regenerar en caso de pérdida.

Como otros cangrejos, es un crustáceo decápodo (con 10 patas) y pueden vivir en tierra siempre que mantengan sus branquias húmedas. Sienten dolor cuando sufren una amputación y recuerdan esta sensación, por lo que cuando son atacados por sus depredadores, pulpos, rayas, etc, luchan hasta el final evitando la pérdida de sus patas, de las cuales sí se deshacen si con la pérdida de la misma pueden escapar. Les duele pero se salvan.

Otra forma de evitar la pérdida de sus pinzas es la forma en que se acoplan tan bien a la forma de su cuerpo que puede pegarlas y convertirse literalmente en una bola calcárea.


Calappa con sus pinzas perfectamente acopladas a su cuerpo.
Fuente: El litoral de Granada


Cangrejos ermitaños

Sin duda los cangrejos que más llaman la atención al buceador son los cangrejos ermitaños, los cuales usan conchas de gasterópodos (caracoles) para cubrir su abdomen blando no protegido por ningún exoesqueleto, a diferencia de otros cangrejos decápodos. La parte del animal, la que sale de la concha sí tiene exoesqueleto y por ello no necesita de la protección de la concha. Las patas traseras, muy atrofiadas apenas les sirven para el agarre de la concha por su interior.


Cangrejo ermitaño
Foto: Pilar Muñiz

Según van creciendo necesitan una concha más grande, que buscan por el fondo. Hemos podido observar en alguna ocasión una pelea entre dos ermitaños por la concha del otro, más confortable o más grande.

Algunos de ellos colocan anémonas encima de sus conchas, para disuadir a los depredadores, por sus tentáculos urticantes.

Bueno, ¿qué os ha parecido la arena? ¿Aburrida? Creo que no. Maravillosos pólipos y gusanos de plumero espectacular, erizos extraños, cangrejos y holoturias. Un paraíso para los buscadores de fauna submarina.  Y eso que aún no os he mostrado los peces que se pueden encontrar allí. Eso en el siguiente artículo, y así seguís disfrutando de la arena otra vez.

Referencias:
Fondos Marinos de Murcia Juan Carlos Calvín ISBN 84-930442-3-7 2003
https://es.wikipedia.org/wiki/Alicia_(an%C3%A9mona)                                                                

No hay comentarios:

Publicar un comentario