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miércoles, 8 de marzo de 2023

DELFINES LIBERADOS EN BALI

 


El delfín Johnny, rescatado y liberado con un dispositivo de rastreo satelital Argos momentos antes de su liberación del Centro de Rehabilitación, Liberación y Retiro “Umah Lumba”, en la bahía de Banyuwedang, al oeste de Bali, Indonesia. Fuente: DolphinProject.com

Afortunadamente, las instalaciones de cautiverio de cetáceos están dejando de tener una buena imagen entre los ciudadanos. Las posibilidades de liberación de estos animales al ambiente natural es un tema que hemos tratado en artículos anteriores. Hemos visto que solo es posible cuando se trata de animales capturados directamente de su medio y que han permanecido cautivos durante un periodo de tiempo no demasiado elevado.

En Asia existen circos ambulantes en los que actúan delfines, los cuales se transportan continuamente en condiciones deplorables. Por esa razón, su mortalidad es muy elevada. Por suerte, los delfines de este tipo de instalaciones son, en general, susceptibles de liberación.

Muy distinto es el caso de las instalaciones fijas de los delfinarios, que, aunque tienen mejores condiciones de vida, siguen acusando una mortalidad elevada. Allí suelen establecer programas de cría en cautividad. Por ello, se da el caso de animales cuya liberación a la naturaleza es imposible, porque no han podido recibir la educación social transmitida por sus familiares en condiciones de libertad. Para esos animales, las posibilidades de supervivencia una vez liberados son casi nulas. En esos casos se plantea el establecimiento de santuarios de cetáceos, lugares naturales con aguas confinadas, separadas del mundo salvaje, que les permiten vivir en condiciones casi naturales.

Rick O’Barry fue el entrenador de los delfines que encarnaron al delfín Flipper en las películas. Posteriormente, cuando renegó de su labor en la industria del cautiverio, fundó Dolphin Project, una organización puntera en rescate, rehabilitación y liberación de delfines. Lleva más de 40 años analizando las posibilidades de liberación de cada uno de los animales cautivos que llegan a sus manos y liberando a muchos de ellos.

Traducción libre del artículo de Dolphin Project sobre la liberación de tres delfines el 3 de septiembre de 2022 en Bali

Era la mañana perfecta: el mar estaba en calma, se notaba el calor del sol del amanecer, y un coro de pájaros cantaba. En el muelle, los postes se habían pintado de rojo y blanco, la bandera de Indonesia.

Aproximadamente a las 8 de la mañana llegaron la Ministra de Bosques y Medio Ambiente y su delegación. Ella abrió oficialmente la puerta del tanque de alimentación (donde habían pasado la noche), permitiendo que los delfines pudieran salir a la piscina principal, cuyo extremo más lejano estaba abierto hacia la Bahía de Banyuwedang.

Durante los 90 minutos siguientes, Johnny, Rocky y Rambo permanecieron allí, a pesar de que ya eran libres. Iban y venían hacia la zona abierta, que tenía la red de separación descolgada, pero no pasaban al lado libre. Para nosotros, cruzar ese límite representa la libertad, pero para los delfines, suponía entrar en lo desconocido.

La Ministra de Bosques y Medio Ambiente de la República de Indonesia procedió a la liberación oficial de los delfines. Fuente: DolphinProject.com

Finalmente, a las 9:33, Johnny fue el primero en cruzar la frontera, marcando el camino para que los otros dos delfines le siguieran. El “hermano mayor” nadó unos metros hacia la abertura de salida, cruzándola, y desde allí se comunicó con los otros. Un instante más tarde ambos ya estaban fuera de la piscina. Los tres delfines se sumergieron, subiendo a superficie unos metros más adelante. Se dirigían hacia el mar abierto.

Cuando alcanzaron la salida de la bahía, se dieron la vuelta, y finalmente nadaron en línea recta hacia las aguas abiertas. Ya eran libres.

Jonny, Rocky y Rambo abandonan la bahía y nadan hacia el mar abierto. Fuente: DolphinProject.com

Se volvieron hacia nosotros de nuevo, como para decir gracias y adiós. Y entonces pusieron rumbo al mar abierto y desaparecieron

Lincoln O’Barry, Coordinador de Campañas en Dolphin Project.

