Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este artículo se publicó en la revista Acusub, en el número 232 https://acusub.com/?p=3796
El buceo es alucinante porque puedes sumergirte con leones marinos, iguanas marinas, ver grupos de rayas “volando” en formación y peces, muchos peces. Una maravilla de viaje, en el que la visita a tierra también merece mucho la pena, al poder ver tortugas gigantes, pingüinos, y muchas especies endémicas.
Volviendo al agua, lo más llamativo allí, es ver tiburones de todo tipo, donde las congregaciones de cientos de martillos siguen las corrientes que rodean las islas de Darwin y Wolf, los tiburones ballena son fáciles de ver, y los tiburones de las Galápagos son parte habitual del paisaje.
Amenazas de los tiburones
A pesar de ser la meca de los tiburones, los estudios sobre los mismos son recientes en este archipiélago, sobre todo si los comparamos con los realizados en la Isla del Coco, que empezaron hace más de 20 años. Por eso es muy importante, que, a falta aún de muchas conclusiones de los estudios realizados, se ha analizado la percepción que tienen los buceadores sobre ellos. Este es un método menos riguroso que el científico, pero nos dice que actualmente los buceadores ven menos tiburones que antaño, lo que da una idea a los científicos de que sus poblaciones están decreciendo, tal y como ocurre en otras partes del océano.
Ya en 2014, en la XI Convención Mundial por la Protección de las Especies Migratorias Silvestres (CMS), realizado por primera vez en América Latina en la ciudad de Quito, se debatió sobre las amenazas que enfrentan ciertas especies, entre ellas algunas especies de tiburones de Galápagos.
Allí se dijo que la pesca ilegal e indiscriminada de tiburones para la comercialización de sus aletas en el mercado asiático, había mermado su población mundial en un 80%. Entre los amenazados estaban dos especies de tiburones martillo presentes en Galápagos, tres especies de tiburón zorro y los tiburones sedosos.
El estado de conservación de los tiburones de Galápagos ha empeorado en los últimos tiempos y en la última evaluación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), realizada a finales de 2019, para el tiburón martillo se concluyó que se habían elevado los riesgos para este animal.
El tiburón ballena vive alrededor de 100 años, y debido a su longevidad, sus poblaciones, cada vez con menos ejemplares, sufren mucho cuando se captura alguno. Hace unos meses, en 2021, se marcaron varios ejemplares hembra y se pudo conocer su trágico final, cuando dos dispositivos de marcaje fueron recogidos por pescadores, posiblemente debido a consecuencias mortales para sus portadores. El análisis de sus dispositivos indicaba que todos ellos salieron de la reserva marina hacia el continente, y sus trayectorias se interrumpieron bruscamente, posiblemente porque se encontraron con pesqueros que los capturaron.
En este artículo vamos a tratar de analizar todos los condicionantes de esta zona en relación con la conservación de sus especies, y en particular de sus tiburones.
Flotas pesqueras internacionales cerca de Galápagos
El Tratado o Convención de las NNUU sobre la Ley del Mar (Convemar), establece una zonificación del mar, de tal manera que, dependiendo en la que estemos, rigen derechos locales o internacionales. La convención establece las líneas de base, el mar territorial, las aguas interiores, la zona contigua, la zona económica y la plataforma continental.
Hasta las 200 millas, o hasta donde abarca la plataforma continental, las aguas son de gestión territorial de los países y fuera de ellas, en la alta mar o aguas internacionales se definen una serie de obligaciones de los países titulares de las flotas que los navegan.
En definitiva, en la alta mar no se puede hacer lo que uno quiera, porque la Ley del Mar obliga a respetar la salvaguarda de las zonas adyacentes a las territoriales.
Sin embargo, como hemos podido ver en
otros artículos, diversas flotas internacionales se sitúan impunemente al
acecho fuera de las 200 millas jurisdiccionales de los países, en la frontera
de estas reservas o áreas marinas protegidas. Especialmente sangrante es la
presencia estacional de flotas chinas fuera de los límites de la Reserva Marina
de Galápagos.
Se ha probado que muchos de los barcos desconectan sus dispositivos de localización, obligatorios, no solo para ocultar su posición, sino para realizar actividades de pesca ilegal.
Fuera de las aguas económicas exclusivas de
cada país, alrededor de las áreas marinas de cada archipiélago, se crean
espacios donde se sitúan las flotas pesqueras internacionales, que se
benefician del efecto reserva de las mismas, obteniendo grandes cantidades de
pesca legal e ilegal. Fuente:
cualestuhuella.cl
La Red Migramar (asociación proclive a la creación de Migravías o corredores migratorios entre zonas protegidas) ha propuesto ampliaciones de protecciones en lugares alrededor de dichas reservas. En particular se ha promovido la creación de una Migravía Cocos-Galápagos, que fue declarada Hope Spot por Mission Blue, la organización de Sylvia Earle.
Un primer avance para poner el foco de atención en estas rutas migratorias fue la firma, en 2004, de la Declaración de San José, por parte de Ecuador, Colombia, Costa Rica y Panamá, creando el corredor Marino del Pacífico Este, CMAR, con el objetivo de promover las actividades económicas sostenibles, la colaboración científica y la conservación de las especies marinas.
La Ley es complicada, como para cubrir satisfactoriamente los derechos de todas las naciones involucradas. Por ello, a pesar de que se firmó la citada Declaración, para aumentar la zona protegida sería precisa una convención (un acuerdo internacional) que materialice los objetivos comunes de conservación fuera de sus aguas jurisdiccionales.
Se trata de evitar que las flotas internaciones faenen en los huecos entre áreas protegidas, que no se aprovechen de los recursos de los países, y saqueen todo aquello que tantos siglos ha costado proteger, estableciendo corredores marinos entre reservas marinas.
Pesca y reserva
Después de la captura en 2017 de un buque chino (Fu Yang Leng 999) con más de 6 mil tiburones en sus bodegas, el cual faenaba ilegalmente dentro de la reserva de Galápagos, se avivó el debate sobre el estado de la conservación marina de sus aguas. Se condenó a los culpables, pero no se aprovechó la situación lo suficiente como para intentar evitar que sigan esquilmando sus aguas.
En Galápagos existe un sector pesquero con más de mil pescadores. La "Pesca Deportiva", es ilegal en la Reserva. Sin embargo, se permite la "Pesca Vivencial", sujeta a las licencias y regulaciones establecidas por el Parque Nacional. La distinción esencial de la Pesca Vivencial es que solo puede ser realizada por los pescadores locales.
Por lo tanto, sí se pesca en la Reserva, y se ha comrobado que aparentemente se están sobrepescando sus recursos. En los últimos 20 años ha habido un fuerte interés por empezar a pescar con palangre dentro de la reserva y se han realizado algunos experimentos de pesca “sostenible” que han horrorizado a conservacionistas y científicos. De hecho, en 2016 se aprobó un nuevo programa piloto para pesca experimental con palangre. Este es el quinto experimento de este tipo desde 1997. Los cinco experimentos anteriores produjeron el mismo resultado: cifras inaceptables de captura incidental de tiburones.
A esto hay que añadirle otro factor que agrava el problema. Buena parte de la depredación de las especies en aguas cercanas al archipiélago se produce por parte de flotas pesqueras locales ecuatorianas.
Es cierto que las flotas extranjeras que operan en zonas adyacentes a la zona económica exclusiva de Ecuador (incluidas las aguas de la reserva marina) son una amenaza para especies altamente migratorias en peligro de extinción como los tiburones. Sin embargo, no hay que dejar de considerar la actuación de la flota artesanal palangrera del Ecuador continental. Estas están autorizadas a desembarcar tiburones, siempre y cuando se los etiquete como “pesca incidental”, y quien decide si es incidental, según la Ley, es el propio pescador.
Por eso, se ha conocido que esta flota captura por lo menos 250 mil tiburones por año, según un estudio de 2015 realizado por expertos. Esta gran cantidad hace dudar de que la pesca de tiburón llevada a cabo por la flota artesanal ecuatoriana sea incidental. Más bien parece que sea una pesca dirigida hacia el tiburón, pero sin declarar. Se conoce además que una parte de lo capturado se obtiene en el borde de la reserva marina de Galápagos. Las embarcaciones artesanales ecuatorianas no están obligadas a llevar sistemas satelitales de rastreo, por lo que es posible que ingresen ilegalmente a la reserva a faenar, sin ser detectadas.
En 2020 se ha aprobado una nueva Ley de Pesca en Ecuador, que no ha resuelto el problema anterior, al no definir bien qué es pesca incidental.
Ampliación de la reserva
El pasado mes de enero de 2022 el Gobierno de Ecuador anunció que la superficie de la Reserva de Galápagos se aumentaba en 60.000 km2, que se suman a los 138.000 km2 de la superficie anterior.
La nueva zona tendrá 30.000 km2 de zona de no extracción pesquera, y se ubica sobre la cordillera sumergida de Cocos, más 30.000 km2 donde estará prohibido el palangre.
En una ceremonia que tuvo lugar el pasado 14 de enero en las aguas del Pacífico, el presidente de ese país, anunció la noticia, en presencia del Presidente de Colombia, de otros representantes de Costa Rica y Panamá, y de otras autoridades mundiales. Esta ampliación sirve como ejemplo de futuras acciones de protección en la zona, especialmente en lo que se refiere a especies migratorias.
La ampliación es el primer paso del plan acordado en la Cumbre de la ONU celebrada en 2021 en Glasgow. El plan, pactado entre Ecuador, Colombia, Costa Rica y Panamá, consistía en crear un corredor común a través del cual las especies migratorias puedan realizar sus recorridos entre las Reservas Marinas de esa zona.
Este proyecto afecta a la pesca artesanal e industrial de Ecuador (que tienen la flota más numerosa del Pacífico), pero según el Gobierno, se ha conseguido un acuerdo después de cinco meses de diálogo. Por fin parece que se ha protegido la migravía Cocos-Galápagos, un corredor migratorio que los científicos de la Red Migramar llevan años reivindicando, según explicamos en un artículo anterior.
A esta nueva reserva (llamada Reserva Marina Hermandad) está previsto que se unan más zonas protegidas de Malpelo (Colombia) y Cohiba (Panamá), ampliando el gran corredor actual entre Cocos y Galápagos, con una reserva única transfronteriza.
Sin embargo, parece que proteger la
biodiversidad de la zona no es desinteresado. Esta iniciativa ecuatoriana
responde a que, en Glasgow, el presidente ecuatoriano presentó la posibilidad
de canjear la deuda externa de su país (con China, el Reino Unido, Estados
Unidos y España) por la conservación del archipiélago, considerando sus
especiales características que le convierten en una joya internacional.
Mapa de la ampliación de la Reserva Marina
de Galápagos. AMP = Área Marina Protegida; EEZ = zona económica exclusiva;
PNIC= Plan General de Manejo de Cocos; AMMS = Área de conservación marina de la
Isla del Coco. Fuente: Mission Blue.
Referencias:
Amenazas para los tiburones de Galápagos:
https://gk.city/2017/12/03/pesca-de-tiburones-en-galapagos/
http://www.reservasmarinas.net/divulgacion/eventos/pdf/galapagos.pdf
Ampliación de la Reserva:
https://www.revista-airelibre.com/2022/01/17/reserva-marina-hermandad/
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