miércoles, 19 de febrero de 2020

Santuarios de cetáceos. Liberando a Willy


Texto: Mónica Alonso Ruiz

Hace algún tiempo escribí sobre la triste historia de tres orcas. Las tres sufrieron cautiverio durante largo tiempo. Lolita lleva 48 años cautiva y aún sin solución. Morgan fue rescatada en 2010 y llevada a Loro Parque, donde sigue participando en espectáculos circenses y obligada a reproducirse. Keiko, protagonista de la película “Liberad a Willy” fue una de las primeras orcas liberadas tras 24 años de cautiverio. La cosa salió mal, el animal no pudo adaptarse bien y murió muy rápidamente.

Orcas nadando libres. Foto: Colleen Weiler. Fuente: Whales.org (WDC)

Los fracasos en las liberaciones de animales cautivos han permitido a la industria de la cautividad a decir que los cetáceos, una vez que son capturados o cuando nacen en cautividad, ya son inviables para ser liberados, y así justificar el mantenimiento de su cautiverio.

La primera reflexión a la que nos lleva todo esto es que la cautividad, una vez que ya una parte de la sociedad piensa que las condiciones en las que viven estos animales son atroces para su desarrollo personal y social, es un problema muy gordo que no tiene fácil solución. Cada vez hay más países en los que se va prohibiendo y el problema siempre es el mismo: qué hacer con los animales cautivos. Las empresas que manejan estos animales dicen que no es posible la liberación y así ellos pueden seguir explotándolos. Actualmente se proponen algunas soluciones: la liberación total y los santuarios.


El mapa de la vergüenza de la cautividad

Liberación total de delfines

Ric O’Barry es quizá la persona que más conoce la realidad del cautiverio y es uno de los pioneros en aportar soluciones para acabar con ello. Durante su juventud trabajó 10 años en el Miami Seaquarium, donde capturaban y entrenaban delfines, entre los que se incluían los cinco delfines que actuaron en las películas de Flipper. También entrenó a Hugo, una de las primeras orcas en cautividad y que acabó muy mal, nunca se adaptó y murió por aneurisma cerebral, posiblemente por los golpes repetidos que se daba contra el muro de la piscina donde vivía con Lolita.

Ric O’Barry con uno de sus delfines recuperados. Fuente: Dolphin Project

La vida de Ric O’Barry cambió cuando Kathy, uno de los delfines que actuaba en Flipper murió en sus brazos. Se dio cuenta de que capturar defines y entrenarlos para actuar en espectáculos circenses estaba mal. Desde ese momento, en 1970, lanzó el Dolphin Project, un ambicioso proyecto para acabar con la cautividad. Durante todos estos años Ric ha rescatado y rehabilitado delfines para su liberación en muchos países.

Sus palabras más famosas son: 

He liberado una cierta cantidad de delfines. Una de las mentiras más grandes que nos cuenta Sea World y otros que pertenecen a la industria del abuso de los defines es que los delfines en cautividad no pueden ser liberados.”


Ric ha podido liberar con éxito una veintena de delfines, muchos de ellos con seguimiento posterior y con éxito. Ha construido el Centro de Readaptación de Delfines de Camp Lumba Lumba en Indonesia, la primera instalación permanente para la rehabilitación y liberación de delfines en el mundo, que recoge delfines rescatados de los circos ambulantes.

Centro de Readaptación de delfines Lumba Lumba, en Indonesia. Fuente: Dolphin Project

Candidatos a la rehabilitación y liberación

Cuando Ric habla de los protocolos a seguir para la rehabilitación y liberación de delfines, dice: “Existe un criterio general para la rehabilitación y liberación de delfines cautivos, pero no una guía completa con recetas. Ello es imposible porque cada delfín cautivo es único y requiere de sus propias recetas. (…) Cada delfín reacciona de manera diferente a la cautividad. Algunos han experimentado más abuso que otros. He trabajado con delfines que cuando se han liberado en el mar, han recordado muy rápidamente quién eran y lo que hacían antes de su captura. Otros necesitaban más ayuda, más tiempo. Por ello la parte más importante de este trabajo es la paciencia.”

