Este artículo se publicó en la revista AcuSub en su número 197 http://acusub.com/?p=3476
Texto: Mónica Alonso Ruiz
Hoy queremos hablar de un cetáceo
emblemático, por la coloración blanca de su piel tan llamativa, por su
aparentemente “sonriente” rostro, y por ser un animal inquieto, curioso y que
interactúa fácilmente con los humanos. Este animal recientemente ha estado de
actualidad, teniendo en cuenta la cantidad de noticias relacionadas con él que
hemos podido ver en los medios, muchas de ellas no demasiado positivas. Es por
ello que no me he podido resistir a investigar y hablaros de este precioso
animal.
La beluga (Delphinapterus leucas) es un cetáceo odontoceto, es decir, de los
que tienen dientes, como los delfines o el cachalote, y por ello no se trata de
una ballena, a pesar de que comúnmente se le suele llamar ballena blanca.
Vive en las regiones del Ártico y
Subártico y por ello posee una serie de adaptaciones, como el color blanco en los
adultos, que les hace confundirse con el hielo, y la ausencia de aleta dorsal,
que les permite la natación muy superficial bajo la capa de hielo. Tiene un
enorme melón, mayor que el de los delfines, y que le sirve para su sistema de
ecolocalización.
Distribución de la beluga. Fuente: Inside Climate News
Mapa de distribución y poblaciones de la beluga en el
Ártico
Fuente: wikipedia
Es un animal sociable que
habitualmente vive en grupos pequeños, de unos 10 individuos, aunque en la
época veraniega se producen grandes agregaciones en zonas de estuarios y de
aguas poco profundas. Realizan migraciones, desde las márgenes del hielo, donde
pasan el invierno, hasta las zonas costeras más cálidas, donde se desplazan en
verano.
Se trata de uno de los cetáceos
odontocetos más vocales, es decir, de los que emite más sonidos,
fundamentalmente para funciones de reproducción, ecolocalización y
comunicación. Tiene un gran repertorio vocal, del cual los científicos
distinguen hasta 11 tipos de sonidos, tales como cacareos, silbidos, trinos,
graznidos, etc. Es por ello que se les conoce como los “canarios del mar”.
El origen de la palabra beluga es
ruso y pude traducirse más o menos como “la más blanca”, y proviene de “Biel”,
que significa blanco en ruso, y de “yra” que es un aumentativo.
Actualmente existen
aproximadamente unas 150.000 belugas en el mundo, en el Ártico, en costas de
América del Norte, Rusia y Groenlandia. Han sido objeto de caza durante muchos
siglos, pero en la actualidad tan solo se permite su caza para alimentación de
las poblaciones Inuit. Sus depredadores naturales son los osos polares y las
orcas. Desde 2008 está catalogada en la Lista Roja de la IUCN como especie de
baja preocupación, sin conocer bien cuáles son las tendencias de sus poblaciones.
La población de la ensenada de Cook, en Alaska, está clasificada como en
peligro crítico.
La cara “simpática” de las belugas las hace “ideales” para la cautividad
Grabado antiguo de la captura de belugas
Tienen una cara simpática, como
los delfines, y por ello son ideales para la cautividad, dado que son
juguetones y muy curiosos con los humanos. Se llevan capturando para el negocio
de la cautividad desde 1861, cuando P. T. Barnum, en su lucha con algunos
colegas por mostrar al público todo tipo de animales, anunció su nueva
exhibición en el museo de Nueva York: dos belugas vivas que murieron un día o
dos después de llegar a dicho museo. Era el principio de un ambicioso negocio.
Un siglo y medio más tarde, según datos de 2015, 57 acuarios de todo el mundo
acogían unos 235 ejemplares, de las que 47 habían nacido en cautiverio.
Posiblemente, y debido al reciente crecimiento exponencial de este tipo de
negocios en China, las cifras pueden ser aún mayores en estos momentos.
Cartel de The American Museum, donde P. T. Barnum mostró las dos primeras
belugas vivas.
Anuncio en la prensa donde se muestran animales exóticos, como el
hipopótamo o la beluga
Dibujo de una representación con belugas en una exhibición pública
A continuación, vamos a contar algunos
aspectos del presente y pasado de las belugas, comenzando por las primeras
leyendas sobre este animal.
