Texto: Mónica Alonso Ruiz
Las playas son vastos arenales
donde pasear y disfrutar de las costa. Lugares fascinantes donde la tierra se
encuentra con el mar, crean paisajes únicos y ecosistemas diversos. Son el borde
de la tierra, y para muchos han sido el fin del mundo. También han sido el
escenario donde la humanidad ha dejado y dejará su huella, y lugares por donde han
llegado las invasiones y el comercio. Otras han simbolizado el fin del mundo,
el “Finis Terrae”, antes de que se produjeran los grandes descubrimientos que
nos ofrecieron otros continentes y que nos enseñaron que nuestro planeta no
tiene fin.
Maravillosa playa de Nosi Iranja en
Madagascar. Autor: Mónica Alonso
Las playas mediterráneas fueron el
acceso por donde entró la cultura a la península ibérica, cuando por ellas llegaron
los fenicios, los cartagineses y los romanos. Y cuando la potencia de nuestras
ciudades comerciales se desarrolló, las playas permitieron la conexión con
otros reinos, así como la entrada de productos exóticos y personas diferentes. Por
ellas nos llegó nuestra esencia mediterránea, dando paso a la marea cultural y
de desarrollo humano proveniente del Mare Nostrum.
También han sido y son en buena
parte del mundo el dominio de los pescadores. De hecho, hace no tanto que en nuestro
litoral los barcos descansaban en la arena, esperando el próximo viaje, el
próximo desafío. Pero esa imagen bucólica de barcas varadas en la arena quedó
atrás.
Las playas son también lugares donde
los pescadores depositan sus barcas. Foto: Mónica Alonso
En algunos lugares del mundo los
pescadores aún utilizan las playas como lugar para fondear sus barcas de pesca.
Nosi Iranja, Madagascar. Foto: Mónica Alonso
Hoy en día son el principal
reclamo para los visitantes que cada año llegan a nuestras costas. Forman parte
de nuestro gran patrimonio natural nacional, la joya de la corona que posibilita
que el turismo sea una de las actividades más importantes de nuestro país.
Las playas suelen ser lugares
bulliciosos, llenos de personas. Fuente: Traveler.es
Lejos de esa imagen bulliciosa veraniega,
nuestros arenales costeros a menudo nos muestran la cara más salvaje del
océano, donde las olas rompen y nos traen todo aquello que Poseidón no quiere y
decide devolvernos. El océano nos trae la arena que forma las playas,
proveniente de la erosión de costas y fondos, pero también nos trae restos de
naufragios, y animales moribundos, que llegan exhaustos, muchas veces para
morir allí.
La playa como lugar de dominio
público en España
Se denomina playa a la ribera del
mar o de un río grande, formada por arenales que forman una superficie casi
plana. España tiene casi 8.000 kilómetros de costa, de los cuales el 24 % son
playas marinas. Son lugares de depósito de materiales, acumulaciones de arena,
gravas o cantos, y están situadas en el borde entre la tierra firme y el mar.
Probablemente, lo más maravilloso
de las playas de nuestro país es que son un bien de todos porque forman parte
del dominio público marítimo-terrestre estatal, de acuerdo con la Ley de Costas
y con la Constitución Española.
En su artículo 132.2, nuestra
Constitución establece que son bienes de dominio público estatal (bienes de
todos los españoles) la zona marítimo-terrestre, las playas, el mar territorial
y los recursos naturales de la zona económica y de la plataforma continental.
La Ley de Costas define el dominio
público marítimo-terrestre de una manera más completa, al detallar todos los
elementos que lo componen. En este concepto se incluye no solo los elementos
más evidentes como las playas o zonas de depósito de materiales sueltos, tales
como arenas, gravas y guijarros, sino también aquello que no es tan evidente que
pertenezca al puro arenal, como los escarpes (escalones costeros, como los
acantilados), bermas (la parte más elevada de la playa, casi horizontal) y
dunas. Y se define el borde de ese dominio público en el límite que resulte
necesario para garantizar la estabilidad de la playa y la defensa de la costa.
Es decir, público es todo aquello que contribuya a la estabilidad de la costa.
Esquema de las partes de una playa.
Autor: Olga Arriaga. Creative Commons. Fuente: Junta de Andalucía
Es conveniente destacar que, aunque
sistemáticamente ocupadas por el creciente desarrollo urbanístico de la costa y
su actividad constructora asociada, las dunas son algo esencial en las playas
porque constituyen el lugar donde el viento deposita las arenas y permite
regenerar la playa. Además, son hábitats para ecosistemas costeros de gran
valor ecológico. Y por ello legalmente son de todos, aunque han sido poco
respetadas en las últimas décadas en nuestro país.
Funciones de la playa. Fuente:
directrices sobre actuaciones en playas. Ministerio de Medio Ambiente
(actualmente MITECO)
Los primeros usos de las
playas
Las playas fueron los primeros
lugares por los que históricamente se accedía al mar desde la costa, los
primeros puertos naturales. Por eso, a falta de muelles, las que gozaban de
cierto abrigo natural frente al oleaje, generalmente en una bahía, eran idóneas
para poder varar pequeñas embarcaciones. Con ellas se accedía a los barcos más
grandes, que quedaban fondeados en medio de la bahía donde las aguas son más
profundas.
Desde la antigüedad el mar ha
ayudado mucho a hacer de las zonas costeras lugares abiertos al mundo, facilitando
la mezcla de pueblos y culturas. Así ocurría en Barcelona en tiempos del gran
comercio mediterráneo. Desde el siglo XIII y hasta bien entrado el siglo XV,
cuando comenzó a construirse el dique que delimitó la primera dársena, las
embarcaciones amarraban en la playa.
Era la época de los Consulados
del mar, unas organizaciones mercantiles propias del Reino de Aragón que regían
el comercio en las ciudades que gozaban del privilegio de tenerlo. Precisamente
en esa época, la playa de Barcelona era uno de los lugares más importantes de
la ciudad, pues por allí llegaba su principal fuente de riqueza y el comercio
con otras ciudades.
La playa de Barcelona es uno solo
de los ejemplos de tantas playas de ciudades costeras mediterráneas que en el
pasado nacieron y crecieron precisamente alrededor de ellas. En la actualidad,
cualquier ciudad costera que se precie tiene su propia playa, que es lugar de
reunión y que le proporciona valor, aunque sea turístico.
Vista del puerto de Barcelona con la
montaña de Montjuic al fondo (1850), grabado de Alfred Guesdon. En el centro se
ve el Pla de Palau, con la Lonja en la parte superior de la plaza, el Palacio
del Virrey a la derecha, la Aduana en la parte inferior y el Portal del Mar a
la izquierda, dando acceso al puerto y el barrio de La Barceloneta. Fuente:
Wikipedia
Las playas se forman porque que
son lugares donde se depositan los materiales que llegan arrastrados por las
corrientes y son arrojados por las olas cuando rompen en la costa.
Dicho de otro modo, la fuerza del
mar erosiona zonas abruptas, como acantilados, bajos o arrecifes. Las
corrientes marinas transportan las partículas arrancadas, bien en suspensión o
por arrastre por el fondo. Y cuando la orografía de la costa reduce su
velocidad permitiendo el depósito de materiales, se forman zonas arenosas, generalmente
en forma de playas de pendiente suave.
Pero las corrientes no solo
arrastran partículas arenosas, y por eso, en una playa se deposita de todo,
basura, restos de naufragios, y animales varados.
Un ejemplo de aquello que aparece
en las playas son las algas y las hojas muertas de las praderas marinas como Posidonia
oceánica. Estas se mezclan con la arena, formando una amalgama más
resistente frente a los temporales que la arena suelta, ayudando a la
consolidación del arenal.
Pero también a las playas suelen llegar
tanto animales marinos pequeños, como los que forman el plancton, o animales
grandes que estén enfermos o que tengan su capacidad de movimiento reducida.
Varamientos
La palabra varamiento se refiere
en general a los encallamientos de cetáceos en la arena de la playa o en la
orilla del mar, que puede producirse tanto para individuos sanos como heridos o
muertos. Esta situación es a menudo fatal para los cetáceos cuando llegan
vivos, porque muchas veces se deshidratan al estar expuestos al aire o al sol,
y porque se puede producir el colapso de sus cuerpos por peso propio al estar
diseñados para flotar en el agua en vez de apoyados en la superficie del arenal.
Varamiento de un delfín. Fuente:
Gaceta Náutica. Autor: Juan Poyatos
También se aplica la palabra
varamiento para cuando tiburones atrapados por las redes de pesca, son
liberados vivos o muertos y encallan en las playas. En España a veces se han
visto cañabotas varadas en playas mediterráneas. Son tiburones de profundidad
de grandes dimensiones (hasta 5-6 m de longitud) que caen accidentalmente en
aparejos de pesca de arrastre y luego son liberados moribundos o ya muertos.
También se pueden avistar en la
orilla tintoreras, uno de los tiburones más típicos (que no frecuente) de
nuestras costas. Suelen estar desorientadas, agotadas o enfermas, y muchas de
ellas acaban varando en la arena.
Necropsia de una tintorera. Fuente:
Cram
En el Cantábrico, en determinadas
épocas del año es posible encontrar incluso focas varadas en algunas playas. Son
visitantes inusuales, en ocasiones cachorros que se han separado
accidentalmente de sus madres, y que llegan arrastrados por las corrientes y
temporales. Heridos, desorientados y exhaustos.
Cría de foca gris varada en Avilés. Fuente:
La Voz de Asturias. Autor: Fran, vicepresidente de la asociación de vecinos
Laviana Gozon
Lo que sí es muy frecuente, y muy
molesto, por sus “picaduras”, es el arrastre y encallamiento de medusas. Como
son animales planctónicos, sin posibilidad de gran movimiento propio, llegan
movidas por las corrientes y el oleaje.
Un ejemplo de este tipo de arrastres
planctónicos del que tuve noticia hace unos meses fue el encallamiento de
camarones en una playa de Almería. Se trataba de “eufasiácidos”, parientes del
krill planctónico que habían sido arrastrados por las corrientes y depositados por
el oleaje durante un temporal.
Hace unas semanas apareció varada
una mantarraya de 3 metros en la playa de Calafell, Tarragona. En este caso
esta situación le provocó un gran estrés al animal, lo que hizo que diera a luz
una cría de 1 metro de envergadura, que se fue nadando nada más nacer, en
cuanto alguien la puso en el agua. Posteriormente también se llevó a la madre al
agua y se consiguió que volviera a su medio y se fuera nadando, tras comprobar
que su estado era bueno.
Cómo actuar en caso de
varamiento
Cuando seamos los primeros en ver
un animal varado, lo más importante es conocer los protocolos a seguir para su asistencia y evaluación, para
evitar hacer más daño al animal que el que le ha provocado el varamiento. No
debemos olvidar que la causa de esa situación suele ser debida a que el animal
está herido o enfermo, porque no es habitual que un animal sano quede atrapado
en la arena.
En primer lugar, es preciso dar aviso para que se pueda activar la
Red de Varamientos local, que suele estar compuesta por equipos especializados
que se encargan de evaluar y asistir a los animales marinos en esta situación. Lo
mejor es, o llamar al 112 y que ellos avisen a la Red de Varamientos, o, si
disponemos del número, llamarles directamente.
Debemos tratar de evitar heroicidades y no aplicar medidas por
iniciativa propia que puedan empeorar la situación, como, por ejemplo, devolver
el animal al mar sin evaluar su estado. Podemos hacerle más daño y conseguir
que muera igualmente. No debemos olvidar que con la actuación de personal con
conocimientos sobre varamientos, las posibilidades de ayudar realmente al
animal son mayores que si actuamos sin conocimiento.
Si el animal varado está muerto, los expertos pueden evaluar la
situación y tomar medidas para la correcta eliminación del cadáver, evitando
que se descomponga en la orilla. Además, se puede plantear la posibilidad de
hacerle una necropsia para conocer la causa de la muerte.
Si el animal está vivo, los expertos deben evaluar el estado del
animal para así poder tomar decisiones sobre una posible atención de urgencia o
incluso, si el tamaño del animal lo permite, un traslado a un lugar donde le
puedan recuperar.
Poster con instrucciones sobre varamientos. Fuente: almeriaisdifferent.com
Lo que es esencial en estos casos es que se deben seguir siempre
unas normas básicas de seguridad y asepsia, para evitar riesgos para los
rescatadores y posibles contaminaciones. También se debe limitar el acceso de
los curiosos al lugar. No sería la primera vez que algún valiente se haya
llevado un golpe o un mordisco del animal que trata de devolver al mar. Además,
muchos de los animales varados están enfermos y podrían trasladarnos bacterias
y virus que pueden provocarnos molestias o enfermedades.
¿Por qué varan los cetáceos?
Los humanos tenemos una cierta empatía por los cetáceos, quizá
porque son animales que frecuentemente interactúan con nosotros. Por ello, ver
uno varado en la playa nos suele producir tristeza y habitualmente nos
preguntamos la razón por la cual un animal inteligente acaba varando y muere en
la playa.
La topografía costera y las mareas pueden ser las causantes de
algunos varamientos, que se repiten sistemáticamente en algunas zonas. Algunas
regiones, como el Farewell Spit en Nueva Zelanda, las costas del mar del Norte
y Cape Cod en Estados Unidos, carecen de la profundidad suficiente para que las
ballenas se orienten en óptimas condiciones. Su capacidad de ecolocalización
está diseñada para aguas profundas, por lo que pueden quedar atrapadas en aguas
someras durante los ciclos de marea.
También puede ocurrir que el animal haya quedado atrapado en la
arena por una bajada de marea rápida que le haya pillado desprevenido, pero no
suele ser lo habitual. Lo normal es que esté enfermo, herido, senil o sea incapaz
de alimentarse, como por ejemplo por tener el estómago lleno de plásticos o porque
algún aparejo de pesca abandonado y enredado en su cuerpo no le permite comer
normalmente. En ocasiones, problemas como un parto difícil o desnutrición
también pueden llevar al varamiento.
Los ataques de depredadores (grandes tiburones u orcas), o el
pánico al escapar de ellos también pueden ser factores que provoquen el
varamiento.
Un ejemplo similar es el varamiento de zifios (cetáceos odontocetos
o ballenas picudas) por causa del ruido marino provocado por los sónares de
barcos realizando maniobras militares, lo que les provoca pánico y reacciones
descontroladas de huida. A veces mueren por embolismos al ascender demasiado
rápido desde grandes profundidades cuando les perturba un ruido atronador.
A veces se producen varamientos masivos de grupos enteros de
animales, como calderones o falsas orcas. Ello es debido a que, como son especies
muy sociables, cuando el líder de la familia o manada tiene una enfermedad, o
se desorienta y encalla en la playa, y el resto de los individuos del grupo le
siguen irremediablemente.
El manejo de este tipo de situaciones de varamiento masivo requiere,
por parte de los equipos de salvamento, una gran coordinación, conocimiento y
cooperación interdisciplinar. Aun así, las garantías de éxito no son muy
grandes.
Varamiento masivos de cetáceos en Australia. Fuente:
nauticalnewstoday.com
Conocer la formación de las playas, su valor histórico, o como escenario de importantes eventos de nuestra civilización, además del valor turístico, nos ayudará a valorar un bien que es de todos.
Además, ser lugar de varamientos de animales marinos puede exacerbar
vuestra curiosidad por las criaturas que viven en el mar, tal y como les
ocurría a los primeros naturalistas, que no tenían la suerte de poder
sumergirse con ellos, como lo hacemos ahora los buzos.
Referencias:
Ley de
Costas: https://www.boe.es/buscar/pdf/1988/BOE-A-1988-18762-consolidado.pdf
https://www.barcelona.cat/es/que-hacer-en-bcn/banos-y-playas/historia-de-las-playas
https://prosertek.com/es/blog/puertos-maritimos-cambiado/
Un poco de
historia sobre los orígenes del Port de Barcelona. – barcelona i la mar
https://es.wikipedia.org/wiki/Varamientos_(cet%C3%A1ceos)
https://ballenas.org.ar/conservacion/por-que-varan-los-cetaceos/
https://www.cimformacion.com/blog/veterinaria/que-hacer-ante-el-varamiento-de-un-cetaceo/
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