En 2020 la pandemia nos afectó a todos, justo unos meses después de que estos delfines fueran rescatados del Hotel Melka Excelsior en Bali Norte, y el mundo se confinó como no lo había hecho nunca.

En ese momento teníamos tres delfines en rehabilitación en el nuevo Centro de Liberación, Rehabilitación y Retiro “Umah Lumba”, en la Bahía de Banyuwedang, en el Oeste de Bali (el primer centro permanente de rehabilitación para delfines liberados). Nuestro equipo hizo lo único que podía hacer: mantenerse disponibles, asegurándose de que los delfines recibían protección y cuidados permanentes.

Delfines actuando en circos ambulantes. Foto: Dolphin Project. Captura de pantalla del vídeo sobre la liberación de los delfines

El centro “Umah Lumba” en Bali Oeste. Captura de pantalla del vídeo sobre la liberación de los delfines.

En el momento del rescate, Johnny, Rocky y Rambo tenían falta de peso, desnutrición y sufrían heridas físicas serias. Gradualmente, bajo los cuidados de nuestro atento equipo, comenzaron a volver a la vida. Recuperaron peso, fortaleza y color, mostrando de forma natural sus características propias del mundo salvaje del que procedían.

Pasaron meses capturando sus propias presas, usando su sonar para cazar. En el tanque de alimentación, cazaban en grupo, alimentándose de pescado vivo. Conseguían permanecer el 90% del tiempo de su tiempo bajo el agua, al contrario que los delfines cautivos, que pasan ese tiempo en superficie. Poco a poco y de manera satisfactoria, iban consiguiendo deprenderse de las conductas aprendidas en cautividad y volviendo a las que tenían cuando eran libres.

En los últimos 40 años, los proyectos de readaptación y suelta en los que hemos trabajado habían durado entre dos y cuatro meses. En el caso de estos delfines, este proceso se prolongó mucho más. Una serie de confinamientos, restricciones de viaje y de reunión, hicieron que Indonesia dejara de emitir permisos de liberación de animales durante un largo tiempo. Ello se prolongó hasta la primavera de 2022, cuando por fin conseguimos el anhelado permiso.

“Este proyecto es un inmenso orgullo para el Pueblo Indonesio. Este país creó el primer centro permanente de rehabilitación, liberación y retiro para delfines. Allí se realizó una cirugía dental a Johnny. Aunque el veterinario que desarrolló la técnica era extranjero, la realizó un veterinario indonesio. Un equipo indonesio diseñó el tanque de alimentación, donde los delfines cazaban y capturaban pescado. Vamos a tomar el modelo del Centro de Rehabilitación, Liberación y Retiro de Umah Lumba para construir santuarios de delfines en Norte América y Europa”

Lincoln O’Barry coordinador de Campañas de Dolphin Project.

A pesar de los fuertes vientos que se produjeron tras el maravilloso tiempo que hizo el día de la liberación, el equipo fue capaz de seguir a los delfines liberados manteniendo una distancia segura.

El equipo de Dolphin Project y la Policía Marina de Bali comienzan el seguimiento de los delfines tras su liberación. Fuente: DolphinProject.com

Los primeros 90 días tras la liberación son cruciales para que los animales se acostumbren a su nueva vida. Se han establecido varios planes de contingencia, que cumplen todos los posibles escenarios que pudieran ocurrir, incluso el de que quieran volver al centro. Nuestros barcos saldrán diariamente, observando el estado físico de los delfines.

Los pescadores y operadores de barcos de la zona han recibido entrenamiento para no acercarse o alimentar a los delfines, si se encuentran con ellos. Se ha dispuesto una línea de comunicación para que se utilice en caso de avistamiento de los delfines, y se han puesto carteles informativos en muchos pueblos.

Tras la liberación, se seguirá a los delfines mediante un sistema GPS a lo largo de un año. Esperamos que recuperen su vida natural como mamíferos, pero, por si quieren volver temporal o definitivamente a Umah Lumba, nuestras piscinas flotantes se mantendrán abiertas y con equipo suficiente.

Los costes de seguimiento a estos delfines se incrementarán frente a los del proceso de readaptación al medio natural que tuvo lugar en el centro. Ahora no se gasta en alimentación (unos 3.000$ al mes), pero existen costes de combustible para los barcos de seguimiento, y de los sistemas de seguimiento digital con GPS (entre 7.500$ y 10.000$ al mes).

En condiciones ideales, los delfines deberían ser totalmente reintegrados a la vida salvaje, según el Protocolo de Liberación de Delfines Cautivos que se aplica en este caso.

Se sigue trabajando para que el centro acoja a más delfines liberados.

El equipo celebra el trabajo bien hecho. Fuente: DolphinProject.com

Johny el “hermano mayor”

Johnny, el delfín de más edad, fue capturado en el Mar de Java, desde donde pasó a trabajar en un circo ambulante. Se iba trasladando de ciudad en ciudad en una piscina de plástico. Su última parada fue en una piscina de agua con gran cantidad de cloro en el Melka Excelsior Hotel de Bali Norte, donde, durante años este delfín estuvo solo.


La cautividad le provocó mucho sufrimiento, daños en la piel y una herida en su aleta derecha. Sus dientes estaban gastados hasta sus encías y tenía falta de peso.

Desde el inicio de su rehabilitación ha ganado peso y fuerza, y en el verano de 2022, tras un cuidado proceso de evaluación y planificación, se le practicó una intervención para ponerle dientes nuevos, utilizando una técnica novedosa.

Johnny tenía los dientes desgastados y era necesario dotarle de una dentadura funcional para que pudiera ser liberado. Foto: Dolphin Project. Captura de pantalla del vídeo sobre la liberación de los delfines

Las crónicas de liberaciones de delfines al medio natural de Dolphin Project siempre son una fuente de optimismo para todos lo que denunciamos el cautiverio de cetáceos. Existen formas de devolverles a la libertad, y cada vez se aplican más.

¡Buena suerte, Johny, Rocky y Rambo!

Referencias

https://www.dolphinproject.com/blog/free-at-last/

Vídeo de la liberación:

https://vimeo.com/746708952?embedded=true&source=vimeo_logo&owner=5304026

Vídeo de la operación dental de Johnny:

https://vimeo.com/731447009

 

 



miércoles, 30 de diciembre de 2020

DELFINES ROBÓTICOS: ¿ALTERNATIVA AL CAUTIVERIO?




DELFINES ROBÓTICOS: ¿ALTERNATIVA AL CAUTIVERIO?
Texto: Mónica Alonso Ruiz
Este artículo se publico en la revista Escápate, en el numero 36 http://www.cluboceanides.org/recursos/escapate-36-2020.pdf



Hace un tiempo pudimos ver en algunos periódicos una noticia de que se había diseñado un delfín robótico con el objetivo de sustituir a los que viven en cautiverio en los delfinarios. Se podía ver un vídeo del delfín en una piscina, interactuando con un entrenador y con varias personas en el agua, del mismo modo a como si se tratara de una actividad comercial de nado con delfines. Hay que decir también que el realismo del robot es impresionante, que está muy bien logrado, y salvo para el ojo experto, cualquiera de nosotros diríamos que es un delfín vivo.


El realismo del delfín es impresionante. Fuente: Captura de Pantalla del vídeo de Edge Innovations


 Juegos del delfín robótico en piscina. Fuente: Captura de Pantalla del vídeo de Edge Innovations


El prototipo ha sido creado por EDGE INNOVATIONS, una empresa americana especializada en efectos especiales para películas y espectáculos.

La razón para justificar su creación que figuraba en los artículos, se expresaba en la siguiente frase: “Forzar a los animales a vivir en zoos o en acuarios en cautividad y fuera de su hábitat está siendo una actividad poco aplaudida por los humanos. Y se está pensando utilizar a estos animales robóticos para evitar usar animales vivos”. Definitivamente los delfinarios y los zoos empiezan a tener mala imagen.

Se ha creado este animal piloto para un delfinario de China, precisamente donde menos mala imagen tienen estas instalaciones y donde hay más delfinarios en el mundo, cada vez más. Se ha llegado a decir que la situación de parón de actividades provocado por el confinamiento por el Covid 19 no ha permitido a alguna de estas instalaciones poder obtener delfines del medio natural y han pensado en sustituirlos por robots.

Una nadadora realiza una actividad con el delfín robótico. Fuente: Captura de Pantalla del vídeo de Edge Innovations

Los delfines mueren mucho en cautividad y su tasa de subsistencia para los que nacen allí es bastante baja, por lo que estas instalaciones pagan mucho dinero a las empresas y a los países que se dedican a su captura. Esta se lleva a cabo a base de acciones sangrientas en las que se masacra a una gran cantidad de individuos de una manada para capturar a los más jóvenes. Lo hemos visto cada año en Taiji, en Japón o en Rusia, donde hace un tiempo salió a la luz la captura y posterior liberación por causa de la presión social de un grupo de 10 orcas y más de 100 belugas que habían sido capturadas para su venta en delfinarios chinos.

El robot pesa unos 250 kg, su batería dura unas 10 horas, y se mueve por control remoto a distancia. Además puede sobrevivir más de 10 años en un ambiente de agua salada. Llama la atención esta última característica, porque muchos de los delfinarios tienen tanques de agua no salada, lo que ha venido provocando a los animales que viven en ella graves problemas dermatológicos y de salud en general.

Para los creadores de este prototipo esto es un “sueño hecho realidad”, porque según ellos, les importa la preservación de los animales marinos. Y literalmente dicen que “les permite reimaginar el potencial de entretenimiento, educación y negocios” de estas instalaciones.

Precisamente estas tres palabras: ENTRETENIMIENTO, EDUCACIÓN Y NEGOCIOS, son las claves para entender la actividad de estas instalaciones con animales.

ENTRETENIMIENTO

Quizá uno de los fenómenos sociológicos más estudiado sea el modelo de entretenimiento de la población que vive en las ciudades. El derecho al ocio y a tener una serie de “servicios de entretenimiento a disposición del ciudadano” son elementos cada vez más a tener en cuenta en el diseño de nuestras ciudades. Todo espectáculo novedoso y llamativo es bienvenido. Las nuevas urbes construyen edificios cada vez más llamativos, y también grandes instalaciones comerciales y de ocio que incluyen cada vez más la presencia de un gran acuario o de una instalación con animales cautivos.

La cuestión es: ¿es necesario que los humanos nos entretengamos a costa de los animales? ¿Necesitamos animales actuando como monos de feria? Son preguntas que nos deberíamos hacer cuando analizamos nuestro modelo de ocio urbano. ¿Por qué requerimos de la vida natural para satisfacer las carencias de nuestra vida urbana? Y lo que es peor ¿debemos hacer daño a la vida natural para satisfacer ese capricho?

EDUCACIÓN

Todas las instalaciones de delfinarios supuestamente realizan labores de educación ambiental. Cierto es que muchas de ellas dedican mucho dinero a la investigación de la vida natural, que a la larga puede ayudar en las labores de conservación y a la concienciación de la sociedad en la necesidad de preservar los valores naturales. Pero, ¿esta “educación” debe realizarse a costa de hacer un daño irreparable a los animales que se arrancan de manera cruel de la naturaleza?

Cierto es que, presumiblemente ayudan a acercar a los animales salvajes a los niños que viven en las ciudades y que realizan tareas de concienciación para proteger las especies y la naturaleza. Pero, ¿no sería mejor realizar actividades en el campo con los niños, en los ecosistemas naturales más cercanos a cada ciudad? ¿Es preciso traernos el arrecife de coral a la ciudad cuando dicho ecosistema lo tenemos a miles de kilómetros de distancia? Precisamente para poder apreciar la naturaleza más lejana a nuestra cuidad tenemos los documentales, que realizan una labor educativa impresionante y menos dañina.

NEGOCIO

Mantener entretenida a la gente que vive en las ciudades es una gran fuente de negocio. Los parques marinos, acuarios y delfinarios producen grandes ingresos a las multinacionales que los gestionan. Y sin embargo los delfinarios en Europa y en otros países están viendo cómo descienden sus ingresos, o cómo muchos países prohíben incluso su actividad.

Recientemente pasó por mis manos un informe de Animal World Protection, llamado “Behind the smile, the multibillion dollar dolphin entertaining industry” (Detrás de la sonrisa, la industria multibillonaria del entretenimiento). En este informe se recopilaban datos de este tipo de instalaciones por todo el mundo, a fecha de 2018.

Según el mismo, existen 355 instalaciones de uso público (las hay privadas también, pero quedan fuera del estudio), en 58 países, y de ellas 336 exhiben delfines. Aproximadamente hay 3603 cetáceos en cautividad, y el 80% son delfines, la mayoría de ellos delfines mulares (como el de la película de Flipper).
El mapa de la miseria. Número de delfines cautivos por países. Fuente: “Behind the smile, the multibillion dollar dolphin entertaining industry” Animal World Protection.

De los 3603 cetáceos identificados en esas instalaciones 3029 son delfines. Fuente: “Behind the smile, the multibillion dollar dolphin entertaining industry” Animal World Protection.




El 60% de los delfines cautivos se concentran en 5 países: China con el 23%, Japón con el 16%, Estados Unidos con el 13%, México con el 8% y Rusia con el 5%. España se encuentra en décimo lugar de la lista.

El 93% de las instalaciones ofrecen espectáculos con delfines, el 60% ofrecen nado con ellos, el 75% ofrecen hacerse un selfie con el animal y el 23% ofrecen terapia asistida por delfines.

Los espectáculos muestran delfines llevando a sus entrenadores cogidos por sus aletas, o surfeando en su lomo. Se les colocan disfraces, hacen piruetas, y sufren de realizar todo esto mientras suena una música muy alta, varias veces al día. ¿Realmente esto encaja dentro de los motivos educacionales que justifican estas actividades?
Actividades ofrecidas por las instalaciones. Fuente: “Behind the smile, the multibillion dollar dolphin entertaining industry” Animal World Protection.

Actividades ofrecidas por las instalaciones. Fuente: “Behind the smile, the multibillion dollar dolphin entertaining industry” Animal World Protection.


Tampoco podemos olvidar que en Asia existen circos ambulantes con defines, donde las condiciones sanitarias de estos animales son horribles. En sus espectáculos se pueden ver delfines que pasan aterrorizados a través de aros en llamas, mientras viven y son transportados en bañeras movidas en grandes camiones.
Los delfines de circos ambulantes en el mundo son terribles. Fuente South West News Service. Vía The Sun.





Fuente: The Dolphin Project

En el informe, para estimar el volumen de negocio, se ha considerado el pago de una entrada media a estas instalaciones de unos 34 dólares, para un espectáculo estándar, sin interacción con el animal. El precio medio de la actividad de nado con delfines es de unos 178 dólares.

Los ingresos que genera un delfín oscilan entre los 400.000 y los dos millones de dólares por año, en función de la frecuencia de uso del animal. El volumen total de ingresos de toda la industria oscila entre 1.1 y 5.5 billones de dólares (recordemos que un billón de dólares equivale a mil millones). Eso sin contar los ingresos adicionales generados por la venta de merchandising, la comida y el alojamiento que ofrecen muchas de estas instalaciones. Se puede decir que es una industria multibillonaria.

ENCUESTA SOBRE LA ACEPTABILIDAD DE LA INDUSTRIA DE LOS DELFINARIOS

En el estudio anterior, entre los datos que aporta, se muestran los resultados de una encuesta realizada entre los usuarios de estas instalaciones. El 55 % de ellos no ven nada malo a ir a un espectáculo con delfines, frente al otro 45 % a los que no les parece bien, y sin embargo acuden a este tipo de instalaciones. Se indica también que el nivel de aceptabilidad de estas instalaciones desciende cuando aumenta el nivel de interacción con el animal, mostrando que realmente no nos gusta que estos animales naden con nosotros o podamos jugar con ellos.

No estoy muy de acuerdo con esta última afirmación: a todos nos encantaría poder nadar con delfines, y seguramente es uno de los sueños que muchas personas querrían cumplir. Personalmente creo que debe ser una sensación muy bonita, pero lo es mucho más si el animal no está adiestrado para hacer monerías junto a nosotros. Posiblemente sea mucho más satisfactorio poder nadar con un delfín salvaje, en su medio, y que decide, como muchas veces hacen, acercarse e interactuar con los humanos.

Los encuestados revelan datos muy interesantes cuando se les hacen preguntas más concretas, como por ejemplo si les preocupa la calidad de la vida de los animales en cautividad. En ese caso el 53% piensan que los animales sufren tanto física como emocionalmente, el 47% piensa que ningún delfín realizaría piruetas, o daría “besos” de forma natural, por voluntad propia, y el 80% preferiría verlos en libertad, en la naturaleza.

Lo que parece claro es que esta “no tan buena percepción” de la imagen de los delfinarios es cada vez mayor y va cambiando lentamente hacia la “no aceptación” de estas instalaciones. Y ello es así gracias a varias películas, como Blackfish o The Cove, que mostraron al mundo la cara b de estas instalaciones, con animales frustrados, con conductas erráticas u hostiles hacia sus entrenadores, enfermedades y gran mortalidad. Prueba de ello es que las instalaciones de Sea World cada año tienen más pérdidas por la reducción del número de visitantes.

SOLUCIONES

Quizá el modelo de instalación con delfines cautivos pueda sobrevivir a la larga si utiliza delfines robóticos y deja de maltratar animales que deberían estar viviendo libres en sus grupos familiares en el océano. El futuro nos lo dirá.

Lo que está claro es que las actividades de observación de cetáceos en la naturaleza son la alternativa a este tipo de instalaciones, siempre que se hagan de forma controlada y respetando la tranquilidad de las poblaciones avistadas. Tenemos el ejemplo de Tenerife, donde los calderones residentes de la zona del canal de la Gomera están sufriendo por la presencia de demasiadas embarcaciones de avistamiento, algunas de ellas ilegales.

Y lo que siempre tendremos serán los documentales, que cada vez nos presentan mejores imágenes de comportamientos naturales de todas las especies de cetáceos, no solo las que se acercan a los humanos o las que se dejan capturar y son capaces de vivir en una piscina.

Unas últimas preguntas: 

¿Es necesario que veamos delfines o ballenas? 
¿Tan importante es para nuestras vidas?, 
¿O es una necesidad creada por esta sociedad consumista que demanda hacer cada vez más y más cosas diferentes?.


Referencias:



Informe:















lunes, 30 de marzo de 2020

Los “botos” pescadores de Brasil en peligro


Hay un lugar en el mundo donde delfines y pescadores artesanales viven en armonía. En el sur de Brasil, en las afueras de la ciudad de Laguna, en la desembocadura del río Tubarao, junto a la escollera que separa el canal de salida del complejo lagunar del río, en la Barra del Lago de Santo Antonio, diariamente se produce uno de los episodios de colaboración entre pescadores y delfines más singulares del mundo.

Vista aérea de la zona de la desembocadura del rio Tubarao, con el canal que comunica la zona lagunar de la desembocadura, y el mar. Al norte, la ciudad de Laguna, con sus grandes playas turísticas. Fuente: Google

La desembocadura del río Tubarao, con las dos barras que forman el Canal da Barra. Fuente: Julio César Vicente

Es una zona donde la naturaleza es generosa y proporciona pesca suficiente. Allí se produce algo insólito: los delfines y los pescadores aúnan esfuerzos en sus capturas. Es un fenómeno de cooperación entre cetáceos y humanos raro, que solo se puede encontrar en muy pocos lugares del mundo. En la zona lagunar interior a la Barra se han registrado hasta 25 puntos donde también se realizan actividades similares.

Los delfines mulares o nariz de botella (Tursiups truncatus) pueden encontrarse en todos los océanos en las zonas templadas y cálidas del planeta. Algunos realizan grandes migraciones, pero otros se convierten en residentes de determinadas zonas, a las que se adaptan, donde desarrollan hábitos y conductas sorprendentes como la que describimos aquí, muy diferentes a las de sus congéneres de otros lugares del planeta. 

La pesca de la “tainha” con “atarraya”

Los pescadores locales usan un arte de pesca llamado “atarraya”. Consiste situarse descalzo con el agua por la cintura y lanzar una red fina que atrapa los peces sobre los que cae. Las redes se llaman “tarrafas”, y son mallas circulares de nailon, con pequeños pesos en su borde. Existe un cabo que une el centro de la red con la muñeca del lanzador. El éxito del sistema depende de la habilidad de éste, y de que haya suficientes peces en el lugar del lanzamiento.

Atarraya. Fuente: espesca.com

Lanzamiento de atarraya. Fuente: espesca.com


   
Un pescador lanza su red. Fotos: Julio César Vicente

Es un sistema tradicional y de bajo impacto, que permite pequeñas capturas.  En esta zona lagunar hay poca profundidad, y los pescadores se colocan alineados preparando sus redes. El agua es muy turbia, y no es fácil saber si los peces están o no. Pero esto no es inconveniente: los delfines (llamados “botos” en portugués), se acercan y literalmente “empujan” a los peces hacia la hilera de pescadores.

Al amanecer, una vez colocados los pescadores en línea, esperan juntos hasta que aparecen los delfines. Uno de ellos se sumerge y se aleja, hace círculos rápidos y se dirige hacia los pescadores, haciéndoles una señal. Ésta consiste en sacar la cabeza, el lomo y la aleta dorsal, mientras se arquea rápidamente.
Fuente: Diario Catarinense

En ese momento ya se sabe que los peces se han congregado y están delante de los pescadores. Ya pueden lanzar las redes y capturar los peces. Las arrastran hacia la orilla y otra línea de pescadores se coloca en posición, tirando sus redes cuando otro delfín les avisa.

Esta colaboración se lleva realizando desde mediados del siglo XIX, y han participado al menos tres generaciones, tanto de humanos como de delfines.

Los pescadores son eficaces lanzadores de atarraya. Fuente: Ronaldo Amboni

Los pescadores se colocan en línea para esperar a tirar sus redes. Fuente: Senadonoticias. Autor: Gustavo Fernando Durán

El pescador se retira, con la captura de su red. Fuente: Ronaldo Ambón

Se pescan mújoles o lisas (Mugil cephalus), llamadas localmente “tainhas”. Las mayores capturas se producen entre abril y junio, que es la época de migración de esta especie. Esta forma colaborativa de pescar, junto a los delfines, mejora mucho la eficiencia del sistema, dado que capturan más peces y de mayor tamaño. Se estima que unas 100 familias locales viven de este sistema de pesca.

Trabajo en equipo, beneficio mutuo

Es claro que los pescadores salen muy beneficiados de esta colaboración, pero ¿qué obtienen los delfines a cambio? Al parecer, con la confusión de las redes cayendo sobre el cardumen muchos ejemplares intentan salirse del grupo, hacia donde están los delfines, que los capturan sin esfuerzo.
Lo más llamativo es que no existe comunicación entre delfines y pescadores, no se ponen de acuerdo, salvo por la señal del delfín. Los pescadores no les llaman ni intentan tocarlos de ningún modo, simplemente esperan a que lleguen, y lo hacen cada día.

Al parecer este tipo de trabajo en equipo se transmite de padres a hijos entre los delfines de la zona, al igual que ocurre entre los pescadores locales.

La red cae sobre los peces que han sido empujados por los delfines. Foto: Julio César Vicente
Una curiosidad es que no todos los delfines del grupo colaboran con los pescadores. Existen algunos ejemplares que intentan robar los peces de las redes. Los pescadores les llaman “ruim” (malos en portugués), para diferenciarlos de los que colaboran.

Tradicionalmente el grupo de delfines que frecuenta la Barra del Lago de Santo Antonio es de unos 60 ejemplares, y una docena de ellos son los llamados “botos bons”, los que suelen trabajar con los pescadores. Son siempre hijos de otros botos bons, que aprenden su comportamiento de sus padres. Los pescadores suelen reconocerlos y les ponen nombre.

En 2016 se dio a la ciudad de Laguna el título de “Capital Nacional dos Botos Pescadores” para dar relevancia turística a la actividad artesanal. La zona se declaró Santuario Ecológico dos Botos y está protegida por diversas leyes locales.


Los botos de Laguna en peligro

La idílica situación que acabamos de describir ha perdurado durante más de cien años, pero en las últimas décadas se ha producido un grave de deterioro del sistema lagunar. Las causas son la acumulación de residuos sólidos y líquidos procedentes de la ciudad de Laguna, muy turística, así como el vertido de agrotóxicos y metales pesados provenientes de la agricultura intensiva de la zona.

La zona es muy turística y la presencia de delfines es constante. Foto: Julio César Vicente

Las actividades humanas, que cada vez invaden más las aguas de este ecosistema, como el uso de motos de agua que circulan a gran velocidad, o la presencia de redes clandestinas de pesca que atraviesan por la noche el río Tubarao y el Canal da Barra, han provocado muertes masivas de estos animales.

Los pescadores realizan su actividad mientras las motos de agua espantan a los delfines. Fuente: Julio César Vicente

La población local, junto con los pescadores sufren las consecuencias y temen que la degradación sea tan grande que los delfines desaparezcan. Desde 2013 se están movilizando y ha ido realizando diversas actividades para llamar la atención sobre los delfines y la zona natural donde viven.  Las autoridades han tomado algunas medidas de control sobre las actividades de la zona, pero han resultado poco eficaces.

 

 
La población local se ha movilizado para salvar a sus delfines. Fotos: Julio César Vicente

Por ello, en 2020 los vecinos vuelven a la carga, redoblando sus esfuerzos para salvar a los delfines. Proponen la creación de la Guarda dos Botos, una policía especializada en la defensa de los delfines y de la zona lagunar, el establecimiento de una política de educación ambiental para la población del entorno, concienciando especialmente en cuanto a no verter residuos, la inspección ambiental de las actividades agrarias de la zona, un control eficaz y policía para evitar la colocación de redes ilegales de pesca, así como la prohibición de las motos de agua en la Laguna de Santo Antonio, en el Canal da Barra y alrededores.

En definitiva, quieren que las leyes de protección de la zona y de los delfines se cumplan, y que se apliquen medios suficientes para evitar que desaparezcan tanto los delfines como la tradición de la zona.

Foto: Julio César Vicente

Tú también puedes ayudar a delfines y pescadores a preservar su forma de vida:

Firma la petición AQUÍ

La historia de Flipper, el último delfín cautivo en Brasil

Los delfines de Laguna son famosos también por un suceso que tuvo lugar en las dos décadas finales del siglo XX. En el año 1984 un grupo de empresarios de Sao Paulo contrataron a un pescador de Laguna para que les consiguiera un delfín. Se capturó una cría y se envió a Sao Paulo en la trasera de un camión.

Este delfín, que se le llamó Flipper, fue entrenado y estuvo realizando exhibiciones durante 8 años, confinado en una piscina. En 1991, por demanda judicial se prohibió el espectáculo y Flipper fue abandonado en su tanque durante otros 3 años.

El 19 de enero de 1993, la WSPA (Sociedad Mundial para la Protección de los Animales) consiguió devolverlo a su lugar de origen, el Canal da Barra, en Laguna. Tras un proceso de readaptación en un lugar provisional, que se llevó a cabo con la presencia de Ric O’Barry (1). El 3 de marzo de 1993 fue liberado definitivamente. La noticia tuvo una repercusión internacional.

  
El traslado de Flipper a casa. Fotos: Julio César Vicente
Flipper y Ric O’Barry en el helicóptero de vuelta a casa. Autor: Richard O'Barry

Se le vio repetidas veces en solitario y con otros delfines, durante un largo tiempo. El último avistamiento se produjo en diciembre de 1995, en Baia Antonina, en Paranagua, mucho más al norte de Laguna.

Hoy Brasil se enorgullece de no tener ningún delfín en cautiverio.


(1)    Ric O’Barry fue el entrenador de los delfines que originalmente actuaron en las películas de Flipper. Posteriormente se dio cuenta de la atrocidad que es tener a este tipo de animales cautivos y fundó Dolphin Porject, la organización que lucha contra la cautividad y realiza actividades de recuperación y liberación de delfines cautivos.