Leyendas sobre belugas
La leyenda más antigua es la de
la historia de una joven del ártico que sale de su aldea para recoger huevos y
regresa llevando el cráneo de ballena en su cabeza. El espíritu de la ballena
dentro del cráneo la hace ir hacia el mar, donde éste se transforma en una
beluga llamada Keiko, que se casa con la joven. Ella retorna al pueblo, donde
da a luz a una cría de beluga. Cuando el bebe-beluga es demasiado grande para
vivir en la casa, la madre lo lleva al océano, donde años después es capturado
y matado por cazadores. La familia de la joven madre, enfadada con el asesinato
de su hijo entra en guerra contra el clan de los cazadores, y así es como
comienzan las guerras entre los humanos.
Ya en tiempos más recientes una
leyenda medieval cristiana habla de un caballo blanco al que se obliga a llevar
la piedra angular del monasterio local cruzando las aguas heladas del Mar
Blanco, hacia la isla de Solovetsky para fundar una nueva capilla. El hielo se
rompe y el caballo se ahoga. Pero el Arcángel San Miguel encuentra la piedra y
la lleva a su destino. Y así entonces el caballo renace como la primera de las
belugas.
En 1704 el monje alemán Adam de
Bremen viajó al Ártico y escribió sobre la relación de los locales con las
belugas: “Todas las gentes de los países
del norte son cristianos, salvo los que migran a lo largo de la costa cerca del
Polo. Se dice que tienen una gran sabiduría y usan la magia para comunicarse
entré sí incluso cundo están lejos unos de otros. Además, cantan canciones para
convencer a las ballenas blancas para que se acerquen a la costa. “
Una de las primeras representaciones gráficas de belugas en un grabado.
Los cuentos sobre belugas se
remontan a miles de años. Una talla en piedra de hace 6000 años en el noroeste
de Rusia nos muestra a una mujer, puede que una chamana, comunicándose con una
beluga.
Petroglifo, talla en piedra en la que se representa a una mujer
comunicándose con una beluga
En la actualidad muchos
científicos creen que las belugas serán el primer eslabón para poder establecer
una comunicación real con los cetáceos, dado lo locuaces que parecen. Algunos
de ellos llevan trabajando años con ellas y las observan desde una torre en la
costa norte de Rusia, en un lugar donde estos animales se reúnen para comer.
Explican que llegan en grupos de entre 5 y 15 animales, siempre precedidas por
un individuo explorador, el cual señala al resto del grupo si hay peces y si
los humanos están o no molestando en la zona.
Quizá la leyenda más popular en
la actualidad es la apariencia de “sirena” que tienen las belugas, debido a
unas fotografías en las que parece que bajo el manto de gruesa piel del animal
se adivinan unas “piernas” humanas, lo cual no deja de ser curioso, cuando las
sirenas no tienen piernas. Los científicos una y otra vez repiten que aquello
que parecen extremidades internas es la propia grasa del animal, que ocupa el
40 % de su masa, y en particular unas acumulaciones adicionales de grasa que
tienen en sus flancos, y que les permiten vivir en las bajas temperaturas del
Ártico.
Esta imagen ha recorrido todas las redes sociales. La apariencia de
“piernas” bajo el manto de su piel ha excitado la imaginación de algunos, que
han llegado a ver en la imagen, una sirena.
La cárcel de ballenas rusa
Hace muy poco tiempo escribíamos
también en este blog, sobre el hallazgo de una zona llamada “Base de
adaptación” en la Bahía de Srednaya, cerca de Vladivostok, donde once orcas y
casi 100 belugas se almacenaban ilegalmente tras ser capturadas en el mar de Ojostk,
para su venta a acuarios chinos. El Gobierno Ruso paralizó la operación de
estas empresas que se dedicaban a este negocio, al incumplir las leyes rusas.
