lunes, 7 de junio de 2021

MADISON STEWART, UNA VISIÓN PARTICULAR SOBRE EL CONSERVACIONISMO DE TIBURONES.

Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este artículo se publicó en la revista AcuSub, en el número 219 https://acusub.com/?p=3676

Desde pequeños nos han inculcado el miedo a los tiburones, especialmente con la película “Tiburón”, de Steven Spielberg. Desde entonces los hemos visto como monstruos despiadados. Hace algunas décadas muchos de nosotros nos dimos cuenta de que en realidad eran víctimas de los hombres, porque sus poblaciones estaban en declive de forma muy severa, y que era necesario cambiar la forma en la que los veíamos. Dábamos el primer paso para exigir a las autoridades que pusieran medidas para su conservación. En este artículo vamos a exponer la forma tan personal que tiene Madison Stuart de presentar batalla en favor de estos animales. 

 
Madison Stewart. Fuente: Project Hiu 

A esta activista australiana se la conoce como Shark Girl. Es una apasionada de los tiburones y una gran activista en favor de su conservación. Videógrafa y ganadora de premios, ha dedicado su hasta ahora corta vida a la conservación de los mismos. Conoceremos cómo es el mundo de Madison, y también el Proyecto Hiu, su forma personal e innovadora de mejorar la situación de los tiburones.

Madison creció junto al mar, y desde los dos años vivió en un barco en la Gold Coast de Australia, cerca de Brisbane, junto a la Barrera de Coral. Todo comenzó cuando era una niña, tenía 12 años, y su padre la llevó a bucear, lo cual era un sueño para ella. Era su cumpleaños y acababa de obtener su certificación de Open Water. Estaba en Byron Bay, en una inmersión nocturna en Julian Rocks, cuando aparecieron dos tiburones (dos tigres de arena, o tiburón toro de los acuarios). Se acuerda de verlos pasar mientras seguían su camino, pegada al fondo y viéndolos por primera vez en libertad. Esa imagen se convirtió en un momento inolvidable, por ser su primer encuentro con ellos y porque los animales no le parecieron monstruos en absoluto. 

El hecho de crecer rodeada de tiburones hace que ella nunca haya tenido mala imagen de ellos, y se esfuerza en que nosotros tampoco la tengamos. Inmediatamente se obsesionó por estos animales y con poder filmarlos. 

Shark Girl es una gran activista en favor de los tiburones. Fuente: Madison Stewar

Tenía 14 años cuando fue consciente del alarmante descenso que estaban sufriendo los tiburones en sus poblaciones de los arrecifes de Australia. Ello inspiró su inclinación por la conservación. Por eso, cuando tenía 18 años hizo un documental llamado Shark Girl, y desde entonces comenzaron a llamarla así. 

Sin tener estudios, y sin acabar la escuela, aún era muy joven cuando comenzó con su videocámara a filmar. Desde entonces, la grabación de vídeo le ha llevado por todo el mundo y ha participado en multitud de producciones. 

La imagen del conservacionista de tiburones 

Espera que en su corta trayectoria haya sido capaz de concienciarnos un poco sobre lo que está ocurriendo con los tiburones, además de intentar cambiar los estereotipos que existen sobre ellos. 

No le gusta el término conservacionista de tiburones, en su sentido más tradicional, alejado de la gente. Piensa que es un término que debe normalizarse, y que todo el mundo debería ser más o menos conservacionista. 

La conservación debe estar instaurada en los valores de nuestra sociedad, y se debe enseñar en la universidad o en los colegios. No debe ser algo que dependa del empeño de algunos, sino algo generalizado, que haga que la gente se conciencie y esté comprometida, porque toda nuestra vida depende de ella.” 


Madison Stewart, conservacionista de tiburones. Fuente: Madison Stewart 

Nos explica que “las redes sociales pueden ayudarnos a ver imágenes de lo que pasa con los tiburones en determinadas zonas del mundo, pero el peligro es que estas nos pueden dar la imagen errónea de lo que hace un conservacionista por los tiburones. La gente pudiera pensar que se trata de personas que siempre están buceando para cortar y liberar a tiburones atrapados en redes de pesca, pero la verdad es que se pasa mucho tiempo en el ordenador, en mi caso editando películas destinadas a cambiar el mundo. Existe mucho trabajo de oficina que hacer en el activismo. Todo el trabajo duro de despacho no sale en las bellas imágenes de las redes sociales”. 

Además, nos cuenta que el activismo debe compaginarse con otros trabajos más normales, porque no suele bastar para sostenerse económicamente. Por ello, y a pesar de haber recibido muchos premios internacionales por sus documentales, realiza otros trabajos más convencionales, como realizar labores de seguridad en un aeropuerto australiano. Recuerda que una vez Sylvia Earle y su equipo llegaron allí y pasaron por donde ella trabajaba. La reconocieron porque había ganado un festival en Florida. Se sintió muy bien, aunque algo confusa por ser ella alguien menos conocido. En seguida se dio cuenta de que ser una persona “normal” le ayudaba en su labor de dejar de idolatrar a los conservacionistas famosos, como Sylvia. Y se dio cuenta de que todos podemos llegar a serlo, aunque no seamos una leyenda del submarinismo y del conservacionismo. 

Su amistad con los pescadores de tiburones 

Madison es muy célebre por ser amiga de los pescadores de tiburones, lo cual es sorprendente, porque en la actualidad el activismo suele “demonizar” a estos individuos. Le llevó mucho tiempo darse cuenta de que estar enfadada con los pescadores de tiburones no era la mejor táctica para salvar el océano. 

Es interesante contar su primera experiencia en este sentido, cuando se hizo amiga de Mark the Shark, un pescador de tiburones de Florida que se hizo muy famoso por sus capturas deportivas hace unos años. Con él Madison cambió su rechazo, el cual no le había dado resultados hasta el momento, para poder acercarse a este supuesto “lado oscuro”. A pesar de que era un personaje odiado por todos los activistas de tiburones, pensó que “ser amable con los que “no estaban actuando bien” era lo mejor para poder acercarse y hablar con ellos. Polarizar las cosas diciendo cuáles son los buenos y cuáles son los malos no es tan sencillo, ni tampoco la mejor manera de cambiar las cosas”. 

Esta estrategia es la que utiliza siempre para acercarse a los pescadores de tiburones de Indonesia. Además, es sabido que conseguir que las personas corrientes den pasos para acercar posturas encontradas es lo más efectivo, tanto en conservación como en todos los aspectos de la vida. 

Recuerda que, cuando hizo su primer documental, estaba deseosa por concienciar a todos. “Al principio llegaba a poca gente, porque todos eran muy afines a lo que decía. Y sin embargo mi objetivo era alcanzar la industria de la pesca, muy poco afín a lo que defendía, y de la cual no recibí ningún comentario, porque simplemente mi mensaje no les llegaba”. Quería llegar a la gente que no conocía, cambiar su forma de pensar desde la pesca de tiburones hacia su protección. 

Remarca que la realidad de la conservación es muy diferente a lo que se piensa. Nos dice que “incluso los que luchan “en tu lado” lo hacen por una razón distinta a la tuya, y por ello recibes críticas tremendas por todo lo que haces, especialmente si ello no coincide con lo que hacen ellos”. 

Darse cuenta de todo esto le llevó a cambiar de táctica sobre lo que hacían el resto de conservacionistas, y ello le ha llevado a su estrategia actual, dado que con ella ha tenido muchas experiencias muy positivas y curiosas. 

Se encontraba en Miami para acudir a un trabajo de filmación de los pescadores en México, cuando éste se canceló. Entonces se le ocurrió ir a ver a Mark The Shark, con el objeto de observar su trabajo, incluso para poder entrevistarle. Por ello, le envió un email en el que le decía que no le gustaba lo que hacía Mark. Él le contestó y le ofreció ir a su barco al día siguiente. El resultado fue que Madison fue e hizo una película. Y fue capaz incluso de que los hijos de Mark bucearan con tiburones por primera vez. 

Madison dice que no le crea ningún conflicto mantener una cierta amistad con él porque así le permite entender el mundo de la pesca recreativa: “se puede estar enfadado o ser efectivo. Yo claramente prefiero ser efectiva.” Metiéndose hasta “la cocina”, consiguió que una de las hijas de Mark le dijera que prefería salvar a los tiburones más que pescarlos. 


Fotograma del vídeo The Shark Son de Madison Stuart 




Fotogramas del Vídeo “The Hunters Son” de Madison Stuart, en el cual se lleva a los hijos de este mítico caza-tiburones a nadar con ellos. 

Ser valiente es una de sus virtudes. Su lado humano, con sus miedos y condicionantes. 

A veces Madison acude a torneos de pesca de tiburones en Estados Unidos. Es una locura estar rodeada de “americanotes” ricos que manejan grandes y lujosos barcos de pesca y que alardean frecuentemente de sus capturas. Suelen ser muy hostiles a todo el que los critica, y una chica con una cámara no suele ser bienvenida. Sin embargo, ella se crece en esas situaciones, porque las imágenes que obtiene le sirven mucho para sus labores de concienciación por todo el mundo. 

También es frecuente verla en entornos surfistas, porque otra de sus pasiones es este deporte. En estos ambientes se suele hablar de los tiburones como si fueran el enemigo. Incluso se les tiene miedo, ella también, cuando surfea en aguas oscuras o profundas, y las condiciones son especialmente propicias para tener un accidente con ellos. Es impresionante verla incluso hablar con surfistas víctimas de los tiburones, cuya vida ha cambiado radicalmente, perdiendo alguno de sus miembros tras un ataque por parte de un escualo. Provocar impacto en esos ambientes es también muy importante para ella, porque filmarlos sirve también para comprenderlos. 

Uno de sus mayores retos en su carrera como conservacionista de tiburones ocurrió cuando por causas médicas no le permitieron bucear ni sumergirse. Sufría ataques de pánico y miedo al agua, a pesar de que anteriormente era un lugar donde siempre estaba feliz. Finalmente pudo superar sus miedos, aunque aún no es capaz de hacer algunas cosas en el agua, y que hacía antes. 


Madison Stewart. Fuente: Project Hiu 

Ese año sin meterse en el agua le permitió hacer otras cosas en tierra, como hablar con pescadores, además de ser capaz de afrontar sus debilidades, o al menos minimizarlas, y ser aún más fuerte en su lucha. Lo que le ayudó mucho a recuperarse fue hacer un curso de apnea y poco a poco ganar confianza, a pesar de que tuvo dos ataques de pánico durante el mismo. 

Project Hiu 

En 2018, y sin pensarlo demasiado, se le ocurrió ir a Indonesia a hacer algo en favor de los tiburones. Un año antes había estado allí para filmar un documental llamado Blue. Cuando se fueron la vez anterior, Madison tenía una sensación angustiosa por la que, si se iba de allí sin hacer nada, iba a dejar a esa gente tirada. Recordemos que en la década pasada Indonesia contribuyó a las capturas totales de tiburones mundiales en más del 10 %, y ella era consciente de lo que pasaba en ese país. 


Indonesia es un país que realiza unas enormes capturas de tiburones. Fuente: Project Hiu 

Y así comenzó todo. Volvió y empezó su proyecto, el cual intenta cambiar el turismo por la pesca de tiburones, de tal manera que los pescadores de tiburones pasen a ser operadores de barcos de turistas. Los turistas que aceden al proyecto visitan uno de los lugares más importantes de Indonesia, el mercado de tiburones. 

Allí los empleados los ponen a la venta, para que los compren los intermediarios que venden las aletas a China, Hong Kong, Singapur, Malasia, los Estados Unidos y todo el mundo. El mercado más grande de tiburones, está situado en Lombok, en Java Oriental, y es el segundo de Indonesia. Los pescadores cobran aproximadamente 50 dólares australianos por un ejemplar grande (unos 30 euros), mientras que sus aletas se venden por hasta 1000 dólares australianos por kilo (unos 620 euros). 

Con esta visita intenta que los visitantes se conciencien del horror de los tiburones capturados solo para vender sus aletas en el mercado asiático. 


Madison fotografía los tiburones muertos para vender sus aletas. Fuente: Project Hiu 

Su idea se ha copiado en todo del mundo, donde es habitual que los pescadores de tiburones sean los primeros operadores de turistas de la zona, e invierten en investigación de estos animales vivos. Lo había visto en México y le apetecía hacerlo en Indonesia. 

Ahora posee 6 de los 52 barcos que anteriormente operaban en el segundo mercado de tiburones de Indonesia. Y actualmente trabajan en el sector turístico en lugar de pescándolos. Cada vez que saca uno de esos barcos del negocio de la pesca, salva unos 400 tiburones al año y emplea a cinco hombres, lo que ayuda a muchas familias de la zona. 

La idea del proyecto es ayudar a la población local a mejorar sus condiciones de vida. Fuente: Project Hiu 

Niñas indonesias pueden disfrutar de la escolarización. Fuente: Project Hiu 

En la web de su proyecto pueden encontrarse muchas de sus películas, con todos sus viajes y toda la información del mismo. 

En alguno de los vídeos se puede apreciar que inicialmente, y previamente a trabajar con ellos, pasa mucho tiempo disfrutando en compañía de estos pescadores y sus familias en sus barcos, incluso viendo cómo ellos capturan y suben tiburones muertos, o los matan abordo. Explica que a veces se tiene que esconder para no verlo. Cuenta que “no tenemos derecho a juzgarlos por ello. Es nuestra responsabilidad crear una sociedad en la que no tengan que hacer estas atrocidades. Por eso es crucial que la sociedad apoye este tipo de proyectos, bien viajando como turista en estos barcos, o bien donando al proyecto, o compartiendo imágenes”. 



Su proyecto ofrece vente de productos para ayudar a sufragar los gastos. Fuente: Project Hiu 

En su primer vídeo del proyecto nos muestra cómo la primera vez que quiso cambiar las cosas con los tiburones en Indonesia se tuvo que infiltrar entre aquellos que en su primera impresión pudieran ser sus “enemigos”. Contrataron a unos pescadores de tiburones para alojar a un grupo de surfistas, entre los que estaba ella. Así aprendió sus costumbres, su trabajo, y las condiciones en las que lo realizaban. Empezó a apreciarlos. Y los pescadores y sus familias también a ella. Se dio cuenta de que no tenían más medios para subsistir, por lo que era importante poder hacer que estas personas se ganaran la vida y dejaran de realizar esta actividad tan cruel y poco sostenible. 

Nos explica que los viajes que promociona no son tan caros, especialmente si se tiene en cuenta que se retiran barcos de pescadores y se salvan vidas de tiburones. También porque la zona de buceo es espectacular. Visitar el mercado de tiburones y ver de primera mano lo que ocurre cambia muchas conciencias y convierte a la gente en activistas por los tiburones. 

El impacto de su proyecto no se centra solo en sacar barcos de pesca de tiburones del agua sino de afectar positivamente a toda la comunidad, mejorando su gestión de residuos, proporcionándoles agua potable, mejorando las escuelas y los ingresos de las mujeres, etc. La idea surge de conocer que la culpa del enorme comercio de tiburones en Indonesia no es un problema solo de pesca, sino también socioeconómico. 

También aprendió que era bueno que los pescadores mejoraran su inglés. Por eso, uno de sus objetivos es que su organización pueda darles clases de este idioma a ellos y a sus familias, para que puedan tener una ventana al mundo, donde puedan vender sus servicios turísticos. 

Grandes satisfacciones 

Cree que aún están por llegar las grandes satisfacciones fruto de su trabajo, aunque uno de los momentos más dulces que recuerda es cuando cumplió 26 años. 

Estaba en uno de sus barcos de pesca y recordaba que ese año había apartado seis barcos del negocio de la captura de tiburones, lo que le permitía saber que había salvado muchos tiburones. Ello le hacía recordar que hacía no tantos años, en esos mismos barcos estaba filmando capturas. En ese momento los pescadores le ofrecieron una tarta de cumpleaños. Fue un momento inolvidable para ella, porque le permitió saber que no solo había hecho algo por los tiburones, sin hacer daño a nadie, sino que además se habían mejorado las condiciones de vida de las personas que los cazaban. 

Tiene su propia flota de barcos, que incluso portan la bandera del proyecto, con la cabeza de un martillo en ella. 

Uno de sus barcos, con su bandera 

Hábitos de vida sostenibles 

Nos cuenta que en su día a día intenta hacer todo lo posible por marcar la diferencia en lo que respecta a la sostenibilidad. Se trata de mirar al planeta de forma diferente, con algo tan simple como evitar o reducir el uso del plástico, o no comer carne, o comer menos. Significa intentar inculcar a la gente joven otra mentalidad. Se necesita un cambio. “Una de las cosas más importantes para el planeta es intentar que todo el mundo se cuestione de dónde viene lo que come”. 

Dice que su madre le enseñó el intentar poner el esfuerzo en aquellas cosas al alcance de su mano. De hecho, comenzó actuando en una pesquería que operaba en los arrecifes donde creció, lo que le inspiró para intentar que sus esfuerzos se aplicaran en todo el mundo. Para ella es muy importante “crear impactos pequeños en nuestra vida diaria, siendo inteligente en lo que uno consume y cuestionando y hablando de las cosas que te importan. Es algo que cada uno de nosotros puede hacer. “ 

Recomendaciones para un buen buceo con tiburones 

Para realizar una actividad satisfactoria de buceo con tiburones, Madison nos recomienda en primer lugar aprender lo máximo posible sobre los tiburones con los que nos vamos a sumergir, no solo las generalidades de todos ellos. Debemos saber si esa especie suele ser territorial y su forma de expresarlo. 

Lo segundo es asegurarse de que el equipo que se lleva es el correcto, porque está harta de ver personas que se encuentran a disgusto y entran en pánico porque no es el adecuado. Lo mejor es hablar con los que tienen experiencia con este tipo de actividades, en particular con la que lo vamos a hacer, y equiparse en consecuencia. Si uno tiene la más mínima duda o pregunta, debe resolverla previamente, para evitar problemas estando en el agua. 

También recomienda no llevar cámara, porque lo mejor es disfrutar y observar al animal. Ese recuerdo va a durar más en nuestra mente que una foto en Instagram. Además, otras personas seguro que la llevan y podrán hacerte fotos. Por eso es bueno hablar antes de meterse en el agua con los que sí llevan cámara para asegurarse de que te hacen alguna. 

Sin duda Madison es un ejemplo para todos los conservacionistas. Y aunque el resto no tengamos su determinación, sabemos que todo granito de arena que aportemos es importante. Muchas gracias Madison. 

Referencias:

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