Ric entiende que no todos los delfines cautivos pueden ser liberados totalmente, pero lo que sí se puede hacer es readaptarlos en un lugar más cercano a su medio ambiente original, como es el caso de una bahía natural. Ello proporcionaría al delfín los ritmos naturales del mar, las mareas, las corrientes y las presas vivas. Todo esto es terapéutico y mejora la calidad de vida del animal. Para evaluar si un delfín es liberable hay que considerar los siguientes factores: su salud física y mental, el uso del sonar y la ecolocalización, y su habilidad para capturar pescado vivo y capacidad de defenderse de los depredadores.

Muchos de los delfines capturados en la naturaleza son candidatos a la liberación, pero no todos. Algunos han recibido demasiada influencia de los humanos y han olvidado o perdido las habilidades para sobrevivir en lo que fue su casa. La cautividad ha destruido algo vital en sus vidas y para ellos es demasiado tarde. Por otro lado, los delfines nacidos en cautividad son irrecuperables, carecen de todo instinto natural y no se plantea su liberación.

El proceso de rehabilitación

Entrando ya en las labores de readaptación Ric nos explica que “la clave en la rehabilitación es conocer cómo se comporta un delfín en libertad. Sabiéndolo se puede reconocer lo que ha aprendido en cautividad.” Y nos da un ejemplo: “cuando un delfín en cautividad ve a su entrenador con un cubo de comida, hace cabriolas, y cuando el entrenador le muestra el pescado, el delfín nada y pide la comida, haciendo ruidos y moviendo la cabeza de arriba abajo, sin mostrar miedo, aunque haya cientos de personas observando. Toda esta conducta es aprendida. Un delfín libre nunca haría esas cosas, porque serían irrelevantes y sin sentido”.

La Doctora Sarah Meltzoff observa dos delfines recién confiscados en Bali, Indonesia. Fuente: Dolphin Project

Por ello, a la hora de rehabilitar un delfín es preciso ir eliminado esas conductas una a una. Ello se consigue simplemente no premiando al animal cada vez que se comporta de esa manera, dado que todo lo han aprendido a base de premio y privación de comida. De esta forma, muy rápidamente el animal deja de tener esa conducta. Al mismo tiempo es el propio hábitat natural, al que se le va exponiendo poco a poco, el que dicta su conducta futura, de la misma manera a como aprenden de pequeños.

Ric explica también el tratamiento psicológico a dar al animal. Se trata empoderar al animal, puesto que tras ser capturado se comporta como un prisionero, perdiendo su personalidad y su “poder”. También hay que conocer muy bien al animal, para conseguir lo contrario que se consiguió cuando fue entrenado por primera vez, e identificar en cada individuo sus carencias y necesidades.

La liberación

Una vez rehabilitado, se estudia la posibilidad de su liberación. Y la primera opción es liberarlo en el mismo lugar donde fue capturado. Pero esta no es siempre la mejor opción. Si un delfín macho fue capturado cuando era muy joven y separado de su grupo no es esperable que pueda reunirse con su familia años después. Incluso de manera natural es muy habitual que los machos abandonen su grupo de origen para crear su propio grupo.

Traslado de delfines a las instalaciones de rehabilitación. Fuente: Dolphin Project

Los delfines son animales que se adaptan muy bien y son capaces de acomodarse a una zona similar al lugar donde fueron capturados, con un rango de mareas, corrientes, temperaturas, fuentes de alimento y depredadores potenciales similares. Es importante que el equipo de liberación del animal capture pescado local de la zona de liberación, para que el delfín practique capturarlo y comerlo.

La alimentación del delfín liberado es una de las claves, siendo deseable que el animal, una vez liberado, pueda mantener su peso capturando peces vivos. Es un proceso gradual que se realiza en varias fases:
  • Alimentación con su cabeza bajo el agua, deben olvidarse de sacar la cabeza para coger los peces. 
  • Eliminación de la interacción con el personal que les alimenta, variando las horas y lugares de alimentación. 
  • Alimentación de peces vivos. 
  • Desarrollo de la habilidad de búsqueda de alimento.



Ric O’Barry intenta alimentar a dos delfines en Guatemala. Fuente: Dolphin Project

Una vez liberado es preciso hacer un seguimiento de su liberación. Los dispositivos de seguimiento por satélite son invasivos y a menudo son fuente de infecciones, aunque se suelen utilizar mucho. Si la idea es que todo lo que rodee a ese animal sea lo más natural posible lo mejor es que el seguimiento se haga mediante personal que vive y trabaja en la zona, siendo idóneos los pescadores y los operadores navales. Se les suele adiestrar para que conozcan al animal en todas las fases anteriores a su liberación y así cuando por fin son libres son expertos conocedores del animal. De esta manera la fiabilidad de los avistamientos post-liberación es mayor, no solo en cuanto a la identificación sino también en cuanto a la conducta del animal, es decir, si se comporta de manera normal o no.