La cárcel de orcas y belugas en Rusia
La realidad es que, tras varios
meses desde su descubrimiento en agosto de 2018, las autoridades rusas aún no
saben muy bien qué hacer con estos animales. Han decido liberarlos, tras la
presión de los conservacionistas, pero aún no saben cómo. El pasado mes de
abril el equipo de Jean Michele Cousteau, invitado por las autoridades rusas,
visitó las instalaciones en las que se encuentran hacinados estos animales,
para evaluar las posibilidades de liberación, y declaró que aún era factible su
liberación, dado que el poco tiempo pasado en cautividad aún no era demasiado
para impedirles sobrevivir en libertad.
Las autoridades rusas el pasado
15 de mayo declararon que iban a liberar a todos los cetáceos este verano, en
la propia bahía de Srednaya. Inmediatamente los grupos conservacionistas y el
propio Jean Michel Cousteau declararon que no liberar a los animales en la
misma zona en la que fueron capturados podía tener muchos inconvenientes, que
se queden muy cerca de donde actualmente viven y son alimentados, que no
encuentren a su población de origen, o al menos una que les acoja. Esta acción
sería un riesgo de que la liberación se convierta en una falsa liberación,
donde los animales se queden en la zona, o un circo mediático y sean una
atracción turística dada la facilidad que tienen en la actualidad para
interactuar con los humanos.
Desde finales de julio se han venido liberando algunos animales en el Mar de Ojostk, donde fueron capturados. No ha trascendido mucha información y lo único que se sabe es que se han liberado belugas en grupos pequeños y que algunas han sido etiquetadas para su seguimiento. No sabemos cómo se va a resolver
el futuro de las belugas que quedan, y si las liberadas podrán sobrevivir, pero la verdad es
que es un problema muy serio para las autoridades rusas.
A fecha de septiembre de 2019 casi 70 belugas quedan aún por liberar y el Gobierno Ruso sabe que no les da tiempo a liberarlas antes de que comience la etapa invernal. Será otro invierno de cautividad para estos animales.
A fecha de septiembre de 2019 casi 70 belugas quedan aún por liberar y el Gobierno Ruso sabe que no les da tiempo a liberarlas antes de que comience la etapa invernal. Será otro invierno de cautividad para estos animales.
La beluga solitaria de las costas de Noruega
Unas semanas atrás la prensa de
todo el mundo se hizo eco del hallazgo de una beluga solitaria en las costas de
Noruega, en la localidad de Hammerfest. Era un animal muy amistoso con los
humanos y tenía un arnés del que fue liberada.
La beluga encontrada en Noruega tenía un arnés, del que fue liberada
Las autoridades noruegas han
barajado dos hipótesis sobre la procedencia del animal. Por un lado, que fuera
una beluga “militar”, es decir, que formara parte de los animales entrenados
por el ejército ruso para operaciones militares. La segunda hipótesis es que
proviniera de una instalación para niños enfermos rusos, en la que se bañan e
interactúan con estos animales supuestamente para mejorar de sus enfermedades.
Se trata al fin y al cabo de dos formas de cautiverio posibles de las que este
animal haya podido escapar.
La cuestión ahora es que el
animal se queda en la zona e interactúa con los turistas que van a verla. De hecho,
se ha difundido un vídeo en el que se la ve recuperando un móvil de un turista,
que había caído al agua, con lo que su presencia se está convirtiendo, una vez
más, en un circo mediático. Las autoridades no tienen un lugar para llevarla,
dado que en Noruega no hay delfinarios, por lo que se están planteando
“devolverla” a Rusia.
Mientras se analiza qué es lo
mejor para el animal, se ha dado permiso por parte de las autoridades de pesca noruegas,
en vista de su mal estado de nutrición, para que se la pueda alimentar, no se
sabe si por parte de la comunidad o de las autoridades locales, que ya le han
puesto el nombre de Hvaldimir. Este es el primer paso para el reconocimiento de
que éste es un animal no del todo salvaje, por la aparente incapacidad de
alimentarse y valerse por sí mismo.
Santuario de belugas en Islandia
En abril de 2018, gracias a una
generosa donación de Merlin Entertainments, la organización Sea Life Trust,
creada por la cadena mundial de acuarios Sea Life, junto con Whale and Dolphin
Conservation, comenzaron la construcción de un santuario de belugas en las
Islas Vestmannaeyjar, en la Bahía de Klettsvik, en las costas de Islandia. Es
una iniciativa pionera en el mundo, que servirá para dar un hogar a dos belugas
cautivas hembras llamada Little White y Little Grey, provenientes del Chang
Feng Ocean Park, en Shanghai.
Situación del santuario de belugas en Islandia
Con una superficie de 32.000 m2
y una media de 10 metros de profundidad, les permitirá tener un retiro digno a
estos dos animales de 12 años de edad que fueron capturados de muy jóvenes.
Allí se construirán las instalaciones terrestres para el seguimiento y control
de los animales, así como un centro de visitantes y de educación.
La zona donde se situará el santuario
La idea es crear un precedente en
la liberación de mamíferos marinos cautivos, demostrando que es factible el uso
de santuarios para dar una vida mejor a los animales que no es posible ya
liberar en la naturaleza, obteniendo así una solución al problema de qué hacer
con los animales cautivos que se encuentran en los delfinarios.
El proyecto es también controvertido,
dado que algunos activistas piensan que este tipo de santuarios no dejan de ser
también lugares de cautividad. El tiempo nos dirá si esta solución, que a
priori es la más aplaudida por todos, permite realmente dar un lugar más digno
a aquellos animales cuya liberación total no es posible.
Little gray y Little white son las belugas procedentes de Shanghai, que
van a ser llevadas al santuario de Islandia. Fuente: SeaLife Trust
Las belugas del acuario de Vancouver
En 2018 el Acuario de Vancouver anunció
que en adelante no iba a tener cetáceos en cautividad, justo cuando en Canada
se está en proceso de aprobación de una ley que prohibirá la cautividad de
cetáceos. Esta instalación, que es conocida porque fue el primer lugar donde se
tuvo una orca cautiva, y lo es también por la alta mortandad de los cetáceos
que alberga.
El pasado mes de mayo se conoció
que la instalación de Marineland Niagara ha solicitado permiso para trasladar
siete belugas fuera de sus instalaciones. Dos de ellas, las pertenecientes al
Acuario de Vancouver, y a cargo de Marineland, se enviarán a l’Oceanografic en
Valencia, que es uno de los centros del que es copropietario el Acuario. En
l’Oceanografic ya viven tres belugas, una pareja, Yulca y Kairo, con su cría de
dos años, Kylu.
Es de destacar que en
l’Oceanografic ya se ha denunciado por parte de conservacionistas españoles la
penosa vida en cautividad de estos animales. La hembra que vivía allí desde la
construcción del centro fue inseminada y en 2006 se supo que su bebé, el
primero que nació en cautividad en Europa, no salió adelante por la
imposibilidad de su madre de amamantarla. También existe un macho en esta
instalación, del cual se difundieron unas imágenes
terribles de la terrible depresión que sufría este animal, por causa de la
falta de adaptación a la cautividad.
No es de extrañar que estos
animales no se adapten tan bien a la cautividad como nos hacen creer. A los
problemas de la cautividad en sí, y su falta de espacio y de relación social
con otros individuos, se suma en este caso el hecho de que simular las
condiciones del ártico no es tan fácil. Se simula la temperatura del agua y la
falta de luz, pero no se simulan las estaciones del ártico, un verano corto con
mucha luz y un invierno largo con poca.
Una beluga en el Támesis
En septiembre de 2018 se pudo ver
una beluga en la desembocadura del rio Támesis, a la altura de Gravesend. Se la
ha visto regularmente en la zona, alimentándose. Ha suscitado tal revuelo
mediático, que incluso se le ha puesto un nombre: Benny. Las autoridades
estaban preocupadas por el hecho de que estuviera sola, alejada de su grupo, y
dudaban de que pudiera sobrevivir en esas condiciones. En el mes de noviembre
anularon unos fuegos artificiales, simplemente por el hecho de que pudieran
afectar al animal.
Benny, la beluga del Támesis. Foto: Rob Powell
La beluga del Támesis ha llamado la atención de numerosos curiosos
En mayo de este año los expertos
locales en cetáceos concluyeron que el animal ha dejado definitivamente la
zona, sin saber qué ha sido de él.
Es indudable que las belugas
están de actualidad, y no precisamente por historias felices. Su cara
“sonriente” nos oculta la terrible realidad que está sufriendo esta especie.
Referencias: