viernes, 22 de diciembre de 2017

Buceo con tiburones en Maldivas

Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este artículo se publicó en la Revista Escápate, en su número 24
http://www.cluboceanides.org/recursos/escapate-24-2017.pdf

La portada del artículo en la Revista Escápate num 24

El pasado mes de marzo tuve la oportunidad de volver a Maldivas para disfrutar de sus maravillosos fondos marinos. Esta vez tuve más suerte que la primera vez que fui, ya hace unos cuantos años, y las condiciones del mar fueron muy buenas para la práctica del buceo.

La fauna marina que una espera encontrar cuando va por allí consiste fundamentalmente en animales grandes, especialmente tiburones. Sorprendida por lo afectados que habían quedado los corales duros de las thilas (los pináculos de coral) por causa del último episodio del Niño, y a la vez muy aliviada por la presencia de numerosas masas de corales blandos que parecían haber renacido tras la muerte de sus parientes duros, pude disfrutar de un safari vida a bordo de lo más gratificante. Avistamos  numerosos tiburones grises, puntas blancas de arrecife, mantas de arrecife en dos maravillosas inmersiones, pudimos ver el tiburón ballena y finalmente una experiencia de buceo nocturno con tiburones nodriza. Estas dos experiencias, la del ballena y los nodrizas fueron muy gratificantes: ver de nuevo al gran gigante del mar me emocionaba mucho y la inmersión nocturna en el muelle de Alimatha con los nodrizas era nueva para mí, dado que no se realizaba aún la vez anterior que estuve por allí (yo ni siquiera pude ver nodrizas en las inmersiones) e iba a ser mi primera vez con esta especie. Una vez finalizado el safari ambas experiencias me dejaron pensamientos contradictorios flotando en mi cabeza y una cantidad de cosas en qué pensar que me han llevado, una vez aclaradas las ideas, a relatar todo esto y lo que pienso de ello.

Como ya sabéis, soy una gran amante de los tiburones, y como conservacionista siempre he defendido aquello de que “vale más un tiburón vivo que uno muerto”. Esta es la justificación habitual para las actividades de buceo con tiburones, que son la mejor forma de proporcionar recursos a aquellos que han dejado de pescarlos para protegerlos, y así animar a las autoridades a que emprendan acciones a favor de su protección y en contra de su pesca.

Sin duda el buceo con tiburones es apasionante, para algunos una experiencia de aventura y riesgo, y para otros una oportunidad de ver a estos maravillosos animales en su medio. Y por eso nos apuntamos a todo lo que nos propongan en relación con la posibilidad de verlos. Sabemos que hay tantas especies de tiburones que no todo es adrenalina, dado que algunos, como los tiburones ballena, no dejan de ser pacíficos animales. Y lo mismo ocurre con el tiburón nodriza, un animal aparentemente tranquilo y nada agresivo.

Buceo con el tiburón ballena en Ari Sur

Programado en el itinerario del safari estaba el buceo con el tiburón ballena en el sur del atolón Ari Sur. Nos explicaron que la plataforma de ese atolón es muy pequeña  y somera y que a muy poca distancia la profundidad es muy grande. Por ello esa zona es idónea para el avistamiento de especies pelágicas de gran tamaño. Y parece ser que los tiburones ballena que se acercan a la costa son juveniles de “pequeño” tamaño (alrededor de 8 m), que nadan en profundidades someras para calentarse con el sol. Un poco escéptica con esta explicación, continúo escuchando las indicaciones de nuestro guía mientras nos ponen un vídeo de cómo comportarse con estos animales cuando nadamos a su alrededor. El primer y único encuentro con ellos iba a ser buceando con tubo y aletas en superficie.

Los guías llevaban toda la semana sin hablarnos de este encuentro, como para que no nos hiciéramos ilusiones: hacía más de dos meses que no avistaban un solo ejemplar en la zona, y eso era muy raro. Al parecer se había podido ver un grupo de orcas en la zona y los tiburones ballena juveniles parecían haber desaparecido para no encontrarse con estos depredadores.

Nos explicaron las normas: no ponerse delante del animal ni en su trayectoria, respetar una distancia de seguridad y no tocarle. Todo muy correcto y es lo normal en estos casos. Lo que no nos contaron es que esperando a estos animales en esta zona, cada día hay más de 8 o 10 cruceros con unos 20 buceadores en cada uno. Y además los resorts cercanos acercan a los turistas a nadar con este animal.

Llegamos a la zona y nos encontramos con un espectáculo dantesco de todos los  barcos haciendo recorridos de búsqueda a lo largo del atolón. “Nos han dicho que se ha visto uno”, nos decían los guías, nerviosos mientras que nuestro barco de buceo, el dhoni, de unos 10 m de eslora, navegaba a toda leche de un lado para otro. Nos explican la estrategia: todos preparados con tubo y aletas y en cuanto el barco pare y nos digan, nos tenemos que tirar al agua en grupo.

No sabemos cómo, nuestros guías fueron muy listos y lo vieron primero, antes que el resto de los barcos: “está a unos 5 m de profundidad”, dijeron, y nos lanzamos al agua. Fue impresionante: allí estaba, justo debajo de nosotros, navegando sin parar paralelo a la costa, aunque no muy rápido, lo suficiente para tener que aletear fuerte para poder verle el cuerpo entero y no perderle de vista. Un par de afortunados apneistas pudieron apenas acercarse a unos metros del animal y sacarle unas fotos. Y mientras el resto nos debatíamos en superficie con más de cien personas que estaban a nuestro alrededor, enloquecidos por ver su majestuosa cola. Se acercaban barcos al enorme grupo de nadadores, con el gran peligro que esto representaba, para acercar aún más a sus grupos de nadadores.
Yo “pateaba” con mis aletas sin fin, con las manos por delante para evitar las patadas, aletazos y golpes de otros nadadores. Recibíamos empujones y golpes por todos los lados, a la vez que oíamos gritos en todos los idiomas. Y mientras tanto nuestros guías se debatían por elevar sus manos para que los barcos les pudieran ver y evitar que se acercaran peligrosamente a nosotros con sus motores en marcha. Vimos chinos con chaleco salvavidas y máscara completa de cara (de esas nuevas con el tubo por delante), flotando y a la deriva, como alejados de la acción. Sin saber aletear y probablemente sin saber nadar.

Foto: Tchami 

Finalmente el animal se fue y la magia desapareció. Volviendo a la realidad tuve que hacer esfuerzos por quitarme la gente de encima, mientras trataba de ver alguna cara conocida cerca. Afortunadamente nuestro grupo no se había desperdigado entre el más de centenar de personas en el agua y escuché voces familiares. En un instante nuestro dhoni estaba allí para sacarnos a todos sanos y salvos.