A veces ocurre que un animal liberado se acerca a los pescadores y les suplica que le den comida. Ric recomienda en ese caso que los humanos se aparten al máximo de los animales recién liberados, porque es un momento crucial, en el que el animal entiende que está solo para poder alimentarse, y en el cual cualquier interacción con los humanos le puede hacer retrotraerse a cuando estaba cautivo.

Liberación de un delfín recuperado de unas instalaciones ilegales de un circo en Indonesia. Fuente: Dolphin Project

Soluciones para animales no liberables. Los santuarios marinos

A continuación, vamos a tratar de describir la experiencia, aún muy pequeña, de santuarios marinos, que se plantean como soluciones de mejora de las condiciones de vida de animales que son incapaces de sobrevivir en libertad.

La primera premisa de este tipo de instalaciones es el reconocimiento de que los animales cautivos están en unas condiciones horribles, muy diferentes a las naturales, y que algunas de ellas pueden mejorarse mucho en un santuario, pero otras no podrán mejorar. Hay que tener en cuenta que el agua de los tanques donde viven los delfines cautivos en muchos casos no es agua marina, siempre está tratada con compuestos de cloro, y que en el tanque no tienen contacto con el suelo marino, con las rocas, con las olas, con la marea, con las condiciones cambiantes del mar, etc.

Todas estas condiciones no naturales pueden recuperarse en un santuario, dado que suele tratarse de una bahía natural donde los animales viven confinados, pero en una zona amplia. Tendrán agua salada, mareas, corrientes, condiciones meteorológicas cambiantes, contacto con rocas, fondos, algas, invertebrados, y podrán cazar su propia comida en muchos de los casos.

Pero lo que no podrán recuperar será su libertad total, la relación con seres semejantes, la vida social en grupo estables o dinámicos, no tendrán peligros de la vida libre, los depredadores no existirán y tendrán siempre el apoyo de sus cuidadores, que podrán atenderlos si están enfermos o si finalmente no son capaces de aprender a cazar de nuevo. Es una situación intermedia entre la cautividad absoluta y la libertad total.

Ric O’Barry nos llama la atención sobre “falsos santuarios” creados por la industria de la cautividad para lavar su imagen y hacer parecer que son santuarios y nos da pistas para detectarlos:

  • Permiten hacerse fotos con los animales 
  • Venden actividades con los cetáceos, shows, actuaciones…natación o cualquier tipo de interacción con los animales 
  • Llamarse santuario y tener fondos de organizaciones sin lucro no siempre indica que sean un santuario 
  • Reproducir y criar animales en cautividad 
  • No explicar la procedencia de sus animales 
  • Traficar, vender y comprar animales para sus instalaciones

Instalaciones de un falso santuario de delfines en Filipinas, que visitó Ric O’ Barry. Fuente: Dolphin Project

El santuario de belugas en Islandia

Dos belugas, Little Grey y Little White han llegado al primer santuario de belugas del mundo, un proyecto de SEA LIFE TRUST, organización creada por la cadena mundial de acuarios Sea Life, asociado con la ONG Whale and Dolphin Conservation (WDC). Las instalaciones comenzaron su construcción en abril de 2018 en las Islas Vestmannaeyjar, en la Bahía de Klettsvik, en las costas de Islandia.

El pasado 19 de julio, las dos belugas, pertenecientes al acuario de Shanghai (Chanfeng Ocean World), fueron embarcadas en un avión de carga rumbo a Islandia, a las instalaciones del santuario, donde fueron depositadas en unas piscinas especiales de aclimatación, y donde pasaron un periodo de aislamiento de 40 días. Está previsto que en septiembre se trasladen a su lugar definitivo, la bahía donde vivirán.

Little grey y Little White en las instalaciones de aislamiento del santuario de Islandia. Fuente: Sea Life Trust

Estas dos hembras de beluga fueron elegidas para vivir en esta instalación cuando Merlin Entertainments adquirió las instalaciones del acuario de Shanghai, teniendo en cuenta su política de no tener cetáceos en cautividad, haciendo a la vez una jugosa donación al proyecto.

