Este artículo se publicó en la Revista Acusub num 208 http://acusub.com/?p=3570
Texto: Mónica Alonso Ruiz
Agradecimiento: Este artículo no hubiera sido posible sin la inestimable ayuda de Javier Guallart, el cual me presentó a este animal tan curioso hace años, y me ayudó mucho con este texto.
Fuente: El Litoral de Granada. https://litoraldegranada.ugr.es/el-litoral/el-litoral-sumergido/fauna/moluscos/gasteropodos/subclase-patellogastropoda/patella-ferruginea/
Existe un animal muy singular,
muy desconocido, aunque desde antiguo se ha consumido mucho porque al ser muy
barato se le consideraba el marisco de los pobres. Se trata de la lapa, la cual
se ha usado mucho para hacer arroces, o para platos de tapa en los bares. Los
que viváis en la costa seguramente lo habréis probado.
La lapa ferruginosa (Patella ferruginea) está presente en el
Mediterráneo, y por su grave peligro de extinción, en la actualidad está
comenzando a ser protagonista de muchos estudios, campañas educativas y
esfuerzos de conservación. Aunque está incluida en el Catálogo Español de
Especies Amenazadas como "en peligro de extinción", en la misma
categoría que el lince ibérico o el quebrantahuesos, es mucho menos conocida y
la sociedad no es consciente de su precario estado de conservación.
Patella ferruginea
La lapa ferruginosa (Patella ferruginea) es un gasterópodo
marino endémico del Mediterráneo occidental. Los gasterópodos son la clase más
extensa del filo de los moluscos, y se caracterizan por tener una concha de una
sola pieza (univalvos) y un pie musculoso. A este grupo pertenecen las babosas
de mar (que generalmente no tienen concha), las babosas terrestres y los
caracoles, entre otros.
Las lapas son pues “caracoles
marinos”, y tienen una concha cónica y un pie musculoso muy fuerte que les
permite adherirse al sustrato a modo de ventosa. La fuerza de esta es tan
grande que de ahí proviene la expresión de que alguien “se pega como una lapa”.
Este aspecto es muy importante para su supervivencia, dado que si el animal,
por cualquier causa, se despega del sustrato y cae con el pie hacia arriba, carece
de la protección de la concha e inmediatamente es presa de los depredadores.
Fuente: El Litoral de Granada. https://litoraldegranada.ugr.es/el-litoral/el-litoral-sumergido/fauna/moluscos/gasteropodos/subclase-patellogastropoda/patella-ferruginea/
P. ferruginea es una lapa grande, de las mayores de Europa, porque
su concha puede medir entre 40 y 80 mm, aunque puede superar los 100 mm de
diámetro máximo. Se caracteriza por las gruesas y elevadas costillas de su
concha, que puede estar erosionada por la fuerza del mar y generalmente alberga
diversos organismos que viven sobre ella, tales como balanos o algas (llamados
organismos epibiontes).
Dibujo de juvenil de Patella
ferruginea, símbolo del grupo de Facebook Patella ferruginea – lapa
ferruginea
El color exterior de la concha es
pardo-ferruginoso, con bandas concéntricas amarillentas y oscuras en los
ejemplares más jóvenes. Es ese color similar al del óxido del hierro de la
concha el que ha dado lugar al término ferrugínea de su nombre científico.
Vista dorsal de Patella ferrugínea.
Foto: Javier Guallart. Fuente: Wikipedia
Vista ventral de Patella ferrugínea.
Foto: Javier Guallart. Fuente: Wikipedia
Animal sedentario y vegetariano
Habita en la zona mediolitoral, el
equivalente al intermareal, en un mar como el Mediterráneo donde las mareas son
muy reducidas, en sustratos rocosos batidos moderadamente por las olas, por lo
que es habitual encontrarla en las escolleras de los puertos afectadas por el
oleaje, en zonas libres de vegetación.
Es un animal sedentario, que se
mueve poco. Tiene el hábito de adaptar la concha completamente a un punto
determinado del litoral, al que regresa siempre tras realizar recorridos de como
mucho algo más de un metro y duración entre 2 y 6 horas, durante la noche o
cuando está sumergida la zona. El tener la concha adaptada a un sitio fijo le
obliga a volver siempre a él. Ello es debido a la necesidad de adherirse
fuertemente al sustrato para resistir el embate de las olas, tener la
suficiente humedad para evitar desecarse en marea baja y mar en calma, pero
sobre todo para protegerse de los depredadores. Su presencia en este punto hace
que quede en la roca una impresión de distinto color, que llamamos “huella” y puede
en realidad considerarse como la casa donde vive (en inglés se llama “home
scar”).
Lapas regresando a su huella: Fuente: El Litoral de Granada. https://litoraldegranada.ugr.es/el-litoral/el-litoral-sumergido/fauna/moluscos/gasteropodos/subclase-patellogastropoda/patella-ferruginea/
Ocurre que, aunque es muy fiel a su
“huella”, esporádicamente puede realizar desplazamientos para cambiar de huella
y ubicarse en un nuevo punto del litoral. Esto lo hace por varias causas, por
ejemplo cuando tiene demasiada competencia poblacional, cuando alguna
irregularidad de la roca le impide crecer más ya en un determinado punto o
cuando proliferan algas verdes que ocupan su espacio.
Fuente: “Estado de la población de Patella
ferrugínea en al área del Estrecho de Gibraltar. Manuel J. Maestre y otros
No se conoce muy bien su dieta,
pero al parecer se alimenta del biofilm
que recubre al sustrato, formado por la capa bacteriana de cianobacterias (capaces
de realizar la fotosíntesis y por eso anteriormente se llamaban algas
verdeazuladas), y por diatomeas (algas unicelulares), así como por propágulos
de algas.
Las lapas son especies
ramoneadoras, que utilizan una estructura rasposa llamada rádula, que tiene una
estructura laminar con dientes minúsculos, y que sirve para raspar (ramonear)
las algas de las que se alimentan. Estos minúsculos dientes contienen un
mineral llamado goetita, el cual parece ser uno de los materiales más
resistentes de la naturaleza.
Reproducción
Recientes descubrimientos han
conseguido explicar los resultados de los censos de lapas, en los que se
observó una marcada segregación de sexos
por tallas. Entre 25 y 40 mm de talla todos los ejemplares son machos y, a
partir de ahí, la proporción de hembras va creciendo.
El conocimiento de estos datos permitió
elaborar la teoría de que es una especie con hermafroditismo proterándrico, lo que significa que los ejemplares alcanzan
la madurez sexual como machos y van cambiando de sexo a hembras en algún
momento de su vida, como le ocurre al pez payaso o a los meros. Estudios más
recientes han permitido verificar el cambio de sexo en los ejemplares, pero no
solo en el sentido de macho a hembra sino también en el contrario, de hembra a
macho en fases más adultas, lo que
explica que entre los individuos más grandes también se hayan encontrado
machos.
Se supone que es una especie de
crecimiento lento, para la que se ha sugerido una longevidad superior a 30
años. Además, tiene una fecundidad baja y una fase planctónica de corta
duración que limita mucho su capacidad de dispersión larvaria.
La reproducción se realiza en
otoño, de agosto a noviembre. Se precisa una densidad mínima de machos y
hembras para garantizar el éxito reproductor, es decir, que se produzca un
número mínimo de larvas para que llegue a la edad juvenil una cantidad
suficiente de ejemplares que se fijen al sustrato. Ello explica que algunos
grupos de pocos ejemplares aislados de determinadas zonas de Andalucía y Murcia
no sean núcleos reproductivos.
Ciclo vital completo de Patella ferruginea. González, González et al., 2015.
En 2012 un equipo español de
investigadores consiguió por primera vez la obtención de juveniles mediante
reproducción en el laboratorio. Esto puede tener gran importancia para futuros
trabajos de recuperación de poblaciones.
Grave estado de conservación
Patella ferruginea está considerada como uno de los invertebrados marinos
más amenazados del Mediterráneo. En la actualidad sólo se pueden encontrar poblaciones
en buen estado en las costas del Norte de África, sobre todo en el mar de
Alborán entre Ceuta y el oeste de Argelia, así como en la isla tunecina de
Zembra. También hay pequeñas poblaciones en España, en Andalucía y Murcia, y en
la isla de Alborán. Otras poblaciones menores se encuentran también en zonas de
Córcega y Cerdeña. Recientemente se ha descubierto un pequeño número de ejemplares
en las costas continentales del norte de Italia, donde se creía extinguida.
Cartel informativo de una playa de Melilla, donde se indican las
sanciones a aplicar. Fuente: Grupo de Facebook Patella ferruginea – lapa
ferruginosa
Es llamativo que hasta hace pocos
años estuvo muy extendida por la costa andaluza, desde Gibraltar hasta Cabo de
Gata, pero las poblaciones se han ido fragmentando y desapareciendo. Sin
embargo, la población de Melilla y Ceuta parece que se encuentra en buenas
condiciones, con presencia de núcleos reproductores. Es en las Islas Chafarinas
donde se encuentra la población más numerosa.
Distribución de la lapa ferruginosa en el Mediterráneo. Fuente: Luque et
al., 2018
Patella ferruginea en el Cabo de Tres Forcas. Fuente: Estudio para la conservación
de las poblaciones de Patella ferruginea
en Melilla. J. A. González y col.
Fuera de las áreas anteriores, se
localiza en algunas zonas de Córcega y de Cerdeña, algunos pequeños
archipiélagos en las proximidades de estas dos islas y la isla de Pantellaria,
en el canal de Sicilia. En la costa italiana peninsular se la puede ver en
algunas localidades aisladas del litoral toscano.
Mapa del área de distribución de Patella ferruginea. Moreno y Arroyo,
2008. Fuente: Estudio de Impacto ambiental Ampliación Puerto de Melilla.
Autoridad Portuaria Puerto de Melilla.
Es una especie que ha consumido
el hombre desde la prehistoria. Precisamente ha sido debido a la presión humana,
por su consumo, su uso como cebo y por el coleccionismo de su concha, por lo
que ha ido empeorando sus condiciones de conservación a lo largo de todo el
siglo XX. Ello se ha potenciado por la contaminación y por la gran cantidad de
obras marítimas que se han ido haciendo en el litoral mediterráneo. Esto último
ha contribuido a la desaparición de sus hábitats naturales.
Es bastante singular el conocimiento
de que parece haber encontrado un segundo hogar de origen no natural en las
escolleras de los puertos. Sin embargo esto no es tan extraño, porque por
ejemplo, en las ciudades de Ceuta y Melilla, que son zonas muy pobladas al lado
del mar, una gran parte de su línea de costa se ha visto alterada al convertirse
en estructuras artificiales. Por otra parte, su presencia en escolleras de
puertos militares, indicaría no su preferencia por sustratos artificiales, sino
más bien se supervivencia en aquellos sitios donde la gente (tanto los locales
como los turistas) tienen el acceso restringido.
Las lapas se han consumido desde antiguo. Fuente: Vent d Cabylia
Protección de la
especie
El estado de regresión de las
poblaciones de Patella ferruginea hizo
que se incluyera en diversas figuras de protección de la legislación europea
(Anexo II del Convenio de Berna, Anexo II del Convenio de Barcelona, Anexo IV
de la Directiva de Hábitats).
En cuanto a la protección en
España, en 1999 se incluyó en el Catálogo Español de Especies Amenazadas (en
aquel momento Catálogo Nacional de Especies Amenazadas), en su máxima categoría
de protección, “en peligro de extinción”. La Ley del Patrimonio Natural y de la
Biodiversidad, que regula más recientemente este catálogo (desde 2007),
establece que la inclusión de una especie en la categoría “en peligro de extinción”,
además de la obligación de preservar la especie e impedir la muerte de sus
individuos, conllevará, en un plazo máximo de tres años, la adopción de un plan
de recuperación para asegurar su conservación, que deben realizar las
Comunidades Autónomas donde se encuentre la misma.
Sin embargo, hasta el momento no
se ha aprobado ningún plan de recuperación en las comunidades o ciudades
autónomas en las que se encuentra la especie (Andalucía, Ceuta, Melilla y
Murcia), si bien figura en el Programa de Gestión Sostenible del Medio Marino
Andaluz como especie cuyo estudio es prioritario y se incluyó en el Catálogo
Andaluz de Especies Amenazadas como en peligro crítico.
En 2008 se aprobó la “Estrategia
para la conservación de la lapa ferrugínea (Patella
ferruginea) en España”, que constituye formalmente la primera estrategia para
un animal marino en España y que representa el primer esfuerzo dirigido a
establecer actuaciones concretas para la conservación de un invertebrado marino
en España.
En la Estrategia se destaca el
desconocimiento social de esta especie, que permite que se pueda seguir
recolectando sin ser consciente del daño que se le está causando. También se subraya
que las poblaciones existentes en España no parecen tener ni el tamaño ni la
estructura mínimos que posibiliten su reproducción, salvo en Chafarinas, Ceuta
y Melilla.
Adicionalmente se recomienda el
control anual de las poblaciones reproductoras, realizando un censo exhaustivo
al menos cada cuatro años.
En relación a los impactos por
construcciones de infraestructuras y obras costeras, recomienda no autorizarlas
en las zonas declaradas como críticas o sensibles. Además, desestima el
traslado de ejemplares excepto con fines de investigación, e incita a
desarrollar técnicas de acuicultura para posibles proyectos de reintroducción
de la especie, así como a abrir líneas de investigación.
Patella ferruginea y el Puerto de Melilla
Esta lapa tan desconocida es la
protagonista del proyecto de ampliación del Puerto de Melilla, y está
condicionando las soluciones planteadas, como consecuencia de las medidas de
protección establecidas tras su penoso estado de conservación.
La escollera del Puerto de
Melilla está compuesta de una serie de bloques de hormigón envejecidos por los
embates del mar y por la colonización marina. Ello ha posibilitado la presencia
y expansión de la lapa ferrugínea.
Situación del puerto de Melilla, que va a ser ampliado, y de la escollera
en la que existe una colonia de Patella
ferruginea. Fuente: MITECO
La Autoridad Portuaria del Puerto
de Melilla está desarrollando un proyecto de ampliación de sus instalaciones,
que actualmente está en fase de tramitación ambiental desde 2014, es decir,
evaluando los impactos ambientales significativos de la obra.
La ampliación del puerto se
justifica por la necesidad de aumentar la superficie con el fin de diversificar
sus actividades, en este caso dedicadas a la gestión del tráfico de mercancías.
Se trata de construir una gran explanada de 25 hectáreas en terrenos ganados al
mar, que quede abrigada por un dique exterior, en una superficie anexa al
puerto actual, el cual quedaría incluido dentro del nuevo puerto.
Dentro de los trámites a realizar
en el preceptivo proceso de evaluación ambiental se redactó un Estudio de
Impacto Ambiental, que ha sido sometido a consulta pública y a un análisis por
parte del órgano ambiental del Ministerio para la Transición Ecológica. Este
organismo debe emitir la Declaración de Impacto Ambiental, validando si la
solución del proyecto es compatible con el medio ambiente o no, y establecer
las medidas necesarias para evitar, reducir, corregir, o compensar los impactos,
en caso de que sea compatible. Aún no se ha emitido dicha resolución.
Uno de los principales impactos
del proyecto, es la afectación a la colonia de Patella ferruginea de su escollera. En ella reside una colonia estimada
en unos 25.000 ejemplares adultos (más un número indeterminado de juveniles),
que no se puede afectar de ninguna manera, por ser condición de su inclusión en
el Catálogo.
El Dique del Nordeste del Puerto
de Melilla se construyó a principios del siglo XX y actualmente es el hábitat
antrópico (no natural) de otra multitud de especies como Corallina elongata, Dendropoma
petraeum, Patella rustica…, junto
con Patella ferruginea.
Fotografía aérea de la escollera norte del Puerto de Melilla. En la parte
inferior de la fotografía se aprecia la ampliación del dique que se hizo en 2002,
con bloques diferentes a los del dique inicial. Fuente: Guallart et al., 2013
La escollera fue construida usando
bloques prismáticos de hormigón armado de 5x3x3m. Tras la última ampliación del
muelle entre los años 2002-2003, existen además bloques nuevos y de menor
rugosidad, por lo que el conjunto de la escollera está formado por bloques de
distinta edad, características físicas y tiempo de erosión diferente, y con
diferentes densidades de población de la lapa.
Distribución y censo de la lapa ferrugínea en la escollera del Puerto.
Fuente: Autoridad Portuaria de Melilla. Autores: Javier Guallart, Angel A.
Luque, Iván Acevedo y Marta Calvo, 2013
El establecimiento de un puerto
exterior que abarque al ya existente provocaría que las aguas que rodeen a la
antigua escollera, que no puede ser demolida, cambien en cuanto a su dinámica litoral
(ya no va a haber oleaje). Presumiblemente también va a cambiar su calidad,
porque la de las aguas interiores a un puerto es objetivamente peor que la de
sus aguas exteriores.
Durante varios años se habló de
trasladar uno a uno los bloques de la escollera con lapas, hasta ubicarlos en
otra zona con la misma posición exacta. La idea sea basaba entre otras cosas,
en unos trabajos que se hicieron en el puerto de Gibraltar, con un número de
bloques muy reducido y trasladados a una distancia corta. La propia autoridad
de Melilla, en 2013, ante la necesidad de reparar un pequeño muelle en las
islas Chafarinas decidió ensayar esta técnica, con resultados que pueden
calificarse como desastrosos. En cualquier caso, el trasladar bloques de
hormigón de 5x3x3 m existentes en una escollera de más de 1 km de longitud para
recolocarlos de manera que las lapas no sufrieran ningún daño, se descartó
definitivamente.
Vista aérea del actual puerto y el proyecto del nuevo, que se une al
anterior mediante un puente que atraviesa un estrecho canal que los separaría,
para supuestamente preservar el paso de agua por la antigua escollera. Fuente:
Autoridad Portuaria del Puerto de Melilla
En el Estudio de impacto
Ambiental, redactado por la Autoridad Portuaria se identifican los siguientes
impactos:
- ·Alteración de las condiciones hidrodinámicas: el oleaje y las corrientes.
- · Pérdida de la calidad del agua por aumento de turbidez y vertido de aguas residuales.
- · Afectación a flujos larvarios.
- · Pérdida de adherencia por vibraciones.
En el diseño del nuevo puerto, se
analizaron tres alternativas, que tuvieron en cuenta la preservación de Patella
ferruginea en el dique. Finalmente se escogió la que consiste en que el nuevo
puerto esté literalmente separado del anterior, dejando un estrecho canal de
paso de agua entre los dos puertos.
Afectación a Patella ferrugínea
del Puerto de Melilla (en rojo). Autores: González, J. A. et al., 2015. Fuente:
Estudio de Impacto ambiental Ampliación Puerto de Melilla. Autoridad Portuaria
Puerto de Melilla.
Principales impactos de la ampliación del Puerto de Melilla. Fuente:
MITECO.
Afección a Patella ferruginea.
Fuente: MITECO.
Es innegable que la ampliación
del puerto supondría impactos sobre la población de lapas, por más que se discuta
sobre ello en el Estudio de Impacto Ambiental del proyecto. Ello se produciría especialmente
en el momento de las obras, que es cuando se provocaría la muerte directa de un
número más o menos indeterminado de ejemplares, que el citado estudio de Impacto
Ambiental trata de estimar. A ello habría que sumar el cambio de condiciones
ambientales de todo el contingente de la población (unos 25.000 adultos más un
número indeterminado de juveniles) que posiblemente no puedan adaptarse a estos
cambios y mueran.
Estudio de Impacto
Ambiental. Estimación ejemplares de Patella ferruginea afectados por el
proyecto. Es llamativo que la alternativa 3, la finalmente elegida, según el
estudio, no produzca ninguna afección a la especie. Fuente: Autoridad Portuaria
de Melilla
También es necesario considerar
la indicación de la Estrategia, de no autorizar obras marítimas en zonas
críticas o sensibles para la especie. En este caso debe valorarse si la pérdida
de los ejemplares de Melilla, tan críticos para la situación de conservación de
la especie, compensa la mejora que va a suponer para el desarrollo de la
ciudad.
Todos estos aspectos deben
incluirse en el dictamen que el Ministerio debe emitir en la Declaración de
Impacto Ambiental, que presumiblemente, dada la dificultad del asunto, podría
retrasarse mucho.
Por otro lado, en el caso de que la
ampliación del puerto no se lleve a cabo, es preciso considerar la erosión que
tiene la escollera actualmente, que ha perdido gran parte de su volumen desde
que se construyó, por lo que en el futuro habría que hacer obras de
consolidación del dique, aportando nueva escollera. Aunque el Estudio de
Impacto Ambiental del proyecto indica que no realizar ninguna actuación
supondría la mortalidad de un cierto número de ejemplares (Alternativa 0), según
los expertos, no existen evidencias de que haya habido ningún declive en la
población de la especie y cabe plantearse que esta se readapta y se reproduce a
un ritmo más rápido que la degradación de los bloques de hormigón.
Es muy probable que en el futuro,
sea necesario reforzar la protección de escollera del dique existente, especialmente si la
ampliación del puerto no sigue adelante. Teniendo en cuenta la obligatoriedad
de preservar la población de lapas
existente, ello requeriría posiblemente del desarrollo de soluciones
imaginativas del diseño de la nueva protección del dique, diferentes de la de
verter nuevos bloques de hormigón sobre los existentes.
No es la primera vez que P. ferrugínea es determinante en la
denegación ambiental de la ampliación de un puerto en nuestras costas. La
primera vez fue en Ceuta, donde la
tercera fase de la ampliación de su puerto se denegó en el año 2009. En el caso
de Tarifa, en 2011, también se rechazó la ampliación del puerto por la misma
razón.
La prensa local de 2011 se hizo eco de que la presencia de Patella ferrugínea fue determinante en
la no aprobación de la ampliación del Puerto de Tarifa. Fuente: EuropaSur
La solución del traslado no es viable
La Comisión Europea concedió un
proyecto LIFE a un consorcio formado por el Laboratorio de Biología Marina de
la Universidad de Sevilla, la Autoridad Portuaria de Melilla y Acciona
Ingeniería S.A. El programa LIFE es el único instrumento financiero de la Unión
Europea dedicado de forma exclusiva al medio ambiente. El proyecto se inició en
2016 y finalizará en 2021.
Su objetivo principal es probar
una nueva metodología para permitir el traslado de reclutas desde la población
de Melilla (población donante), bien conservada y con una alta densidad de
ejemplares, hasta la bahía de Algeciras (área receptora), caracterizada por
unos valores de densidad relativamente bajos, pero con potencialidad para
alcanzar un tamaño poblacional que le permita desarrollarse como población
reproductora.
El objetivo de este proyecto,
según declaran sus responsables, es meramente científico, para establecer una
metodología que permita repoblar zonas que anteriormente tuvieron ejemplares y
que actualmente sus poblaciones se han visto muy mermadas. No es, por lo tanto,
un proyecto de traslado de ejemplares adultos de una población a otra, dado que
se trata de juveniles que se insertan en la zona receptora.
De hecho, la Estrategia aconseja
desestimar por completo el traslado de ejemplares, de acuerdo con los
resultados obtenidos hasta la fecha de su publicación, como consecuencia de la
elevada tasa de mortalidad de los individuos trasladados. En todas las
experiencias de traslado de ejemplares procedentes de poblaciones naturales, se
han registrado tasas de mortalidad inasumibles para una especie en este estatus
de protección.
Se siguen realizando experimentos
de traslado, aunque, según los expertos, estos se deberían centrar sobre todo
en aquellos obtenidos mediante técnicas de acuicultura. En este caso, las
mortalidades de larvas durante la metamorfosis pueden ser asumibles y, una vez
conseguidos juveniles, también una cierta mortalidad debida a las reubicaciones
o traslados. Pero en estas condiciones estaríamos hablando de ejemplares
procedentes de acuicultura: la mortalidad asociada al traslado de ejemplares
procedentes de poblaciones naturales, sigue siendo completamente inaceptable (e
ilegal).
La opinión de los expertos
Javier Guallart, es uno de los biólogos
que mejor conoce Patella ferrugínea, por
haber trabajado con ella durante dos
décadas, estudiando la población de las Islas Chafarinas. Es uno de los más
reconocidos expertos en esta especie, que participó en la elaboración de la
Estrategia, ha realizado numerosas publicaciones, y actualmente está trabajando
en otro proyecto del programa LIFE, ReLlife
sobre P. ferrugínea en las costas italianas.
Es un muy buen conocedor de la
población de Melilla y zonas próximas, y por ello explica su postura respecto a
la ampliación del puerto de esta ciudad en una entrevista que le hicieron en
2018 para el noticiario de la SEM (Sociedad Española de Malacología):
“En Melilla hay una de las mejores (y escasas; y eso es lo realmente
preocupante) poblaciones de esta especie. Pero hoy en día pesa sobre ella una
amenaza tan definida y tangible como es el proyecto de ampliación del puerto.
Sobre esto hay un amplio debate, que está pendiente de la valoración por parte
de las Administraciones acerca de las alegaciones en contra de este proyecto.
Por mi parte, no tengo problemas en informar que en su momento presenté un
documento de 26 páginas de alegaciones en contra de la aprobación del proyecto.
Como ejemplo en Melilla, hace menos de una década se realizaron obras
en un tramo de su litoral que se estima que habrían producido la muerte directa
de unos 2.000 adultos de P. ferruginea
(más un número indeterminado de juveniles), una especie como decimos
estrictamente protegida. No se hizo nada al respecto (aunque la especie ya
estaba en el Catálogo Nacional). Y por mucho que digan en distintos medios
acerca de la “recolonización del nuevo litoral” (aspecto que no se reconoce en
ningún documento relativo a la conservación, algo así como “destruyamos que
luego ya se recolonizará”), pasados casi 10 años en el nuevo espacio litoral no
se ha llegado ni siquiera recuperar en número la población original.
A pesar de ello, son frecuentes en prensa durante los últimos meses declaraciones
de personas con responsabilidad en Administraciones públicas afirmando datos
absurdos: que P. ferruginea no está protegida en Melilla, que en Melilla hay
tantos ejemplares que hay excedentes para trasladar a otras zonas... En mi
opinión son declaraciones irresponsables de personas con responsabilidades públicas,
que intentan trasladar una falsa idea través de los medios de comunicación,
todo lo cual en conjunto es muy preocupante.
Por su parte, en las costas de Marruecos próximas, la presencia de Patella
ferruginea es variable, pero por todo lo
que sabemos (de fuentes propias y ajenas) su abundancia es mucho menor que en
Melilla o en Ceuta. Esto se puede atribuir a distintos factores. Algunos son la
topografía costera, su mayor o menor influencia de aguas atlánticas o, como se
ha podido observar en varias ocasiones, la captura de estas lapas por la
población local de pequeños pueblos para su autoconsumo.
Y en el entorno de Argelia cercano a Chafarinas, se sabe que hace 40
años había poblaciones excelentes (p. ej. Ghazaouet o Rachgoun) pero actualmente
casi no hay información para P. ferruginea en el litoral de este país, aparte de algunos trabajos en las Islas
Habibas, donde se halla una excelente población de esta especie.”
La lapa se reivindica como especie en peligro
Como hemos podido ver, todo lo
que rodea a esta especie es muy desconocido para el público. El hecho de que
esté en tan precario estado de conservación hace que sean muy importantes las
labores de divulgación que se están haciendo.
Particularmente, como potenciales
consumidores de lapas, debemos ser conscientes cuando nos la ofrezcan,
enterarnos de qué especie se trata y si está protegida o no. Hay varias
especies de lapas en nuestras costas y no todas ellas están amenazadas. En las
pescaderías es obligatorio poner un cartel con la trazabilidad y podemos
pedirlo si no lo tienen. En los bares y restaurantes es más difícil que nos den
referencias sobre la especie. En cualquier caso, no debemos comerlas si no
estamos seguros de que no sea una especie amenazada.
Diferentes tipos de lapas que se pueden ver en el litoral andaluz.
Fuente: Junta de Andalucía
Que este pequeño animal esté poniendo
en serios aprietos la aprobación del proyecto de ampliación del Puerto de
Melilla, significa que las especies en peligro de extinción, sean como sean,
conocidas o desconocidas para la población, llamativas o no, son
importantes, una vez que se incluyen en los catálogos y en las listas de
protección. Y que una vez catalogados prime su conservación sobre el resto de
actividades.
No sabemos si finalmente la lapa
ganará y la ampliación del puerto se hará o no, pero lo que sí está claro es
que afortunadamente la protección de esta especie está dando mucho qué hacer y de
qué hablar, y que en el futuro, la protección de las especies amenazadas será
un factor determinante en cada actuación humana que se realice.
¡¡Buena suerte Patella!!
https://www.puertodemelilla.es/index.php/perfil-del-contratante/33-informacion/ampliacion-del-puerto
https://www.puertodemelilla.es/index.php/informacion/ampliacion-del-puerto/estudio-impacto-ambiental