Imagino que para los guías este “circo” tan peligroso por la posibilidad de que alguien saliera herido, no les debe gustar mucho, aunque lo sufran semana a semana. Pero hacen tan bien su trabajo que parece que se las apañan bien para sacarnos a todos indemnes.

También me pongo en el lugar del pobre animal que se acerca a la costa supuestamente a nadar en aguas someras y percibe ese enorme escándalo de barcos navegando a toda velocidad y luego de nadadores chapoteando tras él. A pesar de que este individuo estaba muy tranquilo, finalmente se debió cansar del barullo y se fue. Ya no se le volvió a ver más ese día. Desconozco si en días posteriores se pasó por la zona o huyó despavorido hacia otras zonas más tranquilas.

La sensación que tuve de “circo animal” superó con creces la euforia y la alegría por poder apreciar la majestuosidad de su natación poderosa. Mi impresión es que las autoridades maldivas, que supuestamente destinan fondos al estudio de esta especie, seguramente pondrán algún tipo de cuota a estas actividades, ya que pueden ser peligrosas para los turistas, y para los propios animales.

Es muy posible que la inexplicable ausencia de los tiburones ballena en esa zona responda a la huida de un entorno poco agradable para ellos y no por la presencia de orcas en la zona ¿quién sabe? Pues al final ¿quién es más dañino, el hombre que lo invade todo, o sus depredadores naturales? Estábamos en un confín del planeta, en un lugar supuestamente poco masificado por el turismo, y estos pobres animales acababan sufriendo la masificación turística. No me puedo imaginar qué ocurriría si esto estuviera más cerca de Europa.

No podía evitar contaros a todos esta experiencia, para expresar en voz alta mis pensamientos confusos. Quizá estamos intentando salvar a estos animales de una forma que tenemos que modificar. Es cierto que cada uno de los que estábamos allí sin duda nos hemos vuelto más defensores de este animal tras la experiencia. Pero ¿a qué precio? ¿Tenemos derecho a perturbar la vida de un juvenil que se acerca pacíficamente a la costa y modificar gravemente sus patrones de conducta?

Tampoco soy muy radical diciendo que no se deba nadar con ellos. Creo que sigue siendo beneficioso incluso para la propia especie. Quizá se deban rediseñar este tipo de actividades o limitar el número de personas. El tiempo lo dirá… O los tiburones ballena se irán de la zona. 
Esquema de la actividad. Cortesía Emperor Divers

Buceo con tiburones nodriza en el arrecife de Alimatha

La última noche del safari nos llevaron a Alimatha, un lugar muy popular en los últimos años por su inmersión con los tiburones nodriza en un canal de un atolón, al anochecer. Me habían contado muchas cosas sobre esta experiencia: sobre todo que era un espectáculo de tiburones y buzos mezclados en un frenesí motivado por el cebo diario de los animales, en medio de la corriente del canal, y aderezado con el factor nocturno y con la presencia de grandes pastinacas envolviendo a los buzos y tiburones.

Los tiburones nodriza tienen fama de ser muy pacíficos y claramente inofensivos. El reducido tamaño de su boca y sus diminutos dientes no pueden dar a este animal la imagen del típico tiburón devorahombres que los medios de comunicación nos venden todos los días. Claro que los animales salvajes, por pacíficos que sean, en un frenesí alimentario por la presencia de abundante cebo flotando en el agua entre los buceadores, pues pueden dar lugar a pequeños accidentes y lesiones a buceadores y animales.

En nuestro barco, en el “briefing” de la inmersión nos explicaron que el gobierno maldivo ya no permite el cebo intensivo que se venía haciendo todos los días. Y que las actividades en la zona somera del “jetty”, el muelle delantero del resort donde se hacía el cebado diario, ya no se hacían. Muchos barcos de crucero se seguían reuniendo allí cada noche, para bucear con estos animales, aún muy condicionados por la pasada actividad de cebo masivo. Algunos barcos sí llevaban cebo, pero el nuestro, por cuestiones éticas, no lo llevaba. Nos explicaron lo de siempre: dejar que los animales se acercaran y no al revés, no perseguirlos y no tocarlos; buceo en grupo y la forma de colocarnos en el fondo cuando aparecieran los tiburones nodriza.

Y nos fuimos al agua tranquilamente, separados de los otros barcos, y avanzamos por el canal. Con nuestras linternas por delante, para iluminar la oscuridad creciente, encontramos un grupo de buceadores en círculo alrededor de dos ejemplares tranquilamente tumbados en el fondo. No había corriente ese día.

Aquí me tenéis, junto a un tiburón nodriza. Foto: Luis Abad
Seguimos adelante y vimos algo más de acción: un grupo de 4 o 5 animales rodeaban muy de cerca a un grupo de buceadores. Nos acercamos y nos rodearon e hicieron pasadas muy cercanas esta vez alrededor de nosotros. Eran bastante grandes y no estaban nada nerviosos. Sin duda esperaban un premio en forma de cebo que no se les daba. Llegaron las pastinacas: estas más descaradas con los buceadores y acercándose mucho. Pasó un tiburón por delante de mí y se frotó con el suelo, como para rascarse la espalda. Disfruté de su presencia. Nada de frenesí ni animales nerviosos. Nada de riesgo.

Era evidente que su comportamiento no era natural con la presencia de humanos. Estaban aún muy condicionados por años de cebo diario y asociaban a los buceadores con la comida, pero de manera muy diferente a como me habían contado y como algunos de mis compañeros recordaban de otras ocasiones de visitas anteriores a Alimatha. Seguramente les siguen cebando, pero ya no es tan evidente y existe menos riesgo de accidente. A la señal del guía una hora después del inicio de la inmersión todos salimos del agua. Yo estaba muy contenta por haber visto de cerca una nueva especie de tiburón, y a la vez muy aliviada porque ya no era el “circo” animal que me esperaba.
Foto: Luis Abad

Sin duda parece que el gobierno maldivo había tomado medidas, o fueron los propios operadores de buceo de la zona, para evitar accidentes y para controlar una experiencia que se les estaba escapando de las manos.

Me fui de Maldivas muy contenta, con muchas ideas bullendo en mi cabeza. Amando mucho más a los tiburones y fascinada por verlos nadar en su medio, especialmente cuando fuimos a canales donde había grises y puntas blancas de arrecife en plena acción de caza, aparentemente sin ser molestados por nuestra presencia. Triste por el tiburón ballena y el multitudinario espectáculo que se monta alrededor cada día, y contenta porque el buceo con los tiburones nodriza había dejado de ser el circo que era. Volveremos un año de estos a ver cómo han evolucionado estas actividades.

