Afortunadamente, las instalaciones
de cautiverio de cetáceos están dejando de tener una buena imagen entre los
ciudadanos. Las posibilidades de liberación de estos animales al ambiente
natural es un tema que hemos tratado en artículos anteriores. Hemos visto que
solo es posible cuando se trata de animales capturados directamente de su medio
y que han permanecido cautivos durante un periodo de tiempo no demasiado
elevado.
En Asia existen circos ambulantes
en los que actúan delfines, los cuales se transportan continuamente en
condiciones deplorables. Por esa razón, su mortalidad es muy elevada. Por suerte,
los delfines de este tipo de instalaciones son, en general, susceptibles de
liberación.
Muy distinto es el caso de las
instalaciones fijas de los delfinarios, que, aunque tienen mejores condiciones
de vida, siguen acusando una mortalidad elevada. Allí suelen establecer
programas de cría en cautividad. Por ello, se da el caso de animales cuya
liberación a la naturaleza es imposible, porque no han podido recibir la educación
social transmitida por sus familiares en condiciones de libertad. Para esos
animales, las posibilidades de supervivencia una vez liberados son casi nulas. En
esos casos se plantea el establecimiento de santuarios de cetáceos, lugares naturales
con aguas confinadas, separadas del mundo salvaje, que les permiten vivir en
condiciones casi naturales.
Rick O’Barry fue el entrenador de
los delfines que encarnaron al delfín Flipper en las películas. Posteriormente,
cuando renegó de su labor en la industria del cautiverio, fundó Dolphin
Project, una organización puntera en rescate, rehabilitación y liberación de
delfines. Lleva más de 40 años analizando las posibilidades de liberación de
cada uno de los animales cautivos que llegan a sus manos y liberando a muchos
de ellos.
Traducción libre del artículo de Dolphin Project sobre la liberación de tres delfines el 3 de septiembre de 2022 en Bali
Era la mañana perfecta: el mar
estaba en calma, se notaba el calor del sol del amanecer, y un coro de pájaros cantaba.
En el muelle, los postes se habían pintado de rojo y blanco, la bandera de
Indonesia.
Aproximadamente a las 8 de la
mañana llegaron la Ministra de Bosques y Medio Ambiente y su delegación. Ella
abrió oficialmente la puerta del tanque de alimentación (donde habían pasado la
noche), permitiendo que los delfines pudieran salir a la piscina principal,
cuyo extremo más lejano estaba abierto hacia la Bahía de Banyuwedang.
Durante los 90 minutos
siguientes, Johnny, Rocky y Rambo permanecieron allí, a pesar de que ya eran
libres. Iban y venían hacia la zona abierta, que tenía la red de separación
descolgada, pero no pasaban al lado libre. Para nosotros, cruzar ese límite representa
la libertad, pero para los delfines, suponía entrar en lo desconocido.
Finalmente, a las 9:33, Johnny
fue el primero en cruzar la frontera, marcando el camino para que los otros dos
delfines le siguieran. El “hermano mayor” nadó unos metros hacia la abertura de
salida, cruzándola, y desde allí se comunicó con los otros. Un instante más
tarde ambos ya estaban fuera de la piscina. Los tres delfines se sumergieron, subiendo
a superficie unos metros más adelante. Se dirigían hacia el mar abierto.
Cuando alcanzaron la salida de
la bahía, se dieron la vuelta, y finalmente nadaron en línea recta hacia las
aguas abiertas. Ya eran libres.
Jonny, Rocky y Rambo abandonan la bahía y nadan hacia el mar abierto. Fuente: DolphinProject.com
“Se volvieron hacia nosotros de nuevo, como para decir
gracias y adiós. Y entonces pusieron rumbo al mar abierto y desaparecieron
“
Lincoln O’Barry, Coordinador de Campañas en Dolphin Project.
En 2020 la pandemia nos afectó
a todos, justo unos meses después de que estos delfines fueran rescatados del
Hotel Melka Excelsior en Bali Norte, y el mundo se confinó como no lo había
hecho nunca.
En ese momento teníamos tres
delfines en rehabilitación en el nuevo Centro de Liberación, Rehabilitación y
Retiro “Umah Lumba”, en la Bahía de Banyuwedang, en el Oeste de Bali (el primer
centro permanente de rehabilitación para delfines liberados). Nuestro equipo
hizo lo único que podía hacer: mantenerse disponibles, asegurándose de que los
delfines recibían protección y cuidados permanentes.
El centro “Umah Lumba” en Bali Oeste. Captura de pantalla del vídeo sobre la liberación de los delfines.
En el momento del rescate,
Johnny, Rocky y Rambo tenían falta de peso, desnutrición y sufrían heridas físicas
serias. Gradualmente, bajo los cuidados de nuestro atento equipo, comenzaron a
volver a la vida. Recuperaron peso, fortaleza y color, mostrando de forma
natural sus características propias del mundo salvaje del que procedían.
Pasaron meses capturando sus
propias presas, usando su sonar para cazar. En el tanque de alimentación, cazaban
en grupo, alimentándose de pescado vivo. Conseguían permanecer el 90% del
tiempo de su tiempo bajo el agua, al contrario que los delfines cautivos, que
pasan ese tiempo en superficie. Poco a poco y de manera satisfactoria, iban
consiguiendo deprenderse de las conductas aprendidas en cautividad y volviendo
a las que tenían cuando eran libres.
En los últimos 40 años, los
proyectos de readaptación y suelta en los que hemos trabajado habían durado entre
dos y cuatro meses. En el caso de estos delfines, este proceso se prolongó
mucho más. Una serie de confinamientos, restricciones de viaje y de reunión,
hicieron que Indonesia dejara de emitir permisos de liberación de animales
durante un largo tiempo. Ello se prolongó hasta la primavera de 2022, cuando
por fin conseguimos el anhelado permiso.
“Este proyecto es un inmenso orgullo para el Pueblo
Indonesio. Este país creó el primer centro permanente de rehabilitación,
liberación y retiro para delfines. Allí se realizó una cirugía dental a Johnny.
Aunque el veterinario que desarrolló la técnica era extranjero, la realizó un
veterinario indonesio. Un equipo indonesio diseñó el tanque de alimentación,
donde los delfines cazaban y capturaban pescado. Vamos a tomar el modelo del
Centro de Rehabilitación, Liberación y Retiro de Umah Lumba para construir
santuarios de delfines en Norte América y Europa”
Lincoln O’Barry coordinador de Campañas de Dolphin Project.
A pesar de los fuertes vientos
que se produjeron tras el maravilloso tiempo que hizo el día de la liberación,
el equipo fue capaz de seguir a los delfines liberados manteniendo una
distancia segura.
El equipo de Dolphin Project y la Policía Marina de Bali comienzan el seguimiento de los delfines tras su liberación. Fuente: DolphinProject.com
Los primeros 90 días tras la
liberación son cruciales para que los animales se acostumbren a su nueva vida. Se
han establecido varios planes de contingencia, que cumplen todos los posibles
escenarios que pudieran ocurrir, incluso el de que quieran volver al centro.
Nuestros barcos saldrán diariamente, observando el estado físico de los
delfines.
Los pescadores y operadores de
barcos de la zona han recibido entrenamiento para no acercarse o alimentar a
los delfines, si se encuentran con ellos. Se ha dispuesto una línea de
comunicación para que se utilice en caso de avistamiento de los delfines, y se
han puesto carteles informativos en muchos pueblos.
Tras la liberación, se seguirá
a los delfines mediante un sistema GPS a lo largo de un año. Esperamos que
recuperen su vida natural como mamíferos, pero, por si quieren volver temporal
o definitivamente a Umah Lumba, nuestras piscinas flotantes se mantendrán
abiertas y con equipo suficiente.
Los costes de seguimiento a
estos delfines se incrementarán frente a los del proceso de readaptación al
medio natural que tuvo lugar en el centro. Ahora no se gasta en alimentación
(unos 3.000$ al mes), pero existen costes de combustible para los barcos de
seguimiento, y de los sistemas de seguimiento digital con GPS (entre 7.500$ y
10.000$ al mes).
En condiciones ideales, los
delfines deberían ser totalmente reintegrados a la vida salvaje, según el
Protocolo de Liberación de Delfines Cautivos que se aplica en este caso.
Se sigue trabajando para que
el centro acoja a más delfines liberados.
El equipo celebra el trabajo bien hecho. Fuente: DolphinProject.com
Johny el “hermano mayor”
Johnny, el delfín de más edad,
fue capturado en el Mar de Java, desde donde pasó a trabajar en un circo
ambulante. Se iba trasladando de ciudad en ciudad en una piscina de plástico. Su
última parada fue en una piscina de agua con gran cantidad de cloro en el Melka Excelsior Hotel de Bali Norte, donde, durante
años este delfín estuvo solo.
La cautividad le provocó mucho
sufrimiento, daños en la piel y una herida en su aleta derecha. Sus dientes
estaban gastados hasta sus encías y tenía falta de peso.
Desde el inicio de su
rehabilitación ha ganado peso y fuerza, y en el verano de 2022, tras un cuidado
proceso de evaluación y planificación, se le practicó una intervención para
ponerle dientes nuevos, utilizando una técnica novedosa.
Johnny tenía los dientes desgastados y era necesario dotarle de una dentadura funcional para que pudiera ser liberado. Foto: Dolphin Project. Captura de pantalla del vídeo sobre la liberación de los delfines
Las crónicas de liberaciones de
delfines al medio natural de Dolphin Project siempre son una fuente de
optimismo para todos lo que denunciamos el cautiverio de cetáceos. Existen
formas de devolverles a la libertad, y cada vez se aplican más.
¡Buena suerte, Johny, Rocky y
Rambo!
Referencias
https://www.dolphinproject.com/blog/free-at-last/
Vídeo de la
liberación:
https://vimeo.com/746708952?embedded=true&source=vimeo_logo&owner=5304026
Vídeo de la
operación dental de Johnny: