miércoles, 1 de junio de 2016

Los mapas del fondo marino: descubriendo un nuevo mundo

Texto: Mónica Alonso Ruiz

Los científicos nos cuentan que tan solo el 15 % de la superficie de los océanos está cartografiada. Esto es muy poco, si tenemos en cuenta que la superficie terrestre aérea (emergida) está prácticamente cartografiada al 100 %. Considerando que la superficie de los océanos representa un 70.8 % de la superficie total del planeta, nos damos cuenta de que el océano, y especialmente el océano profundo, más inaccesible, está prácticamente inexplorado.

Barcos de investigación oceanográfica de la NOAA 
Fairweather y Rainier.
Foto: NOAA
Vamos a analizar en este artículo cómo se realizan las labores de cartografiado del océano, y cómo, según se va avanzando se descubren más y más nuevos elementos nuevos que conforman el relieve submarino, nuevas montañas inexploradas, nuevas simas desconocidas: posiblemente se trate de la operación exploratoria más ambiciosa de nuestros días. Y es que resulta que sabemos más de Marte que del fondo del mar: la desaparición del vuelo MH370 de Malaysian Airlines a principios de 2014 ha aumentado la conciencia global sobre el escaso conocimiento de las profundidades del océano.

Las primeras exploraciones cartográficas del océano, como la expedición Challenger (véase mi artículo La Expedición Challenger: Pioneros en el estudio de las profundidades marinas), utilizaban sondas de cuerda con un peso en el fondo. Con esa primitiva herramienta consiguieron localizar la fosa de las Marianas, con tan solo 360 sondeos de profundidad realizados. Hoy en día se tienen herramientas mucho mejores, se utilizan satélites y estaciones de medida desde boyas o desde barco, y se tiene una idea más completa del fondo marino de la que se tenía en el siglo XIX, pero los resultados no son proporcionalmente mejores a los medios de los que se dispone.

Las expediciones cartográficas son caras, dado que requieren de barcos y sumergibles especializados, y necesitan de una cuidada planificación, para lograr el máximo en términos de información, en el menor tiempo posible. Y para que ello ocurra, los científicos tienen que tener una idea previa de los elementos orográficos con los que se van a encontrar. Los mapas detallados del fondo marino son escasos, salvo para zonas someras y cercanas a la costa. La utilización de sumergibles operados por control remoto (ROV’s), o el uso de sumergibles operados por humanos sin una idea clara de lo que uno se puede encontrar ahí abajo puede llevar a pérdidas de equipo o de vidas humanas. Empezamos a entender ahora la ardua tarea a la que se enfrentan las expediciones cartográficas.

Los sistemas de sonar

Como acabamos de citar, en la actualidad ya no se utilizan las antiguas sondas de cuerda, pero el sistema es similar: ahora se envía abajo, desde un barco, una señal de sonar o pulso, se mide el tiempo en que la señal tarda en llegar al fondo y volver a la superficie, y como consecuencia, se obtiene la profundidad del punto estudiado. Se utilizan múltiples puntos de señal, que viajan al fondo a diferentes ángulos desde el barco. Y cada uno de esos pulsos, conocido el ángulo y el tiempo en bajar y subir, nos permite conocer la profundidad de los puntos donde la señal toca fondo. Una vez obtenido el resultado del haz de pulsos, se mueve el barco hacia adelante, y se va haciendo un barrido de una determinada zona del fondo marino. Son las denominadas ecosondas y se realizan barridos de línea, o de un solo haz (single-beam echo-sounder) o multihaz (multi-beam echo-sounder). Las ecosondas pueden ser de alta frecuencia o de baja frecuencia: las primeras son más adecuadas para fondos poco profundos, pues al no penetrar la onda en el subsuelo, refleja rápidamente.  Las ecosondas de baja frecuencia permiten un rango de profundidad mayor, e incluso penetrar en el subsuelo, por lo que se utilizan para profundidades mayores o pare detectar tipos de materiales en el subsuelo. 

Los barcos desde los que se envían las señales pueden estar a 3000 o 4000 metros sobre el fondo marino, y las señales que se envían, cada una con su ángulo, sólo pueden obtener una determinada resolución, menor cuanta mayor sea la profundidad. Por lo general, todo lo que esté a una profundidad marina de hasta 200 metros se puede calcular mejor y obtener una aceptable resolución.

Foto: British Anctartic Survey

Para mejorar la resolución solo es posible que las señales de sonar se envíen desde vehículos situados a profundidad, como los antes mencionados ROVs o los sumergibles tripulados.

Un sistema de sonar en abanico
CC File Upload Bot (Magnus Manske)
Con estos sistemas en abanico desde barco se ha cartografiado un 15 % de la superficie de los océanos, lo que equivale a la superficie de África, pero cuando nos referimos a alta resolución, la cobertura de cartografía es ínfima, comparativamente del orden del tamaño de la Isla de Tasmania, dado que requiere de un esfuerzo mucho mayor, y que se lleva realizando tan solo en la última década.

En la inmensidad de las extensiones oceánicas, los encargados de realizar esas mediciones son, como hemos citado ya, en primera línea, los navíos de exploración que se dedican en sus misiones científicas a registrar en una carta náutica los datos de un área determinada. La calidad de los datos de la cartografía originada en zonas y rutas navegables es mucho mejor, dado que las compañías de transporte necesitan mejores datos. Y también lo es la de áreas bajas. 

Los nuevos sistemas

El sonar de barrido lateral es un sistema tipo ecosonda que se viene utilizando mucho para el análisis detallado de algunas zonas del océano, pues es capaz de realizar levantamientos de arqueología marina, y junto con la toma de muestras del fondo puede permitir determinar la distribución de los materiales y texturas del fondo marino. Se suele utilizar para detectar obstáculos en el suelo marino que puedan ser un riesgo para la navegación. También se utilizan para investigar las condiciones de las tuberías y cables submarinos. Se trata de arrastrar un “towfish” (una especie de torpedo submarino) remolcado por el barco que emite un haz lateral en ambos lados, cubriendo una gran superficie bajo el mismo. Quizá hayáis oído hablar de este sistema en documentales de televisión americanos, donde utilizando esta tecnología, realizan levantamientos del lecho marino en zonas singulares, y haciéndonos viajar virtualmente al fondo marino.

Fuente: ABC Cultura

Los nuevos sistemas de cartografía, utilizando ROVs, combinan también el uso de GPS, el sonar lateral y los sistemas de reflexión sísmica, que envían otro tipo de señal diferente a la del sonar.

Sistema de reflexión sísmica desde barco, utilizando hidrófonos de superficie
CC MWhit
Los ordenadores, cada vez más potentes, combinan los datos recibidos y son capaces de realizar modelos 3D de la superficie del fondo marino.

Modelo 3D del fondo marino
Foto del vídeo “Modern mapping” del Curso “Exploring the Oceans” de la Universidad de Southampton


Un pecio en la Bahía de Kachemak, Alaska, encontrado por un sonar de abanico en 2008.
Foto: NOAA
De vez en cuando leemos en la prensa que se ha editado un nuevo mapa del fondo marino con datos de satélite, revelando miles de montañas inexploradas, y ya se nos explica el uso de otros sistemas, como el del análisis gravitatorio.

La fuerza de la gravedad refleja la topografía y la tectónica del fondo del mar”, dice David Sandwell, un geofísico de la Institución Scripps de Oceanografía de la Universidad de California, San Diego, que ha dirigido un estudio cuyos resultados salieron a la luz en 2014. Estos estudios complementan los datos obtenidos por los métodos anteriores, aunque en la actualidad no se obtiene una alta resolución, pero permiten mejorar la calidad de la documentación previa que permite el desarrollo de nuevas expediciones cartográficas. También sirven de base para los mapas oceánicos de Google.

El nuevo mapa del fondo marino refleja nuevos detalles, como terremotos (puntos rojos), los valles submarinos y las fallas.
Foto Institución Scripps. Universidad de California
Sorpresas submarinas

La fosa de las Marianas, al este de Japón, de casi 11 kilómetros de profundidad, es considerada el punto de mayor profundidad de todos los océanos del planeta. Podríamos preguntarnos si, dado el escaso conocimiento del fondo marino, podría ser que un territorio menos explorado que ese nos depare una sorpresa, es decir, que exista un lugar aún más profundo. Sin embargo los expertos dudan de que abismos como ese hayan pasado desapercibidos a los nuevos sistemas.


Lo que sí nos dicen los expertos es que el fondo marino está en cambio continuo, por causa de los movimientos sísmicos o la tectónica de placas. Un movimiento tectónico puede producir desplazamientos en cuestión de minutos, e incluso de segundos. Si recordamos las consecuencias del tsunami que se produjo en Indonesia hace algunos años, allí la placa submarina se elevó unos metros en pocos segundos.

En el Mediterráneo se observa una fuerte actividad volcánica, en el Vesubio, en el Estrómboli y también en el Etna. Allí se registra una gran actividad volcánica y, naturalmente, también una fuerte modificación del suelo marino, algo que los científicos italianos se ocupan de medir con exactitud. Por encima de una burbuja de magma las placas submarinas se elevan y descienden, y así lo hacen también las masas terrestres circundantes. Por lo demás, también existen modificaciones cuando un volcán entra en erupción y provoca el deslizamiento de toneladas de roca hacia el mar, como sucedió en 2008 con el Estrómboli.

Recolección internacional de datos

En algunos países es obligación de los directores de todas las misiones de investigación entregar datos acerca de la profundidad marina, registrados por sondas acústicas multihaz y archivados en ordenadores, a ciertas agencias nacionales encargadas de proporcionar cartas náuticas, como por ejemplo la central de la Oficina Federal de Navegación Marina e Hidrografía en Alemania. Allí se evalúan esos datos, se los procesa, y se los publica y archiva para el caso de que exista interés en elaborar con ellos cartografías calibradas que se publican luego de manera oficial. Por ejemplo, en el Báltico, existe un proyecto denominado FAMOS (Finalising Surveys for the Baltic Motorways of the Sea), que pretende mejorar la seguridad en la navegación en ese mar poco profundo. En él participan las agencias de Suecia, Finlandia, Estonia, Lituania, Alemania y Dinamarca.



Pero, ¿para qué necesitamos cartografiar el fondo marino?

El afán aventurero y exploratorio quedó aparcado en el siglo XIX, y en la actualidad el hombre solo explora bien para asegurar las rutas de transporte, o bien empujado por la búsqueda de nuevos recursos. El océano profundo está lleno de nuevos recursos, tanto biológicos como minerales, y son las grandes empresas mineras las que, desafortunadamente en muchos casos están financiando las expediciones que llevan a cabo los gobiernos o las universidades.

Referencias:



lunes, 25 de abril de 2016

LOS TIBURONES BLANCOS MADURAN SEXUALMENTE MÁS TARDE DE LO QUE SE PENSABA HASTA AHORA

Artículo traducido por Mónica Alonso, del original de Laura Sesana en Arbiter News el 18 de abril de 2016
Los tiburones blancos  maduran más tarde y crecen más lentamente de lo que los investigadores creían anteriormente, de acuerdo con un nuevo estudio publicado en línea en Marine and Freshwater Research . Los resultados son alarmantes, ya que esto significaría que el tiburón blanco, ya muy vulnerable, puede tener que hacer frente a presiones aún mayores de las que antes se creía, y por lo tanto tardaría más tiempo de lo estimado actualmente para recuperar sus poblaciones.
El estudio llegó a la conclusión de si bien los machos alcanzan la madurez sexual alrededor de los 26 años las hembras no alcanzan la madurez sexual hasta los 33 años.  Esto es mucho más tarde de lo que se pensaba según estimaciones previas. De acuerdo con la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional (NOAA), la teoría más aceptada consideraba que la madurez sexual se alcanzaba para los tiburones blancos entre los 4 y los 10 años para los machos y entre los 7 y los 13 años para las hembras.
El estudio, una de sus coautoras es Lisa Natanson , una bióloga marina e investigadora de tiburones en el Northeast Fisheries Science Center de la NOAA,  proporciona la primera curva de crecimiento fiable para el tiburón blanco ( Carcharodon carcharias) en el Atlántico Norte. Basándose en un estudio anterior sobre la longevidad tiburón blanco utilizando la datación por radiocarbono, los investigadores analizaron muestras vertebrales de 77 tiburones blancos, 41 machos y 36 hembras, recogidos entre 1963 y 2010 por el Programa Apex Predator de la NOAA.
"Con los datos obtenidos sobre la longevidad en nuestro primer estudio, ahora somos capaces de describir no sólo cuanto viven los tiburones blancos, sino también la tasa de crecimiento de esta especie, que es notablemente más lenta de lo que se pensaba," dijo Natanson .
Los pares de bandas se han marcado con puntos 
negros en esta vértebra de tiburón blanco. 
Foto: Lisa Natanson, NEFSC:NOAA
Para este estudio, los investigadores contaron y analizaron pares de bandas en muestras vertebrales. Los pares de bandas con depósitos alternantes translúcidos y opacos, similares a los anillos en un tronco de árbol, dispuestos secuencialmente en las vértebras según el tiburón crece. Sin embargo, la tasa de depósito puede cambiar durante un período de tiempo.
El primer estudio sobre la longevidad determinó que los conteos de pares de bandas eran sólo fiables hasta los 44 años de edad. Después de ese punto, los investigadores concluyeron que los recuentos de edades par de bandas subestimaban la edad de los tiburones, que podría ser de hasta 73 años de edad.
"La edad estimada para la madurez sexual descrita en el estudio actual podría conducir a nuevas estimaciones en cuanto a las tasas de renovación de población, que serían mucho más lentas que las utilizadas en el pasado", dice el sitio web de la NOAA .
El gran tiburón blanco aparece en el Apéndice II de la Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres (CITES) y aparece como Vulnerable en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN.
Debido a que maduran tarde en la vida, crecen lentamente y tienen camadas pequeñas, las poblaciones de tiburones pueden ser especialmente difíciles de renovar. Un tiburón que se mata o muere en el largo lapso entre el nacimiento y la madurez sexual no se reproduce, lo que perjudica aún más las cifras de población y la desaceleración del crecimiento de la población.
Foto: Terry Gross
Las amenazas a las que hace frente el gran tiburón blanco incluyen la pesca deportiva y comercial. Muchos son capturados por los particulares y los pescadores deportivos para obtener sus mandíbulas, dientes y aletas o como trofeos. A los tiburones blancos también los matan después de accidentes de mordeduras a humanos. Otros tiburones blancos son atrapados en las redes de enmalle comerciales dirigidas a capturar otros peces. Debido a que muchas poblaciones de tiburones blancos dependen de los hábitats costeros como zonas de cría y de cría, también son vulnerables a la degradación de su hábitat.
"Nuestro océano necesita grandes tiburones blancos. Como súper-depredadores del océano, los tiburones blancos juegan un papel crítico de arriba hacia abajo en la estructuración del ecosistema marino mediante la regulación de las poblaciones de presas de focas y leones marinos “, afirma Oceana en una petición para incluir al gran tiburón blanco en la lista del Acta de Especies en Peligro. " La presencia de grandes tiburones blancos en última instancia, mantiene la red alimenticia del océano en equilibrio y aumenta la diversidad de las especies del ecosistema en general.



jueves, 21 de abril de 2016

FEEDING DE TIBURONES: LA CONTROVERSIA

Texto Mónica Alonso Ruiz
Este artículo se publicó en la Revista AcuSub en el número 156

Los encuentros con tiburones son raros y excepcionales. El feeding de tiburones es una actividad que consiste en alimentarlos para atraerlos y poder bucear con ellos. Tanto si solo se les atrae, como si realmente se les alimenta, en presencia de buceadores, esta actividad es controvertida, por las posibles consecuencias de modificación de la conducta de un animal salvaje en presencia de humanos.

El feeding, o alimentación de tiburones para atraerlos, siempre ha sido una cuestión controvertida. Por un lado están los operadores de buceo que comercializan estas prácticas, y que realmente las necesitan para asegurar los encuentros con tiburones, y los fotógrafos y adictos a la adrenalina, y por otro lado están los ciudadanos concienciados por la conservación de los tiburones, las víctimas de ataques de tiburón, los pescadores submarinos, etc. Es difícil asegurar cuáles de ellos tienen razón, aunque personalmente nos inclinemos por un buceo lo menos perturbador posible. Pero para tener más elementos de juicio empecemos por saber las técnicas de feeding y por analizar que dicen los detractores y defensores del mismo.

Técnicas de atracción de tiburones

Como animales salvajes que son, alimentar a los tiburones es peligroso y no debe hacerse más que por profesionales adiestrados en estas actividades. No es posible eliminar cierto riesgo de ser herido gravemente o incluso de morir en el intento. Sabiendo esto, vamos a intentar presentar las distintas técnicas que se utilizan para atraer a los tiburones, tanto para el buceo con ellos, como para su estudio, fotografiado, etc.

El tipo de feeding utilizado debe adaptarse a la especie de tiburón, y a las condiciones y experiencia del que lo practica. No es lo mismo un tiburón blanco, superdepredador de potente cuerpo, que una pintarroja, para la cual ni siquiera se plantea alimentarla, dado que los encuentros con ellas son casuales y puesto que se alimenta de pequeños organismos, pues no es tan sencillo….ni tampoco es que haya mucha demanda de buceo con estos pequeños animalitos. Otro caso el del tiburón ballena, que se alimenta de plancton. En Oslob, en la isla de Cebú, los pescadores han conseguido modificar la conducta de estos animales, a base de alimentarles de grandes masa de plancton. Así han conseguido un gran negocio pues innumerables visitantes se sumergen cada día para nadar con grupos de varios ejemplares juveniles, que han dejado de migrar para quedarse donde está el alimento fácil.


Hablemos pues de alimentación de tiburones superdepredadores y pelágicos.

La técnica del “chumming”, consiste en atraer a los tiburones sin alimentarlos. Se hace una mezcla de sangre y pequeños desechos de pescado y se echa por la borda. Esta mezcla excita el sentido del olfato de los tiburones, lo que les atrae hacia la fuente del olor, pero una ver explorada la zona sin recibir recompensa el animal continúa su ruta.

Otra técnica es sumergir una caja de plástico agujereada en la que se introducen fragmentos de pescado. El movimiento de la caja en el agua permite la salida del aroma de pescado que atrae a los escualos. Una ventaja de este sistema frente al “chumming” es que se establece un foco claro del olor y los tiburones suelen centrar su atención en la caja, y no se centran tanto en los buceadores situados en las cercanías.





Una forma de atraer a los tiburones hacia un barco es tirar un sedal con un pescado atado. Con esto se consigue que los tiburones sigan al barco hasta que se coman el cebo, o mejor, hasta que el cebo es retirado del agua justo antes de que sea alcanzado. Esto lo usan los fotógrafos para hacer tomas de superficie del animal o bien sumergiendo una cámara conseguir tomas muy cercanas del animal en movimiento. Con esta técnica se ha conseguido medir la velocidad de los tiburones.

Otra forma de cebo es el uso de un gran bloque de pescado congelado que es introducido en el agua una vez que los buceadores están situados en el fondo en posición para visionar los tiburones. De esta manera se evita el riesgo de la coexistencia del cebo con los buceadores cuando éstos están descendiendo al fondo. El inconveniente de esta forma de cebo es que se alimenta de verdad a los animales, y la visibilidad se ve disminuida cuando el cebo se extiende por la zona según se va descongelando.
Hay infinitas formas de alimentar a mano a los tiburones, pero siempre son peligrosas. Generalmente el buceador que practica el feeding lleva una cota de malla para evitar mordiscos. Algunos ponen el cebo al final de un bastón para alejarlo de su mano, pero las fotografías obtenidas del tiburón alimentándose son poco realistas, al aparecer el bastón en las fotos.


Se han observado actividades de feeding, en las que cada fotógrafo lleva su cebo y atrae al animal por su cuenta. Esto no deja de ser muy peligroso cuando se trata de determinadas especies.

Detractores del feeding

La teoría más defendida es que la alimentación de los tiburones en presencia de buceadores y/o nadadores en snorkel, durante un periodo de tiempo conduce a que los tiburones comienzan a asociar la presencia humana con la comida. Efectivamente, el sonido de los motores de los barcos o del chapoteo de los humanos sirve como la campana que llama a los tiburones a la comida. Ante este estímulo, cuando no son capaces de encontrar su premio en forma de comida, especialmente en casos de poca visibilidad, o en las playas donde los bañistas chapotean, pues se pueden producir los accidentes por ataque.

En general no está permitido alimentar a los grandes depredadores en libertad,  a los osos, a los cocodrilos, o a los leones, dado que podrían ocurrir accidentes con humanos. Entonces, ¿por qué permitir alimentar a los tiburones?

Incluso si esta teoría no es cierta, y no está probado que los depredadores acaben asociando al hombre con la comida, las buenas prácticas conservacionistas de interacción con animales salvajes se basan en la mínima perturbación de los animales en su medio.

Defensores del feeding

No hay ninguna prueba de que el pequeño número de tiburones en el mundo que hayan sido alimentados para su atracción, sean los responsables de alguno de los escasos ataques que han ocurrido.

En general los ataques son producidos por especies que no participan en este tipo de prácticas.

La observación aérea de las playas abarrotadas de Florida ha conseguido fotografiar tiburones en las aguas someras, junto a los bañistas. Podría parecer que cualquiera de esos tiburones pudieran atacar, estimulados por los movimientos y chapoteos de los bañistas. Junto a estas playas hay muelles de pesca donde los pescadores aficionados introducen sus cebos en el agua constantemente. Esto incluye sangre y trozos de pescado, que se mezclan en el agua de los bañistas, en una zona de agua batida y baja visibilidad, y sin embargo esto no supone una llamada para los tiburones de la zona.
Los defensores del feeding indican también que durante las actividades de feeding cada animal recibe muy poca comida. Por lo tanto es difícil de creer que estos animales confíen en los humanos como fuente de aprovisionamiento de alimento.

Por otro lado parece que nunca se ha oído que un espectador de una sesión de feeding haya tenido algún percance (o no se ha difundido). Los buceadores que acuden a este tipo de inmersiones generalmente son ignorados por los buceadores, lo cual pudiera demostrar que los tiburones son capaces de distinguir entre los humanos y la comida.

Sin embargo la persona que alimenta directamente a los tiburones, suele recibir algún que otro bocado, al meterse en la vorágine de los tiburones luchando por el cebo. Por ello suelen llevar cota de malla e incluso casco. El mismo riesgo corren los pescadores submarinos, debido a los sonidos de baja frecuencia que emiten los peces moribundos que portan.

La comparación de los tiburones con otros depredadores terrestres, como leones o los cocodrilos no es muy buena, dado que existe una diferencia, los carnívoros terrestres comparten el medio con los humanos y, queramos o no podríamos estar en su dieta si se diera el caso. Sin embargo  muchos tiburones comen peces pero no se alimentan de mamíferos. Acercarse a un cocodrilo es peligroso siempre pues son capaces de devorar humanos si la ocasión se presenta. Sin embargo, por ejemplo es difícil que un tiburón de arrecife se acerque puesto que no estamos en su menú.

Otros tipos de grandes tiburones, como los grandes blancos, sí se alimentan de mamíferos, y por ello en las zonas donde coexisten dichos tiburones y los hombres no se realizan estas actividades y generalmente están prohibidas. Se realiza buceo con jaula y atracción con cebo o mediante “chumming”.

Ética medioambiental del feeding

Se suele decir que las inmersiones con feeding de tiburones tienen el fin principal de educar a los buceadores y con ello proteger a los tiburones por la concienciación de los que practican la actividad. No nos engañemos, por supuesto que siempre hay un fin educativo, pero se trata en definitiva de un negocio.

Pero por otro lado ¿es un negocio a criticar? Muchos profesionales del feeding son ex pescadores que han llegado a la conclusión de que da más dinero un tiburón vivo que muerto. Y en muchos casos las empresas de feeding simultanean la actividad con educación y acciones conservacionistas.

Además está el otro tema de la modificación de la conducta de los tiburones que se ceban. Por supuesto que se modifica su conducta, pero en teoría no demasiado: los tiburones que se ceban en este tipo de actividades aparecen muy rápido a la llamada del cebo, pero según los operadores de este tipo de actividades, el resto del tiempo mantienen una conducta normal.

Un segundo efecto de modificación de conducta es que cuando un barco de palangre extiende su línea en una zona de cebo de tiburones éstos caen con más facilidad en los anzuelos, pudiendo quedar devastada totalmente una población entera de tiburones en una sola tirada del palangre.

¿Y tú qué crees?

Si tras leer estas líneas todavía no te has posicionado de un lado o de otro, tienes que considerar un hecho mucho más importante: los océanos se han venido esquilmando sin piedad y numerosas especies están catalogadas según la IUCN (Organización internacional para la Conservación de los Océanos) como amenazadas de extinción. En este caso si una actividad como la descrita sirve para defender y conservar a los tiburones, pues podría pensarse que los inconvenientes son pocos.

Por otro lado si se prohibiera el feeding o el cebo de tiburones, no tendríamos muchas imágenes de tiburones de las que utilizamos para actividades educativas.
Los expertos e investigadores de tiburones explican que la actividad de cebo de tiburones es criticable o no en función de cómo se plantea el buceo con cebo. En general se posicionan en contra del feeding sin control, por el riesgo que representa. Sin embargo se muestran favorables a disponer una caja de carnada con agujeros que permite la dispersión de la esencia del pescado para atraer a los escualos. Además se muestran en contra de que los buceadores toquen a los tiburones, por los daños que pueden provocar a la piel de los escualos. Se muestran a favor de separar las zonas de bañistas de las zonas donde se atrae con cebo a los tiburones. Además consideran que el buceo con tiburones tiene cierto propósito educativo, dado que la posibilidad de bucear con tiburones de manera organizada sirve para incrementar el interés de los humanos por estas especies, y eliminar ciertos mitos que se han creado fundamentalmente a partir del cine. Además se recomienda contratar estas actividades con operadores que proporcionen charlas antes y después de la inmersión, tanto para mejorar la seguridad de la actividad (dando indicaciones de cuál es la mejor conducta), como para concienciar a los buceadores de la necesidad de conservar las especies de tiburones.


Pues ya tenéis tema para pensar: ¿interactuamos y protegemos?, o bien no interactuamos, limitando las actividades de cebo de tiburones, y protegemos igualmente. Pues no parece haber una respuesta fácil, vistos los argumentos de un lado y de otro.

jueves, 31 de marzo de 2016

EL GRAN TIBURÓN BLANCO: EL REY DE LOS MARES

Texto: Mónica Alonso Ruiz
CC Terry Goss
Vamos a hablar hoy de un animal emblemático, el tiburón blanco, el ser cuya mención recoge y magnifica todos los miedos ancestrales que los humanos sufrimos desde siempre. Y es que no es para menos, pues en tiempos recientes la industria del cine, y la película “Tiburón” de Spielberg han alimentado grandemente nuestros miedos hacia estos animales. Los monstruos, y especialmente los marinos han sido siempre el objetivo de cuentos, historias y leyendas, y casi siempre ha costado siglos cambiar la imagen de ellos.

Comencemos por describir a este fascinante animal. Se trata de un tiburón poderoso, de forma fusiforme o de torpedo, cuya forma hidrodinámica le permite una natación veloz. Su potente aleta caudal, la cola, es falsamente homocerca, aunque sus dos lóbulos, superior e inferior, son de tamaños semejantes, y presenta unas carenas laterales que dan rigidez en al plano horizontal, lo que es fundamental para la propulsión de un cuerpo tan grande. Cuando salta fuera del agua utiliza toda la potencia de su cola, en lo que se considera el ataque característico de esta especie, desde abajo hacia arriba, pudiendo describir saltos enormes con todo el cuerpo fuera del agua, cuando se lanza a por su presa..

Características

Sobre el tamaño de esta especie se ha hablado mucho. La longitud máxima habitualmente considerada por los científicos para el Carcharodon carcharias es de aproximadamente 6 - 6.5 metros, siendo las hembras mayores que los machos. Sin embargo se han publicado crónicas de capturas de animales de 8 o 9 metros, las cuales son poco fiables. Lo que sí parece cierto es que el animal más grande que se capturó en Malta en 1987, medía 7 metros. Y eso para que veamos que aún hay quien dice que en nuestro Mar Mediterráneo no hay tiburones: los científicos dicen que hay unas 90 especies, y el tiburón blanco es una de ellas.

Y, ¿por qué se le llama tiburón blanco?. Pues por el color blanco de su vientre que mostraban los especímenes muertos en las cubiertas de los barcos, y porque los ejemplares viejos tienen un color más claro, razón por la cual los pescadores comenzaron a llamarle tiburón blanco. Y en la actualidad, por ser un tiburón grande y poderoso, se le suele llamar “el gran blanco”, especialmente por parte de los anglosajones.

El nombre científico Carcharodon carcharias viene del griego “carcharos”, que significa irregular y “odon” que significa diente. Carcharias reitera el significado de irregular.

Este animal icónico, esta especie tan mediática, representante típico de todas las especies de tiburones, tiene una forma inconfundible, con su morro cónico y su gran robustez. Es un gran superdepredador, que se alimenta de cetáceos, mamíferos marinos, focas, peces, atunes, carroña, otros tiburones, etc. Los estudios más clásicos han revelado que la dentición de los ejemplares más jóvenes (que miden entre 1.5 y 3 metros, que es cuando se le supone adulto) tiene formas más afiladas, más parecidas a los dientes del marrajo, lo que evidencia una dieta a base de peces. Los ejemplares adultos tienen los dientes triangulares que todos conocemos, lo que evidencia una dieta más amplia, basada en mamíferos marinos y cetáceos. Hay muchos estudios sobre la alimentación de esta especie, y finalmente parece que la norma general es la que hemos citado, pero cada individuo tiene sus preferencias y su propia dieta, basada fundamentalmente en la disponibilidad de los recursos alimentarios e incluso algunos se han aventurado a señalar, que también se basa en el propio gusto de cada individuo.

Aunque se han realizado muchos estudios sobre el tiburón blanco, aún queda mucho por conocer de esta especie. Ello es debido a que las densidades de población son bajas y las probabilidades de encontrar más de un individuo en una zona son escasas, salvo en zonas bien localizadas en el mundo, donde la presencia de su alimento favorito, los leones marinos y las focas, permite que haya una cierta cantidad de tiburones en una zona, y que se hayan podido hacer estudios concretos sobre esas poblaciones.

Origen y evolución

Parece que siempre que se habla de la evolución de los tiburones, que aparecieron en nuestro planeta hace 400 millones de años, se cita al mítico Carcharodon megalodon, como ancestro gigante de nuestro blanco, especialmente porque los dientes triangulares de ambos presentaban numerosas similitudes. Sin embargo, investigadores de la Universidad de Florida han publicado en 2009 que el tiburón blanco evolucionó del tiburón mako de dientes anchos (Isurus hastalis) ya extinto, y no del famoso Carcharodon megalodon, al que se considera el pez carnívoro más grande conocido.

Se cree que el tiburón blanco existe desde el Mioceno y los fósiles más antiguos datan de hace unos dieciséis millones de años.




Distribución y migraciones



Es un animal solitario, de distribución en todos los mares templados del mundo, que se puede encontrar tanto en zonas costeras como oceánicas, pero siempre en la parte alta de la columna de agua. Las zonas donde se les encuentra de manera habitual son cinco:





  •          Islas Dyer y Seal en Ganssbai, en Sudáfrica
  •          Islas Neptuno en Australia del Sur
  •          Gran Barrera de Coral en Australia
  •          Islas Farallon y Año Nuevo en California. Estados Unidos
  •          Isla de Guadalupe en Baja California, México


Esquema de la visibilidad comparada en los diferentes lugares de buceo con tiburón blanco

Los científicos hablan de dos o tres poblaciones, la del sur de África, la australiana (pudiendo ser estas dos poblaciones una sola, aunque estudios genéticos recientes apuntan hacia dos poblaciones diferentes), y la del Pacífico.

Se cree que realizan grandes migraciones, habiéndose estudiado, en base a muestras de ADN y etiquetas con balizas seguidas por satélite, dos rutas migratorias fundamentales para esta especie:
  •          Migración entre Australia y Sudáfrica
  •          Migración del Pacífico Oriental

Mapamundi no publicado de la distribución y
centros de abundancia del tiburón blanco
(procedente de Compagno, en preparación
)
fuente: FAO

Los estudios realizados sobre la migración entre Sudáfrica y Australia han conseguido sacar a la luz que el tiburón blanco es el tiburón que ha realizado la migración transoceánica más rápida de la fauna marina: 110000 km en 99 días.


La migración del Pacífico Oriental parece que se realiza entre la costa de California, hasta una zona focal mar adentro, a 2500 km al oeste de la Península de Baja California, y también hacia las Islas Hawaii. Esta zona ha sido denominada por los científicos como White Shark Café o SOFA (Shared Offshore Foraging Area). El objetivo de acudir a esta zona focal, a donde siempre se dirigen, se desconoce, aunque parece que pudiera ser para dar a luz o aparearse, o bien para alimentarse. En fin, que los estudios de etiquetado son caros y difíciles, y aún se desconocen muchas características de este fenómeno de la naturaleza.


En el Mediterráneo el tiburón blanco está siempre presente, y es considerado un visitante regular, pues es especialmente avistado en el Golfo de Túnez, en Sicilia y en Malta. En 1992 se capturó en Barcelona un ejemplar de 4.75 m de longitud. Se cree que sigue la migración del atún rojo, que acude a nuestro “Mare Nostrum” a reproducirse.

El ataque del tiburón blanco y su alimentación

CC Divediscovery
Aunque se les considera “máquinas de matar”, (es lo que tiene el cine….) estos animales han desarrollado una técnica de caza de emboscada bastante sofisticada. Cada individuo tiene que trabajar mucho para conseguir las escurridizas presas, que a menudo escapan de sus envites. El tiburón se sitúa varios metros bajo la presa, que nada en superficie, y utiliza el color oscuro de su dorso para camuflarse en las aguas oscuras. Cuando considera que es el momento de atacar se lanza hacia arriba, impulsado por su potente cola, con las mandíbulas abiertas, desencajadas de su cabeza para mejorar la mordida. Si acierta con la presa, suele engullirla entera, si esta es pequeña, o bien si no lo es, arranca grandes trozos (no puede masticar) y la desgarra. Aprovecha bien la luz para atacar, siendo más frecuentes los ataques al anochecer o al amanecer, que es cuando la falta de luz les hace más invisibles.

En el Mediterráneo y en las costas atlánticas de África y Europa no se alimentan de focas, siendo el atún rojo su presa favorita. Podemos entender que el gran declive en las poblaciones de atunes rojos haya llevado también a un descenso en las poblaciones de tiburones blancos.

Frente a los que piensan que es un animal voraz, hay que decir que no son animales que se alimenten sin parar, en realidad comen cuando pueden. Se han hecho estudios y se conoce que si se alimentan con 30 kg de carne de foca, tardan mes y medio en volver a alimentarse. Así que el mito de “comedor insaciable” no es para tanto. Posiblemente los individuos con una dieta menos calórica, a base de peces, deban alimentarse más a menudo.

Son también oportunistas y se alimentan de carroña a la deriva, como es el caso de ballenas muertas, alrededor de las cuales sí se ha observado frenesí alimentario, con presencia de varios ejemplares.  

Eficacia energética

Foto: Mónica Sagrera
Los tiburones blancos están incluidos en la familia de los lámnidos, donde hay cinco especies de tiburones, muy semejantes entre sí, aunque todos de talla menor a la del blanco. Se trata del marrajo o mako (Isurus oxyrhinchus), el marrajo de aleta larga (Isurus paucus), el cailón o marrajo sardinero (Lamna nasus), el tiburón salmón (Lamna ditropis), y el tiburón blanco (Carcharodon carcharias).

Todos son morfológicamente hidrodinámicos y potentes y presentan una característica única, que les convierte en eficaces depredadores: tienen una tasa metabólica muy alta y mantienen su temperatura corporal más elevada que la del medio en el que viven: es decir, que son endotermos o de sangre caliente. La consecuencia de esto es su mayor rendimiento muscular, lo que les permite alcanzar las velocidades mayores y moverse en aguas más frías. Por ello el marrajo es el tiburón más rápido y el que salta mayor altura fuera del agua, y el tiburón salmón vive en aguas muy frías, de aproximadamente 5ºC, donde no podría vivir cualquier otro tiburón sin esta característica metabólica.

Como podemos ver, su gran sofisticación en cuanto a sus características físicas les aporta ventajas como superdepredadores, y les ensalza como animales icónicos que encarnan el prototipo del tiburón “típico”.

Estudios realizados y conservación

De este animal se desconoce casi todo: no se sabe bien su esperanza de vida, aunque se cree que pudiera vivir más de 50 años. Y claro, con este desconocimiento de edades y tallas de madurez sexual, esperanza de vida y tasas de crecimiento, es difícil establecer la situación de conservación de las poblaciones de tiburones blancos. No se les ha visto aparearse nunca. Se han capturado muy pocas hembras preñadas (son ovovivíparos, es decir, desarrollan los huevos dentro del vientre). Por toda esta carencia de datos, a pesar de ser de los tiburones más estudiados, es imposible saber el número de tiburones blancos que existen, aunque lo único que se sabe es que es escaso. También se cree que el incremento de la pesca deportiva de este animal, que  ha aumentado mucho en los últimos 50 años, ha conseguido que en algunas zonas se considere a esta especie como amenazada o en peligro de extinción.


En 1990 la Lista Roja de la IUCN incluyó por primera vez a esta especie como insuficientemente conocida, y desde 1996 se le considera como vulnerable. La pesca del este tiburón está prohibida en algunas zonas, como en Europa, California, Golfo de México, Namibia, Sudáfrica, Maldivas, Israel y parte de Australia. El Convenio CITES, que regula el comercio de las especies amenazadas, lo ha incluido en el apéndice II, prohibiendo su comercio internacional.   




Posiblemente hayáis podido ver algunos documentales sobre la labor que realiza Ocearch, una organización liderada por Chris Fisher, que se dedica a realizar investigaciones sobre los grandes blancos, mediante una espectacular técnica de captura con anzuelo, elevación del animal mediante unas plataformas, e instalación de un transmisor en la aleta dorsal del animal. Cada una de las capturas y etiquetado se filman y difunden en diferentes documentales, quizá de una forma excesivamente espectacular y televisiva. En estos documentales se pondera mucho el enorme trabajo de los investigadores en cada captura, y posiblemente se valora poco el bienestar del animal. Es evidente que elevar un ejemplar de gran tamaño en una plataforma, meterle una manguera de agua por la boca, para que no se ahogue y durante más de un cuarto de hora tomar muestras y colocarle un enorme transmisor en su aleta dorsal, pues no debe ser muy “cómodo” para el animal, y parece ser que se han denunciado casos de muerte de algunos ejemplares tras su posterior suelta. Además, posteriores identificaciones de individuos a los que se les ha colocado este enorme aparato en su aleta dorsal, han mostrado graves deterioros en la misma, por causa de infecciones, roturas parciales o totales, etc, lo que nos lleva a pensar en que los transmisores colocados deberían quizá ser un poco menos voluminosos, y en definitiva menos dañinos para el animal.





Es cierto que los resultados de Ocearch permiten mostrar al mundo la posición, casi en tiempo real, de algunos de los ejemplares marcados, e incluso se puede seguir por la web las rutas de estos ejemplares.  Quizá en este caso se está valorando mucho el poder mediático de los “cazatiburones” en detrimento del bienestar de estos animales. El número de detractores de este denominado “circo mediático” va creciendo y posiblemente deba revisarse si la calidad o el volumen de los resultados científicos obtenidos compensa al daño que se está produciendo a cada individuo etiquetado.





Depredadores y enemigos del tiburón blanco

En el mar, la ley de que “el pez grande se come al chico” es especialmente verdad, por lo que un tiburón de este tamaño cuando es adulto tiene pocos depredadores. Se han conocido casos de orcas que han conseguido matar a tiburones blancos inmaduros, pero es difícil que una orca pueda cazar a un tiburón blanco adulto. Por ello se cree, que aparte de sus congéneres, que puedan atacar a individuos débiles o heridos, el tiburón blanco no tiene depredadores naturales.

Quizá sea la especie humana, el mayor depredador de todos la que ha conseguido que las poblaciones de esta especie estén disminuyendo, aún antes de que lleguemos a conocer realmente todo lo relacionado con ella.



Buceo con el tiburón blanco

Foto: Amanda Brewer
Una vez conocidas las características de esta especie, sus mitos y sus polémicos estudios, vamos a explicar cómo se puede bucear con el “gran blanco”. Ya hemos hablado con anterioridad, que la mejor aportación que podemos hacer los buceadores a la conservación de las especies, y especialmente a la conservación de los tiburones, es buceando con ellos.

Con esta actividad conseguimos dos cosas: por una parte le mostramos al mundo que no son animales tremendamente peligrosos, y que la coexistencia buceador tiburón es posible, y por otro lado hacemos que se desarrolle una industria de buceo con tiburones que genera ingresos a las poblaciones de las zonas donde se encuentran. De esta manera conseguimos que sea cierto y patente aquello de que “vale más un tiburón vivo que muerto” y que se dediquen fondos para su conservación y estudio.


La presencia de zonas en el mundo de agregación de ejemplares, principalmente por la presencia abundante de alimento, permite realizar actividades de ecoturismo, mediante el buceo desde jaula para su observación. Desde estas zonas del mundo, los gobiernos de los países donde se encuentran, se ha promulgado el establecimiento de áreas protegidas y legislación para la protección es esta especie.

En Sudáfrica, se bucea con tiburones blancos en las frías aguas de la costa atlántica. En Ciudad del Cabo se realizan inmersiones en False Bay y en Dyer’s Island. Se realiza esnorkel en jaula, y suele haber en general mala visibilidad, por lo que es necesario tener suerte para poder verlos. En Gansbaai, en la costa Suroeste de Sudáfrica, se puede bucear en el Callejón del Tiburón, junto a Dyer’s Island. Se dice que este lugar es donde pueden observarse los tiburones blancos más grandes del mundo y la zona es famosa por la observación de sus enormes saltos.

También desde jaula se pueden observar tiburones blancos en el sur de Australia, en Port Lincoln, junto a las Islas Neptuno, de mayo a octubre, cuando las crías de focas se echan al mar. En este lugar, opera el superviviente de  ataque de tiburón blanco, Rodney Fox, que es uno de los mayores expertos en el mundo del buceo con tiburones. En sus expediciones se dan charlas sobre la ecología del tiburón y se anima a los participantes en la inmersión a participar en programas de investigación y a disfrutar de la presencia de estos animales.

En la Isla de Guadalupe (México), Reserva de la Biosfera, existe una gran visibilidad para el buceo con los tiburones blancos. Esto ha llevado a que en los últimos años el número de expediciones que operan en esta isla haya aumentado mucho. El buceo  normalmente se hace con jaula, desde la cual suelen permitir salir al buceador, pero sin dejarle utilizar equipo autónomo, puesto que se utiliza el narguille desde superficie.

Últimamente están a apareciendo vídeos de algunos valientes que están buceando sin jaula, con equipo autónomo o en apnea, aprovechando que la buena visibilidad permite tener relativamente controlado al animal. No suele ser una práctica que los operadores permitan a menudo, dado que cualquier problema que ocurra puede ser fatal para el buceador y para su negocio.


No aprobamos que se toque a los animales salvajes, pero sin duda esta es
una muestra de que este animal no es tan fiero como lo pintan
CC Ocean Ramsey


Posiblemente esta “moda” de bucear con el tiburón blanco esté ayudando mucho al estudio, conocimiento y conservación de esta especie, por lo que desde estas páginas os animamos a practicarla, si os podéis permitir viajar a los destinos donde se realiza.