REFERENCIAS

sábado, 25 de noviembre de 2017

INTELIGENCIA ANIMAL: LOS TIBURONES SON MÁS INTELIGENTES DE LO QUE PENSAMOS

Este artículo se publicó en la Revista Escápate num 23
http://www.cluboceanides.org/escapate.html
Texto: Mónica Alonso Ruiz
Fotos: Luis Abad

Foto: Revista Escápate num 23
Los tiburones son peces, y para el ser humano ello es sinónimo de animales con menos inteligencia que, por ejemplo los mamíferos, que a priori nos parecen más cercanos a nosotros. Pero, ¿qué es en realidad la inteligencia animal? Existen grandes tratados científicos que estudian este concepto tan amplio. Pero lo que sí parece claro es que los humanos calificamos de inteligente a todo ser que realiza conductas similares a las nuestras, y en particular, y sin entrar en grandes profundidades ni apreciaciones científicas, se suele asociar el concepto de inteligencia a la capacidad de aprendizaje y al condicionamiento de la conducta frente a los estímulos externos. Decimos que un mamífero es más inteligente que otro tipo de animal simplemente porque su trayectoria evolutiva le ha llevado a tener muchas más similitudes en cuanto a su conducta con los humanos. ¿Es eso inteligencia?

Los tiburones son seres con una larga evolución, y por ello son verdaderos maestros de la adaptación a los cambios que les han ocurrido en su larga historia evolutiva. Pero, ¿es esto realmente inteligencia?, o quizá  simplemente es la madre naturaleza que nos muestra sus milagros. Por otro lado tenemos más de 500 especies de tiburones en los mares, por lo que parece claro que el acercamiento al tema para todas las especies en un solo artículo es claramente superficial y generalista.

Un análisis diferente al evolutivo podría basarse en el papel de los tiburones como grandes depredadores, y muchos de ellos lo son, aunque no todos. Para ser un gran depredador no solo hay que tener grandes facultades, sino que a veces también hay que tener “algo más”. Ese “algo más” es lo que permite a estos animales poder cazar a los animales inferiores en la cadena alimentaria. Todos hemos quedado impresionados con las técnicas de caza en grupo de las leonas en la sabana, o de los lobos en las montañas, o de las orcas en el mar. Las estrategias de grupo requieren primero de un nivel de comunicación importante, y segundo de un nivel de planificación o de estrategia. Y esto no parece tan claro en los tiburones, en general tan poco sociales. De momento hemos visto espectaculares estrategias de caza del tiburón blanco con los pinnípedos, pero aún no se conocen realmente técnicas de caza conjunta para este tipo de animales.

He podido consultar algunas publicaciones relacionadas con este tema, que me han parecido interesantes y por ello voy a tratar de analizarlas y resumirlas aquí, para intentar hacernos una idea y sacar algunas conclusiones.


Conferencia de la Sociedad Australiana de Biología de Peces y de la Sociedad de Condrictios de Oceanía

El año pasado se publicó un artículo resumen de una conferencia de la Sociedad Australiana de biología de peces y la Sociedad de Condrictios de Oceanía, que tuvo lugar en Hobart en septiembre, y donde se reunieron más de 250 expertos en peces y tiburones. En dicho artículo se citaban las conclusiones de dos expertos que presentaron sus trabajos en la conferencia, y a raíz de lo que nos cuentan, parece que los tiburones son más inteligentes y complejos de lo que pensamos y tienen una impresionante conciencia de lo que les rodea. Analizándolas con un poco de perspectiva uno puede darse cuenta de que son solo ideas generales, ciertamente poco concretas y pueden parecerle al lector meros acercamientos simplistas al problema.

La investigadora Kara Yopak presentó su investigación sobre el estudio de la anatomía en el conocimiento de las habilidades cognitivas de los tiburones. Decía que “es un error frecuente decir que los tiburones son esas máquinas de matar preprogramadas y de pequeño cerebro. En realidad tienen cerebros relativamente grandes y son capaces de realizar un increíble abanico de conductas complejas.” Parte de su trabajo consiste en comparar el tamaño de los cerebros de los tiburones con los de los mamíferos, incluidos los humanos. “Hay una gran cantidad de similitudes” decía la Dra.
Se estudia la inteligencia de los tiburones principalmente con finalidades prácticas, y una de ellas es encontrar un sistema antitiburones. En relación con los estos sistemas la Dra Yopak explica que ”hay tanta variedad en las diferentes especies de tiburones que es casi imposible que un sistema sea efectivo para todas las especies…Cuando se investiga sobre repelentes de tiburones probablemente sea preciso hacerlo específicamente para una especie determinada. Y la razón es simplemente porque estos animales viven en hábitats muy diferentes, y cada especie ha especializado sus sentidos, y tienen alimentaciones muy diferentes.”

Michelle Heupel, científico senior del Instituto Australiano de Ciencias del Mar explicaba que los tiburones reaccionaban a cambios en sus hábitats, lo que prueba que tienen un cierto nivel de capacidad intelectual. Explicaba que “los tiburones saben siempre donde están: hemos recibido datos de zonas donde hemos etiquetado tiburones, y cuando en esa zona ha habido una perturbación importante, como un ciclón o una tormenta tropical, esos animales etiquetados han abandonado la misma, y cuando el sistema volvió a la normalidad, todos ellos volvieron”. El Dr Heupel decía que incluso esta conducta se ha observado en tiburones recién nacidos. “Ello significa que saben donde viven, saben cómo irse cuando algo es potencialmente una amenaza, y saben cómo volver a la zona. Es impresionante lo que pueden hacer: están sintonizados con el entorno”. Responden a cambios en su entorno y dirigen su movimiento en función de ello, pero ¿esto implica que tienen una “cierta capacidad intelectual” o es mero instinto animal?

Los experimentos del acuario Shedd de Chicago

La inteligencia en los tiburones es ciertamente difícil de medir. Tan solo podemos tener una ligera idea de cómo funcionan sus mentes observando su conducta. Los científicos creen que los tiburones aprenden y resuelven problemas, siendo algo más que simplemente supervivencia por puro instinto. Un ejemplo del por qué los científicos lo creen: los acuaristas del acuario Shedd de Chicago consiguieron condicionar la conducta de los tiburones durante un año para responder a determinados estímulos de determinada forma, lo que prueba que los tiburones podrían ser entrenados de una forma similar a los cetáceos. En el vídeo se muestra un ejemplar de tiburón cebra que responde al tacto sobre sus ampollas de Lorenzini de su morro, y es recompensado con comida. Y parece un perrito amaestrado.

En este acuario tenían solo un tanque para los tiburones, y se les ocurrió que como eran especies diferentes con alimentación similar, para evitar que a la hora de la comida hubiera luchas entre las diferentes especies para conseguir el alimento, podían intentar de condicionar la conducta de algunos de los tiburones a base de atracción, y alimentación según respuesta, siguiendo la técnica habitual de adiestramiento de animales.

Cada especie, en el vídeo se ven tiburones cebra, puntas negras y puntas blancas de arrecife, responde a su propia llamada diferente, una señal gráfica con colores de contraste, y un sonido, distinto para cada una. Han conseguido que cada especie responda a su llamada y así evitan la competencia de todos los tiburones del tanque a la hora de la comida.

Esto demuestra que efectivamente los tiburones tienen una cierta capacidad de aprendizaje, o al menos de condicionamiento de la conducta: son capaces de “recordar” el estímulo concreto y asociarlo al alimento. Este tipo de condicionamiento animal está presente en animales en teoría “superiores”, y con este experimento han demostrado que también está presente en algunas especies de tiburones.

Esperemos que esta actividad simplemente sea experimentación con objetivo científico, pues a mi juicio ya tenemos bastante con cetáceos amaestrados y retenidos en cautividad. Por otra parte la fuente donde he obtenido el vídeo, Discovery Channel, suele presentar muchas veces aspectos de los tiburones de una manera un poco sensacionalista y sesgada. Lo que es innegable es que de las imágenes se deduce que los tiburones aprenden cosas, y eso es una cuestión que cualquiera que haya buceado con tiburones lo sabe: cómo aparecen cuando oyen los ruidos de los barcos, cómo saben las zonas donde se hacen inmersiones programadas con cebo, por poco que se les dé, etc.

Las reflexiones de ReefQuest Centre for Shark Research

Este centro de investigación americano apadrina tesis sobre tiburones y realiza sus propias investigaciones. Y tienen una reflexión interesante sobre la inteligencia del tiburón blanco en su web, de la cual vamos a intentar resumir algunos de sus aspectos.

Relativo a la inteligencia del tiburón blanco ReefQuest indica que para que haya esta exista es preciso que haya toma de decisiones, es decir elección entre diferentes opciones, considerando la experiencia para juzgar las consecuencias de cada una. La eficiencia con la que un animal aplica su pasado para definir su futuro de forma conveniente para él mismo es una muestra de inteligencia. Pero claro, esto es muy difícil de analizar en la práctica. Afortunadamente, hay muchas formas de acercarse al problema y una de ellas, de nuevo, es el tamaño del cerebro. El tamaño del cerebro del gran blanco no es muy grande, comparado con el del resto de tiburones, lo cual no nos da muchas pistas. Y de nuevo recurren a las conductas observadas en este animal. Imagino que muchas menos que para otras especies, por lo poco que se puede verlo en su hábitat, y siendo mucho menos posible meterlo en un laboratorio. Y de nuevo lo que se puede aportar sobre este animal son tan solo algunos rasgos de conducta observados. Y detalla algunos de ellos:
  • Tiburones jóvenes que golpean con el morro de las embarcaciones de los investigadores en las Islas Farallon, mientras que los animales más grandes ignoran los barcos, como si ya supieran que el barco ni es comida ni representa una amenaza.
  • En la Bahía de Smithswinkle, en Sudáfrica, el biólogo especializado en ballenas dice haber visto siete tiburones blancos actuando en grupo para mover el cuerpo de una ballena hacia aguas profundas, para facilitar su alimentación de ella. Si es cierto, parece demostrar un gran conocimiento de las propiedades de los cuerpos flotantes.
  • Buceadores deportivos y profesionales se han dado cuenta de que los tiburones blancos parecen fijarse en los ojos de los buceadores, y por ello se acercan por detrás: ello demuestra que tienen una especie de precaución frente a buceadores en el agua, ya que estos son para ellos “animales grandes, ruidosos y poco familiares”. 
  • La conocida fotógrafa submarina Valerie Taylor, cuando probaba un repelente de tiburones en Sudáfrica se dio cuenta de que al cabo de varias horas de atraer tiburones blancos con cebo, los tiburones que se acercaron eran muy recelosos con el barco de investigación, como si se dieran cuenta que algunos objetos tuvieran campos eléctricos poco agradables para ellos.

Pero, ¿qué se puede deducir de estos episodios aislados? Pues simplemente que esta especie (el tiburón blanco, posee una gran curiosidad y una gran habilidad para explorar objetos de una manera sistemática, un sentido enorme de la precaución, y que aprende muy rápido a evitar estímulos incómodos, puede reconocer objetos nunca vistos y evitar el consumo energético de tratar de de comérselos una y otra vez, que tiene un gran sentido de la posesión y que defiende los botines de caza de una forma calculada, y que puede incluso cooperar para maximizar la eficiencia de grupo. Todo esto puede interpretarse como adaptaciones al entorno. Equilibrar curiosidad con prudencia es una forma de mejorar las posibilidades de supervivencia, que es lo que sistemáticamente hace este animal, y lo que ha venido haciendo desde hace millones de años.

¿Es por ello el tiburón blanco inteligente? Pues no parece estar muy claro.

Al fin y al cabo, estos animales llevan viviendo en el océano durante millones de años, mientras que nuestra especie lleva en él muchísimo menos, e interactuando de manera tan intensiva con el entorno marino tan solo unas pocas décadas. Y en esas décadas lo hemos contaminado y abusado tanto…con el riesgo que supone para la supervivencia de nuestra propia especie. Y nos preguntamos ¿quién es realmente el inteligente? ¿El animal que se adapta a su entorno o el humano que lo destruye?



REFERENCIAS:



martes, 7 de noviembre de 2017

El mundo submarino visto desde la cámara de Rafael Fernández Jr

Esta entrevista se publicó en la Revista Acusub en el número 174
http://acusub.com/?p=2625
Texto: Mónica Alonso Ruiz y Rafael Fernández Jr
Fotos: Rafael Fernández Jr

Estamos sin duda en un gran “boom” de la fotografía submarina. En las redes sociales no paramos de ver todos los días fotografías subacuáticas de alto nivel. Es sin duda la consecuencia de la estabilización de la fotografía digital como primer salto cualitativo y cuantitativo del volumen de fotos realizadas, y de la popularización de los equipos no profesionales. Esto está llevando a que cada día aparezcan más y mejores fotógrafos subacuáticos. En los últimos meses hemos podido observar que muchos premios de certámenes de fotografía han recaído sobre un joven fotógrafo, Rafael Fernández Caballero (Rafael Fernández Jr, como se le conoce en el mundillo del buceo y de la fotografía), con el que tenemos la enorme suerte de poder conversar hoy para la el blog.


Rafael es un joven estudiante de Ingeniería de la Energía e Ingeniería en Organización Industrial que ha terminado recientemente su carrera universitaria, y que ama la fotografía en general, y no solo la submarina, la naturaleza, el deporte y el cine. Fotógrafo colaborador de Aqualung, llama la atención por su gran precocidad y por los premios que ya ha recibido.

¿Por qué decidiste comenzar con la fotografía submarina? ¿Llevabas mucho buceando? ¿Tienes antecedentes familiares de buceo/fotografía submarina? ¿Hiciste cursos o eres autodidacta? ¿Haces fotos no subacuáticas?

Desde que era pequeño he estado envuelto tanto en el mundo del buceo como de la fotografía submarina. Mi padre es fotógrafo submarino y por aquel entonces colaboraba con la revista Inmersión, y gracias a eso he crecido prácticamente con unas aletas y un cámara debajo del brazo.

¿Te dedicas profesionalmente a la fotografía?

Actualmente acabo de terminar mis estudios de ingeniería y la fotografía es mi hobby. Este fin de año me tomaré un tiempo para preparar algunos campeonatos y el mundial de fotografía, y decidiré si dedicarme profesionalmente a ello o seguir mi camino en el mundo de la ingeniería y las energías renovables.

¿Qué tipo de fotografía subacuática practicas?  
ambiente/modelo/macro/peces/invertebrados/conducta animal…

Practico todo tipo de fotografía submarina. Cualquier motivo con encanto o digno de inmortalizar me vale para querer fotografiarlo sea del tipo que sea.

Para mí la fotografía consiste en conseguir una imagen que transmita algo, bien sea una sensación de belleza, de tranquilidad, de sorpresa o bien para despertar conciencia medio ambiental. Por otra parte los campeonatos en los que suelo participar o los artículos en las revistas te obligan a intentar sacar todo tipo de fotos, bien sea para mostrar los fondos de una zona o para ceñirse a las variadas categorías de un campeonato.



¿Cuándo decidiste comenzar a presentarte a concursos de fotografía? ¿A qué tipo de concursos te presentas?

Mi padre siempre se ha movido por el mundo de los concursos de fotografía submarina. De pequeño participe con él en algunos de co-fotografo y modelo, pero siempre tuve ganas de participar en ellos como fotógrafo; más tarde en 2012 participé en mi primer campeonato y desde entonces hasta ahora no me he cansado de ellos. Y no por la competitividad o el poder ganar premios, que también importa, sino por lo que uno aprende y las bonitas amistades que se lleva uno a casa.

Los concursos de fotografía a los que me suelo presentar suelen ser presenciales o bien de tipo open (Concursos abiertos) o de tipo federativos, como son los regionales, los nacionales, y por último en caso de ser seleccionado los europeos y mundiales. En ocasiones también envío alguna foto a algún campeonato online, en los cuales me gustaría a partir de ahora participar más a menudo.

¿Cuándo comenzaron a darte premios? ¿Hubo algún salto de calidad en tu desarrollo como fotógrafo que explique el comenzar a recibir premios? 

Gracias a tener un buen maestro como mi padre y haber tenido la posibilidad de partir desde joven con un gran número de conocimientos que habría de otra manera tardado años en adquirir, desde el principio he tenido la suerte de vez en cuando de ganar algún que otro premio. En el primer campeonato que participé, un Open Internacional en México, quedé para mi sorpresa segundo; aunque en los primeros años era claramente mucho más difícil conseguir grandes premios quedando alguna que otra vez en las últimas posiciones.

Ha sido sobre todo en los últimos años, gracias a la experiencia, a entrenar más horas y buscar nuevas técnicas, cuando he notado un salto en cuanto a los campeonatos y a la fotografía en general.




A pesar de lo que pueda parecer, se notan mucho las horas de agua, tanto como en cualquier otro deporte, y las horas de entrenamiento. Por lo que tal vez ese es el factor más determinante para dar el salto.

¿Qué premios has recibido? ¿Cuál es el más importante? ¿Cuál es el premio al que tienes más cariño?

Algunos de los premios más importantes han sido las victorias en el campeonato de Europa y en el de España en 2016, en el Open de Cabo de Palos de 2016, en los Open de Invierno Ictinio en 2013 y 2016, en el 1er Open Fotosub Online FMDAS 2016; o algún segundo puesto como en el campeonato de España de 2015 y en el Open Internacional Dressel Divers en Cozumel 2012; así como otros premios a mejores fotos en otros campeonatos de diversa índole.

El premio más especial sin duda fue el del campeonato de Europa de fotografía submarina. Fue la primera vez que me seleccionaba la federación para un campeonato de este tipo y  no solo tuve la suerte de ganar si no que me lleve 4 oros y una plata de las 5 categorías que había, por lo que no solo fue un campeonato inolvidable, sino un triunfo muy emotivo.

¿Cuál es tu sueño como fotógrafo?

Como fotógrafo mi sueño principal es hacer un trabajo que guste a la gente, que llame la atención o que sea emotivo, y por supuesto que llegue al mayor número de personas, para dar a conocer las maravillas que debemos de proteger en nuestros mares.

A nivel práctico y en relación con lo anterior, ganar el próximo mundial en Baja California para el que he sido seleccionado; y como no, ganar algún prestigioso concurso como el Wildlife Photographer of the Year  o publicar en revistas como National Geographic.



¿Cuál es tu ídolo o modelo a seguir en fotografía submarina?

Algunos de mis ídolos son fotógrafos como Brian Skerry o Paul Nicklen, los cuales trabajan para National Geographic, o leyendas como David Doubilet. Pero siempre se tienen modelos a seguir y más cercanos como para mí han sido Francis Perez, David Barrio, Carlos Minguell y por supuesto muchos compañeros cuyas fotos me siguen dejando boquiabierto.

¿Tienes publicaciones? ¿Cómo difundes tu trabajo?

Recientemente estoy empezando a colaborar con la revista Buceadores, en la que junto a mi padre hemos sacado 2 artículos en los 2 últimos números, sobre Costa Rica y Faial; y una portada en el penúltimo número.

Algunas de mis fotos las comparto en Instagram (@rafafdezjr) mayormente o Facebook, y actualmente estoy trabajando en una página web que espero tener pronto lista.

Explícanos si estás pensando en ampliar tu campo de actividad en la fotografía submarina (nuevos tipos) o paso al video submarino.

Debido principalmente a los campeonatos de fotografía, uno está siempre pensando y entrenando para poder sacar cosas diferentes o nuevos tipos de foto que puedan llamar la atención usando tanto nuevas técnicas fotográficas como diferentes efectos.

Respecto al vídeo submarino es un mundo que siempre me ha llamado la atención, pero sin duda alguna es “otro mundo” muy diferente a la fotografía. Probablemente en un futuro quiera mostrar la belleza submarina de una manera diferente o desde otra perspectiva, y sin duda alguna el vídeo submarino es una opción muy interesante para ello.

¿Crees que es importante que el fotógrafo submarino tenga conocimientos de biología marina? o ¿se van adquiriendo según se hacen fotos y se va estudiando?. O por el  contrario, antes de hacer fotos es preciso tener conocimientos de biología marina.

Saber sobre biología marina, no solo para la fotografía, es una de las formas de descubrir y poder disfrutar de los buceo de una manera diferente y mucho más interesante.

En la fotografía es un punto clave, ya que conocer los tipos de especies que habitan en un tipo de alga o un tipo de roca concreto puede servir para encontrar de una manera fácil especies que de otra forma pasarían desapercibidas ante nuestros ojos. Sin duda alguna tener una cámara entre manos es una manera para aprender más al respecto, tanto por curiosidad sobre lo fotografiado como por el interés de poder fotografiar más cantidad, especies de mayor rareza o belleza. Mi recomendación por tanto es que para poder fotografiar detalles cada más interesantes, una de las mejores formas es conocer sobre biología marina.


¿Te consideras conservacionista? ¿Crees que todos los que nos sumergimos debemos  serlo? ¿Los fotógrafos en particular?

Uno de los objetivos principales para mí de la fotografía es su carácter conservacionista, ya que quiero dar a conocer a la gente las bellezas del mundo marino para que así las respeten y se protejan.


Y todos los buceadores sin duda debemos serlo, ya que somos los embajadores del mar y los únicos que podemos contar lo que vemos y porque además debemos tener el menor impacto posible, en especial los fotógrafos que muchas veces olvidamos esto y nos apoyamos en sitios donde no deberíamos, o estresamos a los animales para sacar una foto.

En tu opinión ¿qué requisitos debe cumplir un buen fotógrafo subacuático?

El primero y el fundamental es aprender previamente a bucear. Ya que no solo es muy importante controlar la flotabilidad para no dañar al medio marino; sino que sin dominar las técnicas del buceo perfectamente no es fácil coger una cámara y fotografiar. Como sabéis el buceo requiere mucha atención y práctica, pero una vez adquirida, animo a todo el mundo a coger una cámara más o menos modesta y aventurarse, ya que cambia por completo la perspectiva del buceo.


¿Es muy importante el equipo para ser un buen fotógrafo?

El equipo es un factor importante, como en todos los deportes. No obstante según mi experiencia prima más el fotógrafo. Teniendo uno o dos flashes y una compacta, una sin espejo o una réflex de un nivel aceptable, se pueden sacar fotos de un altísimo nivel sin apenas ver la diferencia. A día de hoy se pueden ver participantes de concursos con modelos más antiguos que no quieren cambiar ya que conocen a la perfección y otros con los últimos modelos que no saben aprovechar. Pero con la tecnología actual y el retoque fotográfico las posibilidades son muy amplias y esto está permitiendo que a día de hoy se vean más a menudo buenas fotos submarinas.

El equipo de buceo también es importante y contar con una buena marca con la que sepas que puedes ir cómodo y seguro, como en mi caso con Aqualung, facilita las cosas considerablemente.

En muy pocos años el mundo de la fotografía submarina ha cambiado muchísimo, especialmente por la mejora en los medios y la popularización de los equipos. ¿Cómo ves tú la evolución futura de la fotografía submarina?

Yo creo que la evolución futura más que mejorar en calidad será sobre todo una mejora en cuanto a tamaño, manejabilidad y facilidad. Las sin espejo a día de hoy ya han pisado los talones a algunas réflex y las compactas cada vez lo están más cerca. Es cuestión de tiempo que nos podamos sumergir con una única cámara compacta, incluso resistente al agua sin carcasa, y obtener la misma calidad que con una réflex.


¿Cuáles son tus próximos retos o eventos y campeonatos?

Próximamente tengo en mente y estoy preparando importantes eventos, cursos y campeonatos.

Mis proyectos más próximos son a finales de noviembre el mundial de fotografía submarina en la Paz, en México, que será sin duda difícil pero intentaremos ir a por todas. Y nada más volver, en diciembre, el Open Internacional Fotosub de Cabo de Palos.

Desde principios de 2018 mis proyectos irán más enfocados tanto a dar charlas como cursos de fotografía y a sacar fotografías para distintos clubs de buceo, como Haliotis en Santa María en Azores.

A falta de cerrar fechas realizaré un workshop fotosub en el mar rojo y otro en Anilao, Filipinas. Además daré alguna que otra charla en España. En mi cuenta de Facebook e Instagram iré informando de todo para quien se quiera apuntar.


Es muy gratificante poder hablar con una persona joven tan entusiasta y tan llena de proyectos, con ganas de seguir mejorando y llegar a lo más alto en la fotografía submarina. Y además que nos anime a coger la cámara para ver el buceo desde otra perspectiva. Sin duda seguiremos de cerca a esta gran promesa, que sin duda nos dará muchas alegrías en el futuro no muy lejano. 

¡Muchas gracias Rafa!

martes, 24 de octubre de 2017

MANTAS EN MALDIVAS

Este artículo se publicó en la revista Acusub en el número 172: www.acusub.com
(Parte de este artículo se publicó en este blog)
Texto: Mónica Alonso Ruiz
Fotos: autores indicados


Hace un tiempo escribí en este blog dos artículos sobre mantas: uno general y descriptivo sobre ellas y otro sobre cómo y dónde bucear con ellas. Estos animales me fascinan y de nuevo he tenido la oportunidad de bucear con ellas en Maldivas, en los atolones de Rashdoo y en el de Ari Sur. Tuvimos la suerte de contemplar una de las dos especies de mantas, la de arrecife (Manta alfredi). Sin duda Maldivas es el lugar perfecto para poder bucear con estos animales tan atractivos.

En este artículo vamos a incidir en las características de las dos especies de mantas, en sus diferencias con las mobulas, y vamos a describir la experiencia del buceo con ellas en las estaciones de limpieza de Maldivas.
Foto: Luis Abad

Los mobúlidos

Los mobúlidos son una subfamilia de elasmobranquios (grupo que engloba tiburones y rayas), de esqueleto cartilaginoso y pertenecen al orden de las rayas. Pertenecen a la familia de los miliobátidos, dentro de los cuales se encuentran también las águilas marinas, y se caracterizan por ser especies pelágicas, a diferencia del resto de rayas, que son bentónicas o de fondo. Esta subfamilia presenta dos géneros: Mobula, con 9 especies, también llamadas mantas diablo, y Manta, con dos especies. La característica distintiva común de los mobulidos es que son peces filtradores con un sistema de alimentación específico (los peines branquiales) que utilizan para extraer el plancton del agua. A diferencia de la mayoría del resto de las rayas no poseen aguijón venenoso en su cola.

Nota: después de la publicación de este artículo en Acusub se ha conocido la existencia de nuevos datos en la filogenética de mantas y mobulas:
Según el artículo publicado en “Zoological Journal of the Linnean Society” el género Manta dejará de existir y la familia Mobulidae tendrá únicamente el género Mobula. Por lo tanto las especies de Mantas o ex-Mantas (Manta alfredi y Manta birostris), desde ahora se llamarán Mobula alfredi y Mobula birostrisEsto sucede porque los autores analizaron la secuencia del DNA desde el genoma mitocondrial  y han llegado a la conclusión que los caracteres morfológicos como por ejemplo la boca terminal del ex Género Manta, son derivados del Género Mobula, y están muy emparentadas con M. mobular y cercanos a M. tarapacanaOcurre pues que ya no hay mantas y sólo hay 8 especies de la Familia Mobulidae y no 11 como se creía anteriormente. 
Estos animales dejaron de habitar los fondos marinos al desarrollar sus potentes aletas pectorales para permitirles nadar largas distancias y sumergirse a grandes profundidades. Se cree que aparecieron hace unos 5 millones de años, muy poco tiempo si se compara con la aparición de sus primos, los tiburones, hace 400 millones de años.

Mobulas y mantas

Aunque parezcan animales similares, las diferencias entre mantas y mobulas son muy evidentes. En primer lugar está la posición de la boca, en la parte frontal en las mantas y en la parte ventral en las mobulas. Con esto ya somos capaces de diferenciar una manta de una mobula a simple vista. Pero hay más diferencias: los lóbulos cefálicos, esos apéndices que utilizan para encauzar el plancton en su camino hacia la boca son mayores en las mantas que en las mobulas. Además las mobulas tienen una cola más larga pero el tamaño máximo de su cuerpo es más pequeño en las mobulas en general, pudiendo llegar la especie mayor (Mobula mobular) hasta 5 m de envergadura  y la más pequeña (Mobula egoodootenke) hasta 1,1 m, y pudiendo alcanzar las mantas, las de arrecife unos 3 o 4,5 m y las gigantes hasta 7 m de envergadura medidos como distancia entre las puntas de sus alas.

Las mobulas reciben varios nombres, rayas diablo, mobulas voladoras o rayas voladoras, por su propensión a saltar fuera del agua, a veces de manera espectacular. A pesar de ello son muy poco conocidas por los científicos. Las mantas están también poco estudiadas, pero gracias a los estudios de Marine Megafauna Foundation, algo más se sabe de ellas.

En cuanto al tamaño de su cerebro y a la posible correlación con su inteligencia hay un estudio reciente que ha descubierto que las mantas y mobulas tienen la mayor relación entre la masa cefálica y el tamaño del cuerpo de todos los elasmobranquios, comparable a algunos peces y mamíferos. De ello parece derivarse que tienen gran maniobrabilidad y habilidades cognitivas y sociales. Algunos buceadores han descrito situaciones de mantas cooperando y que aceptan o incluso piden ayuda de los buceadores para ser rescatadas de redes.

Mantas gigantes y de arrecife

Dejando aparte las mobulas, que como ya hemos dicho son más desconocidas que las mantas, vamos a explicar ahora algunas características de las dos especies de mantas. Hasta 2009 se creía que eran la misma especie Manta birrostris, y fue precisamente Andrea Marshall, la mayor experta de mantas y líder de Marine Megafauna Foundation, la que dio las claves para la separación en dos especies: la manta gigante (Manta birrostris) y la manta de arrecife (Manta alfredi).

Se pueden encontrar ambas especies en aguas tropicales y cálidas del mundo: sus distribuciones son parecidas pero las mantas de arrecife se suelen encontrar en aguas superficiales y costeras, y se cree que realizan pocas migraciones (aunque se siguen haciendo estudios que incluso muestran migraciones más largas de lo que se creía). Las mantas gigantes son mucho más migratorias, y se acercan a las costas cuando se producen surgencias de plancton desde el fondo marino. Se las conoce menos pues se tarda muchos años en volver a ver ejemplares registrados en un punto, y por su naturaleza esquiva y migratoria.

Hay varios aspectos externos que las diferencian, aparte del tamaño mucho más grande de las gigantes, que pueden alcanzar hasta 7 m de envergadura. La primera diferencia reseñable es la presencia de una espina caudal en el inicio de la cola en la especie gigante y que no está presente en la de arrecife.

Espina tras la aleta dorsal en mantas oceánicas y ausencia en las de arrecife
Foto: cortesía de Emperor Divers

La coloración dorsal también es diferenciadora de ambas especies, teniendo la manta gigante una línea ancha grande y marcada longitudinal, que no es ten marcada en la manta de arrecife.

Variaciones en la coloración dorsal en Manta birrostris
Foto: cortesía de Emperor Divers

Variaciones en la coloración dorsal de manta de arrecife
Foto: cortesía de Emperor Divers

También la coloración ventral, más clara que la dorsal (salvo los morfotipos totalmente negros) presenta diferencia entre ambas especies. Parece que las manchas se concentran más en la última hendidura branquial, siendo más grandes en las mantas gigantes. Y también las mantas gigantes tienen una coloración más oscura en la parte posterior del rombo de su cuerpo.

Variaciones en la coloración ventral en ambos tipos de mantas
Foto: cortesía de Emperor Divers

Y ya finalmente, vamos a explicar cómo se distinguen los ejemplares machos y hembras, no solo de mantas, sino en todas las rayas y tiburones. Los elasmobranquios tienen dos penes, que se llaman claspers o pterigopodios, y que son modificaciones de las aletas anales. Por ello, distinguir el macho de la hembra es tan sencillo como mirar las aletas anales y ver los claspers. Tratar de distinguir el sexo es una actividad divertida que podemos realizar cuando disfrutamos de la presencia de estos animales en las estaciones de limpieza.
Manta hembra
Foto: cortesía de Emperor Divers

Manta macho
Foto: cortesía de Emperor Divers

Buceo con mantas en Maldivas

Las dos especies de mantas (Manta birrostris o gigante y M. Alfredi o de arrecife) suelen frecuentar las estaciones de limpieza de los arrecifes. Estas “estaciones de servicio” son partes del arrecife donde viven peces limpiadores, que literalmente se ocupan de la limpieza de tiburones, rayas y peces óseos. ¿Cómo lo hacen? Pues eliminando los parásitos, piel muerta, bacterias y mucosidad de la piel y de las branquias de estos animales: incluso se internan en sus bocas para realizar esa labor. Este proceso de limpieza es un ejemplo de simbiosis o mutualismo: lo que significa que ambas partes (la manta y el pez limpiador) se benefician de la interacción. La limpieza ayuda a mantener la salud de las mantas pues los peces limpiadores eliminan los parásitos que viven en su piel y limpian la piel dañada de sus heridas. A la vez, el pez limpiador se beneficia por la obtención de alimento gratis.

Foto: Luis Abad

Hay una gran variedad de peces limpiadores: los más conocidos son los lábridos, pero también los mariposas, las damiselas, los gobios y los peces ángel. Según estudios de Marine Megafauna Foundation para evitar la competencia entre especies, los peces limpiadores se especializan en diferentes zonas del cuerpo de la manta. Por ello los lábridos Labroides dimidatus y Labroides bicolor suelen limpiar el interior de sus bocas y alrededor de las hendiduras branquiales, mientras que otro lábrido, Thalasoma lunare se ha especializado en eliminar los copépodos de la parte ventral de las mantas.
Labroides dimidatus
CC Karelj

Labroides bicolor
CC Rainer Kreetberg


Thalasoma luna
CC Leonard Low
Las mantas exhiben unos comportamientos específicos cuando visitan las estaciones de limpieza. Según se acercan, reducen su velocidad y cuando están en la zona de limpieza pueden mantenerse apenas sin movimiento o nadar en forma de lazo (loop) por encima del arrecife. Suelen tener la boca ligeramente abierta, con las hendiduras branquiales abiertas y los apéndices cefálicos desplegados, facilitando la entrada de los peces limpiadores. Estas posturas específicas indican el deseo de la manta de ser limpiada. Las mantas hacen una serie de pasadas consecutivas por encima de la estación de limpieza.

Se ha observado que las mantas pasan periodos relativamente largos en las estaciones de limpieza. Los estudios de Marine Megafauna Foundation indican que una manta puede pasar al menos 2 horas en dichos lugares, habiendo visto ejemplares que pasan allí casi 8 horas. Las mantas muestran lo que se denomina “fidelidad a cierta estación de limpieza”, lo cual significa que un mismo ejemplar vuelve sistemáticamente al lugar de limpieza preferido durante largos periodos de tiempo.

Debido a que son lugares fijos en el arrecife, las estaciones de limpieza son lugares predecibles para el encuentro con mantas por parte de científicos y buceadores, tanto con equipo autónomo como con tubo y aletas. En estos lugares los buceadores deben seguir un cierto código de conducta, que se  diseña para evitar alteraciones en la conducta natural de las mantas, sin interrumpir el proceso de limpieza. La idea es mantenerse inmóvil en la parte baja del arrecife, sin nadar alrededor de las mantas, y lo suficientemente alejados para no afectar a los peces limpiadores.

Recientemente he podido asistir a un par de estaciones en Maldivas, ambas eran dos pináculos en un arrecife, donde se situaban los limpiadores y las mantas (M. Alfredi) acudían grácilmente al encuentro de sus pequeños cuidadores. El primer lugar, llamado Madi Gaa, se trataba de un pináculo en el centro de un canal en el atolón de Rashdoo. Las condiciones eran ideales: sin corriente, con buena visibilidad y un fondo de arena a unos 12-14 m de profundidad. Acudieron 8 ejemplares, casi todos hembras y el espectáculo fue inmejorable, con una inmersión de casi 70 minutos enteramente con los buzoa situados de rodillas en la arena.
Foto: Luis Abad

Foto: cortesía de Emperor Divers

El segundo lugar, en Moofushi Thila, se trataba también de un canal de un atolón, con un promontorio en una curva del canal, donde estaban las mantas. La profundidad del fondo era mayor y estaba recubierta de coral, por lo que la observación de las mantas se hacía más complicada. Nos indicaron la prohibición de apoyarnos en el coral y utilizamos nuestros ganchos de corriente para posicionarnos en el arrecife. La visibilidad no era tan buena y lo que es peor, había varios barcos de buceo, por lo que la zona estaba atestada de buceadores. Aún así pudimos disfrutar del espectáculo de varias mantas enormes y alguna pequeña. Una de las mantas tenía un enorme bocado de un tiburón en su aleta.
Foto: cortesía de Emperor Divers

Según Manta Trust, en Maldivas las mantas tienen pocos depredadores y suelen mostrar ocasionalmente algún bocado de algún tiburón tigre y un estudio de la población revela que solamente el 10 % de los ejemplares mostraban marcas de depredación. En otros lugares como en Mozambique la presencia mayor de tiburones grandes hace que las mantas tengan más marcas de bocados que en Maldivas.

En la foto se aprecia el gran bocado de un tiburón que presenta esta manta
Foto: Jordi Centell
También se ha observado la asombrosa capacidad de regeneración de las aletas que han sido mordidas. Sin embargo, los mordiscos más graves que afectan al cuerpo de las mantas o a los extremos de sus aletas, no permiten la regeneración de la parte cartilaginosa de las mismas. Se ha observado también que las mantas afectadas por mordiscos pasan más tiempo en estas estaciones de limpieza, posiblemente para ayudar en su proceso de regeneración.

Foto: Luis Abad


Lo que más me llamó la atención de este segundo lugar de limpieza que visitamos fue sin duda la gran afluencia de buceadores, algunos muy poco respetuosos con el arrecife. La gran presencia de barcos pasando y buceadores en el agua sin duda afectaban claramente a estos animales en sus momentos de delicados cuidados. Es claro que si estas actividades de buceo en estaciones de limpieza no se realizan con cuidado no será posible en el  futuro conservarlas y poder disfrutar de ellas, y lo que es peor, posiblemente empobrecerá la salud de las mantas de la zona.

La gran afluencia de buceadores y su mal posicionamiento dañan el arrecife
Foto: Jacobo Pérez

No es fácil bucear con mantas gigantes en Maldivas, al menos en los circuitos habituales. Parece que el atolón de Hanifaru es un punto de concentración de mantas gigantes. Allí trabaja Guy Stevens con estos animales, y ha podido identificar más de 2000 ejemplares diferentes. Este es uno de los lugares donde Andrea Marshall pudo identificar esta especie, que ya había podido ver en Mozambique, e incluso pudo etiquetar alguno de los ejemplares y así descubrir la migración de estos animales por todo el Índico, identificando individuos de Mozambique en Hanifaru.

Sin duda Maldivas es un lugar especial para el avistamiento de mantas de ambas especies, aunque haya que salirse de los circuitos comerciales habituales para poder avistar mantas gigantes. Es una experiencia espectacular poder disfrutar de sus gráciles movimientos y de una cierta interacción con los buceadores. Yo ya sueño con volver, e incluso acercarme a Hanifaru.   

REFERENCIAS: