La reserva marina de
Cabo de Palos e Islas Hormigas es un espacio natural submarino protegido
situado en Cartagena
(Región de Murcia).
Abarca un territorio de unos 19 Km2, entre el faro de Cabo de Palos y las Islas Hormigas. Se caracteriza por su gran diversidad biológica y el buen estado de conservación de
sus fondos.
Se
trata de un gran promontorio submarino a continuación del Cabo de Palos, el cual
reaparece en la superficie en las Islas Hormigas, siendo sus fondos someros un
gran peligro para la navegación.
Esta
zona fue protegida en 1995 con el objetivo de preservar la flora y fauna de la
zona y como forma de garantizar una reserva de animales reproductivos de
especies comerciales.
La
reserva marina tiene una zona de protección integral en la que está prohibida
cualquier actividad y otras zonas en las que se permiten ciertas actividades
con algunas restricciones.
Esta
reserva marina está incluida en la Red Natura 2000 de la Unión Europea como LIC dentro de una zona más amplia denominada "Franja Litoral Sumergida de la
Región de Murcia"
Desde hace tres años, por
causa de la crisis económica, las autoridades han reducido la vigilancia de la reserva.
Como consecuencia, desde entonces, los furtivos han venido actuando, saqueando
la población de meros del espacio natural.
La Universidad de Murcia,
que hace un seguimiento su biodiversidad, ha detectado un decremento general en
la cantidad de peces y en particular de un 70 % en la cantidad de meros.
Los meros son capturados por
furtivos nocturnos, que actúan con GPS, con lanchas neumáticas y equipos de buceo.
Los meros se venden en el mercado negro y acaban en las cocinas de algunos
restaurantes locales.
La reserva contaba hasta el
verano de 2010 con vigilancia las 24 horas, y actualmente no se cubre el
horario nocturno.
Los meros son la principal
atracción de esta zona de buceo, quizá uno de los mejores del Mediterráneo,
acumulando Cabo de Palos el 50 % de los centros de buceo de la Región.
La indignación crece entre
la comunidad de buceadores, que han llegado a encontrarse hasta ejemplares
arponeados en el fondo. No entienden el por qué de la actitud de estos
individuos, que utilizan de manera ilegal la actividad del buceo.
Desde aquí se hace un
llamamiento a las autoridades para que pongan los medios para restituir la
vigilancia las 24 horas y acabar con estas prácticas que posiblemente lleven a
la reserva hacia el colapso total.
Este artículo fue publicado en la revista Acusub en julio de 2013
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