La ubicación del santuario se decidió entre varios lugares en Rusia, Norte América, Noruega y Escocia, siendo finalmente Islandia el país elegido. Se buscaron zonas árticas y subárticas, que cumplieran una serie de condiciones. La zona elegida está rodeada de aguas frías costeras y la zona proporciona una gran variedad de flora local y vida marina.


Ubicación del santuario de belugas de Islandia. Fuente: SeaLife Trust

Una superficie de agua de 32.000 m2 y una media de 10 metros de profundidad les permitirá tener un retiro digno a estos dos animales de 12 años de edad.

También son necesarias ciertas adaptaciones al santuario, tras la cautividad. La temperatura del agua del santuario, aunque mucho más cercana a la natural para estos animales, es mucho más fría que la de los tanques en los que han vivido, por lo que es preciso que su alimentación se adapte a esta circunstancia, mediante un mayor aporte calórico, que les permita ganar peso y aumentar su capa de grasa, para poder soportar estas nuevas condiciones.

   
Las instalaciones del santuario de belugas en Islandia. Fuente: SeaLife Trust

Se ha creado un centro de visitantes para permitir al público conocer el proyecto y la vida silvestre local, así como un hospital de frailecillos, junto con las instalaciones necesarias para el seguimiento de los animales.

Los gestores del santuario indican que hay más espacio para otras belugas que pudieran ir a vivir allí en el futuro, permitiendo que otros acuarios puedan aprovechar las instalaciones para deshacerse de otros animales.

El santuario del Mar Egeo

Otro proyecto interesante es el de la isla de Lipsi, en Grecia, donde el Archipelagos Institute of Marine Conservation, una ong centrada en el mediterráneo nororiental, plantea localizar un santuario para delfines rescatados de la cautividad. Su idea es dar solución a una parte de los más de 3.000 delfines cautivos en el mundo, siendo su idea un prototipo para que otros proyectos similares se desarrollen en todo el planeta.

Situación de la Isla de Lipsi. Google Maps
 
 

En 2010 iniciaron el proceso de elección del lugar de ubicación, y eligieron Lipsi, donde está la bahía de Vroulia, con forma alargada y que proporcionará refugio frente al oleaje y las corrientes, con características ideales para acoger delfines, con profundidades máximas de 40 metros. Es una zona de alta biodiversidad, con pradera de posidonia, lo que les da una gran calidad a sus aguas. Además, es terreno público, lo que permitirá evitar la proliferación de edificaciones cerca. Es una zona remota, con poca interferencia humana, pero suficientemente cerca de aeropuertos cercanos, para permitir el acceso de los animales que vengan, y para las visitas educativas. El apoyo de la comunidad local es importante, así como de las autoridades locales.

Instalaciones del santuario de Lipsi. Fuente Archipelagos Institute of Marine Conservation

Han comenzado ya sus tareas de construcción y se plantean su comienzo de funcionamiento para 2020. Han recibido fondos institucionales y también de compañías privadas, como Booking.com. Están desarrollando protocolos de rehabilitación, cuidados veterinarios, alimentación, transporte y prevención de reproducción.

Sus objetivos consisten en dar solución a los siguientes problemas planteados: 

  • Ausencia global de “hogares” para los delfines rescatados de la cautividad 
  • Falta de estándares elevados de cuidados veterinarios para especies amenazadas en Grecia 
  • Falta de educación y conocimiento sobre las consecuencias de la cautividad en los delfines



Whale Sanctuary Project

El Whale Sanctuary Project es una organización norteamericana que trabaja para crear santuarios para orcas y belugas retiradas de las instalaciones de ocio, o para aquellas rescatadas del océano y que requieran de cuidado permanente.


Su idea se basa en el concepto de santuario utilizado para algunos animales terrestres, que han sido retirados de los zoos y circos, el cual es también aplicable a cetáceos. Se trata de conseguir que estos animales en los años que les queden de vida, vivan en condiciones diferentes a las del confinamiento permanente.

Imagen-concepto de santuario marino según Whale Sanctuary Project.

Tienen como objetivos el reunir a un grupo de expertos en el campo de los mamíferos marinos, veterinarios, expertos en cuidado animal, ingeniería, leyes, etc, que les permita tener un equipo idóneo para crear santuarios permanentes para cetáceos. A partir de ahí crear un plan que pueda servir para cualquier organización que quiera construir y gestionar uno de estos santuarios y asegurar su sostenibilidad. También el establecer un criterio de selección de localización de santuarios y comunicar toda la información relevante sobre el trabajo que realizan, no solo a posibles patrocinadores de santuarios, sino al público en general.

Pretenden ser un ente de referencia de expertos para apoyar el desarrollo e implementación de iniciativas de santuarios y de inspiración para cualquier instalación que quiera adoptar prácticas de mejora de la calidad de vida de los cetáceos a su cargo.

Su trabajo es mucho más conceptual y más amplio que la sola idea de un santuario concreto, y trabajan en la localización de diferentes zonas en la costa estadounidense. Estiman que el coste de una instalación en la zona es del orden de unos 20 millones de dólares, que requiere de muchas donaciones y de una generación importante de ingresos.

Ante la crítica de la industria de los delfinarios que dice que es mejor dedicar el dinero en la conservación de la vida marina salvaje, ellos responden que se trata de restablecer algo que los humanos han robado a estos animales, forzándoles a vivir en cautividad para nuestro disfrute.

Confían en que es posible aún el diálogo con las grandes empresas de la cautividad, como Sea World, porque finalmente se están dando cuenta de que tienen que dar solución y retiro a muchos de sus animales. Son conscientes de que estas empresas tienen verdaderos expertos en el cuidado de estos animales y que el trabajo conjunto sería de un gran valor añadido.

Se plantean incluso que estas instalaciones puedan tener acceso para el público, pero anteponiendo la salud y el bienestar de los animales. Incluso pueden ser lugares de alto valor educativo.

Aunque su trabajo aún no se ha materializado en ningún santuario concreto, su alto nivel de conocimientos y estudio permite pensar que en el futuro serán capaces de desarrollarlos con gran éxito.

Los delfines de Barcelona

Hace un tiempo el pleno municipal de Barcelona declaró la ciudad libre de cetáceos en cautividad. Esta iniciativa tan loable y que todos aplaudimos en su momento escondía una realidad muy diferente. El delfinario del zoo de Barcelona incumplía las recomendaciones de la Asociación Europea de Mamíferos Marinos Acuáticos, en cuanto al número de piscinas y dimensiones. Se trataba de no afrontar una gran reforma del delfinario que podría costar mucho dinero al Ayuntamiento.

El tanque de exhibición de los delfines del Zoo de Barcelona. Actualmente ya no se realizan exhibiciones: se han sustituido por una observación de los animales en los tanques siendo entrenados con el objetivo de mantenerlos sanos y activos.  Foto: Joan Sanchez. Fuente: El País.

Lo más fácil ya se hizo, declarar Barcelona libre de cetáceos cautivos, pero quedaba lo más difícil: qué hacer con sus los seis delfines de sus instalaciones. Hace ya dos años, en septiembre de 2016 se trasladaron dos de ellos al Oceanografic de Valencia. Literalmente se deshicieron de ellos, al llevarlos a otra instalación de cautividad, aunque en mejores condiciones que las de Barcelona. El problema está en qué hacer con sus otros cuatro delfines. No parece que los santuarios en curso están aún listos, ni que vayan a estarlo en breve, por lo que la solución no parece inmediata, mientras se siguen buscando lugares temporales en delfinarios europeos, a la espera que de alguna instalación de santuario esté disponible.

El Acuario de Baltimore, en Estados Unidos, lleva años planteando la idea de que hay que definir una solución tipo santuario para sus delfines mulares, e incluso dieron la fecha de 2020 para tenerlo listo, pero la verdad es que parece que el proyecto no avanza. No parece que hayan encontrado el lugar adecuado, y siguen buscando en la zona de los Cayos de Florida y en Puerto Rico, habiendo recaudado ya unos 15 millones de dólares para el proyecto, en el que participa también Sir Richard Branson, del que se espera una inversión de más de 300.000 dólares para una instalación que podría recoger animales de otros delfinarios.

Pequeñas o grandes iniciativas van apareciendo para solucionar la cautividad, algunas se materializan, otras aún están por comenzar. La buena noticia es que parece que la tendencia es la de buscar una solución vía santuarios, en la que se involucre la industria de la cautividad. La mala noticia es que mientras esto avanza el día a día de los animales cautivos continúa, alargando su condena.

NO VAYAS A LOS DELFINARIOS

Referencias:



No hay comentarios:

Publicar un comentario